Archivos para octubre, 2019

“Poco después de que mi hijo hubiera dominado la pesca con mosca artificial, me lo llevé en un largo viaje por la cadena montañosa de los Altyn Tagh, donde nace el Hassayampa. Pensé que el viaje le haría mucho bien. Era un poco afeminado… lloraba cuando su madre se negaba a hacerle buñuelos para el desayuno, y era un maestro del lloriqueo reprimido, fiándose de una combinación de sentimientos de encanto y sufrimiento para sonsacar las cosas que quería a sus mayores. Prefiere no luchar, aunque, como dice el proverbio, lo hará en cuanto se vea acorralado.”

“Asegurándose de que el barman no estaba mirando, ella se levantó la blusa y lanzó un golpe con el pecho izquierdo y a continuación otro rápido con el derecho, haciéndolos chocar entre sí. Las agresivas aureolas estaban ribeteadas por unos pocos pelos largos y negros. Sentí cómo se me endurecía el pene. Habíamos estado demasiado tiempo en los bosques.”

(Deporte sangriento, de Robert F. Jones)

El gobierno catalán no gobierna, solo recauda. Si no es robando a la gente que compra refrescos, es usando la puta “crisis climática” para que sus políticos se ceben como marranos sin dar un palo al agua. Cosa que hacen muchos gobiernos, solo que Cataluña es siempre pionera en usura y en represión.

Me erizan los vellos los actos y declaraciones de patriotismo.
Los himnos me provocan eccemas y prurito genital. Siempre me llevo la mano a los cojones, nunca a mi podrido corazón.
Viendo a los patéticos patriota llorar sus himnos emocionados, me considero afortunado y superior por ser absolutamente impermeable a apegos de nación y raza.
Siento una verdadera repulsión por las banderas que no son de piratas o las que anuncian burdeles.
Padezco de un odio atroz por el lugar en el que nací y me hizo esclavo desde el primer día de mi vida. Un odio del que no quiero curarme, porque es mi privilegio y mi dignidad.
Gozo de un rencor cancerígeno hacia los que murieron y los que viven de mi esfuerzo, los que con sus impuestos y morales han intentado esclavizarme y asfixiarme en los excrementos de la pobreza y la mediocridad.
Porque en esta repugnante y leprosa sociedad de naciones, he perdido más de la mitad de mi vida y salud para alimentar a los altos cerdos.
Como deseo que mueran, como me alegro cuando al mear imagino que mojo la cara de esos muertos…
Es imposible no sonreír insanamente cuando un jefe político, un ministro, un presidente, un rey, un juez, un obispo o un multimillonario, muere, sufre, se le escupe o le nace un tumor.
No existe forma humana en esta puta y puerca sociedad de que pueda tener un pensamiento, siquiera neutro, hacia un político.
Siento y aliento el profundo desprecio y repulsión hacia todo patriota sea cual sea su pelaje. A esos esclavos y mediocridad en estado puro que vitorean a sus amos y divisas como banderas y fronteras piojosas de mierda.
Esto es un mundo asqueroso, yo no lo pedí. Me jodieron, me estafaron, intentaron mutilarme intelectualmente, hacerme creer que era libre nadando en una alcantarilla; sucio por los excrementos que llueven de los altos puercos de allá arriba.
Deseo la violencia y sus consecuencias, rezaría ante cualquier altar, piedra o muñeco si diera resultado. Con sangre, muerte y hambre de los ciudadanos patriotas o no, me sentiría libre y menos sucio.
Ojalá pudiera escribir esta náusea con algo de humor para poder dejar un rastro de sarcasmo. Pero no es posible, hoy mi química dice que no hay espacio para el humor, estoy asqueado.
Escribo imaginando que la pluma se clava en los ojos de los patriotas y sus amos, en lugar de una forma tan incruenta, en el papel y solo con tinta.
Y es algo que debo hacer, mi naturaleza lo dicta: mi pene late furioso, está erecto y amoratado el glande de tanta sangre que le llega. Y si ella estuviera cerca, la follaría con animalidad, sin cuidado por el culo, por el coño, por la boca hasta que vomite…
Yo nací en este planeta. El que una gente me metiera en la boca su coño o su polla en un determinado idioma y color cuando nací, fue mi mala suerte.
Pero jamás sacaron ni sacarán de mí un respeto a sus cochinas banderas y sus himnos de maricones.
Muy joven aprendí a pensar cuando un alto puerco moría: “Y así hasta que no quede ni uno. Hijoputa… Cómo me alegro…”. Ahora, impaciente pienso día sí y día también: “Cuánto tardan en morir, joder”.
Mierda para dios, jueces y jefes.
Vuestra respiración es mi ofensa, vuestro asma mi esperanza.

Iconoclasta

Verano de 1977: en La Escala (litoral catalán, Gerona), una noche mi madre estaba dándole a la lengua sin pausa con la familia en el jardín de la casa y llegó un momento que aumentó el doble de volumen por culpa de esos mosquitos climáticos del futuro. Al médico casi se le escapa la risa. A mí también, nunca he alardeado de buen hijo. Psé…

De obreros y focas

Publicado: 9 octubre, 2019 en Sin categoría

Alguien podría pensar que al ser el Ripollés una comarca catalana principalmente ganadera, es lógico que por aburrimiento y desidia, las autoridades señalicen lo que no es necesario porque ya lo está con decenas de señales. Sin más malicia, con su mentalidad ganadera tratan a los ciudadanos como a las vacas y han decidido que hay que marcar con más rigor el paso de la reses humanas.
Si contamos además con que por este lugar no circulan coches, motos o camiones; que es eminentemente lúdico para peatones y bicicletas, lo absurdo llega a la comicidad.
Pero es mucho peor que una desidia o una “deformación profesional” derivada de la ganadería.
Lo real, lo exacto es concluir que realizan un ejercicio de autoridad y demostrar así a sus ciudadanos que son ellos los que ordenan y marcan por donde y como se debe caminar.
Con estos postes crean situaciones de accidente: que los ciclistas o los niños que aprenden a ir en bici se golpeen contra los grandes y llamativos postes, o se acumule gente y bicicletas en el embudo que han creado con esa mierda que han plantado.
Si generan situaciones peligrosas o irritantes, se hará necesario que intervengan las autoridades y hacerse así más necesarias en los lugares y momentos más banales e inverosímiles. Con ello tienen asegurado el control, la omnipresencia y la excusa para contratar más seguridad a costa de los siempre felices y pastoreados votantes o contribuyentes. Y todo con un objetivo fascistoide e hipócrita: vuestro Gran Hermano vela por la seguridad y el bienestar de las reses votantes.
Y aún hay más, el mensaje más duro y obsceno que transmiten esos postes con su rojo y blanco contrastando como barreras de aduanas, como mierda en la nieve, es: “No sois libres. Nosotros decimos hasta donde y por donde puedes serlo”.
Con sus deseos de crear más fronteras, los ilustres próceres de la sociedad no pueden reprimirse de crear puestos y sistemas de control y represión hasta donde pastan las vacas, jodiendo el paisaje y mi libertad con su omnipresencia de mierda.
Sin ser necesario.
Sería de risa si no fuera tan ofensivo y degradante como los chequeos de control de los aeropuertos.

Ha cambiado la bombilla y al encender la lámpara se ha vuelto a fundir, chisporroteando débilmente, como enferma.
Y ha llorado una lágrima que desobediente, se ha escapado rostro abajo.
Y ha agradecido estar solo.
Porque sabe que morir no será tan fácil, ni tan rápido.
También tenía olvidado el salobre sabor de las pequeñas tristezas de las cosas.
Sin pretenderlo y como si fuera posible, ha deseado ser bombilla u objeto para morir cómodamente.
Mañana volverá a comprar en la ferretería otra bombilla; pero no la encenderá, no es bueno abusar de las cosas saladas.
Luego ha bajado la persiana del salón y ha encendido un cigarrillo en la penumbra, sentado al lado de la lámpara que no luce.
Y ya.