
Los políticos, jefes de estado, ministros y toda esa mierda del estado, es una raza que con solo un movimiento de cabeza condena a millones de personas al hambre y la penuria. Al genocidio y al encarcelamiento.
Está bien, que paguen. No se les puede tener lástima, son malos por naturaleza.
Y cuando te roban hasta el aire y quieren meterte en la cabeza una doctrina como si fueras una bestia de circo, siempre será una buena inversión comprar unas balas.
Y dispararlas contra el culpable.
Y que las balas hagan su trabajo. Hay tan poca mortalidad de políticos, líderes, jefes de estado y religiosos, que es frustrante vivir en esta sucia época de cobardes y borregos.
Lo malo, es el riesgo de que se encasquille el arma. Es la desgracia del pueblo, no tiene suerte.