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Ataque alienígena

Mi viejo amigo y colega Gerardo Campani, me envió una genialidad. Uno de sus elegantes sarcasmos, o tal vez desengaños.
Quisiéramos que de verdad nos visitaran seres de otro planeta, es una buena ilusión, no puede hacer daño. Pero se impone la realidad y todo buen escritor sabe cuando salir de las fantasías; porque es la mediocre realidad lo que permite crear otras. Si te instalas en las leyendas urbanas y los chismorreos de prensa sensacionalista, estás perdido y ya no puedes recurrir a ese sarcasmo y crítica tan necesarios para imaginar mundos y situaciones mejores o peores; pero siempre más interesantes.
Tuve un desengaño muy parecido al que el describe en el final de este texto; pero no lo voy a contar, porque el suyo es infinitamente mejor. A lo que iba, es que lo comprendo. Maldita ingenuidad.
Un abrazo querido amigo, poeta Gerardo.
Disfrutadlo.
Iconoclasta.

 

FRAGMENTO DEL REPORTAJE A UN AVIADOR, EN UN PROGRAMA DE TELEVISIÓN (1993) DEDICADO AL FENÓMENO DEL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS. BLOQUE FINAL.

P. ¿Sabe Ud. lo que es el Triángulo de las Bermudas?
R. Por supuesto.
(Silencio incómodo.)
P. Cuénteme, por favor, a qué se dedica.
R. Soy piloto comercial.
P. Voló alguna vez en esa zona?
R. Sí, claro, durante treinta y cinco años.
P. ¿Treinta y cinco años?
R. Sí, hasta que me jubilé. Prácticamente, toda una vida.
P. ¿Habrá visto muchas cosas, entonces, no?
R. Bueno, claro… en tantos años…
P. ¿Cosas raras?
R. No.
P. ¿No?
R. No.
P. Pero Ud, sabrá lo que se dice de esa zona, ¿no?
R. Sí, claro, tengo noticias por las revistas, los libros…
P. ¿Y Ud. nunca vio nada?
R. No, nunca. Fenómenos naturales sí, claro, muchos, pero nada más.
P. ¿Nunca tuvo una experiencia… digamos… inexplicable?
R. No, nunca. Temporales, fallas del motor, solamente esas cosas.
P. ¿Y nunca le contaron…?
R. Vea, tengo muchos miles de horas de vuelo en esa zona, precisamente, y nunca vi nada, ni me contaron de primera mano nada, tampoco.
P. ¿Colegas suyos, dice?
R. Sí. Ningún aviador de la compañía, que cubría todas las Antillas, vio nada raro, que yo sepa. Eso sí, algunos contaron que le contaron, pero nada más. De primera mano, nada.
(La expresión del periodista era de incredulidad. El reportaje, espontáneo, resultó insólito.)

 

FRAGMENTO DEL REPORTAJE A UN ASTRÓNOMO DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA, EN UNA RADIO DE ROSARIO (1997)

P. ¿Qué opina Ud. de los OVNIS?
R. No opino nada en especial: el mismo nombre lo dice todo.
P. ¿Puede especificar un poco más eso?
R. Sí, claro, un satélite artificial, por ejemplo, para quien no sabe de qué se trata, puede considerarse un objeto volador, aunque no vuele, precisamente, y si el que lo ve no tiene noticia, es no identificado para él.
P. Pero un satélite artificial no cambia bruscamente de dirección.
R. No, absolutamente no.
P. Sin embargo mucha gente ha visto ese tipo de fenómeno.
R. Sí, eso dicen.
P. ¿Y Ud, nunca vio nada por el estilo?
R. La verdad que no. Tengo sesenta años, y desde los veinte que observo el cielo nocturno, a simple vista, con el telescopio del Observatorio, con instrumental muy complejo, y nunca vi ni registré nada que me haga tener en cuenta esa hipótesis.
P. Entonces… ¿la descarta de plano?
R. No, no la descarto, pero me resulta muy sospechoso que ni yo ni ninguno de los operadores de otros observatorios con los que me comunico hayan jamás registrado nada.

 

FRAGMENTO DEL REPORTAJE A UN OPERADOR DE UN AEROPUERTO PATAGÓNICO, EN UNA RADIO DE BUENOS AIRES (1981)

P. Bueno, ¿qué me cuenta de lo del martes?
R. El martes fue un día normal. Me enteré de la invasión marciana el jueves, por los diarios.
P. ¿No es verdad que en el radar del aeropuerto se registraron objetos no identificados?
R. No. En absoluto. Puede preguntarle a cualquiera de los que estuvimos allí esa noche. Además, están los registros a disposición de cualquier periodista que se acredite.
P. ¿Y el apagón?
R. El apagón fue solamente en el sector sur de la ciudad. Se debió a un desperfecto en un generador. El aeropuerto en ningún momento tuvo problemas de suministro.
P. ¿Así que no se registró nada ni se vio nada?
R. Nada de nada. No sé de dónde salió esa macana.
P. ¿Macana? Pero hay decenas de testimonios.
R. Vaya a saber. Justamente yo vivo en la zona en donde se produjo el corte, y ni mi mujer ni mis vecinos vieron nada, tampoco.
P. Algunos dicen que ustedes tienen órdenes de no hablar.
R. Pero qué disparate, Dios mío. ¿Quién podría haber dado esa orden? ¿Y por qué habríamos de obedecerla? Es absurdo.
P. ¿Y cómo explica el hecho de que hay tantos testimonios?
R. Mire, no lo tome a mal, pero quien debe explicarlo es el periodismo, no yo.
P. Es lo que estoy intentando, Señor…
R. Bueno, le propongo algo, una idea, nomás. Cite a cincuenta personas que no vieron nada y a cincuenta que dicen que vieron. Observe si los cincuenta que no vimos nada tenemos pinta de conspiradores, y si los cincuenta que dicen que vieron tienen un perfil de delirantes. Y saque sus conclusiones.
P. ¿Está acaso prejuzgando?
R. No, no se trata de prejuicios sino de juicios. Personalmente, ninguna persona razonable de mi confianza le da crédito a esas cosas; y he conocido algunos ufólogos… que… la verdad…

º º º

Nuestra vida es tan chata y monótona que, aunque seamos escépticos, abrigamos muy profunda e involuntariamente, un ansia de sobrenaturalidad, magia, o como se llame.
Una noche tarde, tirando ya a madrugada, caminaba solo por calle España rumbo a San Luis. Hacía frío, el aire estaba muy húmedo y el silencio era sepulcral. No había un alma en la calle. De pronto vi en el cielo encapotado unas luces como nunca había visto antes: rayos que se proyectaban girando sobre las partículas de vapor y smog suspendidas en el cielo, al tiempo que una sirena (como esas que anteceden a los ataques aéreos) ululaba como venida de otro mundo.
—Cagamos —me dije, derrotado—, era cierto. Nos invaden los extraterrestres.
Mantuve la compostura, sin embargo, y llegué hasta San Luis. Allí el ulular misterioso se escuchaba más como lo que era: una alarma antirrobo, activada seguramente por alguna falla. A un muchacho con el que me crucé le pregunté señalando el cielo:
“—Che, ¿qué son esas luces?
—Ah, los reflectores del Carrefour, hacen eso todas las noches. Como publicidad.
—Me cago en la mierda. Yo pensé que nos atacaban los marcianos.
—Sí, parece eso, ¿no? —dijo amablemente, siguiendo en su derrotero.
Claro, esa publicidad del Carrefour era la primera vez que yo la veía. Además, la alarma, que en San Luis era reconocible, desde calle España se oía distorsionada, misteriosa.
Ay, qué vida de mierda la mía. Por un momento sentí el vértigo de ser tal vez abducido hacia Ganímedes, por lo menos. Y de repente: nada. Un pelotudo que activa una alarma antirrobo por torpe; los hijos de puta del Carrefour jugando con los reflectores. Y yo, desencantado, esperando el ómnibus que me lleve a casa, a tomarme una ginebra reparadora e irme a dormir como un infeliz.
En la espera solitaria, fumando, canté bajito ese tango que dice:

¿Cómo querés que te quiera
una minusa moderna
que busca un muchacho pierna,
si vos sos un pajarón?

 

De Gerardo Campani, 23 abril 2012.

extraterrestre

Hoy me he olvidado de disfrazarme de humano, el cerebro superior y el inferior no se han puesto de acuerdo.
Tal vez estaban pensando en un sexo duro y sudoroso, en una piel humana y hermosa que acariciar.
De ahí mi lengua ávida.
Con dos cerebros es difícil no ser inhumano.
Hay humanas que desquician mis polipensamientos.
Y ahora sé que alguien se estará preguntando con sarcasmo, si tengo dos penes.
No pienso desvelar semejante grosería, estoy en este planeta para follar, no para que me hagan un reconocimiento anatómico.
Solo puedo decir que mis gafas protegen a las hermosas terrícolas que analizo de mis rayos de erotonium, que las harían gritar orgasmos en plena calle con absoluta impudicia.
Un día pienso quitármelas.
Soy un extraterrestre un poco cabrón si me lo propongo.
Por otra parte, no me preocupa ser absurdo, al fin y al cabo, no soy de aquí, solo estoy de paso.
Hay bebés con dos cabezas que ahora tienen una justificación.
Soy débil…

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Iconoclasta
Foto de Iconoclasta

 

Vidafaro, de Iconoclasta

Publicado: 5 octubre, 2015 en Lecturas, Libros
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Vidafaro promoción Issuu

Novela de ciencia ficción de Iconoclasta. En Issuu.

Ganchos promoción

Relato de ciencia ficción, en Issuu.

Sexo en el Sistema Solar, de Iconoclasta

Publicado: 29 septiembre, 2015 en Humor, Lecturas, Libros
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Sexo en el Sistema Solar

Sexo en el Sistema Solar, el Probador de Condones y su odisea espacio sexual. En Issuu.

Un campo de energía

Entre tú y yo hay un campo de fuerza que no permite el paso de los besos.
Tu humedad se escurre entre los muslos desangelados y mis erecciones son un puntero que indica la dirección hacia lo inalcanzable y lo imposible.
A pesar de que existes y estás en algún lugar.
Hermosa y amada hasta la agonía.
Somos reflejos atrapados en espejos enfrentados.
Fluidos que se escurren por una infranqueable pared de nada y labios aplastados contra un cristal.
Palabras sin sonido que parecen morir apenas nacen de los labios.
«Te amo, mi vida».
Y las palabras se convierten en ceniza que cae sobre mi pecho y tu mirada triste al otro lado me retuerce las entrañas. Tu tristeza es mi tormento.
Almas apresadas a las que nadie presta atención, porque nuestra atmósfera es sorda e incompatible con la de ellos, los otros.
Tus manos se apoyan en lo infranqueable y lanzas miradas de socorro que me doblan con una náusea.
Figuras mudas que nadie ayuda…
Yo no recuerdo haber hecho algo especialmente malo.
Tal vez es tu condena la que me arrastra.
¡Mentira! Intento bromear para no llorar como un crío. No puedes haber hecho algo malo. No puedo aceptar esa idea, es inconcebible.
A menos que poseer la voluntad de un hombre sea delito.
Algo así puedo imaginar, que sin pretenderlo, hayas usurpado el trabajo de Dios al hacer de mi alguien que te adora.
Y ahora pago las culpas por ser alguien que pende de ti, arrastrado por tu pensamiento y el deseo por tu piel.
Alguien hizo ciencia-agonía de la ciencia-ficción.
Somos dos amantes apresados cada uno en un capítulo de una novela del futuro.
No puedo abrazarte ni besarte. No puedo consolarte.
Solo escribir y buscar el método, el sortilegio para romper esta condena.
Asesinar al autor.
Este maldito campo de energía…

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Iconoclasta

Autodestrucción

Publicado: 12 agosto, 2015 en Terror
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Autodestrucción

«Este hombre se autodestruirá en diez segundos.»
Si es más, es porque el software no ha sido suficientemente depurado.
Y el chip no se activa.
«Soy un error pegado a un error.
Y lo que nace de errores, son errores al cuadrado, al cubo, a la enésima…»
El chip solo ha liberado la droga de la culpa, que sume al suicida en un depresión veloz como un rayo.
«Y es desesperanzador, es un callejón sin salida, hasta que te aplasta el peso de las potencias.»
El hombre salta a las vías del tren. Las ruedas le amputan la pierna izquierda, la mitad de la derecha y un hombro. Muere desangrado en quince minutos. El video está en Yutup.
Este fue el primer caso del chip Autodestrucción implantado en humanos. Fallaba mucho, el tiempo y la temperatura elevada del cuerpo, provocaba serios deterioros en la electrónica.

«Voy a autodestruirme, soy un hombre moderno, soy de los primeros implantados con el Chip Infartivo.»
Así comienza la publicidad del Chip Infartivo, la evolución segura y sin fallos del anterior chip Autodestrucción.
Es un rompecorazones, si antes lo que se instalaba eran los marcapasos, ahora nadie los quiere y se instala lo contrario.
La gente sufre tanto estrés y frustración, que este aparato se ha hecho popular con el eslogan: «Tú tienes la última palabra».
Así que si un día te despiertas y te sientes tristísimo, tecleas una contraseña en tu móvil y el miocardio a la mierda.
La grandeza de este sistema de eutanasia o autodestrucción, es que antes del infarto, libera una dosis de heroína. Una dosis tan elevada, que nadie se entera del trauma del corazón cuando revienta por la activación de una pequeña cápsula que contiene un compuesto cuyo principio activo es la nitroglicerina; pero mucho más estable gracias a un elemento que protege el núcleo explosivo. Este elemento es el secreto mejor guardado junto con la fórmula de la cocacola.
Por otra parte, también tienen la opción de configurar la subida automática del video de su muerte a Yutup.
La droga para sumir en la depresión al suicida, fue otro error, porque pocos querían morir con tristeza. No hubiera tenido éxito comercial. La heroína ha sido lo que realmente ha hecho popular el chip.
Actualmente hay más de ocho millones de hombres, mujeres y algunos niños que psicológicamente han pasado las pruebas de madurez, que disponen de esta salida de emergencia alojada en el corazón.
Ya no es necesario (si tienes tarjeta de crédito) esconderse, idear un plan, pasar miedo, dudas finales y dolor.
Hay pocos seres humanos capaces de realizar un trauma directo contra su cuerpo: lanzarse desde una gran altura, cortarse las venas, envenenarse…
El suicidio suele ser muy doloroso. El más suave de los casos, cortarse arterias profundas como las de las muñecas, es más brutal de lo que muchos se piensan, un tendón cortado y que se retrae, es un auténtico tormento.
Y no hablemos ya de lanzarse desde una gran altura.
Ahora tenemos más de ocho millones de cobardes alardeando de que no les da miedo morir y que ellos eligen.
Soy un hacker y dentro de siete minutos, van a morir en el mismo instante ocho millones, trescientos treinta y seis mil ochocientos trece seres humanos.
Yo no pretendía sacar beneficio con esto, se trataba de simple diversión. Un reto personal que me puse como meta; pero todo tiende a perfeccionarse y pensé que una vez muertos, el dinero no les hace falta, y lo más importante: no van a ir a una comisaría a denunciar que sus cuentas bancarias han quedado en blanco.
Lo que más destacará de estas emocionantes horas que les quedan de vida, es que morirán felizmente todos.
Lo que más me llena, es que morirán cuando yo lo disponga. Me meo en el eslogan: «Tú tienes la última palabra».
Mi padre y mi tío están entre ellos, pero no puedo ser selectivo, y de todas formas, ya están mayores. Y si se implantaron el Chip Infartivo, por alguna razón sería ¿no?
Dentro de unos minutos, las televisiones van a empezar a emitir los especiales informativos, os lo pasaréis bien viendo testimonios y entrevistas idiotas.
Con el Chip Infartivo, todos ganamos.
Es una maravillosa sociedad si sabes como matar con eficiencia.
Pulsando «intro».

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Iconoclasta

Cero

Publicado: 26 julio, 2015 en Amor cabrón, Ciencia ficción
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Cero
Te levantas y esperas a ponerte el pantalón hasta que baje la erección y meas primero.
Se calienta el café y sabes que estás fumando porque te das cuenta que te escuecen los ojos y lloras también por eso.
Te sientas con el café y el pecho sucio de ceniza que en algún momento arrastraste.
Saludas a quien amas con discreción, como buenamente puedes sin perder el control.
E intentas no coger la pluma y escribir de inconsolables distancias y que amar tiene la irónica y paradójica virtud de dejarte solo.
Irremediable y dramáticamente solo.
Está descorazonadoramente lejos…
Así que te colocas el traje espacial, te sientas horizontalmente en la nave y despegas.
En el espacio solo oyes tu propio pensamiento y concluyes que eso no es bueno porque amplifica la soledad.
Es triste.
Los asteroides que golpean peligrosamente el fuselaje son trozos de Dios, que estalló por hacer las cosas mal.
Y viajando hacia el amor piensas en la relatividad del tiempo.
Y que el amor muere de viejo mientras viajas silenciosa e inmóvilmente en esa inmensidad fría y letal.
Estás de acuerdo con el botón de autodestrucción, tiene sentido.
Diez, nueve…
La cuenta es breve y pronto serás un trozo de hombre que intentó luchar contra lo que Dios hizo mal.
No puedes vivir más que a quien amas, es cobardía. No es una opción respirar si ella no está.
Y así arreglas lo mejor que puedes cosas estropeadas y relatividades insalvables.
…cero.

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Iconoclasta

Silvia y Alejandro

Publicado: 23 julio, 2015 en Reflexiones
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Silvia y Alejandro def

Comercial del nuevo producto de Deadalive Ludocorp:
«Somos Silvia y Alejandro, los nuevos tamagochis perfeccionados para vosotros, adultos. Somos capaces de gestionar tal gama de emociones, que pasaremos de la euforia más narcótica, a la depresión suicida según nos tratéis. Adóptanos, no te arrepentirás.»

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-Serás mi hermana -le dice Marta de forma lenta y clara oprimiendo el discreto pulsador en uno de los plásticos omoplatos de Silvia.
Silvia intenta sonreír y lo consigue tras unos segundos de procesar estadísticas que la llevarán a hacerlo de forma audible o discreta. Su hermana la ha dejado sentada con las piernas colgando en una balda del librero del salón. Apenas supera los treinta y cinco centímetros de los pies a la cabeza.
Ha articulado la boca y los arcos superciliares para mostrar una sonrisa discreta, ya que no ha podido analizar aún las distintas gamas de frecuencias de la voz de Marta para optar por una sonrisa más notoria.
Queda almacenada la fecha y la hora de la sonrisa en su base de datos, junto con parámetros como temperatura, datos de frecuencia cardíaca y respiratoria y el ph epidérmico.
Marta no le ha prestado atención, así que Silvia, tras cuatro segundos, retorna a una expresión neutra y su procesador queda en suspenso esperando una nueva señal sensorial por parte de su hermana adoptiva.
Tras registrar la compra de Silvia en la web de Deadalive Ludocorp, se prepara la cena.
Come mirando el noticiero de las nueve y chateando con el móvil.
Cada vez que suena el aviso de mensaje recibido, Silvia sonríe y moviendo torpemente la boca dice:
-Espero que sean buenas noticias. Que tu pareja esté enamorada de ti, que tus hijos te expresen abrazos y besos, que sea tu mejor amigo o amiga…
– ¡Calla, Silvia! -ordena Marta.
Silvia apaga el brillo de sus ojos y el tono cálido de su piel.
Ha detectado malhumor por el análisis de la frecuencia de sonido en la voz de Marta tras compararla con parámetros estándar precargados en la factoría . Otro dato que queda almacenado en su memoria.
La mujer escribe a su amiga:
– ¡He comprado una Silvia! Es una monada. Ya la he tenido que hacer callar.
– ¿Es verdad que pueden alcanzar la felicidad y la depresión tan fácilmente y de forma tan realista? -le pregunta Lidia.
-Eso pone en el libro de instrucciones.
– ¿Has visto que en Yutup ya hay un canal para Silvias y Alejandros? Son una delicia, pero me dan pena.
-Claro que he visto los videos, por eso me he comprado una. Ya te diré.
-Te envidio, chocho.
-¿Cuándo te vas a comprar una?
-No lo sé, son muy caros, tal vez espere a que salgan modelos de otros fabricantes.
-Puedes hacer el pago fraccionado, Nuria, cómprate una Silvia, o un Alejandro, puedes adoptarlo como novio.
-Te dejo, Marta, voy a ver la isla de los famosos. Mañana me pasaré por la tienda a ver si me animo.
-Ok, amiga.
Marta tomó en sus manos a Silvia, acarició el sedoso cabello rubio platino. Silvia esbozó una amplia sonrisa y le dijo:
-Hola Marta, hermanita.
-No soy tu hermana, pequeña mierda.
Se dirigió con Silvia a la cocina, tomó unas tijeras y le cortó el pelo tirándolo a la fregadera.
Silvia esbozó un gesto de tristeza bajando la comisura de los labios.
-Pequeña asquerosa, te he comprado para meterte en el microondas, me das asco.
Los ojos de Marta sonreían, disfrutaba, estaba ilusionada por provocar el suicidio de Silvia, cuanto antes mejor.
Se durmió a las doce de la noche, estaba agotada de trabajar.
Silvia vertió unas lágrimas tirada en el suelo, al lado de Marta, que dormía más arriba, en la cama.
Marta tiene treinta y nueve años y es directora de un colegio privado de enseñanza primaria. Es divorciada.

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Comercial del nuevo producto de Deadalive Ludocorp:
«Hacednos felices y obtendréis una magnífica coreografía y una bellísima canción, exclusiva para cada unidad y que podrás registrar como prueba de haber logrado la máxima cota de empatía entre tu Silvia o Alejandro. Si la tristeza se apodera de nosotros, podríamos autodestruirnos, suicidarnos.
Interactuad con nosotros, enseñadnos y pasaremos unos ratos inolvidables.»

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Tras comprar a Alejandro en un Hiperciberland, Cristóbal se apresuró para llegar a casa, expresar a Alejandro que sería su amigo y registrar el número de serie del equipo en la web de Deadalive Ludocorp. Lo sentó a su lado, en el sillón frente al televisor. Se desnudó y metió un DVD en el reproductor, una película pornográfica de zoofilia. Mientras se sucedían las imágenes, se emborrachaba con ron, se acariciaba el pene y cada poco tiempo tomaba a Alejandro en sus manos y le decía:
– Tu vida no vale nada, muñeco asqueroso, no debería haber energía en tu CPU inútil. No sirves ni para lo que hacen esos perros en la película.
Tras procesar toda la gama de frecuencias de la voz de su amigo, frecuencias respiratorias, cardíacas, y el ph de la piel, decidió que debía llorar.
Y por los pequeños lagrimales, brotaron gotas de agua destilada a modo de lágrimas.
Cristóbal, soltero, de cincuenta años y conductor de autobús, estaba disfrutando seguro de que iba a conseguirlo en muy poco tiempo.

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En la tercera tarde desde la adopción, Silvia, ante la continua vejación de su hermanita Marta (le había arrancado el vestido rasgándolo y desgajado una pierna del tronco) expulsó unas lágrimas de agua destilada por los conductos lacrimales y con sus manitas y bracitos giró su cabeza hasta romper el cuello y con él los conductores y semiconductores medulares que forman parte de la CPU alojada en la cabeza.
Marta filmó el suicidio con el móvil y se apresuró a colgarlo en Yutup y en la web Deadalive Ludocorp.
Tiempo empleado para llegar al suicidio desde su adopción: 50 horas.
Promedio de habilidad: lento.

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Nota de prensa:
«Apenas superan las cuarenta y ocho horas de funcionamiento y cuestan la mitad de un jornal mensual medio; sin embargo, ningún cliente o comprador ha efectuado reclamación alguna. La demanda de Silvias y Alejandros de Deadalive Ludocorp, está superando todas las expectativas de mercado.
Las redes sociales están atestadas de videos y comentarios de estos tamagochis, un fenómeno que ha marcado un hito en la industria del ocio.»

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Cristóbal, ya de madrugada y completamente ebrio amenazaba casi a gritos a Alejandro, diciéndole que le arrancaría la «puta cabeza», que lo abandonaría en un vertedero lleno de ratas.
Alejandro no puede imaginar nada, pero es sensible a las frecuencias hostiles y a los ph epidérmicos que muestran estrés en alto grado. Todo ello lo traduce en iniquidad profunda.
Alejandro expulsa sus lágrimas de agua destilada y con una mirada triste y la boca formando una «u» invertida, mete la cabeza en el vaso de ron hasta inundar los circuitos integrados y cortocircuitarlos.
Cristóbal graba con el móvil el suicidio.
Tiempo empleado para llegar al suicidio desde su adopción: 8 horas.
Promedio de habilidad: rápido.
Tres horas más que el récord registrado por un tal Eladio en la web de Deadalive Ludocorp.
Es el tercer suicidio que registra Cristóbal en tres meses.

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Nota de prensa:
«De los tres millones de Silvias y Alejandros vendidos y registrados en la web de Deadalive Ludocorp, solo un 0,5 % de los equipos han llegado a desvelar su canción secreta y su coreografía especial.
El fabricante está diseñando una nueva generación de Silvias y Alejandros que dispondrán de un software que incluirá respuestas hostiles al cliente. Para llegar al Breakdown CPU (suicidio del equipo técnicamente hablando), se deberá emplear más tiempo. A cambio de esta pequeña «dificultad añadida», Silvia.2 y Alejandro.2, dispondrán de sensores bajo la piel sintética para simular dolor.»

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Nota de prensa:
«Ante la acumulación de deshechos electrónicos y la imposibilidad de los ayuntamientos por procesar tal cantidad de material, Deadalive Ludocorp ha firmado un acuerdo con los países afectados para llevar a cabo el reciclaje de sus productos a cambio de una rebaja en el IVA de un 3%.»

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Nota de prensa:
«Los usuarios de la redes sociales Feisbuc, Tuites, Instagrac, Tueti, etc… Exigen con mensajes virales al fabricante Deadalive Ludocorp, que moldee los respectivos genitales en Silvias y Alejandros. Consideran que unos seres tan avanzados emocionalmente, deben tener sus órganos sexuales definidos: «Aunque sean equipos electrónicos, también merecen dignidad.»

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Nota de prensa:
«Deadalive Ludocorp sacará al mercado el primer día del próximo mes, los nuevos Silvia.3 y Alejandro.3, con órganos genitales modelados y cigarrillos especiales para efectuar lesiones en ellos, sin elevar el coste de los equipos.»

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Nota de prensa:
«Los usuarios de las redes sociales han elogiado al fabricante. En los «muros» de los usuarios, se multiplican las fotos de portadas de perfil de usuarios con los mini genitales lesionados de Silvia.3 y Alejandro.3, las nuevas versiones de los célebres tamagochis que hoy se han puesto a la venta.»

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Vidafaro, de Iconoclasta

Publicado: 17 junio, 2015 en Lecturas, Libros
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Novela de ciencia ficción de Iconoclasta. En Issuu.