Posts etiquetados ‘pasión’

A dos renglones de vida

Cuando muera y deje de existir ¿qué será de mí sin ti? Porque no habrá nada que contenga todo este amor que a duras penas me deja caminar, casi arrastrarme hacia ti.
No seré responsable de convertirme en una bola de fuego incinerador, una nube dejando caer cuchillos de hielo. Un humo radiactivo.
O un viento que ruge tu nombre arrancando la piel de los seres humanos.
¿Qué será de mí sin ti? Todo este amor… Tantas promesas de estar juntos toda la eternidad.
Desoímos la decadencia del cuerpo, no por ingenuidad; solo por supervivencia y evitar la mortificación de pensar en no tenernos un día.
Este que ha llegado para mí.
Te dejo sola, mi amor.
El corazón apenas late un segundo y se detiene cuatro.
¿Sabes lo que cuesta respirar? Los pulmones plegados como las alas de un murciélago durmiente.
Y la ira de dejarte…
No puedo combatir la fulgurante descomposición de mis células. Cuando lucho por tomar aire, me olvido de que te amo. No pienso en ti cuando llevo la mano al pecho y golpeo el corazón para arrancar un latido más.
Perdóname.
Duele un millón morir, cielo.
Te escribo en una agonía de cuerpo y amor, cuando llegues a casa seré cadáver.
Abre las ventanas, no respires el vacío que he dejado; podría ser malo.
Temo ser tóxico sin ti.
Te podría escribir que si encuentro algún medio para volver a ti, lo haré. Volveré contigo…
Pero morir es tan terrible que no puedo ejercer la esperanza o la fantasía, mi amor. Vivir un segundo más anula toda otra consideración.
Cada vez soy menos y veo el mundo por las rendijas de los párpados que apenas puedo mantener abiertos. Lo escrito desaparece dos líneas más arriba.
Dos renglones me quedan de vida, de amarte.
No he sido eterno, mi vida.
No nos engañamos, ¿verdad?
Pero fue hermosa la fantasía.
Y era necesario un grado de ilusión entre tanta realidad.
Te amo, ahora, en este último renglón de mi vida.

 

ic666 firma
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta

Ser sombra

No quiero ser rico, famoso, admirado, inventor, creador, buen hombre, mal hombre, tener la polla gorda y larga o un cerebro privilegiado. No pretendo ser amado, no pretendo ser sonreído.
No pretendo ser especial.
Me basta ser una sombra que emerge entre la oscuridad de vez en cuando.
Ser anodino y sórdido no es pedir demasiado.
Ser sombra de la sombra, un borrón que se mueve y crees que ha sido un fallo en tu visión adormilada.
No quiero ser sólido para llenarte toda, cubrirte toda como un vapor.
Un gas en tu coño y en tu boca.
Me basta ser esa cosa oscura e informe que se mueve cuando se apagan las luces o sucumbe el sol. En la habitación donde yaces en la cama, o en el sillón en el que dormitas con las piernas separadas, pensando que es tu íntimo momento de descanso.
Ser sombra arrastrándose por tu piel, el sueño extraño en tu cabeza y la humedad en tu coño que se abre ante mi aliento obsceno.
Soy la oscuridad íntima, testigo de tus gemidos nocturnos, de los que no te acordarás. Ni recordarás mis dedos sombríos separando los labios resbaladizos que tus muslos han dejado de proteger.
Ni mi sombrío pene dejando un rastro húmedo y viscoso en tu vientre camino de tu raja, de esa sima también oscura de placer y blasfemias secretas, jamás escritas, jamás dichas.
Mi puta polla anodina invadiéndote una y otra y otra y otra vez… Con la furia de amarte y follarte.
Violarte y rendirte culto.
Observarte sufriendo y gozando la extraña penetración profunda, corriéndote inmóvil por unas manos oscuras que sujetan tus brazos por encima de la cabeza.
Ser sombra en tus paredes, en tus noches.
En el frío y el calor…
En los días de lluvia y viento, cuando los ruidos del mundo se solapan con mis jadeos sobre y dentro de ti.
Lo negro que te desea, lo que te ama hasta renegar de ser hombre y convertirse en un fluido lamiendo tu coño y besando tus labios gimientes.
Secreto, anodino, ignorado…
Sombra y paranoia…
Me condenaste en el mismo instante que apareciste en el mundo.
Y cada día volver de nuevo a la oscuridad.
Ser la sombra cansada y saciada que te besa desde las paredes en la penumbra que antecede al amanecer.
Ser la oscuridad que se diluye cuando tus ojos empiezan a parpadear y bostezas acariciando tu sexo bajo la sábana, dulcemente anegado, cálidamente viscoso.
Soy la última oscuridad que habita tu mundo cuando pospones el momento de salir de la cama con los muslos brillantes aún por lo que cometí contigo, hace apenas unos segundos. Cuando sonríes ya consciente, pensando en qué has soñado para despertar tan caliente, tan húmeda…
Ser sombra, ser nada es mejor que no estar en ti.

 

ic666 firma
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

En tu cabeza

No sé bien como escribir todas estas obscenidades que se me ocurren con tu mente. Porque seamos sinceros, si no tuvieras ese maravilloso pensamiento, tu belleza sería vacía y no te vería, serías invisible.
Soy absolutamente insensible a la banalidad.
Tengo sueños en los que te jodo revolcándonos en una tierra empapada de sangre fresca aún, parece aceite cálido y forma un barro suave. Es la sangre de los que no quiero, de los que no necesito conocer ni compartir nada. Es la sangre vacía, la que al pudrirse tiene la peculiaridad de ser el abono de la tierra, nada más. No es respetable.
Hay tantos litros de vulgaridad… Y por ello, estar dentro de ti es refugio.
Eres absolutamente táctil, al ser absolutamente visible. A tu alrededor el aire se hace elipse como si fueras planeta. Y reacciono en cuerpo y alma. Las erecciones que me haces sufrir no son funcionales, no son meramente instintivas.
Si fuera así, pensaría en la reproducción y el celo; pero no. Deseo estar en tu cabeza, dentro de tu pensamiento. Por tu coño acceder a él.
Sin hijos, sin instintos primarios.
Razonada, fría y obsesivamente amarte de fuera a dentro.
Y convertirme en parte de ti, que sea imposible separarnos sin cirugía neurológica.
¿Sabes por qué eyaculo en tu monte de Venus? Porque es obra de arte cuando extiendes mi semen con lasciva satisfacción, sin darte cuenta.
Y mis dedos sobre los tuyos, sintiéndonos en esa viscosidad que no dejamos enfriar. Que evaporamos con cada jadeo, colapsados de follar.
Mi dedo se apoya en tu clítoris aún pulsante, y cierras los muslos en un acto reflejo y tierno. Divertido… Me gusta que me llames cabrón con esa sonrisa, con ese cansancio sexual.
Porque sé que estoy dentro de ti, lo más profundamente que se puede estar.
Lo demuestra el café que tomamos a la mañana, comienza el día contigo, con pequeñas palabras tranquilas e intrascendentes. Con cómodos silencios.
Con tu sensualidad vestida con poca ropa, despeinados y despreocupados.
Estamos bien…
No.
Podríamos estarlo en un planeta que nos aceptara, que nos diera la gracia de permitirnos ser lo que deseamos.
Donde en la mesa hubiera dos cafés esperándonos al amanecer.

 

ic666 firma
Iconoclasta

Humillación

Pienso en ti y me pongo caliente, necesito tocarme soñando que te lamo toda, que entro en ti. Tu coño se contrae y a mi bálano oprime y estrangula, muy adentro.

Como un indecoroso abrazo.

No es una banalidad, hay una tristeza infinita en la leche que se enfría entre mis dedos.

Si fuera simple obscenidad, no me sentiría tan desdichado al correrme.

Podría explicarte las infinitas veces que pienso en ti a cada instante; pero no sería tan impactante como la humillante imagen de un hombre eyaculando en soledad, escupiendo el semen sin alegría.

Sin placer.

Avergonzado de mí mismo.

El cigarro se ha pringado de leche entre mis dedos y crepita la indecencia humillante al quemarse.

No son palabras de amor romántico, es mi propio castigo vejatorio ante ti.

Es la sangre que se agolpa furiosa donde mi instinto animal dicta. Estoy abandonado a mi animalidad.

No sé porque me castigo, no tengo clara la causa; pero algo malo que no recuerdo he debido hacer si la vida no me permite despertar a tu lado.

Sé muy bien que no he cometido un acto tan grave para pagar con semejante condena: estos amaneceres sin ti.

No puedo evitar buscar e inventar causas que me expliquen porque este semen no se escurre por tu coño con tus gemidos y respiración entrecortada.

Tal vez hice algo muy malo en otra vida, si eso fuera posible: vivir de nuevo.

No quiero esperar a vivir de nuevo, es demasiado tiempo para tenerte.

Es un engaño, no hay segundas oportunidades.

Un engaño para los frustrados, una esperanza pueril.

Solo que no es pueril penetrarte y oír tus obscenos gemidos.

La frustración no me engaña, soy un hombre que se corre amándote con una tristeza infinita. Es lo que hay, lo único.

Morir con los dedos húmedos del lácteo deseo…

Es lo que toca, es mi futuro.

Mi humillante final.

Y te amo.

Impúdica y profundamente te amo.

 

ic666 firma

Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

Mi templanza copy

Solo por ti evito el vómito que provoca el hastío de vivir aquí y ahora.
Amarte hace las repentinas náuseas menos frecuentes y más soportables.
Y el odio más inteligente, más templado y frío.
Tú acaparas toda mi pasión.
Eres la razón de mi serenidad y templanza; y única esperanza de dicha.
Mi natural odio hacia la humanidad se ha convertido en una conclusión meditada y medida, amarte despeja el caótico horror de una vida donde la mediocridad es una espesura nemorosa asfixiante.
¿Sabes, cielo? Los muertos no dan paz; solo libertad, más espacio.
Un muerto más es un poco más de espacio para respirar; un obstáculo menos para abrazarte.
Algún provecho tenía que tener tanta muerte.
Sé que algún fallo hubo en mi concepción, que algo no salió conforme al patrón humano. No me gusta esto, amor.
Sin ti estaba abandonado aquí y ahora.
No hay pasión en lo que escribo sobre la muerte de los otros.
Porque la pasión juro que es solo para ti.

 

ic666 firma

Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

El más hermoso error

Eres un error, una equivocación del planeta.
Algo salió mal cuando te concibieron.
Sé lo que digo, porque siento un profundo malestar por la humanidad, un desprecio connatural desde el momento que nací. No puedo evocar a alguien que admire o ame entre tantos millones de seres muertos y vivos.
Deseo estar lejos de ellos y lo que tienen. Los rechazo como mi organismo lucha contra la enfermedad.
Eres un error, un accidente; porque pienso en ti constantemente.
Porque quiero estar cerca de ti, dentro de ti.
¿De dónde saliste, hermosa mujer? No puedo imaginar que salieras por un coño.
Tú brotaste perfecta, hermosa y completa en algún lugar secreto del planeta.
O en un lugar ignoto del cosmos.
Te parió la tierra secreta y oscuramente.
Yo, indiferente a la alegría y al dolor de la humanidad, te pienso, te sueño, te imagino. Río contigo porque me contagias, porque me apasionas.
Lloro contigo porque tu dolor son espinas que se clavan en mis ojos.
Eres el único error del planeta al que deseo besar, abrazar, follar…
Te amo tanto que te haría daño para llorar contigo, lo amo todo de ti.
Sentiría tu dolor de la misma forma que sentiría tu coño oprimir húmedo, pulsante y caliente mi verga.
Eres única, un azar irrepetible.
El último tesoro del mundo.
Me arrancaría trozos de piel para que lloraras por mí.
Por mi desdicha de no ser un error: desde que existes, todo es adocenado. Y me conviertes en vulgar a mí con tu extraña naturaleza.
Me haces anodino y pienso que no merezco amarte.
¿Y si realmente no te amo? Tal vez solo te ambiciono como un coleccionista obseso busca la pieza más valiosa.
Es solo semántica, amada rareza; un divagar filosófico de la volubilidad de la palabra. Porque el hecho es que te deseo con la potencia de mi cerebro, mi pensamiento y con el rabo duro hasta el dolor.
Tenía que ser tajante, porque la ambigüedad es la consecuencia de lo vulgar.
Ergo te amo, rareza.

 

ic666 firma
Iconoclasta

Donde Dios habita

Hay quien se pregunta donde está Dios.
En que lugar o dimensión reside.
Yo lo sé: está en tu coño. Está tan dentro de ti, que la única forma que tengo para ser perdonado por mis pecados y bendecido, es follarte.
Follarte duro.
Aunque me importa nada ser bienaventurado.
Tal vez seas tú misma Dios.
Bien, no quiero tu perdón en tal caso.
Solo quiero metértela y que Dios gima tan alto como una puta fingiendo.
Tu coño es un santuario, la entrada al paraíso.
Nadie me adoctrinó, lo supe la primera vez que te vi.
Palpé la divinidad la primera vez que te jodí.
Como si fuera mi primera y única comunión.
He vivido ateo toda mi vida y tú, en un instante has hecho de mí tu apóstol.
Y predico la verdad de tu Coño.
Y seré tu Lucifer, tu ángel caído cuando muera y no te tenga.
Sin tu coño, seré el mal absoluto.
Tienes que hacer algo por evitar que me separe de ti. Eres Dios, eres diosa.
Soy tu responsabilidad.
Quiero follarte el pensamiento entero y fundirme definitivamente contigo, teologías aparte.

 

ic666 firma
Iconoclasta

Los tañidos del deseo. Tel Samsung.

El monasterio es casi tan viejo como mi pensamiento. Y a pesar de ello, sus incansables campanas marcan las horas infaliblemente.

Las horas de besarte, abrazarte, follarte…

Si hubieran sabido aquellos benedictinos, que cerca de 1200 años más adelante, sus tañidos serían confundidos con la llamada del deseo; en el monasterio no habría una virgen.

Ni tendría su nombre.

Besaría las piedras de sus milenarios muros cuando las campanas toquen el arrebato de la pasión. A cada hora, a cada media, a cada cuarto…

¿Ves cómo es mi amor de antiguo, amada mía?

Soy un amanuense preso en un scriptorium, pergeñando frenético en recias y toscas hojas de papel las indecencias y blasfemias de amarte con cada tañido.

A cada hora, a cada media, a cada cuarto…

 

 

(Foto: Monasterio de Santa María de Ripoll, idealización)

 

 

ic666 firma
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta

Ilusiones letales copy

Tienes esa condenada forma de mirarme que destruye poco a poco mi voluntad haciéndome creer que puedo enamorarte.
Que valgo lo suficiente para ello.
Algo que jamás he contemplado con nadie y me ha hecho libre, ajeno a cualquier corriente empática que circula por el planeta.
Estar enamorado me deja indefenso. Derriba los muros que he construido contra las ilusiones. Esas que destripadas, te provocan una pequeña muerte.
Cuando una ilusión muere, se lleva un tiempo de vida consigo.
Cuando me haces creer que soy amado se forma una ilusión magna, que cuando se haga pedazos aniquilará mi vida toda de una vez para siempre.
Mi tiempo se agota, no me queda demasiado.
Ojalá tuviera la fuerza de voluntad para pedirte que no me ames, porque amarte es prácticamente suicidio narcótico, dulce e indoloro.
Estoy preso, cautivado de las andanadas de ilusiones que creas en mí, entre nosotros. Y he llegado a la letal conclusión que prefiero vivir brevemente amándote, que entre los muros de mi fortaleza.
Al fin y al cabo, no valgo tanto.
Y prolongar demasiado la vida con amargura se paga.
Amar es mi tragedia griega.
ic666 firma
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

Glycerin Man

No es posible poseerte toda con este cuerpo.
Me he dado cuenta de que soy imperfecto para amarte.
Necesito alguna habilidad más.
Para joderte.
Joderte toda desde afuera hasta dentro.
Debo mutar en un gel, un aceite denso que se deslice por tu aterciopelada y privilegiada piel.
Que brillen erectos tus pezones.
Que mi calor viscoso te posea y te provoque fiebre en el alma y en el coño.
Y follarte así los poros de la piel.
Ser un charco denso en tu ombligo y monte de Venus; y deslizarme, precipitarme lenta y poderosamente por tus ingles e inundar los obscenos labios, conseguir que se humedezcan en toda su verticalidad y profundidad.
Que tus muslos cedan y se separen al reptar obsceno y líquido.
Hirviendo…
Quiero ser Glycerin Man. Aunque deje de existir al poseer tu piel, tu coño, tus pechos dolientes de erectos.
Inundando tu boca de mí.
Deslizarme por tus labios jadeantes y entreabiertos como una baba lujuriosa.
A través de tu piel, llegaré a tu alma y la follaré.
La envolveré.
Me fundiré en ti a nivel molecular.
Te regalaría mi existencia por penetrarte toda, toda, toda…
Por estar en tus dedos húmedos que acarician la viscosidad que soy entre tus muslos.
No soy Glycerin Man y es desalentador. Es no llegar a lo más íntimo de ti.
Estoy trabajando en ello.
Me someteré a radiaciones. Saturaré de rayos gamma mi organismo. Irradiaré mi pene hambriento, goteante, deslizante.
Duro hasta el dolor.
Hasta licuarme en tu cuerpo.
No quiero un vida larga, me basta con ser poderoso en tu piel.
Quiero llegar a tu corazón y hacerlo brillar de viscosidad.
Mi mutación es la locura de amarte.
ic666 firma
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.