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Si el ser humano retornara a su naturaleza, aquella que le llevó a sobrevivir en un mundo hostil y evolucionar. Si olvidara las mentiras de dioses, paraísos, resurrecciones y reencarnaciones haría su presente, su vida mejor. Que es lo único de lo que puede disfrutar hasta que muera y desparezca del universo.
Esto llevaría también a la incredulidad hacia seres soberanos y líderes políticos, ambos encarnando actualmente, en pleno siglo XXI como en el medievo, un carácter divino, la encarnación de un dios.
El problema de que la especie humana degenerara, siempre ha sido la religión y su evolución: la política.
Ambas han arrastrado a los humanos a cohabitar adocenados en pequeños espacios, vivir miserablemente en pro de una vida post mortem paradisíaca y un futuro engañoso y venenoso que no vivirán. Ni siquiera sus nietos.
Si el ser humano retornara a su naturaleza libre, los corruptos codiciosos y ambiciosos políticos y líderes religiosos; sus cráneos vaciados y pulidos servirían para cocinar, incluso en modernas cocinas de inducción.
El ser humano perdió su libertad y gracia por aceptar por cobardía una protección mafiosa: el Estado. Primero creyó al hechicero charlatán de la tribu, éste se convirtió en sacerdote, luego en dios-emperador, siguió como rey o papa y actualmente en líder político de una formación de moda, básicamente un telepredicador dirigiéndose a una chusma de pocas luces, crédula como sus antepasados y tan cobarde como ellos.
Y ahora en pleno siglo XXI la especie humana es poco más que una variedad porcina. Apenas se distingue de un cerdo de granja en el tratamiento que le da el Estado a su mísera vida.
Ha sido tan escrupulosa y secular la selección ganadera que el Estado ha realizado en las distintas razas humanas, eliminando las reses libres y no obedientes por variedades mansas, que ya no existe posibilidad alguna de que la especie humana vuelva a ser digna.
La humanidad adulterada por dioses y Estado, hoy es una especie insectil y sin alma. Lo cual es gracioso, porque creen tenerla y por ello rezan a toscos muñecos, símbolos y libros vacíos de interés e inteligencia. Y por supuesto, se arrodillan y venden a sus hijos al primer telepredicador “demócrata” que les miente con paternalismo, con voz flojita y falsa de meapilas.

Ahora sólo espera sin saberlo, una gran extinción: las reses de superávit que al Estado le sobran por cuestiones de logística y así purificar con más precisión genética las razas humanas con reses más mansas y obedientes que coman menos, las que el Estado permitirá vivir. O dios.

Spirit in the Sky es la cancioncilla marchosa que suena en la última escena e inicio de los créditos finales de la película de ciencia ficción y terror LIFE, 2017. Es curioso que en un final tan tétrico donde triunfa el invasor extraterrestre, suene semejante canción roquera, alegre, rítmica y esperanzadora.
Se trata de inducir optimismo y paz al público que pudiera haberse visto afectado por el final terrorífico y desesperanzador de la película, una especie de edificante esperanza musical: “¡Vamos, niños, es sólo una película, no os asustéis, no lloréis!”.
El Estado Nazi Mundial Sanitario, implantado en todas las naciones occidentales consumistas y degradadas sus ciudadanías a una decadencia de cobardía, indolencia, servilismo y comodidad con el covid 19; a través de sus filiales de control como la prensa, televisión, internet y cine, vela por el buen talante de sus grandes rebaños de cerdos y borregos humanos que son las castas bajas o trabajadoras. De tal forma, que no se asusten por una película de miedo y conserven su devoción, obediencia y mansedumbre, para que su explotación por parte del Estado, sea eficiente y cómoda. Que, con pocos gastos y recursos, se puedan pastorear y sacrificar sin complicaciones dichas reses, como ocurrió con los grandes decretos de encarcelación multitudinaria y destrucciones de libertades durante la pandemia del covid 19, que increíblemente, la masa ganadera humana defendió y aplaudió casi al cien por cien ese nuevo nazismo surgido.
Es lo que ha visto y comprobado Asia: la degradación de una civilización en su estado más puro. Es el momento de iniciar una gran guerra planetaria para acabar con el degradado Occidente.
Está tan absolutamente arrasada la libertad, la determinación, la ética y el valor de los rebaños humanos y sus gobiernos en las naciones occidentales consumistas, que caerá Occidente (primero la vieja y gastada Europa de líderes blandos y cobardes) bajo las armas de las feroces naciones asiáticas (como las de Oriente Medio), China como la gran apisonadora sobre la que se apoya todo Oriente, a excepción de Japón, de momento… Occidente será invadido por combatientes fieros y violentos de asesinas doctrinas políticas y religiones como actos de fe de paraísos y santidades en sus batallones.
Asia, donde nació el conocimiento que se expandiría por todo el planeta, ansía de nuevo tomar el mando del planeta.
Y mientras China observa con ojos cazadores lo que ocurre en Oriente medio y Ucrania, un almuédano grita impúdicamente a pleno pulmón desde su alminar, el violento y avaricioso deseo de dominar el mundo con su fe.
Está ocurriendo aquí y ahora. Toda dictadura conlleva oscurantismo e ignorancia, y una inopinada y estúpida vanidad que se extienden desde el Estado hacia las castas bajas o trabajadoras; es la razón de que no vean o alcancen a vislumbrar lo obvio, ni los jerarcas nazis sanitarios occidentales, ni su ganado que rigen con mano que no tiembla.
Me parece bien, de justicia, que los cobardes e indolentes paguen su indecente degradación moral con muerte, humillación, hambre y esclavitud. Sobre todo, en naciones como España, que se vislumbra como la Judas de Europa, aquella que favorecerá el paso y el trato de favor a los invasores.
Y volvemos a lo mismo: un gobierno o Estado es el reflejo aumentado del carácter de las reses que gobierna. La traición que cometa el Estado Español en nombre de la paz en el mundo, la tolerancia y convivencia, favoreciendo la invasión de Europa por las tropas asiáticas a través de sus fronteras, es puro arribismo.
Y el arribismo es pura y alta traición, degradación de la nobleza para cualquier persona que no haya caído en la decadencia total y para cualquier enemigo con un mínimo de inteligencia; los asiáticos van en cabeza en este tema. El invasor no confiará en un traidor profesional más allá del tiempo estrictamente necesario para ejecutar su plan, caerán las cabezas de los arribistas o traidores que forman el Estado por los filos de los cuchillos invasores. Si algo han demostrado los asiáticos, es que sólo con una gran y aparatosa crueldad sobre unos pocos, basta para instaurar la parálisis del terror, el servilismo y el respeto religioso en los millones de reses de las viejas, gastadas, cobardes e infantilizadas sociedades occidentales consumistas. Los traidores con los que han pactado servirán (sus cabezas) para demostrar que no hay piedad.
Obsérvese con fría atención la paranoia de las reses pobres o trabajadoras de las naciones occidentales consumistas y su orgía de simpatías hacia los asesinos de israelíes en este momento: tienen miedo de que si no los alaban, acabar degollados por terroristas o escuadrones de la muerte camuflados en sus ciudades.
Es a Asia (en su conciencia) a la que le toca llevar ahora las riendas del planeta y gestionar el ganado humano a su manera, con la avanzadilla de las naciones de feroces rezos y ritos tribales que, han convencido a sus propios borregos de morir santamente mediante el fanatismo religioso.
Ahora mismo están pensando los degolladores de Oriente Medio: “Pronto seréis eso: espíritus en el cielo. Cantad, reíd y aplaudid, que os queda poco.”.
Y China sonríe astuta.
Cualquiera piensa en este instante que está muy cerca una nueva guerra mundial, lo que no sabe es el grado de crueldad que se vivirá cuando acabe la última batalla y se inicie la educación, adoctrinamiento o conversión de los invadidos, por muy pacíficos y lameculos que hayan sido.
Sólo hay que leer un poco de historia, la que los Estados Nazis Sanitarios aún no hayan podido corromper y manipular, para imaginar a grandes rasgos lo que se avecina.
Y las edificantes canciones suenan sin cesar en los oídos de los decadentes, como himnos de paz y concordia en un mundo con todos los colores del arcoíris bien ordenados.
Qué lelos…
Pase lo que pase, da igual como se resuelva; todo será consecuencia de la degradación de la naturaleza humana, de la decadencia de las sociedades occidentales consumistas, que creyeron con auténtica fe, ser ángeles y portadores de la bondad en el mundo con su cobardía disfrazada de empatía y tolerancias hacia los locos y asesinos.

La adaptabilidad de la actual y nueva especie humana modificada parece ser infinita.
Una humanidad insectil por su comportamiento social y ser plaga en el planeta, que es la mutación surgida del primer pacto social que estableció la esclavitud de la población al servicio de un individuo y su corte.
En efecto, hubo un primer pacto de sumisión y adoración hacia otro individuo que ejercería de amo. Cosa que inexplicablemente exigió una humanidad cobarde e indolente. Profundamente imbécil por algún gen recesivo.
Y a los idiotas les fue otorgado su deseo constituyéndose un poder autoritario de maneras supersticiosas que con el tiempo también llamaron política. Se inventó una legislación que los castigaba especialmente para proteger y enriquecer al jerarca y su corte que los gobernaba. En el libro de la biblia 1 Samuel 8,10-22 hay una muestra muy oportuna y divertida de la exigencia de los judíos al profeta Samuel para que pida a Yahvé (dios) que les dé un rey que los gobierne. A pesar de las condiciones que impone Yahvé para darles uno, ellos insisten en tenerlo. Y les metió a Saúl por el culo.
De verdad que es para troncharse de risa. Y si tuviera algo de verdad o historia semejante cuento oportunista del Estado (supersticioso o religioso en este caso) lo haría aún más cómico.
Lo más divertido de este pacto social está en que no sacaron ni el más mínimo beneficio de ¡nada! No puedo parar de reír. Un montón de imbéciles pidiendo un rey o un sumo hechicero a cambio de nada, incluso ofreciendo a sus hijos y a sí mismos en holocausto o sacrificio.
Es de imaginar que por esto, la superstición haga tanto hincapié en el asunto del pecado original: no fue una estafa de dios y sus poderosos, era el pecado original que hacía idiotas a los seres humanos.
Es fácil concluir que el pecado original no es más que una simple degeneración o merma intelectual genética, por causa de alguna mutación debida a la reacción nuclear y la contaminación radiactiva que creó aquel mítico meteorito que impactó contra La Tierra, haciendo de los dinosaurios churrasco requemado. El hombre no existía; pero sí algún tití chamuscado que cedió graciosamente su ADN contaminado y corrupto a la posteridad.
Es para partirse el rabo de risa (quien lo tenga, aún lo conserve en su sitio o esté estrenando uno tras la operación).
El ser humano actual es la única especie animal mamífera (porque hormigas, abejas, termitas y avispas tienen la misma mísera existencia) que se ha esclavizado a sí misma a un individuo más débil que ella; pero infinitamente hijo de puta y cuyo único super poder, fue haber nacido en la familia adecuada y entre los imbéciles adecuados.
A partir de aquel pacto, el animal humano demostró su gran capacidad para adaptarse a todo capricho que se le ocurriera a sus amos o Estado con el paso del tiempo.
Y se adaptó con pasmosa facilidad y naturalidad a que le fuera robada por el amo su caza, su recolección de frutos, su ganado y sus lechugas.
Se adaptó, como los judíos y otras razas supersticiosas, a mutilar el pene de sus hijos y los de los primeros adultos, incluso se sacaban la polla ansiosos ante el rabino para disfrutar de un dolor enfermizo. Otros machos eran cobardes y preferían mutilar y estropear la vagina a las niñas y mujeres. Se adaptó el ser humano a todo ello con una facilidad que hacía que el rey o sacerdote dominante, eyaculara sobres sus cabezas sin poder evitarlo, al ver aquella masa humana imbécil a sus pies.
En este caso, es difícil saber si la adaptabilidad a estas mutilaciones, es un producto de esa imbecilidad congénita o las ganas del rey o sacerdote de joder a la chusma por simple diversión como tantas veces hacen en la actualidad. En cualquier caso, al igual que los homosexuales con su orgullo, aquellos machos se sentían también orgullosos de exhibir su polla seca. Las mujeres no podían ni pueden hacerlo con orgullo, porque las enterrarían hasta el cuello y luego los machos apedrearían sus cabezas hasta matarlas.
De cualquier forma, la adaptabilidad humana, es prodigiosa, un portento.
Es lógico que en algún momento, alguien piense que sería un acto de piedad asesinar a centenares de miles de humanos para aliviarlos de esa “vida de mierda”; pero si somos objetivos los inteligentes, debemos respetar su libertad a elegir ser esclavos e imbéciles.
El animal humano se adaptó con pasmosa facilidad a ser humillado por un rey, un conde, un presidente, un ministro o un sacerdote de cualquiera de las supersticiones que hay en oferta entre la especie humana idiota desde tiempos tan inmemoriales como aciagos. Se adaptó a ser juzgado culpable y siempre a favor de su amo por un juez o cualquier otro mierdoso jerarca que gobierna esa pasmosa, provechosa y beneficiosa adaptabilidad.
Se adaptó a tirar de carros en sus centros de explotación que eran propiedad del amo con el que contrajo su pacto social para ¡nada! Qué risa.
Hubo un individuo extraño que no era el amo ni el animal humano corriente, que le dijo a un palurdo aldeano: “¡Oye, tío! En lugar de montar al burro en el carro ¿no te parecería mejor ponerlo a tirar de él y tú te subes encima del grano que has sembrado y recolectado para tu amo a cambio de un plato de excrementos al día para alimentaros tú, tu parienta y tus hijos?”.
Y el palurdo puso el burro a tirar del carro como aquel extraño aconsejó y exclamó: “¡Coño, esto es otra cosa!”.
Se adaptó a viajar bajo tierra como los gusanos a su centro de explotación.
Y se adaptó luego a pagar la mitad del poco dinero que le pagaba el amo, por un coche a precio de usura (que le vendió el amo también) para que acudiera a los centros de explotación.
Se adaptó a vivir sacrificado las tres cuartas partes de su vida para pagar una jaula donde vivir, pensando que sería de su propiedad; pero muchos morían (y mueren) sin haberla pagado y con la sensación de que han hecho los idiotas desperdiciado mucho tiempo y oportunidades para ser animales decentes y no miserables hormiguitas que alimentan a la obesa reina.
Se ha adaptado a los distintos caprichos del Estado, y perder su tiempo en acudir a un antro designado para elegir su próximo Amo con un papel que tira a una urna.
Esto obedece a un truco del Estado Ganadero, para que los adaptables animales humanos disfruten de un espejismo de libertad y dignidad y al estar contentos, produzcan mejor y obedezcan de buen talante.
Se ha adaptado a echar a la basura su infancia y juventud, para ser castrado mentalmente durante una veintena de años (en algunos casos se sobrepasa de largo) en centros de amaestramiento y condicionamiento conductual, llamados escuelas, institutos y universidades.
Se ha adaptado a realizar breves periodos de trashumancia por carretera, mar y aire, con otros millones de reses iguales, hacia centros de ocio como premio que lo condicionará a seguir esclavizado con sumisión y respeto al Amo Estado.
Actualmente, si montas a un esclavo humano cualquiera elegido al azar en cualquier vehículo por inseguro o peligroso que sea; te dará las gracias muy feliz él abrochándose inconscientemente un cinturón de seguridad que no ha visto; pero gracias a los centros de amaestramiento en los que ha perdido la infancia y la juventud, sabe que el cinturón de seguridad existe y debe amarrarse con él al vehículo. Lo dice un mandamiento y lo cumple, aunque no conozca la razón.
El animal humano, está prácticamente programado.
Se ha adaptado perfectamente a comer mierda gracias a las crisis económicas que el Estado Amo Cabrón Hijo de Puta le programa cada año aproximadamente; hasta que el animal humano esclavo muere de viejo, de enfermedad o de asco.
En este momento del artículo o ensayo se está adaptando con una indecente alegría a copular de forma habitual machos con machos y hembras con hembras; porque el Estado quiere bajar la presión demográfica y ha pensado que para el nuevo animal humano, es un método divertido y lleno de festividad.
Además, es ya proverbial la envidia congénita del animal humano actual y su “culo veo, culo quiero” y así se encuentran como peces en el agua, mostrando alborozo, alegría y ebriedad por todo el planeta con el culo al aire.
Y además, con la emocionante y fascinante opción que les ha otorgado el Estado Cabrón Hijo de Puta: pueden operarse los machos para ser hembras y las hembras para ser machos. Y lo que es mejor: si tienes un hijo y no te gusta su sexo, lo llevas al médico (o dentro de poco para acelerar los trámites, a un local de tatuajes) y te lo transforman en lo que tú quieras, como si te hace ilusión un hermafrodita con la jeta de niña o niño. Incluso le podrás crear tú mismo por trámite en web su carnet de identidad nuevo y trans.
Se ha adaptado con docilidad y servidumbre a mal respirar a través de un bozal y a los pinchazos de sustancias extrañas para su buen control veterinario por parte del Estado.
Resumiendo, la adaptable y productiva actual especie humana es el triunfo de la gestión ganadera del Estado.
Es básicamente, en términos estadísticos, un animal asustadizo que busca la protección del amo Estado y vive en permanente angustia si no se le decreta una orden que deba obedecer.
Y por último, no podemos olvidar la virtud más notoria en la nueva especie humana, la más característica:
En caso de que el Estado Amo Cabrón Hijo de Puta pida su sacrificio en una guerra para defender la riqueza y propiedades de los Amos, el actual humano esclavo dará su vida con fanatismo y fe inquebrantable en la bondad del Estado, exactamente como haría un perro con su dueño si lo apreciara.
Y tiene mucho mérito el Estado al haber conseguido desarrollar semejante especie humana.
Ahora, que estoy acabando esta obra informativa y divulgativa, se deber reconocer que nada es perfecto y por ello, el Estado francés tiene problemas con su ganado humano, parece que no acaba de adaptarse a ser parasitado y humillado por los líderes Amos y le pega fuego a todo.
Pero no importa, estadísticamente la especie humana adaptada y esclava es mayoría en el planeta. Y por poner un ejemplo, casualmente España es el país paraíso de todos los Estados Amos Cabrones Hijos de Puta, todos ellos quisieran alcanzar pronto la excelencia ganadera de su población como este país imbatible, que la ostenta desde hace mucho más de medio siglo.

Iconoclasta

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Hola, soy Iconoclasta desde el Infierno.

Acabo de morir (hoy es mi segundo día en el infierno) y el Diablo me ha nombrado su amanuense personal.

Es un romántico, como esos ricachos caprichosos y aburridos que buscan culos peludos, asqueados de coños fáciles y cómodos de penetrar; ya sin aliciente alguno para ellos.

La Maldad también necesita su propia administración y burocracia, hay más almas en el Infierno que en el cielo, con diferencia.

Hitler mismo, vestido con lencería de puta, está coordinando las consignas que han de recibir en su pequeño cerebro los nuevos dictadores de las extintas democracias anteriores al coronavirus y que actualmente se han convertido a un nazismo homosexual climático sanitario.

Así que éste es mi primer manuscrito para anunciar la última oferta en dolor de calidad suprema para los próximos cinco años (para el Diablo son apenas doce horas de oferta flash como en Amazon y esas cosas).

Promoción Especial de Dolor Supremo en el Infierno.

¡¡5 x 2 Supremo!! (cinco unidades de dolor supremo al precio de dos).

Los hijos muertos son de un gran valor emotivo; es difícil encontrar algo más doloroso y horroroso, de ahí lo de supremo.

Para familias numerosas aburridas, arruinadas o hambrientas con un mínimo de siete hijos o unidades de dolor supremo.

¡Al increíble precio de veinticinco años de la vida de cualquiera de los progenitores!

Además, podéis contar con las sorprendentes facilidades de pago de Maldad Consulting (Maldad Consultint@inferno.stn): la posibilidad de dividir el pago de vuestros años de vida a la mitad entre madre y padre, esto es a doce años y medio por mono progenitor de la unidad familiar, con muerte para los dos en el mismo instante y así disfrutar ambos en mutua compañía de los tormentos del Infierno.

No aplica que los hijos muertos en el pack ¡¡5 x 2 Supremo!! compartan con los padres la dolorosa eternidad. El Infierno no es lugar de encuentros, perdones y sentimentalismos facilones y previsibles. Pensad que es una gran ventaja, ya que no se les podría matar de nuevo por mucho que insistierais en el caso de que os agobiaran.

Hay un par de condiciones previas a la ejecución del pack ¡¡5 x 2 Supremo!!

El primer hijo de los cinco, lo deben matar ambos cónyuges al unísono a cuchilladas y , no menos de doce cuchilladas: Por ejemplo: seis cuchilladas el padre y seis la madre. No hay límite superior, a partir de las doce cuchilladas, tenéis barra libre para desahogaros cuanto queráis.

Es en realidad la firma del contrato que avala vuestra condena al Infierno.

Las unidades de dolor no pueden superar los dieciséis años, es la segunda condición. Y no importa que sean repetidos como en el caso de los quintillizos.

Preguntas frecuentes: ¿Por qué la oferta del pack ¡¡5 x 2 Supremo!! es de cinco al precio de dos si los progenitores debemos matar a uno? ¿Por qué no se denomina “¡¡4 x 2 Supremo!!»?

Porque en realidad, la muerte la provoca el Diablo mismo con su condición. Todo el pack es obra de él. Y por si fuera poco, si no sois ingenuos, todo el mundo sabe que al Diablo hay que darle cierta tolerancia hacia la verdad ya que le importa menos que el rabo sucio de la vaca que pasta. Es su naturaleza la imprevisibilidad y mentir.

Se debe reconocer que el Diablo es especialmente generoso con la Maldad. No como Dios con su bondad que la vende a precio de oro. Ni siquiera regala una poca en temporada de rebajas. Judío avaro…

Bueno, ya tengo listo el bando del ofertón del ¡¡2 x 5 Supremo!!

Y ahora debo ir a clavar una fotocopia a las puertas del Infierno, otra a las del cielo (el Diablo no pierde oportunidad alguna para tocarle los cojones a Dios). Y un par más que dejaré en las puertas del Vaticano y en Jerusalén, más que nada como acto simbólico. Porque al final, el Diablo susurra a la humanidad sus ofertas como los dictadores nazis poscoronavirus aparecen continuamente en las pantallas de los móviles.

En fin, la peña es tan vorazmente consumista que si le ofreces excrementos primorosamente envueltos y con una llamativa oferta, te los quita de las manos y se los come con glotonería gourmet delante de ti.

“El manuscrito original me lo quedo para limpiarme el culo”, me ha dicho el Diablo con gran cordialidad.

Una vez acabada la tarea burocrática, me toca bajar a la celda de los dolores tontos para que me den mis cuarenta latigazos del día y me sodomice tres veces tres el negro de La Milla Verde, que también anda por aquí. Aunque no sé porque, con lo bueno que era. Posiblemente fuera tonto del culo y se suscribió a alguna oferta. Vete a saber…

Antes de que me la meta como ayer le voy a clavar en el ojete el atizador al rojo vivo para las torturas medias, a ver si le gusta y se puede sacar de sí mismo el mal.

Sin alegría alguna: Iconoclasta, amanuense personal del Diablo.

Que os jodan.

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Iconoclasta

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Iconoclasta

El alma desciende a los pies para alejarse cuanto pueda de la destructora ira, tiene miedo a ser desgarrada.
Es por ello que dicen de los violentos que son desalmados.
El forense no les examinó bien los pies.
En el alma tradicionalmente habitan las actitudes altas y nobles, las emociones amables. Sin embargo el alma es un velo sutil que se deshilacha fácilmente cuando los puños se cierran o la boca saliva abundantemente por una ira. Se desliza hacia abajo, hacia las patas; porque sabe que moriría si se interpusiera en el camino de la violencia o del odio extático, irracional.
La superchería o religiosidad de rebaño, cómo no, educa a mantener el alma bien alta para que aceptes todo mandamiento y castigo con resignación. Que el alma te proporcione una beatitud digna de morir con un homenaje y liturgia que se pueden meter en el culo.
El alma quiere hacer de ti un mártir.
No existe el bien y el mal.
Existe la ira, el miedo y la obediencia servil. Es el único bagaje humano para vivir y sobrevivir. Las tres actitudes que mantienen una lucha dogmática en la mente de los seres humanos civilizados, castrados ya de su naturaleza.
Jade Negro se ríe y dice “yo tengo el alma en el chocho”. Arriba le da dolor de cabeza y náuseas. Y como el alma es suave, los rabos le resbalan mejor.
–Quiero tu alma amarga, como los hígados que desgarro y devoro –cuando Jade habla parece que lo hace con los ojos, con sus grandes ojos.
–Soy un agujero negro, no tengo alma, soy de metal corrupto -le respondo con un sarcasmo poco convincente.
Pienso que la misantropía pudiera haber devorado mi alma si alguna vez existió.
Me escucha con el ademán de quien ha oído algo lejano e ininteligible, con expresión de “me ha parecido oír algo y no sé qué”, aleteando sus maquilladas pestañas rápidamente.
Tal vez sea ella mi alma porque me ha provocado una sonora carcajada. ¡Qué cabrona! En un segundo ha hecho mierda mi hastío vital, donde dormita la ira.
También le gustaría probar mi sangre; pero le da miedo beber demasiada y que no “te quede la suficiente para poner la polla bien dura”.
Sopeso contestarle que tampoco tengo polla, no una que se merezca.
–Te romperías los dientes –me arriesgo a no ser humilde.
Y ríe estruendosamente.
Continuamos charlando de almas, iras y alegrías; mientras sorbe ruidosamente un Bloody Mary que por sugestión le calma la sed. Y yo fumo como si la besara.
Jade es una hermosa criatura. Y todas las cosas bellas exhiben un cultivado descaro y desenfado que las hace ingenuas e irresistibles, una trampa para atraer a sus víctimas.
Porque es sabia y ancestral como un dios. Su ingenuidad es solo un arte cinegético.
Hace maravillosa la vida cuando aparece iluminando mi oscuridad.
Sin ella no podría sonreír.
No amarla calladamente con el pesar de la imposibilidad, es imposible.
Y lo lee en los jirones de mi alma que parecen colapsar el corazón. Lo sabe…

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Yo digo que una bofetada se resuelve con otra hostia.
Además, sería imposible pagar solo con otra.
La decapitación…
No se trata de poner la otra mejilla, no es tan fácil.
Todo va más allá, a otra dimensión, en la que yo rijo.
Yo lo puedo hacer; pero vosotros no y si lo hacéis será una chapuza. Un trabajo mal hecho e inconcluso por mucho que matéis.
Pero lo más importante, es que desde el momento en que ese dios melifluo, iracundo y maricón me creó, nadie me ha dado una bofetada.
Yo sí puedo hacer lo que digo, lo he hecho antes de alardear de ello.
En un tiempo remoto, cuando le comía los dedos de los pies a un bebé ante su madre, dios me preguntó desde su palacio celestial mierdoso, que parece un burdel barroco:
¿Por qué lo matas todo, 666?
Le respondí que no soy un hipócrita divino y sádico como él. Que no pido obediencia ni fe a sus amadas creaciones, monos de mierda…
Dices ser amor, y sin embargo asesinas y torturas hipócritamente, cerdo todopoderoso.
Le dije que es mi trabajo y disfruto con él, sin más liturgias de mierda.
Incluso cuando el primate casi con alegría va a morir y por ello dejar de sufrir, le insuflo vida por el placer de observar el movimiento de sus intestinos que, parecen grandes y sucias lombrices retorciéndose al aire.
Evito que el mono muera de un infarto cuando observa como descuartizo a todos sus seres queridos en largas sesiones, chapoteando mis pies en una balsa de sangre y restos cárnicos.
Lo más fascinante llega cuando el dolor y el terror se les hace tan insoportables que su mente estalla y dejan de ser humanos para convertirse en un organismo desgajado o eviscerado, mugiente y convulso. Incapaz de pensar, solo buscando la muerte como un animal que va a morir abrasado y corre hacia el acantilado, al vacío.
Juro que puedo escuchar el sonido a cristales resquebrajándose cuando la mente se les rompe y dejan de ser humanos.
Algo que ningún mono del mundo podrá gozar jamás. Es mi privilegio exclusivo y la razón suficiente e insaciable para exterminaros lentamente cada día, cada noche, a cada instante… A todos, desde los recién nacidos a los que han creído tener la suerte de morir dulcemente en la vejez.
No puedo creer, dios imbécil, como puedes asombrarte después de tantos millones de años viendo como desguazo y extermino a tus creaciones.
Y cuando acabe con el último primate sobre la capa de la tierra, subiré a tu cochino cielo y comprenderás lo que es la fractura de la mente cuando te tenga en el filo de la muerte y el dolor inenarrable; y a tu hijo el nazareno, repartido a trozos entre los coros celestiales, después de haberlo despellejado como un muñeco de medicina.
Cuando tu corazón negro dé el último latido en la palma de mi mano, tu mente se habrá rajado y dejarás de existir antes de morir. Y el mundo que creaste sufrirá un colapso que lo convertirá en otra piedra muerta flotando en el universo. Tu grito de dolor enmudecerá por fin allá en el vacío.
Mientras ese momento llegue, herviré crías de primates humanos como golosinas para mis crueles. Mis queridos y obedientes cerdos diabólicos…
Les gusta más cuando les doy carne de ángel, se matan entre ellos por un bocado de sus alas recias y musculosas, afeminadas hasta la vergüenza. ¿Por qué no los dejas acercarse a mí más a menudo, dios marica?
Ese Dios melifluo y asesino hipócrita, hace ya rato que ha cerrado las puertas de su reino. No le gusta que sus primates inocentes, bienaventurados, ángeles y arcángeles escuchen mi verdad, mi volición imparable.
Cuando desplego en todo su esplendor mi naturaleza en el infierno, el silencio se convierte en una plancha de plomo que lo enmudece todo, ni siquiera se produce eco. Un plomo que cae sobre las almas que sufren sin cuerpo para la eternidad o cuando a mí me plazca acabar con ellas.
Puedo imaginar vívidamente un mundo sin vida humana y rujo al cielo y a la oscuridad de mi húmeda y oscura cueva.
A medida que me tranquilizo tras mi furiosa epifanía, soy consciente del sonido que produce mi Dama Oscura entre mis piernas, chupando mi rabo y sus dedos chapoteando en su raja anegada y brillante, sentada a los pies de mi trono de piedra. Mis huevos captan el frescor de la piedra del trono. Me gustaría que la Oscura prestara más atención a estos detalles, que los acariciara y dejara de darse placer a sí misma.
Extraigo de entre la carne de mis omoplatos mi puñal y goteando viscosidad sanguinolenta, deslizo la afilada e infecta punta por sus pezones acariciándolos, conteniendo a duras penas el deseo de cortarlos.
Ante el caliente filo, se le escapa un gemido de la boca llena de mí y su orina se derrama entre mis pies y sus nalgas poderosas que esconden un indecoroso y hambriento ano.
Un cruel emerge gruñendo de la oscuridad que nos rodea, se acerca al trono y lame con avidez los jugos derramados y el coño de la Dama Oscura cuando se lo ofrece separando las piernas.
– ¡Hazme daño! –rujo.
Desenfunda la fina daga, un estilete ceñido a su muslo y lo clava en el escroto atravesándolo de parte a parte, destrozando los testículos… El glande escupe unas gotas de sangre que caen sobre el hocico del cruel. Las manos de la Oscura están ensangrentadas, ardientes…
Y bramo.
El cruel huye apresuradamente gruñendo horrorizado hacia las oscuridades a esconderse.
Eyaculo una gelatina rojiza que cae sobre las tetas de la Oscura, que mantiene su mano cerrada en mis mutilados cojones, apretándolos, sosteniendo el dolor en su nota más alta.
Es una virtuosa del dolor, no sé si le queda algo de humana…
Y como si leyera mi pensamiento lleva esa gelatina a su coño para extenderla mientras se corre y grita y jadea y sus pechos se agitan pesados, duros…
Esta es la dimensión oculta que habito. La del dolor, la cuarta que tanto buscabais.
Bienvenidos a ella, pasad y sufrid.
Pasad y rompeos, primates.
Moriréis todos.
Siempre sangriento: 666.

Iconoclasta

La bondad no es una virtud, sino la reflexión y el acto que surge de la inteligencia y la búsqueda o intuición de la justicia.
Esa justicia que degradaron y humillaron en códigos de leyes los gobiernos de las naciones del planeta Tierra, hasta convertirla en un puré corrupto de hipocresía para protección de la riqueza y sus poseedores.
Esa inteligencia que ha pervertido la sociedad hasta reducirla a un único mensaje electroquímico insectil; millones de veces chirriado por los millones de humanos-orugas.
La bondad es un acto medido, una emoción razonada.
Y no persigue recompensa.
Ser bondadoso indiscriminadamente es el mayor acto de injusticia para los que se la merecen; traicionarlos está muy lejos de la bondad, de la justicia y de la ética.
Sin embargo la superchería o ideología o religión, prostituye la bondad como método para alcanzar una santidad, un paraíso, un premio. Y exige ante todo, bondad hacia los líderes, amos y ricos (el perdón, respeto y obediencia a pesar de sus delitos y negligencias). Luego, hacia todos los seres humanos; excepto a los infieles cuando un gobierno decreta guerra.
No todo ser humano merece un acto de bondad.
En algún momento las grandes supercherías o ideologías o religiones del mundo pervirtieron la bondad amasando mansedumbre y fanatismo. Esta “bondad” es conocida como moral, un libro sagrado del buen ciudadano según los dogmas escritos a lo largo de la historia de la especie humana.
La bondad predicada por las más importantes supersticiones o religiones o ideologías del mundo es un mero trámite que da ciertos privilegios ante los dioses inventados por los líderes salvadores y redentores.
Una cartilla de cupones.
La bondad solo se da en anónimos seres humanos que viven el día a día sin mirar a nadie y hacen lo que deben cuando deben. Lo hacen según la razón y la justicia, sin exigir dinero, votos o fama. Sin exigir la fe en ellos.
Sin exigir el paraíso.
Luego se encienden un cigarrillo paseando a donde quiera que vayan hasta diluirse en el paisaje.

Iconoclasta

Las plumas envejecen, se atascan.
Se llenan de porquería como a cualquier ser humano se le ensucian las venas, el corazón, los pulmones y los genitales.
Deben ser los restos acumulados de la vida, de tanto sufrirla, follarla y escribirla.
No me parece divertido, ni siquiera ameno. Es pura literatura del hastío.
Simplemente es.
Y si escribes con rojo, tienes la fatídica sensación de que tus pensamientos se coagulan en el papel.
Tampoco me parece ameno; pero sí macabro. Me place…
La coagulación del pensamiento bien podría ser una expresión de aquel muerto romanticismo de la soledad y enaltecimiento del amor como tragedia y elevación.
En el papel me parece ver ya las palabras modeladas con costras.
Es tan orgánico…
Podría decir que casi respira agónicamente el papel; pero no.
Soy yo fumando que agito las hojas, como si un dragón intentara quemarlas.
La sangre es más eterna y sólida que el semen, es otro hecho que tampoco es divertido.
Ni macabro.
Simplemente es.
Por eso los mesías solo hablan de la sangre.
Y las putas son vampiras incruentas.
Putas y mesías, dicen que es lo más viejo de la humanidad.
Es mentira, lo más viejo de la humanidad es mi pensamiento encostrado.
No soy dios porque afortunadamente sangro.
Y por ahora ya he perdido bastante sangre.
¡Bye!

Iconoclasta