
Con el dinero destinado para ayudas a la pobreza y la miseria que la UE dona como caridad a España, el Estado Penitenciario Fascista Español Homosexual Sanitario (como alcaide de la prisión), está amañando la red eléctrica para una nueva ola de terrorismo nazi contra los reclusos de España (ciudadanos trabajadores) y comenzar una nueva campaña de represión, coacción y acoso policial, extorsión, usura, encarcelamientos, discriminación de clases, ruina, hambre y frío contra dichos reclusos.
Y para ello necesita modificar las redes eléctricas con instrumentos de control y manipulación con los que llevar a cabo (telemáticamente para seguridad de los agentes nazis) los cortes de suministro que los burócratas o jerarcas nazis españoles crean convenientes (con el aval de sus corruptos jueces) contra la población trabajadora. Y con precisión, cargar precios de usura a cada ciudadano, según el baremo fascista del momento, del precio del kilovatio. Se controlará el consumo con una precisión mucho mayor que la actual y así podrán publicar en el BOE qué habitante consume más y cual se merece ser metido en una celda de aislamiento, sanción o corte de suministro eléctrico.
Así como el hijo puta Estado Nazi Homosexual Español decretó con el coronavirus o covid las franjas horarias de permiso carcelario para niños, adulto y viejos. Hará lo mismo con los pabellones o barrios de la penitenciaria que es España, rotando los cortes de suministro eléctrico y repartiendo frío y miseria en las franjas horarias que se le antoje.
Es la más fabulosa medida de represión, quiere decir que tienes prácticamente al Estado Nazi Homosexual Español metido en tu casa, prohibiéndote cuando puedes encender una luz. Es una maniobra de terrorismo psicológico con la cual asentar la dictadura que impuso en marzo del 2020.
Y es la forma con la que los jerarcas nazis y burócratas del estado español y las clases millonarias o privilegiadas, van a aumentar el monto de sus cuentas bancarias.
Talmente como en la edad media el reyezuelo palurdo le robaba la cosecha a la plebe.
Desde hace tres meses, casi semanalmente, nuevos barrios van cayendo bajo el control nazi del estado. Cuando comience el frío fuerte, el estado con la connivencia de caciques autonómicos fascistas, ayuntamientos y policía, controlará con absolutismo de narcotraficantes el consumo de la población y gravará sus estafas en la factura eléctrica de cada vivienda.
Llegados a este punto, solo la violencia salvará a la población reclusa de morir de hambre o de frío (y de humillación) en la enorme prisión fascista homosexual sanitaria que es la España surgida en marzo del 2020 con la estafa del coronavirus y el terrorismo de estado contra las libertades mínimas y biológicas de la ciudadanía trabajadora.
España es una prisión con un alcaide (el estado) estrangulando a los reclusos (clases parias o bajas trabajadoras), y el motín (la violencia o la guerra), también está cada vez más cerca.
No creo que nadie quiera morir de hambre o frío con la santidad que morían devorados en el circo romano los cristianos.
Cuando hay hambre, las hostias o el cuerpo de cristo, se las puede meter por el culo el sacerdote.