Caprichos impúdicos, genitales ostentosamente empapados, la indiferencia al dolor ajeno y un lugar odioso donde intentar permanecer con promesas que no se cumplirán.
Con sueños que estallan con la primera luz del día.
Amar es una rosa floreciendo entre excrementos.
Tan sórdido…
Y aún así…
Somos unos tenaces amantes.
Fumador, gordo, tullido, malhablado, misántropo y macho 100% (lo peor socialmente). Todo eso lanzado a 55,6 Km/h. en bajada. Soy una auténtica arma de destrucción y autodestrucción masiva. Una albóndiga atómica. Y además, biodegradable.
Mis papás estarían orgullosos de su hijito.
Snif…
En la prehistoria, papá y mamá follaban en sus cuevas o en el bosque ante sus crías, los ciervos, las mofetas y los jabalíes. Fue el inicio de la pornografía.
¿No es precioso? Adán y Eva sin adornos florales, con pelos, piojos y toda clase de fluidos y olores.
“Papá se la está hincando duro a mamá” decían los niños masticando bayas y raíces.
¿Es por eso que el ser humano es tan hijoputa? ¿Por ver follar a sus papis o los de otros de la manada?
No. No pasó nada malo, los niños crecieron sin daños mentales hasta conseguir evolucionar hasta nuestros días (aunque los actuales evolucionados, sí que muestran daños mentales profundos, solo quería ser amable con los idiotas).
Hay demasiada preocupación por que los niños puedan ver alguna foto o video pornográfico en internet y ninguna porque comiencen a beber cerveza y vino con sus papás y familia; para pasar luego al botellón universitario y entrar en la mediocridad de la vida graduados de lo que quieran que les regalen en la universidad.
-Hola Tristeza, hacía tiempo que no nos veíamos, ¿eh?
-Sí. Estoy un poco celosa porque amas a Ira más que a mí.
-Cómo te lo diría… No deberías sentirte orgullosa de lo que eres. La ira da más satisfacciones aunque no sea tan íntima, que también lo es.
-Sí, tal vez; pero mi origen nace sobre todo en las cosas amadas, las cosas bellas que se perdieron y no pudieron ser; los queridos muertos… Dulces melancolías. Soy producto de amor y amistad en muchos casos. Soy bellos recuerdos dolientes.
-Ya sabes, de amor con sesenta euros me arreglo cuando me conviene. Y la amistad, mejor solo. Ya he tenido asaz compañía en mi vida.
-Sabes que no es amor lo que compras y la soledad un día será una losa en tu ánimo.
-No es real el amor, ni la amistad, ni la simpatía. Todo obedece a intereses y cuando no, se trata de algo hormonal y se tornan efímeras. Pompas de jabón tontas como mariposas.
-¿Y qué interés crees que tengo yo en filtrarme en tu ánimo? ¿Crees que te voy a pedir o quitar algo?
-No, qué va. Tú eres sincera de mierda. Como el dolor.
-¿La alegría te gusta más?
-No jodas…. La alegría cabalga a lomos del espejismo, de la candidez y la frustración. Es un acto de histeria ante la imposibilidad de resolver un problema y demostrar con pretendido humor que nada te roba una sonrisa piojosa. La alegría es un mal bicho que raramente es buena (admito alguna posibilidad), salvo para los narcotizados que, es síntoma de imbecilidad.-
-Quieres que me vaya, por eso eres tan duro conmigo. Te molesto ¿verdad?
Las crisis son pagas extras que se regalan los gobiernos y sus millonarios.
Se inventan las crisis económicas de forma periódica y calculada para cobrar más impuestos y frenar el poder adquisitivo de las clases bajas en favor de las clases altas que, a través de impuestos y estafando en las subidas salariales y pensiones perciben un extra de dinero que a los pobrecitos millonarios de mierda y funcionarios VIP buena falta les hace.
Las crisis económicas son las componendas más descaradas y chapuceras que practican los gobiernos con asiduidad.
El verde radiante es la resurrección de los que en otoño murieron y sus miles de cadáveres tapizaron los caminos de oro y bronce. Están contentos… Se nota en el verde de una lujuriosa clorofila. Ocupan los lugares que eran grises nebulosas durante el invierno del planeta y de mi pensamiento. Qué guapos lucen vivos… Tal vez sea el secreto, morir sin drama para brotar espléndido de nuevo. No como yo, que mi piel vieja no cambia, solo se hace más gruesa, más pesada. Tanto que acabará asfixiándome. Mientras tanto, bienvenidos amigos, o simples conocidos. No hay que excederse en las confianzas.
Hay días que no podría distinguir si es otoño o primavera. Como si en algún momento el tiempo se hubiera confundido en su avance y me hubiera colocado en una diapositiva pasada. Pienso en este instante, en la gracia que ha tenido hacerse viejo, aunque solo sea unas semanas, para volver al mismo momento que viví en el pasado. ¿Soy un viajero del tiempo? ¿Tengo un vuelo reservado en Aerolíneas del Tiempo Quedo? Solo soy un viejo con demasiada imaginación. Un viejo que no está cansado por culpa de una genética desproporcionadamente fuerte. Tal vez soy yo el que perturbo el orden del tiempo y del planeta y sus estaciones. Y las mías… Soy mi propio daño colateral Es tan hermoso estar solo entre las montañas bajo la lluvia. Nadie pasea ahora. Soy el último hombre vivo… En serio ¿es otoño o primavera? A mi picha no le importa. Se excita con los días grises y lluviosos que dictan recogimiento e intimidad. Y follarla mil veces en la casa con la lluvia golpeando las ventanas. Me acomodo los genitales a la dureza que palpita y sigo caminando en el tiempo, o tal vez atravesándolo mientras está confuso y detenido buscando su dirección correcta. Alguien habló alguna vez de la relatividad del tiempo. Yo digo que tiene sus momentos de estupidez, como todas las cosas que viven. Yo digo que soy viejo para ser tan fuerte. Lo cual quiere decir que aún me espera más dolor. No es pesimismo, es sabiduría. Demasiada vida. A veces pienso que he desaprovechado algunos momentos en los que podría haber muerto. Una vez escribí que hay tanto tiempo, que nos falta vida. Ahora digo que si estuviera follándola, no pensaría en tiempo y vida. Tal vez, por favor… Que el tiempo se vuelva a confundir y me coloque en una diapositiva con ella. Dentro de ella. Demasiada imaginación, me lamento. Demasiada fuerza… El poco futuro que me queda, no será un remanso de paz. Mierda…
Viajaba una madre con su hija de diez años en el tren. Los pasajeros no dejaban de mirar a la niña y cuchichear con risillas por su fealdad.
Un hombre se sentó frente a ellas, peló una manzana y se la comió.
La madre le agradeció que no mirase a su hija como el resto de los pasajeros.
El hombre le mostró a la madre las pieles de la manzana en el papel y le preguntó señalando con la cabeza a su hija: ¿El bicho come cáscaras?
(el chiste no es mío, no soy tan ingenioso)
Pues eso pasa con la de la foto talmente. Joder con el bicho…