Iconoclasta, el hombre.

Sí, la navidad es preciosa…
Pero el cabrón que te ha robado con sus “días difíciles” de crisis, encarcelamientos, ruina y penuria; ése y los suyos de mierda sí que van a tener una navidad preciosa; pero de verdad de la buena.
Y con la nariz empolvada.
¡Ay qué chochos con la navidad y el perdón de los ladrones del estado!
Y encima la ducha dorada en el rostro de los discursitos de navideños televisivos institucionales nazi sanitarios.