
Porque parece que la sonrisa de la nariz empolvada aún le dura.
Es más feliz que mierda en bote.
Y es que estos evangelios edificantes del neonazismo del coronavirus, más que pueriles, son terapia de enfermedades mentales. La prensa prostituta no descansa, temen que el coronavirus desaparezca y deban trabajar de verdad en lugar de inventar noticias teletrabajando cómoda y mentirosamente.