
El nuevo nazismo surgido gracias al coronavirus como un nuevo cristianismo, está devorando la libertad, dignidad e inteligencia en una Europa vieja, decadente, desgastada, medieval.
El tabaco no es lo suficientemente narcótico para que los estados nazis europeos lo permitan.
La peor droga, la que más muertes causa y daño social, el alcohol, se erige en la reina de los estados nazis o fascistas.
Las enfermedades por tabaco son una broma comparadas con las que produce el alcohol; pero el alcohol narcotiza, distrae a los esclavos y los prepara para una nueva jornada laboral llena de esclavitud, pobreza y control estatal. El tabaco solo es un vicio reflexivo, ya delito.
Al igual que el cristianismo hizo pecado de las cosas más naturales como la reproducción y la alimentación, el nazismo surgido con el coronavirus actúa igual. Y por ello hace del azúcar, el café, el tabaco y la carne; pecados.
Gracias a la cobardía de una sociedad degenerada y decadente como la consumista europea, que demostró una fe religiosa obedeciendo al nuevo nazismo del coronavirus, aceptando su ruina y teniendo una fe absoluta en los nuevos sacerdotes; una nueva tiranía de metodología cristiana está infectando la vidas de la gente.
Y no es una novela, está ocurriendo.
El cerdo (las falsas democracias occidentales convertidas al nazismo del coronavirus) están asfixiando toda libertad y ensuciando con una gruesa capa de mierda de oscurantismo la cultura, la inteligencia y el sentido común en una chusma tan degenerada que confunde sus agujeros excretorios: ya no sabe si mea o caga.
Esto conduce a dos finales: a una profunda degeneración de la especie humana convirtiéndola en un especie rentable de cerdo de granja o a una guerra donde afloren los reales instintos humanos de libertad y dignidad. Y entiendan que el cristianismo venenoso para la libertad y biología humana y su nazismo asociado, solo se puede erradicar con la violencia y su muerte íntimamente asociada.
Porque esto no acabará con el tabaco, seguirán los productos que den energía y fuerza a las reses humanas, como el azúcar y la proteína animal. Se controlará el agua y se dosificarán alimentos. Y se harán de uso cotidiano, los decretos de franjas horarias para toda actividad de la población.
Se aniquilará la palabra escrita para evitar el desarrollo del intelecto, de ahí los audiolibros. Y la televisión como ya ocurre desde marzo del 2020, será La Palabra Sagrada que irrumpe en todos los hogares, todos los días y todas las horas. En todos los bolsillos.
El Cristianismo Nazi, lo ha robado ya casi todo.
El cerdo llamado Europa, está hambriento de sangre de nazismo, de fascismo, de cristianismo. Y está aniquilando el concepto de ser humano y su biología a una cuestión ganadera. El fin: el enriquecimiento de una clase política también intensamente decadente por una vieja endogamia. Y un analfabetismo político y humanístico como desde la Edad Media no se veía.