Archivos para junio, 2015
El Hombre Sierpe, de Iconoclasta
Publicado: 17 junio, 2015 en Lecturas, Libros, TerrorEtiquetas:El Hombre Sierpe, Terror
Vidafaro, de Iconoclasta
Publicado: 17 junio, 2015 en Lecturas, LibrosEtiquetas:"ciencia ficción", Vidafaro
Prostitución en el tercer mundo
Publicado: 17 junio, 2015 en Chusma, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, música, Ultrajant
Las mamadas y cópulas de las putas del tercer mundo se pagan con unas pocas gelatinas infantiles, unos yogures y algún CD pirata de karaoke de La maldita primavera.
Lo único que sacas de la mamada de un puta tercermundista, es la sensación de haber hecho un pornográfico y lujurioso acto de caridad.
El sexo también tiene su faceta filantrópica y carismática.
Civilizadamente, sin grandes discusiones
Publicado: 15 junio, 2015 en Conclusiones, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, música, Ultrajant
Pongamos que las cosas no van bien: no quiero ser padre, no quiero pagar durante tanto tiempo un error. Y el tiempo me importa más que ser padre.
Pongamos que un hijo es una prueba de amor y demostraría que no te amo lo suficiente.
Pero sobre todo, sopesemos el aborto antes de la separación.
Porque yo no seré padre.
Mientras tanto, jodamos libres y relajadamente, sin tomar precauciones; ya nada peor puede pasar. Mientras tanto puedes decidir si abortar o separarnos.
No vale la pena disgustarse demasiado.
La paz y el descanso eterno
Publicado: 14 junio, 2015 en Chusma, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, música, Ultrajant
Nada está bien, siempre se acaba haciendo algo que no gusta a alguien.
Y lo divertido es que no tendría que gustar o disgustar a nadie. Hay un problema de vanidad y egoísmo en esa gente que sufre por cosas ajenas a ellos.
Se empeñan en decir lo que es y no es normal y quién representa su sagrada normalidad.
Solo que esa «normalidad» es la base primitiva de cerebros simplones que nacieron para comer, follar, cagar y dormir. Son los que dan la mayoría de votos a los grandes partidos políticos y su condescendencia a los tiranos genocidas.
La envidia de la libertad suele correr bajo su piel como larvas comiéndolos.
La única solución es la absoluta soledad, si consigues eso, te fumas cigarros en tumbas que no importan, que solo son cómodas.
La paz no es el descanso eterno.
La paz es que lo muertos no tienen nada que opinar, se acabó su tiempo y yo, lo agradezco.
A veces se me escapan unas lágrimas porque pierdo el control de la realidad. Porque el pasado dejó de ser un hecho y el futuro es solo imposibilidad.
Y perder el control conlleva también que no puedes concretar con precisión el porqué de esas lágrimas.
Cuando eso ocurre es porque estoy en el momento y lugar adecuado: en la soledad.
El cerebro sabe cuando aflojar las riendas del control, porque nos daría pánico (a mí y a la razón, al cerebro), que este llanto incomprensible e incomprendido se desbordara en presencia de alguien.
La soledad es la libertad del llanto.
Y el llanto nace en las altas montañas de la Frustración de Llegas Tarde o Ni Siquiera Llegas a lo Bueno.
Las lágrimas producen una comezón en la piel y siento la angustiosa y humillante sensación de que corren gusanos por mi rostro. Me quito las lágrimas a manotazos antes de que horaden la piel y pongan huevos.
No quiero ser el rostro de una vaca, que nadie me vea como una res con el hocico lleno de moscas.
Soy la vergüenza de la elegancia.
Soy la decepción íntima de un hombre al que llaman P. No recuerdo el nombre, no tengo control de mis funciones racionales.
Soy una extremidad que causa desequilibrio mental, físico y sexual en P. Es mejor que nadie sepa, que sea anónimo. De hecho es anodino (por ello ni su propia razón recuerda su nombre). Se parecen un poco anónimo y anodino, sobre todo porque empiezan por ano (y se me escapa una risa pérfida, aunque no sé si es la razón o la ilusión la que se ríe, no tengo el control). Anónimo es cualidad (buena) y anodino es fracaso (inevitable). La diferencia no tiene sutilidad alguna y revienta cualquier tipo de alegría sin piedad alguna.
También soy la vergüenza de P.
Son las lágrimas de la ira, de cosas que no me dejó hacer la envidia ajena.
Es una mentira de mierda, si quieres no puedes, solo puedes si te dejan todos los hijos de puta del mundo.
Son lágrimas de amores posibles, imposibles, pasados, futuros, eternos, efímeros, muertos y latentes. Y amar es una gran mierda dice la razón, dice P escondiendo su rostro con una mano para que la oscuridad no lo vea. Dice la ira al otro lado del espejo dejando caer una baba feroz de entre sus dientes rotos de morder metales.
Son lágrimas de una erección salvaje y venosa que fertilizaría la tierra misma en un desconsuelo primigenio, como el celo de las bestias.
Bendita soledad que oculta las lágrimas del desconocido y descolocado P.
De la obscena erección de la tristeza.
Hoy no hay sonrisas P.
Caminar es dolor y el dolor espanta las emociones amables si un día las hubieron.
Soy la campana que toca a muertos, porque los deben haber, siempre muere alguien a cada momento.
El llanto y la muerte van de la mano, es una pareja entrañable.
Sin embargo, no oiré mis propias campanas, estaré ocupado en conseguir que el corazón lata y los pulmones tomen otro trago de aire.
Soy la sonrisa de un padre muerto, de una madre muerta, de una abuela muerta…
Una sonrisa inerte.
Los muertos se acumulan a lo largo de la vida.
Son como loros en hombros de piratas con patas de palo que cargan con ellos sin darse cuenta, sin hacer caso a lo que dicen. Los muertos siempre dicen cosas inaudibles.
Soy un desgaste de cuerdas vocales que apenas saben qué decir.
Los hombres no lloran… Entonces ¿qué coño soy? ¿Lloran los cerdos?
Todos están tan lejos, todo lo que quise (lo poco), todo lo que quiero (lo ínfimo). Soy un oso polar atrapado en un iceberg roto, arrastrado por la corriente, allá donde lloran las ballenas y mueren en mares fríos.
Donde las lágrimas se congelan y los ojos se rompen como cuentas de cristal.
Algo no hice bien y lo lloro.
Bendita soledad y el papel empapado de penas.
Las lágrimas se han secado (agotado) y queda un latido encolerizado (las venas de las sienes parecen electrodos en manos de un torturador).
Males que no pude devolver, venganzas que se pudren incumplidas como podridas son las sonrisas de los bastardos impunes. Viviría como espíritu atormentado, vomitando sangre para acabar con ellos y sus descendencias.
Los pequeños seres duelen como los grandes y los insectos son tiburones, y los caballos pequeños son la maldad pura y una serpiente es la bondad arrastrada.
Y lloro unas lágrimas de incomprensión, es el funeral de la razón, es el funeral de un hombre al que llaman P y no acierta a recordar lo que fue, ni siquiera si alguna vez quiso ser algo.
Ser algo es imposición y las lágrimas resbalan por bautismos y hostias que no pidió.
Entre los genitales rasurados, el semen es un río cálido que desborda en cascada por los testículos y las ingles. Y todo está bien.
La caricia de una caricia.
Soy un acto obsceno, la lágrima depravada.
Es hora de reír:
Hay un perro que se llama chiste. Se murió el perro y se acabó el chiste.
Es que me meo.
Sin control
Publicado: 13 junio, 2015 en Absurdo, Conclusiones, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, música, Ultrajant
Las lágrimas producen una especie de hormigueo en mi piel y tengo la humillante sensación de que hay insectos recorriendo mi rostro.
No quiero que nadie me vea como una vaca con el hocico lleno de moscas.
Soy la vergüenza de la elegancia.
Soy la íntima decepción de un hombre al que llaman P no se qué. Olvido las cosas cuando pierdo el control.







