Si eres tan idiota de meterte en el cine a pasar dos horas con una mascarilla, el riesgo es que te llamen estúpido, amén de salir con el cerebro seco como arena de playa. En una barbacoa, si te arrimas demasiado, corres el riesgo de quemarte los órganos genitales. Y de todas formas te has de sacar la mascarilla para comer ¿no? ¿Entonces a qué viene tanto remilgo, imbécil? Si has sido tan idiota como para hacerte una prueba de coronavirus y da positivo y tu pareja está más sana que un pedo; es que tu pareja no te ha puesto los cuernos como tú has hecho (o ha sido más inteligente), salido cobardica. Si tienes miedo al coronavirus, ni folles, ni respires, ni vayas a una barbacoa, ni al cine a ver el ladrillo de Joker o algo de la misma clase de pseudo filosofía for dummys. Tonto del culo. Más idiotas y nacen de plástico. Dan ganas de castigarlos de cara a la pared con un supositorio de madera astillada.
Aparte de los pelarros que le salen por todas partes sin ninguna elegancia ni glamur; ¿esa mascarilla maricona es legal? ¿Puedo yo llevar una media como si fuera un ladrón de película o un violador y asesino en serie sin que un puto policía de mierda me toque los cojones? ¿O tal vez los maricones, travelos y otras cosas parecidas quedan exentas de llevar un bozal con especificaciones técnicas de mierda (en España, claro)?
El cobarde se hace generación tras generación gracias a una genética endogámica producto de las grandes concentraciones ganaderas de humanos en las granjas-ciudades. Y a una muy bien planificada estrategia para crear generaciones de gran ignorancia y nula visión de la historia. Un miedo paranoico al esfuerzo físico, ha hecho del español, uno de los cabestros mejor valorados del mundo por su docilidad y obediencia. Si a la cobardía le sumamos la inevitable mezquindad, puedes vomitar. El miedo a la cafeína o a la leche entera era solo un aviso de la mucha cobardía que habita en la península ibérica, España más concretamente.
Porque la mascarilla empobrece la respiración, por ello la sangre, por ello las defensas y además, hace sentirse enferma a la chusma. Es que hay que explicarlo todo, idiotas. Si no se contagian de coronavirus, se creen que lo tienen. Y los médicos los dan por infectados. Tanto que le preocupaba a la sanidad los golpes de calor en sus votantes y ahora les suda la polla y el coño que la gente se asfixie con el puto bozal a treinta y cinco grados de calor. Si al menos mintieran con un poco de elegancia…
Claro que sí, cuanto menos tiempo estén aprendiendo en el colegio, más cabestros se crean. Y así, gente muy joven, crece y se desarrolla en la ignorancia, la cobardía, el terror al esfuerzo y en la obediencia ciega o fe en sus amos y protectores que forman el nuevo fascismo de la nueva normalidad española. Está visto que en tiempos de epidemia crecen los cretinos como hongos en los pies.
Eso quiere decir que el dinero que decían que costaba el gabinete de expertos científicos epidemiólogos, se lo repartieron entre ellos. En España la cobardía, el fascismo y la estafa, son cosas recurrentes; ya cotidianas.
“Prevención Covid-19. Local exclusivo para la provincia. Gracias por su comprensión”. ¡Vaya! Sus padres (los del dueño del selecto local), estarán orgullosos de lo cobarde y mezquino de su hijo. Es asquerosa toda esta indignidad. Fascistas cobardes y endogámicos…
Como decía la canción de Miguel Bosé, Bravo muchachos: “Seremos fuertes luchando hasta la muerte venidos de un puro invierno”. Bravo por Miguel Bosé y la gente que plantó cara y cojones a la ignominia que el fascismo del coronavirus, ha infectado toda decencia y valor. Bravo por ellos que sin bozal, muestran sus dientes a los cobardes.
Antes de que se fundara el actual conjunto de sociedades industrializadas, tecnificadas y mercantiles, algunos viejos tenían un gran valor por su experiencia y acumulación de conocimientos. Los seres humanos que llegaban a la vejez, lo hacían gracias a su fortaleza física e inteligencia para sobrevivir hasta tan tardía edad. Tenían la autoridad de la genética, la fuerza y la determinación. Eran escuchados por su valiosa experiencia y juicio. Aquellos humanos ancianos, transmitían los valores del esfuerzo, el valor y la resolución con la historia de su propia vida. Quedan muy pocos o ninguno con valores éticos como aquellos. En la actual sociedad la vejez se ha convertido en algo anodino. Un tiempo y lugar donde los más débiles, tontos, mezquinos y cobardes se han reproducido para luego envejecer hasta edades injustamente longevas; dejando a la estirpe humana varios estadios por debajo de lo que era antes de que se iniciara la estabulación humana indiscriminada en forma de grandes ciudades y su endogamia. Ha llegado artificiosamente a la vejez lo peor de hombres y mujeres. Y son legión… De ahí que los actuales viejos se comporten como niños asustados y tontos por el calor, el frío, la lluvia, el café o una gripe. Y todos esos temores, toda esa ignorancia y esa debilidad; nietos y padres las han convertido en virtudes. Porque la mayor parte de los ancianos de esta decadente y degenerada sociedad, transmiten la debilidad, el miedo y la ley del mínimo esfuerzo (salvo cuando van en manada como turistas jubilados y arrasan los bufés libres de restaurantes y hoteles como auténticas fieras, incluso te muerden si acercas la mano). Y padres y nietos, están de acuerdo con ellos. Lo que nace y crece con indignidad, indigno envejece y muere. Una vejez cobarde y anodina es el producto de una vida con las mismas cualidades. Lo peor que podía pasar ha ocurrido: no todos los abuelos deben cuidar de sus nietos, es antinatural. Los niños son una esponja que absorbe rápidamente lo bueno y lo malo indistintamente. Algunos (muchísimos) abuelos deberían vivir a centenares de kilómetros de sus nietos. La decadencia de la actual sociedad se ha propagado como una enfermedad infecciosa desde los viejos a los jóvenes. De abuelos a nietos y de hijos a padres, canibalizando cualquier asomo de determinación e inteligencia entre ellos. Una marea negra de mediocridad que devora la fuerza, el valor y la dignidad. La vejez actual es un virus letal para la humanidad. Mezquindad inyectada en vena. Y los más preocupante es que los actuales líderes políticos y jefes de estado, son nietos de una vergonzosa decadencia; de esos vejestorios apáticos y pusilánimes que han vivido injustamente demasiado tiempo. Si yo tuviera setenta años y alguien me dijera que fuera con cuidado con el calor, lo envío a la mierda. Nadie puede enseñarme o aconsejarme como he de vivir al sol o al frío. Si no puedes soportar el sol o la vida; mejor muere. Te lo está pidiendo el cuerpo, hazle caso. Es tan horrenda la evidente degeneración de la vejez humana de la actual sociedad, que me parece absolutamente natural que nadie haya escrito de ello en estos términos. Supongo que alguien con demasiados escrúpulos y absolutamente integrado en esta pútrida colonia insectil, se sentiría incómodo describiendo esto, la verdad. Alguien tenía que hacerlo (emoji de carita tímida). No lo digo con resignación, es amor propio. Un poco de narcisismo siempre sienta bien sea lo viejo que seas. Mucho mejor que llorar como un niño de tres años por un descafeinado. Ser viejo y tratado como un bebé, con condescendencia y aceptarlo beatíficamente; es la peor de las películas que pueda imaginar. Seré macho hasta morir.
Es otro amarillismo más al servicio de la propaganda fascista española. ¿Mil contagios y trece muertos de una población de seis millones? Es el titular perfecto para la chusma cobarde con memoria de pez. Cada año en invierno la gripe colapsa urgencias y las cifras son mucho mayores, tanto de muertos como de contagios. Es patético. Eso sin contar que de esos «mil contagios» con total seguridad, un gran porcentaje sean pura sugestión y los médicos lo pasan como coronavirus. Tanta cobardía y tanto deseo de machacar cualquier tipo de libertad… Los caudillos españoles y sus caciques autonómicos son veneno puro para la inteligencia y la libertad. Qué suerte tengo de ser inteligente, coño. De la que me he librado… No me gustaría verme incluido en mis propias reflexiones. “Sin control”, no mames, güey… Ni Resident Evil Apocalipsys. Puto fascismo español y su puta prensa…