Nadie es responsable del suicidio de nadie.
Es un fallo psiquiátrico.
Nadie, ni millones de rastreros puritanos tienen ese poder.
Sin embargo, sí que a la chusma se le puede acusar de sectarios y nazis puritanos, envidiosos y otras lindezas más. Es una sociedad que pretende redimirse de su cobardía e indigna obediencia a sus jerarcas fascistas, de su borreguismo, con virulenta saña inquisitorial. La masa humana es un conjunto de carne amorfo que chirrían como insectos cuando sienten que alguien es más libre e inteligente que ellos.
Cuando alguien no se comporta indigna, imbécil y borreguilmente como ellos, la chusma amorfa y mono pesante.
Por mí, cuanto menos influencers o parásitos haya en el mundo, mejor. Pero sería también muy deseable que cientos de miles de estos fanáticos de la pureza, también se suicidaran y si no tienen valor, simplemente asarlos a tiros en un estadio elegido al azar.
Por lo demás, a pesar del alevoso y vistoso retoque de sus fotos y las decenas de operaciones plásticas (eso sí que es para suicidarse), la tipa tenía un buen culo y una delantera de lo más vistosa.
(Algún problema tiene la prensa y el nazismo homosexual sanitario con la palabra «suicidio», que se cambia por el eufemismo imbécil de «quitarse la vida». Estoy seguro de que es retórico, el nazismo no quiere asustar a su infantilizada, cobarde y decadente sociedad con palabras «rudas», solo aptas para personas formadas plenamente)
Iconoclasta, el hombre. 