
Lo sé porque a veces me tocaba ir con mi madre a la compra, y en las paradas se decían las mismas burradas que las del titular.
Solo que por aquel entonces no habían pseudo periodistas en los mercados para fabricar una noticia, ni se encargaba una ministra de realizar la propaganda institucional de la dictadura y lamerle los huevos al Caudillo, en este caso el actual al Penitenciario Fascista Español Homosexual Sanitario.