Hay que insistir en el tema para comprender bien el neofascismo tecnológico del Régimen Español de Sánchez e Iglesias.
1º: porque es femenino (cosas de las mujeres de Podemos. También hay prensa que escribe “el covid-19”). 2º: es psicológicamente menos agresivo (en lugar de virus) para la chusma cobarde y el Régimen Español, que lo es aún más (cobarde). 3º: recuerda a David, lo que hace el coronavirus más dulce y entrañable, sobre todo llena la boca de los esnobs redesocialeros.
Es el vocabulario de un gobierno totalitario que pretende ganarse la simpatía de su chusma, a la que maltrata, con palabrería meliflua e infantiloide. El nuevo tecnofascismo con maneras paternalistas e infantiles. Y mucho más peligroso para las libertades, más represivo y paranoico. Una retórica apestosa que emerge del poso más espeso de la hipocresía y la decadencia social. De la degeneración de la cultura y el intelecto. De la aniquilación sistemática del individuo pensante y adulto. La covid-19 es la cepa donde se forma una nueva generación de virus. Y es el virus la enfermedad, la infección. ¿Quién va a comprar medio kilo de cepa blanca? Porque yo compro medio kilo de uva blanca. ¿Veis? Yo también se dar clases con retórica para niños de guardería. Cada año el virus de la gripe suele salir de otra nueva cepa. Así que, si el gobierno del Régimen Español fuera decente y no una panda de ambiciosos tiranos que roban libertades delictivamente y con total impunidad; hablarían de virus o coronavirus en sus homilías doctrinales de timador barato diarias. Y no declamarían con afectación homosexual y miedo “la covid 19”. ¡Ah, otra cosa! ¿Habéis probado a encajaros la mascarilla entre las ingles? Produce una agradable sensación de calidez genital. Y de protección, te sientes más seguro. Y luego, cuando te la llevas a la cara, deja un aroma a pescado seco que oculta el hedor de los cobardes y hace más proteínico el paseo entre los acosadores policías e informantes de ventanas y balcones de la nueva Dictadura Española de sus generalísimos Sánchez e Iglesias (sin olvidar a esa otra formación prostituta en la que se ha convertido el partido Ciudadanos o Cs).
Han decretado por cojones y bajo amenaza, el uso de putas mascarillas en la puta calle. Dicen que el gasto en mascarillas por familia puede ser importante para sus economías. ¡Y una mierda! Usarán la misma mascarilla que les hicieron ponerse en la entrada del supermercado hasta que se quede rígida por los mocos acumulados. España es un país tercermundista, una república bananera peligrosa para cualquier ejercicio de libertad; pero sobre todo, pobre. Las familias no van a gastar una mascarilla para cada persona que viva en ellas cada día. Ni de coña. La cervecita diaria en la terraza ya es otra cosa. Es importantísimo el uso de la mascarilla que ha impuesto la Dictadura Española con el pretexto del coronavirus. Usadla sin pudor, en todo momento. Porque si las mascarillas son utilísimas para trabajos de lijado y pintura con aire comprimido, ahora son indispensables para evitar las multas que el ministro del interior e ideología del Régimen Español (un tal Marlaska), tiene la sagrada misión de imponer. El legado de la Inquisición Española es imposible de erradicar de los genes de los políticos españoles.
Ahora que la peña ya está sentada y bebiendo en las terrazas de los bares (milagrosamente han dejado de hacer deporte en masa), es hora de dar un repaso al timo que han llevado a cabo los gobiernos de la Red 5G con el coronavirus. Es un buen momento para volcar en el papel toda la mierda que he tenido que ver y oír, mientras los borregos se beben su cervecita sintiéndose protegidos tras dos meses de cárcel en casita, como decretaron los titos salvadores, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Estoy asistiendo a una época vergonzosa de la historia. Una cobardía inédita de la especie humana. Desmesurada y multitudinaria. Veo gentuza conduciendo su propio coche sin acompañantes con mascarilla y guantes. Hay gente paseando por la montaña con mascarilla. Gente corriendo con mascarilla donde no hay nadie más. Hay gente que debe follar (mal) con la mascarilla y los guantes para meterse los dedos en sus propios anos. Gente que mira con desconfianza y camina cabizbaja temiendo que el coronavirus les rompa el cuello o algo así. La vejez nunca había sido tan indigna como en la era del coronavirus. Gente que se siente enferma porque sus pobres cerebros han sido usurpados por la miseria de los mensajes doctrinales de las emisiones televisivas. La cobardía de los borregos es una venenosa e indigna caricatura de si mismos. En una era de avances tecnológicos y sanitarios, las reses humanas se han refugiado en sus casas hasta el punto de no ejercer sus obligaciones de subsistencia, dejando en manos de sus amos todo lo que se refiere a su trabajo y economía. Con una obediencia ciega. Tan ciega que me daba miedo de que se pudiera contagiar toda esa imbecilidad. Los líderes políticos, sobre todo los de países mediocres y pobres como España, han mostrado su depravado carácter dictatorial y ambición desmedida. Todos los esfuerzos y gastos para salvar la crisis sanitaria por la imposición del coronavirus, se han dedicado exclusivamente a encarcelar, acosar y reprimir a la población. La compra del favor de la prensa y medios audiovisuales hacia el nuevo régimen, intenso rastreo de las redes en busca de publicaciones notorias que critiquen el Régimen Español de Sánchez e Iglesias, y un adoctrinamiento exhaustivo y asfixiante (con la comprada complicidad de la prensa y la televisión) para que las reses encarceladas piensen que es mejor estar arruinados que la posibilidad de caer enfermos de coronavirus. El gobierno buenista y paternalista del tándem Sánchez e Iglesias, ha negado sistemáticamente todos los días que la ruina económica va a ser con creces, mucho peor que la enfermedad. Y por otro lado, se han preocupado diariamente en sus homilías de insistir en que la gran crisis económica va a requerir muchos sacrificios; pero a las reses no les importa, porque tienen una fe inquebrantable que el gobierno les dará de comer, casa y algo de dinero para pasar los meses sin trabajar. Ha sido tan brutal en desmesura y paranoia el adoctrinamiento por medio de prensa, internet y medios televisivos, que los cobardes que han guardado cárcel en sus casas con aplausos y carteles de “todo irá bien, quédate en casa” (en tu puta casa), han hecho de los enfermos sus enemigos. Y cada día, sin faltar y con verdadera devoción e ilusión han aplaudido cobarde y servilmente a sus carceleros y estafadores. Los propios acosadores se dedicaban a las ocho todas las tardes, a exigir aplausos y vítores a los encarcelados. En medio de tanta muerte, no podía haber nada más vergonzoso que lanzarse a la fiesta como niños de tres años. Esto es el único resumen y conclusión de una estafa cuya ruina provocada, se prolongará posiblemente por dos lustros y creará más enfermedad y muertes que la enfermedad que los gobiernos de la Red 5G, han provocado y extendido entre sus habitantes. ¿Y qué han ganado los gobiernos y las empresas afines? El primer gran control exitoso de las masas, convertirse en la salvación (en el imaginario de la chusma) de millones de reses, enriquecerse y crear una gran crisis económica que, inequívocamente está destinada a esquilmar la economía de los obreros o trabajadores a fin de que gran parte de lo que trabajen, sea dedicado al gobierno para protegerlos de otras posibles epidemias que sin duda alguna volverán. Ese dinero en forma de impuesto, irá a parar a los bolsillos y bancos de siempre; para que se empolven la nariz con más frecuencia. Lo mismo que existe una poderosa Red 5G, es innegable la antiquísima y poderosa corrupción de los políticos, forma parte de su idiosincrasia. Salvo que seas un lerdo ciudadano integrado, un mediocre anodino, jamás se debería considerar la honorabilidad y honradez de los políticos; sobre todo si son españoles o hispanoamericanos. Al final, las grandes ciudades y toda la inmundicia que fluye por las inmensas cloacas, con toda probabilidad ha ayudado a propagar una enfermedad que, sin sentirme paranoico, ha sido perfectamente diseñada con una precisa diana de mortalidad y contagio por edad: jubilados. Las granjas humanas o ciudades, es lo realmente insalubre e indigno. Demasiados miles de reses cagando, meando y follando al mismo tiempo, hace mierda cualquier higiene y su profilaxis. Tampoco creo en la inteligencia de todos estos tiranillos de medio pelo que son los presidentes elegidos democráticamente por la chusma, así que no me extrañará nada que llegue un crack rotundo y mortal de las economías occidentales. Y cuando eso ocurra, será mejor que seas cazador y tengas armas en casa.
¿Ves por qué soy un salvaje, cielo? El sol incinera los árboles al salir. Y a mí si no soy cauto y astuto. Los taladra como un torturador agujerea los dientes. Si los árboles tuvieran huesos, serían radiografías… Es un mundo sin piedad, un nuevo día es arrasador. Soy un salvaje porque sobrevivo en un lugar donde los árboles tienen que soportar la cremación como el bautismo de un nuevo día. Soy un salvaje porque nada me da miedo. Aunque temo mi ira autodestructora. Aprendo de los árboles su resistencia, para amarte, para tenerte. Para florecer junto a ti aunque duela. Y del sol aprendo su crueldad, no tiene piedad, no tiene cuidado. Así te follo. Los árboles incinerados y yo despertamos furiosos al nuevo día, no hay motivo de alegría. Si vives, no esperes dicha; solo determinación para sobrevivir cada amanecer, hasta que la noche nos enfríe, nos de paz. Susurrándote al oído un día del carajo mientas un tanto cansado, acaricio tus regios muslos obscenamente cerca de tu coño.
Yo no necesito que ningún idiota me diga que distancia de seguridad he de guardar. Siempre he guardado una inimaginable distancia de seguridad de todo humano. Y no por temor a contagios, simplemente por misantropía congénita. Me distancio de ellos como del veneno. Guardo la misma distancia de los humanos que las nubes de mí. Ellas saben que no soy buena cosa. Bueno… Follar ni que decir tiene que junto con agredir, es una excepción a la distancia social de mierda. Qué más quisieran contagiarse algo de mí. No lo permitiré.
Hay que ser un mísero humano para aceptar con docilidad y servidumbre las imposiciones de la dictadura impuesta por el Régimen Español de Sánchez e Iglesias. Por lo que veo y oigo, puedo concluir que donde vivo (España) es un país de castrados mansurrones enfermizos que no solo se alegran de estar en casita, sino que además, se rompen las manos aplaudiendo a sus carceleros y acosadores policías. Por no de decir que volverían a votar a su salvador y padre celestial, el caudillo generalísimos Sánchez y su banda de pervertidos funcionarios y ministros. Los castrados habitantes de España, en cantidades pornográficas e indignas, son incapaces de no aplaudir lo que las televisiones les dicen. Nada nuevo bajo el sol, es que la cantidad de cobardes, sí que representa una grave epidemia que podría acabar con el ser humano y convertirlo en un rumiante con la nalgas sucias de mierda. La historia, al final, aburre por iteración. Pero que nadie se olvide de una cosa: puedo ser tan bestia como cualquiera. Podría darse el caso de que algún acosador del Régimen Español se lleve una seria sorpresa, un disgusto del que no habrá marcha atrás. Con o sin mascarilla, la violencia no es un virus y una mascarilla no filtrará un balazo, un tajo o un martillazo.
Francia no puede simpatizar con el Régimen Español, una dictadura tan cobarde y represora que no gusta a ningún político con un mínimo de ética. Y es que el Régimen Español quiere controlar la entrada de extranjeros, posibles testigos del golpe de estado que han cometido contra los más básicos derechos civiles. Y sobre todo, evitar la entrada en el país de prensa libre que pudiera desenmascarar la corrupta dictadura en la que se ha erigido dentro de la mismísima Unión Europea.