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Esta cita que define al tren, dada la actual situación de España bajo el régimen Sanchizta Estalinista, viene como anillo al dedo. Al mío y al del narco corrupto gobierno español que se deshace entre victimismos y fariseo martirologio ante cualquier situación que denote su incapacidad, negligencia y dejación.
Y yo que me parto el rabo de risa con semejante coyuntura o más bien componenda del triste estado español y sus “todas y todos” que no aciertan más que a aplaudir en “interiores y exteriores”, en la luz y el apagón o en los trenes cadáver del régimen sanchizta de estas dos últimas semanas, con un encomiable y resignado civismo manso como el Mar Muerto y que es la delicia genital del ayatolá Sánchez I el Arribista; como hoy se ha podido ver y escuchar con su homilía de los beneficios de un apagón (todo son ventajas), las nucleares, el sabotaje, los AVES y el buen talante y civismo ejemplar de “todas y todos” en su congreso de los diputados (de su propiedad).
Mientras tanto “todas y todos”, piensan como antaño con Franco: “Lo único que nos importa es que haya un plato de comida en la mesa”. Los santos inocentes de nuevo…
Basta de cosas patéticas, ahora lo bueno y chachi piruli, la ingeniosa, sarcástica y divertida cita del genial Ambrose; la definición de ferrocarril:

Oscurantismo: Oposición sistemática a la difusión de la cultura.

De hecho, la cacareada “deconstrucción” es una forma de oscurantismo, pero mucho más venenosa al inocularse mediante dogmas, religiosamente, directamente en vena a la infancia.
Se debe hablar de perversión arribista, la ideología del estalinismo homosexual es pura degradación del conocimiento y la biología humana. Que sea de clara orientación musulmana da una idea del tipo de dictadura que el progresado woke en el estado desea para sacar más riqueza y servilismo de su casta paria o trabajadora.

«La reconstrucción de la memoria colectiva, por otro lado, no se limita a la época de Franco ni al ámbito de la Ley de Memoria. Desde muchos años atrás, y dentro de la creación de «conciencias locales» en las comunidades autónomas, los programas de enseñanza han apostado por reescribir la historia desde presupuestos ideológicos inequívocos: apología de las tribus prerromanas, elogio del islam invasor frente a la España cristiana de la Reconquista, condena de la conquista de América presentada como un genocidio, etc. Y eso cuando todas estas cosas se enseñan, porque los currículos de enseñanza media tienden a suprimir toda la historia previa a la Constitución de 1812. Lo más esperanzador es que, como reacción popular a todas estas políticas, por todas partes han surgido iniciativas que tratan de dibujar el verdadero perfil de la historia de España. Un pueblo que intenta reapropiarse de su historia. Ésa es, al margen de la España oficial, la gran cuestión de nuestro tiempo. Por eso hemos de contar de nuevo cuál ha sido nuestro camino. La siguiente página le corresponde escribirla al lector.»
(Te voy a contar tu historia» de José Javier Esparza, 2023)

Se habla mucho de “deconstrucción” en cuanto a las doctrinas políticas y sociales de los actuales totalitarismos estalinistas homosexuales de las pseudo democracias occidentales (Francia, Alemania, España, Bélgica, Canadá, Reino Unido, Australia…).
Deconstrucción (del estado, de las instituciones, de la historia, de la sexualidad, etc…) es un eufemismo falso e inaceptable, es sin tapujos un acto de perversión arribista de la realidad de la biología humana, historia, sociedad y política.
Los progres woke (homosexuales en definitiva) tanto políticos, docentes, escritores, cineastas, sanitarios, leguleyos (jueces, abogados y fiscales), policías, etc… Lanzaron a finales de la década pasada una campaña de perversión o adulteración global ajustada a sus intereses y ambiciones. Partiendo de su homosexualidad y patológico (por neurótico) narcisismo despótico, han hecho de ella excelencia y aplican su doctrina con agresividad sectaria sobre quien pueden por medio del poder legislativo, la coacción policial y judicial o el adoctrinamiento en los estudiantes que se ven obligados a pasar demasiadas horas del día soportando el ladrillo homosexual y su perversión en todo ámbito académico, matemáticas incluidas.
Es una continua cháchara de ramplón populismo exclusivamente para una población envejecida, degradada, decadente, omisa, cobarde, incapaz de razonamiento alguno y que no sabría usar su libertad si la tuviera. Hay etnias como la española que son auténticos reservorios de individuos adaptados al fascismo, sea woke islámico-estalinista o capitalista católico.
Eso de “deconstrucción” es un eufemismo que le viene demasiado grande al estado. Sólo es jerga woke que pretende darse trascendencia con pomposa estética semántica a una simple perversión que tiene como único fin el enriquecimiento de los sectarios de esta corriente pseudopolítica y social de arribismo homosexual. Es un fraude, y posiblemente, el más grande de la historia dejando de lado las divinidades y mitos de las actuales religiones.
La violencia tendrá que resolver esta perversión, porque no hay alternativa a este estalinismo homosexual-islámico (por increíble que pueda parecer), cada día más asfixiante y peligroso en su toxicidad corrupta y ruina económica producto de una corrupción institucionalizada y una pornográfica impunidad de los delincuentes políticos.