Archivos para octubre, 2014

Las quimeras son parte de la conciencia y los sueños se encargan de poner las cosas en su sitio y mostrar la fealdad y la decadencia de todo lo que no hemos cumplido o nos ha decepcionado.
Las densas imágenes a las que somos sometidos al dormir, en modo alguno llegan a ser buenos sueños. Son incomprensibles, absurdos…
Interesantes e hipnóticos los hijos de puta, porque me maravillo ante la miseria que mi subconsciente esconde.
Es mejor estar despierto para soñar lo que queremos y no lo que el subconsciente sabe y nos muestra cuando dormimos.
Una vez estamos despiertos, transformamos la decadencia de los sueños-pesadillas en imágenes de optimismo y felicidad en un ejercicio, para no variar, de cobardía y mediocridad.
Porque… ¿Quién desea verse a sí mismo como es en realidad?
Y así mentimos al mundo y a nosotros mismos, en otro acto más de estupidez.
En un ejercicio de cobardía, escribo sobre la mentira e idealizo la mierda para ocultar la decepcionante realidad de lo que sueño. No soy diferente a los vulgares, solo tengo algo de habilidad y mala leche con la palabra y conmigo mismo.
Prefiero ser malo que tonto.
El ridículo pesa, y los sueños lo hacen aún más insoportable.
Hoy no tengo sueño, no estoy de humor para eso.

Apto para todos los públicos.
Es lo que aparece en algunos programas de televisión y películas en los cines cuando se trata de algo infantil. Como si los adultos (yo, porque otros sé que es así) tuvieran tan poco intelecto e inquietudes culturales y lúdicas como para ver a princesa Sofía o las hadas Disney.
De dónde cojones han sacado, que YO con 52 años, voy a pasar un rato viendo a las princesas Disney. Es un insulto a mi madurez e inteligencia.
Claro que si con «todos los publicos» meten en el saco también a los pervertidos y/o pedófilos, entonces tienen algo de razón.
A la mierda, mejor me pago una película pornográfica de penetraciones con puños y muñones, aunque solo la vea por dos minutos, que es un tiempo más que generoso para que me haga una paja o una chaqueta (según región del planeta). Que se vayan a la mierda «todos los públicos» y su maravillosa capacidad para mirar cualquier estupidez que emiten en la tele (los adultos, claro).

En Telegramas de Iconoclasta.

«La soledad es su naturaleza, o una parte de ella. Porque su otra naturaleza se marchita de pena entre savia y fibras que no acaba de asimilar como suyas.
Las noches son el descanso de los árboles, la fotosíntesis es agotadora.
El vegetal se retira y da paso al hombre.
Al hombre más solo del mundo.» (Iconoclasta)

Para leer en:
http://issuu.com/alfilo15/docs/el___rbol_humano_libro
y
http://binibook.com/details.php?id=1656

Las Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta ya no son virtuales. Ya se pueden tocar, doblar, usar como papel higiénico de emergencia, etc…

Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta
Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta
Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta

La luz hecha carne.

En Telegramas de Iconoclasta.

«La soledad es su naturaleza, o una parte de ella. Porque su otra naturaleza se marchita de pena entre savia y fibras que no acaba de asimilar como suyas.
Las noches son el descanso de los árboles, la fotosíntesis es agotadora.
El vegetal se retira y da paso al hombre.
Al hombre más solo del mundo.» (Iconoclasta)

Para leer en:
http://issuu.com/alfilo15/docs/el___rbol_humano_libro
y
http://binibook.com/details.php?id=1656

Las Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta ya no son virtuales. Ya se pueden tocar, doblar, usar como papel higiénico de emergencia, etc…

Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta
Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta
Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta

Es la medianoche, la casa está silenciosa, las gatas inmóviles como estatuas me miran con sus grandes pupilas dilatadas.
Llueve… Bendita lluvia que oculta el tic-tac monótono del reloj de la pared.
El cigarro crepita al aspirar y todo es perfecto.
Tras mi espalda no hay nada, solo la casa oscura.
El sonido de mis dedos tecleando, se funde con los regueros de agua que caen del tejado
Protagonizo una escena de soledad que escribí en algún momento.
Soy un gótico, un maldito sin miedo que disfruta lo que nadie quiere.
Somos yo y la noche.
Como en un cuento de misterio.
A veces la imaginación se hace realidad. Y está bien.