Hace como yo, que al dormir nos cubrimos el rostro para que ninguna luz de la realidad deshilache los sueños. Los rompa…
Es una bola de pelo que parece un montón de nata montada.
Me hace pensar en cómo un ser vivo puede ser tan perfecto y otros somos tan…
No sé ¿inservibles? Por decir poco, por decir lo mínimo.
Tan susceptible de ser querido con su sola respiración.
Hundes la mano entre su pelaje y sientes la vida caliente en él y te contagia un poco de ella a través de los dedos y por ellos se filtra en la piel y luego en la sangre, ergo al corazón.
Y también contagia el plácido sueño.
Mi gran enigma es qué ve en mí para dejarse dormir tan suavemente a mi lado.
No lo entiendo; pero me da paz y una meditada ternura.
Tal vez valga la pena andar por la vida unos minutos más. O unos segundos, lo que dure me está bien.
Lo echaré de menos antes de la conclusión y le desearé mudamente larga vida.

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