
Como ya es habitual en todo jerarca hispanoamericano para no dar un palo al agua y distraer la atención del populacho sobre su absoluta incapacidad para trabajar y sus habilidades como estafador y extorsionador, se dedica a llorar por lo que ocurrió hace seiscientos años.
Precisamente lo que ellos están cometiendo, para mayor inri: abuso, corrupción, extorsión, pobreza, miseria…
Menos mal que estoy yo aún que vivo para decir cosas importantes y la verdad sobre los ladrones lloricones (que rima con maricones) para distraer de sus delitos a su plebe humillada y hambrienta.