Archivos para mayo, 2017

Palabras electrónicas. Mayo 2017. Tel Samsung

De joven, en la adolescencia, me convertí en el amanuense de mi abuela analfabeta según su dictado.
Me llegó a gustar escribir a mano. Y con ello aprendí a no escribir cartas de la misma forma, con las mismas fórmulas de redacción y expresiones.
Como todo lo que he leído, me ha servido para no escribir igual. La redacción tiene que ser dura y directa como una patada. Ha de empezar a cuajar para bien o para mal en la mente del lector desde la primera frase.
No tiene que importar la opinión de nadie sobre lo que escribes, has de ser absolutamente tú.
Ni siquiera la mía, debo creerme mis propias mentiras y fantasías. No tengo escrúpulos de hipocresía o ética cuando escribo. Mi mente es libre y salvaje.
Y me gusta causar más rechazo que admiración, es mi pequeña venganza a este mundo mal hecho en el que nací.
Mi educación se basó siempre en no incurrir en las vulgaridades que oigo, veo, leo y toco. Mi principal trabajo en la vida es alejarme de todo lo que está hecho, escrito o dicho. Aunque me joda.
Y así, si quiero ser sincero conmigo mismo, si quiero ser; antes de teclear en el ordenador o en el móvil debo escribir en papel mis ideas, mis mentiras, mis sueños, mis odios, mis deseos y amores. Confesar ante el blanco lo que de verdad soy, no lo que quisiera.
Y luego llega la tarea de tergiversar mis verdades y teclear lo que ya existe, lo que se toca. Con toda su dimensionalidad y trascendencia. Cuando está escrito en la realidad, en el papel; es ley y es palpable.
Mi ley única y absoluta. Y por ella existo de forma visible y a veces, me diluyo. Es difícil ser sólido en este lugar de mierda.
Un mundo sin papel es el peor escenario que puedo imaginar.
Porque no quedaría espacio para la emotividad ni la sinceridad, el pensamiento se pudriría sin posibilidad de convertirse en algo táctil.
Cuando escribo a pulso, con la mano y en papel, creo una imagen de mi pensamiento. Trasciende más allá de mi cráneo.
Son tiempos de mensajes electrónicos que carecen de validez emocional. La misma letra, la misma esterilidad.
La misma mediocridad, todos los mensajes son iguales salvo los destinatarios.
Solo se escribe por alardear de tecnología y gracias al corrector ortográfico, a veces son legibles esos mensajes.
Los ordenadores y teléfonos crean banalidad y ordinariez a nivel de comunicación.
Alguien dirá que hay quien escribe cosas interesantes: me parece correcto; pero son tan pocos que siento un vacío en el estómago.
Si alguien no vale el tiempo que requiere escribir una carta en papel, no merece la pena molestarle con un mensaje electrónico de mierda. Puedo pasar mi vida tranquilamente sin hipocresías. Sin recibir un solo mensaje electrónico en lo que me resta de vida.
El afecto solo se demuestra dedicando tiempo a quien queremos, y gusto. Independientemente del super-ordenador o super-teléfono de mierda que se tenga.
La tecnología masificada solo sirve para ponerse en contacto con gente en la que jamás pensabas, ni importa.
El miedo a no tener un mensaje en el ordenador o el teléfono es casi patológico para la humana mediocridad, como lo era en tiempos pasados creer en brujas y ovnis.
Seguramente hay excepciones, como he dicho; pero no pesan.
Que cada cual se consuele de la banalidad de sus palabras como pueda con esa excepcionalidad.
He escrito mensajes a Dios en el que si lo encontrara, le daría un navajazo en su divino cuello de mierda.
Que las palabras dan miedo es otra historia.
Otra de tantas.
Mierda, hostia, coño, polla… Muerte, asesinato, desgarramiento…
La Virgen puta…
Toma ya miedo.
ic666 firma
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

Una dudosa suerte. Fuji. Mayo 2017

Llueve perezosa, suavemente. La montaña está saturada de color y se respira menta pura. He dejado la bici tirada a una orilla de la senda para fumar.
Como no haría jamás ningún deportista que se precie.
A pesar del gris del cielo, el día es luminoso por los colores que radia el planeta y lo que contiene.
El ciclista con su pulcro, ajustado y adocenado uniforme de ciclista, pedalea hacia mi dirección. Ya es mala suerte tropezarse en un día así con alguien. Coño.
Me ha saludado y yo he mascullado algo rápido, para que no me entienda y no desearle buenos días; pero aparentar que le devuelvo el mismo deseo.
Una mierda.
En la rueda trasera lleva un indigno y cutre guardabarros de cartón, rojo para mayor inri.
La quinta esencia de la miseria, mal gusto y estupidez. No le sirve de nada, hay más barro en su culo que en las ruedas.
Y lo más divertido es que salta a la vista que es un ciudadano ejemplar, bien integrado en la sociedad y respetuoso con las normas y leyes.
¡Lleva una luz de posición roja encendida en el sillín! Sofisticado el andoba…
La razón de semejante baliza, es para que pueda ser visible para los jabalíes, ardillas y conejos. O para que un cazador pueda apuntar bien y pegarle un certero tiro.
Es el único animal, el ciclista, con el que me he cruzado en este camino durante una hora y media.
Aún no sé si pensar que soy afortunado por estos momentos jocosos, o es que tengo una puta suerte del carajo y me tocan todos los idiotas aunque me encuentre buceando en el fondo de la puta fosa de las Marianas.

Teletransportado 2. Mayo 2017. Tel Samsung

Me he despertado a las 8, el gato tenía hambre.
Y ahora estoy aquí, son las 11.
¿Qué ha ocurrido? Recuerdo mear y un cigarro encendido que me hacía llorar los ojos.
Una de dos: tengo el don del teletransporte, o bien mi cerebro tiene la consistencia de una papilla aguada.
Qué más da… A lo mejor ni soy yo, no sé de que me preocupo.

Inocente. Mayo 2017, Tel Samsung

¿Es que su mamá no le dijo que no debía acercarse a extraños, a seres más grandes que ella?
Tal vez se lo dijo y simplemente la mariposa es valiente.
Pudiera que ser que se sienta solita y cree que yo también.
Inocencia…
Deseo que tu efímera existencia sea larga.
Que encuentres muchos amigos.
¿Y sabes? Encontrarás novio, no estarás sola mucho tiempo, mariposa coqueta.
Eres bonita, pero yo ya soy viejo.
Adiós.

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Como hoy tengo la inspiración culinaria o gastronómica; ante mi atracón anterior de pizza, he de aclarar que no como exclusivamente grasas.
Mi dieta es equilibrada, también tomo una ingente cantidad de azúcares.
Lo que hay en la parte superior de la foto es una «Coque de vidre» (Coca de vidrio, traduciendo del catalán), es un dulce típico catalán y se llama así porque es fina y crujiente, tanto que se parte con solo mirarla. Está cubierta de azúcar y almendras laminadas o cortadas, horneada hasta la cristalización.
Es tan dulce, tiene tanta cantidad de azúcar que si una miga de la coque cae en el café de una mujer elegida al azar en el planeta, lo arruinaría. La mujer frunciría el ceño al dar un sorbo y diría: «Qué asco, este café no se puede tomar de dulce que está». Esto ha ocurrido a lo largo de toda mi vida, toda mujer que he conocido, ha sentido un profundo rechazo ante el café azucarado. Yo le pongo azúcar hasta que la cucharilla se mantiene vertical; pero las mujeres suelen hacer un movimiento muy extraño con la muñeca para que caigan justo dos granos de azúcar de la cuchara o del azucarero.
Y a mí se me antoja así, más amargo que un lunes.
Como he dicho, que no se alarmen los dietistas, como se puede ver mi dieta no carece de nada.
La parte de abajo de la foto, son los restos.
Por una cuestión de pudor y dignidad, no voy a describir detenidamente el proceso de eliminación de esas sobras pornográficamente buenas.
Que ahora que pienso aún relamiéndome, es lo mejor de la coca de vidrio.
Baste decir que se trata de rebozar la lengua en el plato y chuparse los dedos para que el azúcar se quede pegado en ellos. ¿Por qué esta metodología? Vamos, a ver si usamos un poco la imaginación, listillos.
Esto hay que hacerlo en la intimidad, como ya he dicho, por una cuestión de dignidad humana y porque si alguien se acerca mientras efectúo el rito, suelo gruñir amenazadoramente defendiendo mi comida.
Como no es una actitud intelectual, el oscurantismo de esta técnica está justificado.

Buen provecho y dulce sexo.

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Compras una mediocre pizza de 4 Quesos y ves con tristeza la escasez de los ingredientes. Así que picas ajo, un poco de perejil y lo añades encima del queso.
Ya huele un poco mejor, pero tampoco es como para acariciarse lascivamente admirándola.
Así que la corto por la mitad para añadirle unas rodajas de mortadela siciliana y otras de sobrasada de Mallorca. Ahora sí que pesa más.
Y ya más feliz, más satisfecho, monto una mitad encima de la otra y ya parece una calzzone-pizza. Una apetitosa mutación que pongo en una sartén con aceite de oliva para dorar ambas caras.
El queso se resiste a fundirse.
Tengo microondas, no problem.
McGyver lloraría de envidia ante mis recursos.
Ahora sí, el queso rebosa rojizo por la sobrasada, la mortadela se deja ver tímidamente sonrosada y siento el desesperado deseo de llevármela a la boca como lo hace el monstruo de las galletas de Barrio Sésamo.
Pero no. Aguanto con estoicismo mi erección y pongo la pizza en la nevera tres horas, para que los sabores se mezclen e impregnen la masa mientras fumo.
Luego la meteré de nuevo en el microondas para templarla al gusto y me la comeré entre sonoros eructos y una sonrisa inteligente y astuta.
4 Quesos… No jodas.
Yo soy el Sumo Sacerdote de las Grasas Saturadas.
El Creador de la Divina Gula.
El Guardián de un Sexo Proteínico 100 %
Amén.
Presto, presto!

El origen de la música

¿Cuándo se hizo necesaria la música? ¿En qué momento el mono-hombre sintió la necesidad de crear armonía sonora?
Muy sencillo, en el mismo instante en el que se cansó de escuchar follar a las otras parejas con las que compartía la caverna.
En el momento que se cansó de oírlos cagar, tirarse pedos, orinar, eructar y gruñir en sueños.
Fue la cobardía la que generó la música.
También hubiera podido ser un arma defensiva para espantar a las bestias en la oscuridad, el ruido de palos y piedras comenzó a tomar ritmos repetitivos y ya tienes a un montón de hombres y mujeres que arrastran los nudillos de la mano por el suelo, bailando la conga y haciendo un trenecito donde se encajan macho y hembra sin ningún rubor ante sus hijitos.
En definitiva, la cobardía en cualquiera de los dos posibles orígenes.
Porque aquellos monos-hombres, no tenían el valor suficiente como para vivir en solitario. Por lo tanto, tenían que soportar la mierdosa convivencia con sus congéneres en un espacio reducido.
Se hizo arte a costa de miles de años, hasta que el ser humano se mintió a sí mismo pensando que en lugar de cobardía, era poseedor de un hermoso don, de una acusada sensibilidad.
Aunque es un arte que no tengo claro si es un placer o simplemente se ha convertido como la esclavitud, en una norma a seguir, un ritual más para hacer más llevadera la mediocre vida que se ha creado para sí misma la humanidad.
Yo solo escucho música cuando estoy encerrado en la casa o cuando caminaba por las sucias y apestosas calles de las ciudades.
Cuando camino por la montaña, no escucho jamás música. No quiero que nada humano me estropee el momento.
Por último, hay un chiste popular que dice que cuando el español canta, le han dado por culo o poco le falta.
Me parece refrescante y obscenamente real; pero como ningún camello se ve su propia giba, sé muy bien por mi deambular por la vida que todos cantan por la misma razón en todos los países. Sea cual sea el color de su piel, o si tienen la raja del culo vertical u horizontal.
Cuanto más cantan, más jodidos están todos.
ic666 firma
Iconoclasta

El río. Mayo 2017. Tel Samsung

Habito a la orilla de un río.
Su sonido trasciende con más fuerza que el movimiento del agua.
E indefine las cosas y el cielo como los ojos empañados de un pez muerto.

Todo es río cuando te detienes sobre el puente.
Es su canto rugiente lo que capta la mirada.
Su sonido entra por los ojos haciendo error de los sentidos.

Pretendo ver los cadáveres que arrastra, busco entre ellos el mío.
Soy arrastrado…
El río muere continuamente como yo.
Soy cadáver.
Contiene agonías, tiempos muertos, ilusiones ahogadas.
Soy una sonrisa quebrada.

Dicen que es vida, yo digo que solo son restos de ella.
Yo digo que quisiera que el río fuera mudo y sustraerme así a su canto de sirena bello y desesperanzador.
Revelador…

Lo dulce desaperece-muere en la vastedad del mar y aún así, sus aguas cantan dulcemente en remansos, mintiendo piadosamente a la doliente vida. Dolida vida que se lleva impunemente.
Como si nada, así de fácil.
Así la dulce mortaja.

El río es una corriente de tristezas y añoranzas.
Solo arrastra cosas bellas, como si las robara.
Como si me las arrancara.
No arrastra el dolor, lo sé porque lo tengo. Lo siento como una víscera enferma latiendo en algún lugar de mi cuerpo.

Desde el puente escupo al río para romper el hechizo y que se lleve algo de mi dolor ese cabrón.
Y de mi tristeza.
Es hermosa toda esa tristeza rugiente.
No puedo odiarlo.

 
ic666 firma
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

Erica Campbell

En Telegramas de Iconoclasta.

Un momento para el relax copy

Me encanta sentarme en el banco bajo el pequeño y viejo puente que da sombra y refugio de la lluvia. El ganado lo usa a menudo para cruzar los prados.
Y así relajadamente, me fumo doce o quince cigarros en diez minutos dejando volar el pensamiento.
Es serenidad y silencio.
Y…
Y no sé el porqué; pero me están entrando unas ganas de follar…