Archivos para enero, 2015

Hola, mi amor.
¿Te apetece un viaje por el infinito, lejos de aquí, de ellos?
Hay tanta interferencia en este planeta, que a veces no oigo tus latidos.
¡Por toda la mísera indecencia del mundo! Cómo me gusta apoyar mi mejilla en tu seno y escuchar tu corazón, con el pezón erecto rebelándose en mi piel curtida por los años y el hastío. Con mis dedos investigando insistentemente las ingles que enmarcan tu sagrado coño.
Eres mi isla del silencio: arrecifes de sutiles jadeos y suaves palabras susurradas en mi oído, como olas serenas lamiendo con dulzura las rocas.
(Una clara metáfora de mi lengua en tu sexo, sin dulzura, siempre con un hambre atroz.)
Vayamos al infinito, donde los cometas arden sin ruido y los planetas estallan en un mudo espectáculo de color.
¿No sería precioso escuchar tu palpitar en medio de ese monumental espectáculo de destrucción y rayos gamma?
Sé que no es posible semejante viaje, pero tú tampoco eras una posibilidad para mi mente pequeña.
Aprendí de la impredecibilidad de los posibles e imposibles a través de tu corazón.
Encontraremos la forma de viajar allá si me dices que sí.

«La soledad es su naturaleza, o una parte de ella. Porque su otra naturaleza se marchita de pena entre savia y fibras que no acaba de asimilar como suyas.
Las noches son el descanso de los árboles, la fotosíntesis es agotadora.
El vegetal se retira y da paso al hombre.
Al hombre más solo del mundo.» (Iconoclasta)

Para leer en:
http://issuu.com/alfilo15/docs/el___rbol_humano_libro
y
http://binibook.com/details.php?id=1656

Las Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta ya no son virtuales. Ya se pueden tocar, doblar, usar como papel higiénico de emergencia, etc…

Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta
Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta
Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta

No puedo identificar la causa o las causas; pero tengo prisa.
Tengo urgencia por llegar no sé a donde, no sé cuando, no sé como.
El mundo no es grande, no es enorme; solo hay unos pocos sitios donde ir.
Y un solo sitio del que marchar. Parece tonto decirlo, pero es vehemencia.
Cuando queda poco de vida, cualquier disyuntiva es traumática.
Y uno se plantea si hay tiempo, si será cadáver al aterrizar. O si cuando el tren abra sus puertas en la estación, el viajero continúe dormido.
Más adelante verán que está muerto.
Es normal esta neurosis cuando hay ilusión. Los sueños llevan una subfrecuencia de miedo a la decepción.
Ying y Yang de mierda… El karma es aburrido.
Menos mal que mi mente es oscura, sería decepcionante morir sin saber.
La inocencia se desintegró hace mucho, si alguna vez la tuve.

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El hastío y la pasión.

¿Sabes? Dios ha muerto. Te juro que esto de mis manos no es sangre seca.
Ahora nadie puede amarte más que yo.

Foto credencial antichile

Y esta es la foto que he elegido para mi credencial de residente en México. No es absurdo, es que cuando te dicen que una comida es poco «picosa», necesitas asegurarte muy bien de que no han escondido un trocito de chile por pura maldad y reírse así del pinche español.
Soy astuto.

Me la han aceptado porque tengo un ojo precioso.

Los de inmigración me han mirado detenidamente buscando mi deficiencia mental; pero no les hago ni caso, soy completamente indiferente al tamaño de sus genitales que no me impresionan, a los chiles y sus bondades y al narco corrido.

Tic-tac, tic-tac. tic-tac… Y que conste que la virgen de Guadalupe está preciosa en su concha.
No soy un sarcástico, tengo mi sensibilidad y no odio la pornografía.
Me van a deportar…

Nos convertimos en luz continuamente.
Como en un cuento de ciencia ficción, los segundos cumplidos nos transforman en una estela que viaja por el espacio, sumando cientos de años por cada día de viaje.
La muerte es tan veloz…
Por cada latido que da nuestro corazón, nos convertimos en metralla de nuestra vida. Retazos de lo vivido catapultados a velocidades lumínicas, eternamente, como una condena sin sentido.
Porque la energía no se destruye como nuestra vida se quema.
Cada uno de nuestros segundos pasados, se propaga en línea recta y en todas direcciones rumbo a los infinitos infinitos que hay en esa pesadilla llamada espacio.
Alguien decodificará en precisos cristales de argenisca toda esa vida reflejada hasta morir. Y conocerá nuestros delitos y nuestras locuras. Nuestros deseos, amores y odios.
Estaremos muertos hará millones de años cuando alguien nos juzgará.
O tal vez observen nuestra vida con indiferencia.
Podría ser que simplemente, se masturbara ese extraño ser.
Nuestros placeres, dolores y esperanzas, serán un entretenimiento multimedia para unos seres de una civilización capaz de capturar el pasado que viaja por el cosmos peligroso y silencioso en forma de luz.
Ahora estarán viendo un documental sobre los dinosaurios en el momento que se extinguen.
Esperan las primeras luces emitidas por homínidos, mientras se llevan a la boca piojos del metano garrapiñados sentados frente a sus pantallas.
Observamos la aburrida luz de los astros muertos, fantasmas que insisten en iluminar las noches.
Fulgores de pasados milenarios, de edades tan lejanas que la mente no puede concebir.
El cielo nocturno está punteado por la luz de la destrucción.
Esa destrucción que nos baña… ¿Será por eso que la noche da miedo instintivamente a millones de humanos?
Un director de cine alienígena hará un montaje con nuestra vida. La procesará para proyectarla sobre un manto de esferas líquidas positrónicas, con núcleos congelados de átomos de helio radiados con gas inergistian, que tan de moda están en los multicines extraterrestres. Podrán ver en alta definición el semen que derramo en ella y dentro de ella.
Posiblemente, crean que ese esperma es un veneno paralizante y que los amantes están muriendo por amor, porque su reproducción es por medio de tentáculos que dejan escamas fertilizantes en su bocas y es una especie de náusea su clímax.
Tal vez lloren conmovidos por la blanca y cremosa muerte de esos seres que desaparecieron hace eones de años. Los directores de cine hacen trampa para emocionar al público. Como en todos los planetas, la verdad suele ser aburrida. Y por cada placer hay un fatal fundido en negro convenientemente insertado.
No importa, que alguien vea lo que fuimos e hicimos. No hay que ser tímidos, ni apagar la luz; es más digno exhibir la obscenidad con descaro.
Actuar como si ya estuviéramos muertos no es difícil, de hecho vivir es morir continuamente hasta agotar el tiempo.
Esos seres no podrán condenar el asesinato ni la indecencia, asistirán impotentes ante toda la maldad y la mezquindad de los humanos y otras especies planetarias que puedan ser simples y aburridos microorganismos.
La humanidad será plaga incluso muerta. Una destrucción más iluminando ojos extraños.
Como hacen los astros muertos en nuestra piel en las noches que nos soñamos.
Tú y yo no seremos reflejados. Te prometo inventar algo que destruya nuestra luz, para que nada ni nadie pueda asistir al misterio de amarte tanto.
Seremos ocultos y secretos a los ojos del universo.
Ni siquiera a millones de años luz muertos, podrá contaminar nadie nuestro amor.
Seremos oscuridad en el espacio, un secreto de nosotros mismos.
Seremos un dato irrecuperable, un vacío irrellenable en la alienígena producción cinematográfica.
No seremos una película de un mal director en algún maloliente planeta, lo juro.

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Iconoclasta

Nunca me traen la cucharilla con el té chai, y se queda allá abajo la cremosa espuma, triste como un pez boqueando en la playa, asfixiándose irónicamente por demasiado aire.
Y claro, yo no me acuerdo de pedirla porque o estoy fumando o estoy escribiendo.
O pienso en cosas lejanas, posibilidades, improbabilidades, viajes y una mujer cautivadora. Tengo trabajo intelectual que realizar aunque no lo parezca.
Por otro lado es de agradecer esa tenacidad en no servir una cucharilla, porque las servilletas son muy pequeñas para limpiar el cremoso bigote que dejaría la espuma.
Y la verdad, ya soy mayor como para limpiarme con la manga de la camisa. Mi físico es demasiado llamativo como para añadir más decorado.
Pero lo peor, es que dejo propina de forma inconsciente, por rito. Y así, fomento la tristeza que da una espuma blanca y abandonada en el fondo de una taza.
No sé, tal vez están creando al psicópata perfecto.
He de recordar no consumir té chai, debe tener algún principio activo que azota lo surreal.

Alguien muere en algún lugar y otro nace. Alguien se echa un trago de agua fresca y una piel se deseca bajo el sol.
Pero todos comparten una soledad sin consuelo aunque no lo sepan.
Nadie encuentra a nadie en el lugar y tiempo adecuado.
Se conforman o contentan sin remedio con sucedáneos efímeros de amor y cariño.
Y así, la muerte y el nacimiento, la sed y la saciedad, se convierten en las cosas menos preocupantes; porque se resuelven de una forma fácil y natural en el medio que viven.
Tal vez, con ignorar la soledad, todo el misterio de la vida se resuelve.
Pero es una entelequia, cuando se ama, la soledad irrumpe a caballo del ansia y el miedo.
Estamos perdidos.