
Siempre son buenos los mediodías para estar solo. Es cuando la gente ya está en sus casas preparada y ansiosa para comer.
Con su horario estipulado y el mío siempre diferente al de ellos.
Es curioso que tras sesenta años de vida no haya caído en el acatamiento de los usos y tradiciones.
Y todo ello, sin grandes disgustos o debates.
He procedido con tal natural proceder a no hacer lo mismo que la peña, que pocos se han dado cuenta de mi disidencia social.
Soy genial, exclusivo, guapo, fuerte, fumador, irreverente, voluble, inconformista, inteligente, cordial, afectuoso, buen amante, artista, irrespetuoso y simpático.
Debo tener algún defecto, pero sinceramente, ahora mismo no sabría decir cuál es. En cualquier caso, de tener algún pequeño defecto, me haría más encantador aún.