Me resisto a dormir porque sé que me queda algo por decir, por hacer.
No quiero que el descanso diluya la angustia existencial.
Pero mandan las células, ellas no quieren angustias, solo pretenden renovarse.
Y así es como lo físico vence a la psíquico; las células que parecían tontas…
Son las 9:38 de la mañana y me cago en dios para recibir al día, se me ha dormido un brazo.
Al dormirme me quedaba por decir que no importa, que mañana seguirán las muertes. Las muertes son razones para reír o llorar. Si muriera aquella mujer de sonrisa de asno que apesta a cerveza y vodka el mundo sería mejor, si muriera aquel explotador que me estafó en la juventud el mundo casi alcanzaría la perfección, si muriera aquel médico, si el cáncer se lo comiera y a sus hijos también… Si murieran tantos que se lo merecen tiraría cohetes de colores. Me gastaría un dinero en fuegos artificiales que los hambrientos quisieran para sí.
Tengo cosas por hacer: insultar y despreciar.
Ahora mismo no recuerdo muertos por los que llorar, pero debe haber alguno, no me preocupa.
Entre tontos anda el juego, no me engaño; pero mientras se vive, hay cosas que hacer. Ellos que hagan lo que quieran y yo lo que me salga de los huevos.
También me gusta meterla, no todo es malo.
Y que hayan nacimientos no me conmueve, eso es una bondad de las células y ellas son unas optimistas, construyen cuerpos sin ningún tipo de selección. Todo nace, los hijos que no debieran lo hacen con costosas ayudas, la humanidad se multiplica con seres potencialmente no viables.
Pues parece que las células se equivocan, el despertar ha sido doloroso, no han alimentado los músculos, solo el cavernoso de entre las piernas. Durante unos minutos soy el toallero auxiliar y tengo que mear en la bañera.
No sé porque le llaman al sueño «reparador», porque cuesta dios y ayuda poner en marcha todos y cada uno de los músculos.
Las células aprovechan la noche para suicidarse algunas, estoy seguro. También tienen sus paranoias.
Sabía yo que el optimismo es una superficialidad de seres simples.
Saldré a caminar montaña arriba porque nadie sube, nadie quiere sudar. Y si quieres no ver siempre las mismas caras, elige lo más penoso. Y vale la pena.
Escuchar el chillido del águila ha borrado todo lo malo que pasó y lo malo que pasará. Los conjuntos celulares se mueven por debajo de mí, yo soy el primero que ha oído el chillido del águila con un escalofrío en la piel y los que debieran morir, como que me importa una mierda que lo hagan o respiren.
Son fotos viejas y gastadas.
Así que me siento en una roca y escribo, odio, me maravillo y amo.
Aunque no sé que amo, pasa como con los muertos por los que vale la pena verter una lágrima, debe haber alguno.
Saco el pene y meo.
Y lanzo un grito.
Un pequeño petirrojo se ha quedado paralizado entre la hierba, hace como que no existe para que no lo vea, para pasar inadvertido. Me da la espalda y me arranca una sonrisa como hace tiempo que no he dibujado en mi rostro.
Me maravillo de esa sorprendente y maravillosa inocencia. Es una monada…
Sí, vale la pena no ver las mismas caras, solo lamento el tiempo perdido para encontrar una hermosa soledad.
Podéis no morir, ahora no es algo que me importe.
Tomo una pequeña pluma del suelo y vuelvo empapado de sudor a mi casa, para pegarla en una hoja de mi diario. Para que cuando muera, alguien sepa que es más importante la pluma que sus pieles.
Aún queda un rato para no dormir, he de aprovechar el tiempo, alguien desea que muera, estas cosas se saben de una forma natural.
Entre tontos anda el juego.
Y las células, ajenas a toda la mierda, siguen multiplicándose como idiotas.
La banda sonora de Interstellar suena potente en el HI-FI cuando acabo estas letras y sueño con un agujero negro y hacer del tiempo algo sólido que poder modificar. Deshacer lo que otros hicieron mal, evitar su nacimiento, evitar esto.
Tum – tum – tum – tum – tum – …
Eternizar el chillido del águila.
Qué mundo…
Archivos para julio, 2015
La fuerza de la muerte y del amor (y video)
Publicado: 3 julio, 2015 en Amor cabrónEtiquetas:Amor cabrón, inalterable
Acercarse tanto al agotamiento le quita dramatismo a la muerte.
Amarte tanto hace la muerte insoportable.
Ante estas dos variables, alguien podría con candidez, achacar a la muerte un carácter voluble o relativo.
Es un error de cobardía pretender dar imagen y criterio a la muerte.
La muerte es absoluta, se define con claridad y no se presta a ambigüedades en cualquier espacio o tiempo.
Son los humanos los volubles, relativos, cambiantes, escritores…
Solo pretendía, cielo, decirte que mi amor es como la muerte: inalterable, definitivo.
Sé que no es agradable la conclusión ni el planteamiento; pero quiero ser absoluto expresándome. Soy inamovible amándote, ría o muera.
Tampoco pretendo llamar tu atención, es que cuando me siento absolutamente dolorido y cansado, eres mi reposo.
Mi isla en este mundo árido y tormentoso en dolores y sudores.
No te amo por cobardía o por interés.
Te amo y punto.
Video:
Cumple años Connie Nielsen
Publicado: 3 julio, 2015 en Citas, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, música, Ultrajant
Solo unos segundos
Publicado: 2 julio, 2015 en Absurdo, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, música, Ultrajant
Déjame arrancarle un lamento a la tierra antes morir.
No está bien negar el derecho al resarcimiento.
Oye Muerte, a cambio acepto horas de dolor y agonía. Tú me das unos segundos para hundir mis dedos en la tierra y arrancarle puñados de sangre y luego sufro lo que quieras.
Déjame ser pecaminoso, si eres católica, Muerte.
Delincuente o sociópata si eres laica.
Unos segundos para bailar con ella que la amo, lenta y suavemente, marcando el ritmo besando su boca. Como si no fuera a morir.
Unos segundos para ofender a la humanidad indiscriminadamente, porque todos somos iguales, a mí me trataron como a todos. Estas cosas se aprenden, los jueces aplican sus leyes y yo las mías, no tiene nada que ver con la justicia.
Quien quiera justicia de mierda, que te pida morir entre lamentos de dolor, como yo.
No quiero morir en paz, quiero dejar desolación. Es una justa retribución por toda esta bastarda mediocridad que he tenido que tragar año tras año de vida.
No sumará más allá de un minuto, y te ofrezco a cambio mi sufrimiento, prometo dar alaridos desgarradores. Sé que te gusta, podrás hundir tu óseo dedo puntiagudo en mi podrida rodilla, te juro que no lo resistiré.
Te doy consejos y soy un tipo que cumple.
No te puedes negar.
¿Cuántos te piden horas de sufrimiento? La gente pide algo rápido.
Aprovecha mi oferta. Aunque, qué te voy a contar a ti de tiempos limitados.
Vamos, Muerte, déjame unos segundos de vitalidad para hacer eso.
Yo soy Dios
Publicado: 1 julio, 2015 en Conclusiones, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, música, Ultrajant
Alguien ha matado a alguien
Publicado: 1 julio, 2015 en Absurdo, Citas, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, música, Ultrajant
Miguel Gila. Gila El Maestro (Madrid, Marzo 1919 – Barcelona, Julio 2001).
Un gran humorista que con una expresión y oratoria popular, llevaba el humor al más puro e inteligente surrealismo, sorprendentemente sencillo, pero eficaz como pocos humoristas lo han sabido hacer.
Siempre tengo un tiempo para recordar aquella famosa frase suya, en uno de sus monólogos en el que explicaba su tiempo trabajando como investigador de policía: «¿Alguien ha matado a alguien?».
Bien por Gila y su genio.
Se le echa de menos.






