No deja de fascinarme por lo grotesco la facilidad e incluso naturalidad con las que la sociedad global asume la cobardía, indolencia y dependencia cultural y emocional del estado como sus más elevadas virtudes. Es mayestática la ceguera hacia su elaborada mezquindad, que les cubre el rostro cobarde con un obsceno velo de pretendida beatitud. No la ven, son incapaces de verse mezquinos, miserables… Se tienen por seres celestiales. Y monumentales son las impunes y corruptas ambición, codicia y maldad de sus líderes político-sectarios votados con festividad y “democracia”. Rastreramente obedecidos y aplaudidos por quienes lucen con orgullo “cívico democrático” sus ceñidos collares de castigo y atados corto. Respirando penosamente depositan sus papeletas inservibles con temblorosa mano e indigna esperanza pueril en urnas de atrezo. Nunca como en el siglo XXI el ser humano ha sido tan ofensivo y denigrante para la inteligencia y la dignidad de especie. Tan tecnológicos y mayoritariamente alfabetizados, los actuales especímenes de animales humanos de las sociedades consumistas obedecen y creen a sus mesías políticos como aquellos palurdos que aplaudían en las plazas las torturas y muertes de las “brujas” unos pocos de siglos atrás.
La doctrina fascista estalinista del narco estado sanchizta español: “La libertad es enfermedad”, fue uno de los pilares fundacionales de la “nueva y normal” narco corrupta república islámica-estalinista sanchizta que instauró en marzo del 2020 el rey y ayatolá hispanocatalán Sánchez I el Arribista, sumo sacerdote masónico de la secta psoe, inventor de la Amnistía Corrupta Española 2024 y cobarde histórico, mediante y gracias al coronavirus. A partir de aquel momento en el que ejecutó su golpe de estado contra las libertades y derechos de la raza humana española, todo ciudadano era culpable de respirar. Y era perseguido, acosado, extorsionado, sancionado, agredido y encarcelado por policías y militares talibán-sanchiztas que en sus limitadas mentes creían estar salvando a esa horda de españoles aborregados, de sí mismos. Y hoy día los ejemplares de españoles tipo, al igual que con el franquismo, no se espantan ni les preocupa la destrucción de la libertad, ni las injusticias y sus prevaricaciones, ni la corrupción. Por ello una ruina humana como el ayatolá Sánchez I el Arribista ha tenido todo el tiempo y aplausos necesarios para parasitar las instituciones con sus nalgas. La raza humana española especialmente seleccionada para ser explotada, humillada y exprimida por cualquier dictador de diestra o siniestra (como el actual ayatolá Sánchez I el Arribista) da larga vida a los cerdos que llegan al poder gracias al: “Mejor el cerdo malo conocido que lo bueno por conocer”, que dio tantos años de vida a Franco y ahora, a pesar de la sonoridad, espectacularidad y publicidad de la corrupción, fascismo, delincuencia y fraude sanchizta, al ayatolá Sánchez I el Arribista; que sigue y seguirá alzado en su farlopera poltrona por esos ejemplares humanos que tanto agradecieron los encarcelamientos, bozales y pinchazos que sólo servían para enfermar y subnormalizar más aún a los “todas y todos” que lamen los huevos sanchiztas cada día y en cada aparición en televisión. Si con un ser tan anodino, repelente, detestable y sin personalidad como Franco la masa animal española decía con orgullo palurdo: “Como en España no se está mejor en ningún sitio”. Ahora con un palurdo e ignorante homosexual farlopero como el ayatolá Sánchez I el Arribista, la actual masa animal española dice: “Como en España no se está mejor en ningún sitio, excepto posiblemente en Gaza”. Y ahí tienes a miles de reses humanas españolas llorando por una Gaza que lleva dos años de bombardeo y, ahora de repente, se rasgan como moros las barbas y vestiduras porque el ayatolá Sánchez I el Arribista así lo ha decretado para que sus delitos, corrupciones, dejaciones e incapacidades pasen desapercibidos a los tontitos ojos de “todas y todos”. Y da resultado. La raza humana española es el mejor estiércol con el que abonar todo fascismo. Tiempo atrás había huelgas, incluso cuando Franco subió el precio de los transportes públicos en los sesenta, hubo violencia. La raza española ha degenerado tanto que ahora ni siquiera es capaz de levantar un dedo a su “cerdo malo conocido” por temor a ejercer una libertad que le da miedo porque su cerebro está castrado de todo instinto de libertad. Al actual espécimen español tipo le da mal rollo la palabra “libertad”, le incomoda, le causa sufrimiento fetal, gime pusilánime si no ve al pastor con la vara tras sus cuartos traseros. Su natural estado de cobardía, desidia y servilismo a todo corrupto dictador es lo que le da armonía a su genética desnaturalizada. Los progenitores del sanchizmo están tan fieramente controlados por la agencia tributaria sanchizta que deben contar el dinero que les dan a los hijos para que pasen una tarde de ocio. Y mamás y papás se sienten bien controlados por su estado/dios. Es pura genética emponzoñada. La raza humana española tiene denominación de origen protegida de “Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer” y es el sueño dorado de todo palurdo con complejo mesiánico que quiera ocupar la poltrona hasta la muerte. Y por supuesto, es cuestión de empatía: a un animal ignorante le pones delante a un matarife ignorante y queda deslumbrado ante lo muy majo que es, talmente como un conejo en la carretera de noche ante los focos de un coche que lo aplastará. Al español tipo, en definitiva, le encanta sentirse mortificado por los palos y humillaciones de su dictador, como algunas mujeres aman al macho que las muele a palos. Es así como son los ciclos políticos españoles, a corrupto dictador muerto, dictador puesto. La España eternamente fascista es un ciclo repetitivo de dictaduras de medio siglo de indignidad, ignorancia y humillación; aunque los animales españoles no sean conscientes de ello a pesar de estar amenazados constantemente con los bizum a sus hijos, como ejemplo más leve. Cuando una raza humana actúa así, es alimento de otras razas menos amantes de dictadores y corruptos. Y su futuro es negro como una barba musulmana.
Independientemente de lo que tu estado/dios predique por mucha dictadura que sea, si loas al asesino, eres de los suyos. O le temes hasta ser indigno. Quien la pega, tarde o temprano la paga. Ningún israelí debe ni puede olvidar los públicos aplausos y las celebraciones histéricas de felicidad de los palestinos por las víctimas del atentado que masacró a más de mil ciudadanos israelís, que su gobierno y amo hamas ejecutó mediante tortura, descuartizamiento, violación, disparos, explosivos y cremación de niños y adultos en octubre del 2023. Se emplearon a fondo durante horas para demostrar al mundo su crueldad sin límites, y así aprendiera el pervertido y decadente occidente y perro infiel consumista lo que le espera. Y ya lo creo que han aprendido los cobardes occidentales, vista la devoción hacia los terroristas moros y el súbito odio hacia los judíos. Si yo aún odio al profesor que en mi niñez abofeteaba a mi hermano en clase, puedo imaginar el odio que sienten las familias y amistades de las víctimas israelíes por los asesinos y quienes los celebraron. Es más fácil odiar que amar. El odio se desliza suave y tentador por la piel, más que las risas y celebraciones de los asesinos y sus seguidores serviles. La misma histeria de ebria felicidad que mostraron al mundo miles de musulmanes con el atentado del 11S del 2001 de las torres gemelas. El pueblo palestino demostró ser cien por cien hamas. Con las ciudades-cuartel subterráneas que construyeron con penuria y esfuerzo bajo sus casas y calles, quedó demostrado que Palestina es un pueblo que vive por y para el terrorismo de hamas. Ha sacrificado durante décadas su bienestar ciudadano construyendo túneles y zulos en lugar de equipamientos básicos, para servir a sus amados exterminadores de judíos, su gobierno electo “democráticamente” dicen con la boca llena de espumarajos hipócritas. Los palestinos que han muerto son víctimas directas de hamas, en ellos se han escudado los terroristas haciendo chantaje emocional a las pseudo democracias occidentales lloronas y decadentes, ignorantes hasta auto humillarse. Antes de reírse de los muertos israelís, mucho antes, los palestinos vendieron el bienestar de sus hijos en pro de unos asesinos que buscan el poder y su riqueza en nombre de su alá. Respecto a las sociedades consumistas occidentales (pseudo democracias como la española) no son piadosas o solidarias, son cobardes. No les gusta y les aterra que alguien se defienda y ponga su pusilánime decadencia en evidencia. Esas sociedades que con el coronavirus, un resfriado que los estados/dios anunciaron como peste; se paralizaron y se “armaron” con los amuletos de la mascarilla, la vacuna que no vacuna y el nuevo cara al sol del siglo XXI: el “me quedo en casa”. Y también cada pueblo, como ahora España, es culpable de odio mezquino y fariseo con sus alegrías y fobias, como lo fue el alemán de Hitler. No puede haber cerebro más podrido que el del que defiende a los asesinos por mandato político de su amo por “su necesidad y virtud”. No, la sociedad de la Alemania nazi no es pasado, es de rabiosa actualidad, esta vez, en todo Occidente. Quien ríe, acosa, señala, roba, agrede y humilla es responsable de lo que hace independientemente de lo que decrete su propio “ayatolá Sánchez” y cuando paguen por ello nadie gritará genocidio, será una guerra abierta. El enemigo no es un gobierno, es un pueblo, así funcionan las guerras desde que el ser humano perdió la gracia para alcanzar su actual degradación. Genocidio es matar a tiros y hambre a la población como hizo Mao en China con su Gran Salto Adelante, los jemeres rojos en Camboya asesinando sistemáticamente a su población, Stalin en la URSS con sus Planes Quinquenales o el que llevó a cabo la Alemania de Hitler, su población eufórica de odio contra los judíos; aquellos alemanes eran responsables de los asesinatos como lo serán los españoles. Y quien dice españoles, dice también Europa y USA. En un genocidio la gente es asesinada sistemáticamente sin razones bélicas o estratégicas, fría y calculadamente, sin más motivo que la codicia de dinero/tierras y poder de un estado/dios propio o invasor. Lo de Palestina no es genocidio, es una guerra abierta por ella misma. Los palestinos que huyen no son metidos en vagones para fabricar botones o peines con ellos y luego combustible. Es un pueblo en guerra que eligió su destino y tienen suerte: a los judíos los alemanes no les permitían ni huir. Y los españoles serán responsables de sus propias muertes en una guerra o un “genocidio” como el que tanto lloran. Responsables de abrazar por cobardía y obediencia mezquina y fascista a los asesinos. Los mezquinos españoles se cagan de miedo ante la posibilidad de ser degollados como israelíes; el gobierno español pro islámico tiene las ciudades atiborradas de musulmanes y claro, al igual que el español delataba al disidente con Franco y al que no llevaba la mascarilla del ayatolá Sánchez; ahora también delata al judío y al que no grita “genocidio”; el español de pura raza vende sus hijos al diablo por no ser degollado. Y así, los judíos o israelíes tienen la culpa de todo por haberse defendido; pero en el fondo, este antisemitismo español es la envidia que corroe a “todas y todos”. Un pueblo que se defiende deja en evidencia a otros pueblos cobardes. Es algo inherente a la especie humana; ocurre que hay razas o etnias más mezquinas que otras. Y la española está orgullosa de ser hoy mezquina en un pódium. En general, los decadentes occidentales consumistas sólo buscan interesadamente la simpatía de los terroristas en un vano intento por, algún día, no ser degollados también con sus hijos por terroristas moros. Los israelíes no deberían haberse defendido para no enojar a los moros que viven en las ciudades occidentales (pseudo) democráticas. Deberían haberse sacrificado por el bienestar emocional de las naciones (pseudo) democráticas consumistas aniñadas y demasiado homosexualizadas. Los políticos sucios de las pseudo democracias consumistas del coronavirus ven en sus poblaciones cobardes, quejumbrosas, dependientes e infantilizadas una borregada que les produce pingües beneficios con un mínimo gasto y el modelo de dictadura islámica asfixiante y de suma obediencia al estado/dios, es la meta de la política podrida y fascista que se inició con el coronavirus. No existe cosa más vil y rastrera que un ciudadano integrado siguiendo todo mandamiento de su estado/dios con una fe tan ciega como la musulmana. Es el producto estrella de la selección de ganado humano que ha realizado el estado/dios a lo largo de los milenios. Nadie acaba de darse cuenta de que la historia se repite cíclicamente, porque al fin y al cabo, el estado/dios pertenece a una especie endogámica y por tanto, humanamente fallida y hace las cosas mal una y otra y otra y otra vez. Por ello, los políticos sucios, corruptos, cerdos… Son una constante que surge en cada tiempo electoral o social, con sus complejos de napoleones analfabetos cuya única gracia es haber nacido de madres y padres con una genética también sucia, la endogamia de la riqueza. Concluyendo: Quien señala y acusa a las víctimas de los asesinos con la inmadurez infantil de una ideología inducida por los medios fascistas de las pseudo democracias, caerá inevitablemente bajo las armas y la esclavitud de los asesinos que defiende y justifica. El asesino o enemigo no le va a dar ni agua a los cobardes por mucho que lo hayan apoyado. La chusma de la Alemania nazi ha vuelto con toda su mezquindad y miseria. Y mientras viven y disfrutan falsas solidaridades, se olvidan de la corrupción y fascismo con el que su estado/dios les regala y humilla día sí y día también. Viven en sus peculiares guetos fascistas de realidad pervertida. Esta época de hoy no es convulsa, es simplemente obscena para la dignidad y la ética. Los asesinatos hechos virtud a conveniencia de un dictador y además, con alevosía e impunidad legal y ética; son feroz y mezquinamente celebrados. Una vergüenza más que adora la especie humana. Y próximas generaciones humanas nacerán sin piernas para arrastrarse como gusanos, como consecuencia evolutiva de su obediencia rastrera.
“No muy pacífico”, así se ha expresado (ayer) una diletante radiofónica en un programa de radio que habla de las consecuencias psicológicas de “una calor” excesivo. Una tipa con provinciano e institucional oscurantismo censor que ha evitado con analfabeta dificultad pronunciar la palabras “violento” o “agresivo” para no asustar o perturbar a una masa humana de lerdos oyentes/votantes cobardes. Si un imposible día llegara a expresarme como la subnormal del programa de radio, ojalá hubiera alguien que acabara con mi triste, mezquina y cobarde existencia con un tiro en la cabeza. Mi abuela era analfabeta, pero se expresaba con una claridad y rotundidad académicas; pero este analfabetismo institucional del fascismo sanchizta climático 2030 me ofende hasta la violencia y la agresividad desatadas en el frío invierno y en “la calor” del verano. El calor no provoca violencia, sólo el fascismo estalinista o el capitalista y la censura y asfixia de un dios/estado que profesa el hijoputismo en invierno y en verano. El calor ha hecho lo de siempre desde los inicios de la humanidad: alentar el follar y la agresividad en el reino animal. ¿Será el desierto cuna de los grandes asesinos psicópatas de la humanidad? No jodas…
Las guerras producen humanos-bestias que almacenan en su interior la vergüenza de ser humillados, controlados y explotados desde su nacimiento por su estado o gobierno y nunca han tenido el valor de rebelarse. Es la razón de los llamados “crímenes de guerra” (como si no lo fueran todos en tiempos de guerra): el rencor e insoportable mortificación por la servil y rastrera obediencia ofrecida mansa y gratuitamente al estado/dios/gobierno. Es una ponzoña acumulada por años de una vida mediocre, inalterable y prisionera, que se escupe con violencia contra inocentes y desconocidos. Otra cobardía más sumada al servilismo mostrado como civiles. Es lógico que el cadáver de un animal irracional cause piedad y el de uno humano repugnancia. Las guerras funcionan por la vergüenza y cobardía de los soldados de ambos bandos. Y no hay honor en la guerra, sólo una ira ciega y psicópata de unos ejércitos de cobardes, frustrados y trepas laborales reciclados como militares.
El nuevo régimen dictatorial narco fascista-estalinista que fue implantado en España el 14/03/2020 mediante decreto de coronavirus por el rey y ayatolá hispanocatalán Sánchez I el Arribista, sumo sacerdote masónico de la secta psoe, inventor de la Amnistía Corrupta Española 2024 y cobarde histórico; es una realidad sólidamente implantada gracias al carácter mezquino de la raza humana ibérica o española. La península ibérica con su colosal muralla de los Pirineos y el mar, durante siglos ha estado aislada del conocimiento, la cultura y los valores de libertad y decencia del resto del mundo. La península ibérica es en sí, un nicho ecológico de fascismos y sus parásitos dictadores que implantan su criminal política sin descanso a lo largo de los siglos. Por ello, ha pasado del franquismo del siglo XX al sanchizmo del XXI sin apenas descanso para la libertad, ética y honestidad. Cualquier trepa codicioso, ambicioso y analfabeto saca partido de una población genéticamente adaptada a todo gobierno fascista sea de izquierda o derecha, sus crímenes y corrupción. Porque la población genéticamente seleccionada a lo largo de los siglos posee en su ADN el gen mezquino fascista que la hace embelesarse y sentir fervor hacia los más criminales y corruptos dictadores. Un gen que también ha podrido las instituciones del estado. Al fin y al cabo, los funcionarios son pura raza humana ibérica y así actúan, con indolencia y servilismo a las corrupciones y crímenes seculares que administran y sentencian siempre a favor de los dictadores y sus sicarios. La raza humana ibérica es una especie suicida en sus maneras mansas y servilismo medieval. Pide a gritos a sus dictadores prohibiciones y vejaciones. Y la libertad que desconocen a niveles de simple imaginación, les aterra. No sabrían que hacer con ella si un día la tuvieran. El humano ibérico ama a sus dictadores con esa cobardía genética e inoperable que le ha llevado a desarrollar sus cualidades de obediencia, sumisión y fe. Cualidades que han quedado resumidas con un salmo o primera ley de la cobardía y la apatía mil veces repetida y enseñada a todas las generaciones en las escuelas: “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Y se creen muy listos con su básico y simiesco saber popular; pero se debe a que por ignorancia, por ese ancestral aislamiento del conocimiento, desconocen el significado de “mezquindad” que los define como especie humana diferenciada del resto de la humanidad a lo largo de su fascista, servil, gris y triste existencia.
Dietario de un fascismo. En uno de los idénticos días y meses del año 2020 del estalinismo consumista del coronavirus. Siglo 21 de la Mezquindad.
Los polluelos a veces caen de los nidos por el viento. Tienen mala suerte. Mueren dramáticamente solos y se los comen las moscas. Sólo los seres buenos tienen mala suerte. Es una constante de la historia de la humanidad degrada por el contrato social. Si no mueren nunca los malos: los jerarcas y burócratas del estado/dios, como los del coronavirus ¿qué esperanza nos queda más que matarlos a todos nosotros mismos en todos los lugares? Si algo enseña la vida es que los hijos de puta viven más y mejor que las personas valiosas. Es un error, no se debe tener fe en un dios de mierda y su “justicia” y designios divinos; la gran invención del estado. Ni en esa mierda que llaman karma. Al cerdo se le descerraja un tiro en la jeta y así se acaba él y su puta triquinosis fascista corrupta. No se necesitan obreros, no urgen. Se necesitan buenos francotiradores y luchadores con habilidades para la guerrilla urbana. La violencia es el único método que puede evitar la ruina, extorsión, privación de libertad, de las necesidades biológicas y humillación que comete el estado/dios contra nosotros, los parias trabajadores. Sería recomendable para la caza de jerarcas no bajar de un calibre 9 mm para asegurar a corta distancia una muerte inmediata con un buen agujero de salida o masiva rotura de tejidos y huesos. El 357 magnum sería ideal para caza urbana y en los habituales escenarios de guerrilla. Los francotiradores, como expertos que son, ya tienen su propia arma y calibre preferido para las largas distancias. Y no se debe menospreciar la utilidad y bondad de un cuchillo Bowie con una buena hoja de entre 17 y 27 cm. Claro está que el arma blanca precisa de un contacto íntimo con la víctima que suele ser desagradable; pero una vez has matado a dos o tres, se desarrolla cierto fetichismo hacia el cuchillo. Es más inspirador e íntimo que la bala. Con la habilidad del hábito, la hoja te transmite la muerte de tu presa a la mano. Desde que la sentí, no he podido dejar de usarlo.
Dietario de un fascismo. En uno de los idénticos días y meses del año 2036 del fascismo estalinista de la Agenda 2030. Siglo 21 de la Mezquindad.
Hoy ha anunciado la televisión del régimen mundial fascista 2030, el nacimiento del primer bebé asalariado capaz de sobrevivir, respirar y apto para futuros trabajos con tan solo un cerebro del volumen de una insignia de solapa de la arcoíris Agenda 2030. La alimentación de la madre (oficialmente progenitore) y por tanto del feto, con gusanos transgénicos procesados durante nueves meses de riguroso control y confinamiento, es la causa de esta proeza de ganadería humana selectiva que inició sus pasos en los pasados años 20 con las famosas vacunas covid. Al mismo tiempo y motivo de celebración mundial, ha nacido el primer bebé de un matrimonio binario homotransgénero de la casta sagrada aristopolítica 2030, sin más intervención que la divina, con un diente de oro completamente desarrollado y funcional. Lo que ha provocado una repentina pandemia de manos trabajadoras rotas, por el fervor con que se ha aplaudido el áureo nacimiento del bebé de la aristocracia política y a sus homotransprogenitores estalinistas 2030. Ya no es necesaria la violencia, de hecho, ha sido castrada mediante selección genética ganadera de la especie humana trabajadora que se alimenta con la carne ecológica ultraprocesada de sus cadáveres; una solución ecocircular por la cual los aristopolíticos han obtenido una mayoría absoluta parlamentaria. Se ha llegado a tal estado de paz, armonía y amor de los parias asalariados hacia sus amos aristopolíticos, que las vacas de las video-postales rurales miran con displicencia y asco a los humanos que las sostienen en sus manos con mirada imbécil. Sólo se permite el acceso a la naturaleza a los aristopolíticos. Es urgente el suicidio en masa de la casta paria asalariada, que hace décadas que dejó de ser humana para ser cosa inefable. Deberían tomar veneno en familia o estrellarse con el coche, cualquier cosa, lo que sea, para que su indignidad desaparezca de la faz del planeta. Dada la actual cobardía y desquiciado servilismo medieval obrero, es dudoso que tengan el decoro de suicidarse. Hay tiempo para una solución final aunque desesperanzada: que alguien, por lo que más quiera, envenene los suministros mundiales de agua potable. Mientras tanto, he conseguido sacrificar a unas pocas de cosas, pero necesito ayuda para erradicar la indignidad. La esperanza ha muerto con un cráneo al fin vacío y un lechón con diente de oro. Abandonado en el 2036: Fin de toda alegría.
Cuando vi algunas cosas que volvieron a hacer muchos especímenes de la subespecie humana española, sentí deseos de inyectarme algún veneno en la sangre que evitara que un día pudiera hacer lo que tantos hicieron durante la epidemia/timo del coronavirus o el COVID 19. O como hoy 28/05/2025 con el corte de energía eléctrica en toda España. Cosas como aplaudir o bailar estando encerrados en un tren o abandonados, como basura que son para el estado, en las vías. Quisiera no ser español, limpiar mi ADN con algún veneno para eliminar la posibilidad de desarrollar el mismo servilismo, cobardía, deterioro mental y la fe en los subnormales y ladrones que nos gobiernan y verlos como la “tita” o el “tito” que nos regalan con su llegada a casa, sus excrementos envueltos en cajitas de regalo. Quisiera erradicar de mi sangre todo vestigio de la mísera mezquindad, infantilismo y abulia de la sub-raza humana española tan adaptada a todo fascismo y su dictadura que acepta de buen talante, con gran civismo y festejo. No hay remedio ni esperanza. Cada nueva generación es, con diferencia, más subnormal que la anterior. Tengo pesadillas en las que algún gen de la subnormalidad española se activa y me lleva a actuar como los insectos y rumiantes humanos que aplaudieron a Franco, Sánchez, la sodomía del coronavirus o COVID 19, la agenda maricona 2030 de la represión, timo y esclavitud o la alegría tan publicitada por el nazismo español del apagón eléctrico de hoy. No quiero un día obedecer, aplaudir, bailar, reír o llorar emocionado ante el espécimen español fascista del gobierno que me quiere meter la polla o el coño en la boca. Querido puto diario de mierda, no quiero llevar en el morro el doble bozal nazi de la humillación y el silencio ¡en exteriores! (mascarillas lo llamaban), ni vacunarme con lo que no vacuna, ni aplaudir a los hijos de puta del gobierno y sus sicarios armados de pistolas y jeringuillas que no vacunan; pero envenenan y fijan la ignorancia, cobardía, servilismo y retraso mental como virtudes en los genes de la sub-raza española. Así que, de alguna forma, querido puto diario de mierda, haz lo que sea para que alguien me descerraje un tiro en la cabeza cuando la degradación genética española me transforme en un animal español que no sabría qué hacer con el conocimiento o la libertad; si tuviera algún día semejantes cosas en España… Vuélame (o busca quien lo haga) la tapa de mis putos sesos el día que aplauda a los puercos, que cante el “resistiré” o el “yo me quedo en casa”, que me deje chutar una vacuna fascista, cuando separe las pilas usadas de la basura, que diga “todas y todos” o que baile o aplauda como un simio mentalmente podrido cuando me roban la libertad de ir adonde debo desconectando la corriente eléctrica, a pesar del dinero que me roba la mafia del estado español cada puto mes. Y si te queda tiempo, querido puto diario de mierda, mátalos a todos también acto seguido. Mata a toda esta caterva española de indigentes mentales.
Más terrorífico y repulsivo que los zombis, en el cine, la realidad y su cotidianidad; es la humana mezquindad. Es el verdadero terror. Exactamente la roñosa miseria humana de la que hizo gala la mayor parte de la humanidad con el coronavirus, obedeciendo como niños de cinco años al estado/dios ladrón, pudriéndose la respiración con el bozal nazi de la humillación y el silencio en exteriores, vacunándose con mísera cobardía y denunciando a extraños, amigos y vecinos a la policía y ejército nazi desde sus ventanas y balcones, como monos en el zoo, como alemanes a judíos. Toda esa mezquindad, cobardía, servilismo y traición es lo que realmente provoca terror y náuseas. No sé, viendo Tren a Busan, he pensado en ello. Ha sido inevitable, incluso instintivo. Automático… Ninguna película puede ser tan terrorífica y repulsiva como ver a la humanidad (española y china como prototipos) degradándose hacia lo porcino, ratonil e insectil por un resfriado.
El frío se apodera de los pies, los insensibiliza. Y las manos hace torpes. En los ojos se congelan las lágrimas y en la nariz se forman carámbanos. Los labios se agrietan haciendo de la sonrisa, si la hubiera, dolor. Tal vez por esto, y tiempo más adelante por el oscurantismo de la eterna maldición del estado/dios, se inventaron las fiestas paganas y religiosas de invierno para dar consuelo y esperanza a los humanos esclavizados, estabulados y asfixiados por el estado/dios de atávicos tiempos, donde frío y muerte iban de la mano junto a osos y lobos hambrientos. Hoy sólo queda un hipócrita banalidad consumista y la cobardía de una especie humana degradada hasta el punto de precisar un traumático reajuste genético que, si no fuera posible, extinción.