
Igual que en la España de Franco, la censura trabajando a destajo, incluso deben tener un equipo de emergencia.
Y es que las mujeres no pueden enseñar el canalillo sin ser amonestadas, como en aquellos tiempos ahora tan cercanos en el que reinaba aquel Franco hijo de puta. Acabarán con velos y peinetas…
España está muerta y por ello huele a podrido, al cadáver del dictador resucitado tras la muerte de todas las libertades posibles.
¿Será necesario un estado de excepción y que la policía política (unos nuevos “grises”) viole la intimidad de los hogares para controlar qué cojones está viendo la chusma por la tele?