La gran monstruosidad que creó la humanidad y la hizo mierda hasta nuestros días y su futuro, fue la invención de Dios y el Estado. Con la creación del primer dios/estado, la humanidad como especie animal inició su proceso de putrefacción biológica genética. Y ahora, cometiendo sus últimas imbecilidades sin poder contener la baba en la boca, se dirige a la extinción con la alegría y optimismo de un “nuevo amanecer” como una manada de idiotas profundos. Cuando el primer mono humano dio gracias a dios o a su jerarca por los alimentos que él mismo recolectó o cazó, condenó a una muerte prematura a la humanidad. Lo cobardes comenzaron a reproducirse en los establos humanos o asentamientos de forma ratonil. Los más fuertes e inteligentes morían luchando por su supervivencia en libertad; pero fueron tantos los cobardes, tan mezquinos y endogámicamente reproductores, que cambiaron para siempre a la especie humana a otra cosa irreconocible. La humanidad es ya la especie más efímera del planeta. De hecho, fue la especie menos longeva.
Una vida plena de angustia, la constante amenaza del Estado; su extorsión contra el asalariado: trabajo esclavo, mísero jornal e impuestos de usura. La destrucción sistemática de toda libertad, pensamiento y la propia biología humana. Los Estados fascistas de alegorías y palabrería progre y pía están abocando a la casta asalariada a una nueva revolución sangrienta. El asfixiante control e incluso la invasión de la intimidad en el hogar, ha hecho del Estado el policía que se sienta a la mesa para vigilar, denunciar y castigar a cada miembro de la familia. Hoy, en pleno siglo XXI, el Estado es el enemigo, el depredador de los esclavos asalariados. El aumento de la violencia que se da entre la población con sórdidos y múltiples asesinatos, es tan solo un escape descontrolado a la presión del Estado que no tardará en dirigirse, como debe ser, contra las aristocracias del nazismo climático, sanitario, puritano y homosexual. Los actuales Estados fascistas (surgidos de decadentes y raídas pseudo democracias) instaurados con la pandemia del coronavirus en el 2020, han acorralado a su presa, cuya única opción que le queda, es atacar. Porque muerta ya lo está. Muerta, infectada y parasitada por su enemigo el Estado.
«La doctrina individual de la autodeterminación de los pueblos fue consagrada por Woodrow Wilson en un discurso de 1916 y se convirtió en la base del orden mundial tras la Primera Guerra Mundial. Una de las personas que vio enseguida la contradicción intrínseca de la «autodeterminación de los pueblos» fue el propio secretario de Estado de Wilson, Robert Lansing, que en su diario anotó lo siguiente: «La expresión está simplemente cargada de dinamita. Alimentará esperanzas que nunca se podrán hacer realidad. Seguro que al final acabará desprestigiada, considerada el sueño de un idealista que no cayó en la cuenta del peligro hasta que fue demasiado tarde para contener a quienes trataban de implantar el principio. ¡Qué desastre que llegase siquiera a pronunciarse la frase! ¡El sufrimiento que provocará! ¡Pensemos en los sentimientos del autor cuando cuente los muertos derivados de articularla!». Lansing se equivocaba en una cosa: el coste no fue de miles de vidas sino de decenas de millones. Uno de los peligros de la «autodeterminación» es que, en realidad, no existe tal cosa como una «nación» en el sentido de grupo étnico y cultural que coincida con un trozo de propiedad inmobiliaria. A diferencia de las características de un paisaje de árboles y montañas, las personas tienen pies. Se desplazan a sitios donde hay más oportunidades y pronto invitan a sus amigos y parientes a que se les unan. Esta mezcla demográfica transforma el paisaje en un fractal, con minorías dentro de minorías dentro de minorías. Un gobierno con soberanía sobre un territorio que, según afirma, encarna una «nación» en realidad no encarnará los intereses de muchos de los individuos que viven dentro de ese territorio, al tiempo que tendrá un interés de «propietario» en individuos que viven en otros territorios.». «Los ángeles que llevamos dentro: El declive de la violencia y sus implicaciones (Contextos), de Steven Pinker»
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A efectos prácticos y de comprensión, nacionalismo debería escribirse con z: nazionalismo. Porque es, ni más ni menos, que una forma de acoso racial con adornos de provinciana, puritana e hipócrita pseudo “democracia” chovinista, arengada por líderes sectarios contra decenas de minorías que no resultan ser tal minorías en conjunto. Líderes que son auténticos iluminados esquizoides que rozan el chamanismo más primitivo y responsables de grandes masacres humanas. Hitler tiene una utilidad como cadáver, es ejemplo de rigurosa actualidad registrada y documentada, de lo que un subnormal que ha disfrutado de unos años de suerte puede hacer con las masas humanas. Y parece que nadie aprendió la lección. O tal vez sí, y por una vanidad injustificada se esfuerzan demasiados “líderes” políticos y religiosos en aplicar los mismos principios raciales con la esperanza de ser emperadores “ajustados a derecho” del puto mundo entero. En la actualidad, dado el nivel estadístico de alfabetismo en la población mundial, muy superior a la de siglos pasados (no puede alegar ignorancia como disculpa) el concepto de “líder” político o religioso tiene el mismo significado que ganadero. Ergo la población… (Véase la simplona y alegórica ilustración). El mestizaje de razas y culturas, ha sido la evolución más rápida y efectiva del homo sapiens sapiens gracias a que, entre 100.000 y 70.000 años atrás comenzó a migrar de África a Asia. Esto no ha acabado aún, la especie humana se ha torcido en su concepción de civilización y no es la estafa del cambio climático lo que acabará con ella. Simplemente se devora a sí misma, hasta que al último caníbal se lo coma un oso o un león.
La biología se impone a la religión y la política. Es la razón por la que el Estado no cesa de evangelizar (con un coste dinerario enorme en prensa, televisión e internet) a la masa asalariada pobre, en la bondad del Estado y el pacifismo y fe que ha de exhibir esa chusma ante cualquier decreto nazi. El Estado, para ostentar el control absoluto, precisa que la chusma olvide que puede pensar y optar. Necesita erradicar el instinto territorial, reproductor y defensivo humano para convertirla a la esclavitud psicológica y que, a pesar de ello, muestre afecto al caudillo y amo de sus banales y prescindibles vidas. Sacrificar la infancia y la juventud de las crías humanas en los centros de doma y lavado de cerebro (colegios y universidades) está visto que no es suficiente para crear al castrado manso tipo que tanto necesitan políticos y religiosos, aunque hayan avanzado muchísimo en ello. El éxito de las medidas criminales que decretó el Estado contra la casta asalariada (no funcionaria) por la epidemia de coronavirus, dio un exitoso resultado en una amplia mayoría de esclavos humanos. Cuarenta o cincuenta años atrás hubiera sido impensable que la población aplaudiera al Estado sus encarcelaciones, humillaciones, acoso, segregaciones, debilitamiento, extorsión, ruina y asesinato. Ya queda poco para el control total y la guerra que surgirá de ello. Porque si algo es cierto, es que los actuales políticos son el resultado de generaciones sucias de endogamia, sin recursos intelectuales, culturales o técnicos para gobernar. Simplemente nacieron en las familias adecuadas y lo están haciendo mal, elevando por su negligencia congénita e injustificada vanidad el nivel de la violencia como desde los años setenta del siglo pasado no se veía.
Las trampas demagógicas de los fascismos, como el del actual Estado Español, son toscas maniobras de distracción para timar a una población no muy lista y nacida para ser pastoreada durante decenas de años por un caudillo. España es un nicho secular de dictaduras. En la antigua Grecia a estas burdas trampas demagógicas se las llamaban sofismas. Herramientas para confundir aquel primitivo y supersticioso pueblo, y ahora a una población consumista de pocas luces como la española; donde necesitan la ignorancia de un caudillo para descubrir palabras u odiarlas según decrete el cabrón en el poder. España es el eterno oscurantismo, aquello de que en el reino de España jamás se ponía el sol no era una metáfora de imperio, sino una mediocre mentira para que los lerdos y miserables se sintieran orgullosos de la mierda que comían. Y ahora para expresar algo con una palabra, el Estado Español analfabeto usa tres palabras juntas: persona con discapacidad. Tres palabras que son la definición de disminuido. Es la demagogia oscurantista de una sociedad aún hoy día supersticiosa e ignorante, equiparable a la chusma del medievo. Los actuales narco dictadores de ínfulas (pseudo) democráticas; que suelen arrancar los votos incluso de los meatos humanos (verbigracia, anos), no se sienten cómodos porque les jode que les voten disminuidos, es una cuestión de orgullo que les voten personas con discapacidades que pueden ser disminuciones físicas o psíquicas. Y con el tiempo, como la discapacidad es nada, no deberán cobrar ninguna pensión y a trabajar, coño. Tener una discapacidad es tener una merma, una disminución física o mental. Lo digan como lo digan, quien se sienta ofendido con disminuido, se sentirá ofendido como persona con discapacidad. El asunto del lenguaje, siempre es un problema para un pueblo y su gobierno formados en el analfabetismo funcional, el que permite obtener el permiso de conducir o un carnet de diputado o senador. No hay desprecio alguno en llamar ciega a la persona con discapacidad visual. Sólo un perfecto imbécil podría perder tanto tiempo y hacérselo perder al ciego. Quien piensa tan torcidamente como para decir que “ciego” es una ofensa, es en esencia un genocida sin escrúpulos con el cerebro podrido y un pensamiento malvado. Sólo el provincianismo y su ignorancia pueden hacer de la palabra disminuido un insulto, un adjetivo despectivo. También la falta de honestidad de un Estado que se encuentra en un profundo y delictivo proceso de corrupción, malversación, tiranía y segregación de la población en nuevas castas como ahora el GENPHOCS con su “amnistía por la convivencia y la paz en el mundo”. Al dulcificar la palabra y convertirla casi en una frase, también dulcifican la corrupción, el oscurantismo y la miseria intelectual que cometen y propagan. Y así se muestran palurdamente beatos a ojos y oídos de una chusma que asume con fanatismo sectario y discapacitadamente que ¡sus genitales nada tienen que ver con ser hombres o mujeres!, sino con lo que el Estado diga; a ellos y a sus hijos en la escuela. Es, con mucho, peor el oscurantismo de hoy que el de la Edad Media, más letal para la biología humana y su dignidad. Yo no soy un tipo con una discapacidad, primero porque sé demasiado del lenguaje y no me sale de los cojones perder el tiempo. Soy un disminuido que tiene una pierna podrida, un cojo, un tullido que camina despacio y con un dolor de mierda. No me siento despectivo conmigo mismo sabiendo lo disminuido que soy; y mucho menos me voy a insultar con lo mucho que me amo. Además, tengo un señor cáncer en la médula del hueso. A ver si me va a doler más ser un disminuido que caminar… Y en segundo lugar no soy un político-puta en busca de votos haciéndome pasar por un analfabeto de maneras bondadosas paternalistas para engañar a la chusma que me votó y volverá a votarme por mucho que le discapacite el esfínter con mis embestidas de narco dictador (que le dé por culo, en lenguaje decente y culto). Lo último que me apetece es que un subnormal analfabeto me venga con eufemismos electorales y todo porque se entretiene en cosas banales y crucigramas de grado aficionado porque no sabe hacer su trabajo. Que es ni más ni menos lo que están votando una caterva de “señorías” en sus cortes y por lo que cobran nóminas corruptas por lo gigantescas, para simplemente jugar al scrable de mierda. Y el ciego, amigo mío, no ve un pijo. Es un discapacitado que no tiene tiempo para estupideces, como toda persona que tiene una mínima cultura y la ejerce. Censurar palabras por demagogia, es ya todo un clásico del fascismo endogámico español. Y es una fabulosa herramienta del Estado, porque empobrecer o corromper el lenguaje es la forma más rápida de extender el oscurantismo entre la población, desde las instituciones y las escuelas. Este oscurantismo es la razón de que en la España profunda, provinciana y delincuente, existan leyes que se llamen “sí es sí”, “Amnistía por la convivencia y la bondad” y mierda parecida. Ha podrido tanto el lenguaje el Estado, que ni él mismo puede usarlo para definir sus corrupciones, ni siquiera como “bondades de convivencia”. Sólo un provinciano, un estafador demagogo, un político sin capacidades intelectuales y culturales o un ignorante, podría ver despectivo el adjetivo “disminuido”. Se ha degradado tanto el conocimiento en pro de la corrupción y la discapacidad de los políticos, que sólo queda la incineración para realizar una buena limpieza de esta pervertida, degradada y decadente sociedad aplaudidora de caudillos fascistas y nazis estalinistas. La población de la actual narco dictadura española, la adulta, sufre de un infantilismo sin precedentes en la historia de la especie humana. Un infantilismo agudo que la discapacita para discernir al corrupto que la roba y humilla; y mientras eso ocurre, dibuja cosas infantiles para colgarlas de las ventanas cuando el estado la encarcela por decreto y fetichismo de su caudillo.
La narco dictadura española avanza legal, constitucional y moralmente con el cariño de su endogámica ciudadanía a una nueva España Feudal, donde la plebe pueda seguir comiendo desperdicios y mierda como antaño; las sobras que la aristocracia o clase política lance a la calle desde los balcones de sus palacios. Donde las noches en los hogares, serán la vuelta a despiojarse unos a otros frente a un televisor que emite mierda. Donde los favoritos del Estado Español se llevarán a la boca la carroña con más magro. Sin embargo, los favoritos son tan pocos que la guerra será la única solución posible al problema de la segregación, humillación y miseria de la casta paria o asalariada no funcionaria. Era un lucha continua en los oscurantistas feudos medievales como lo sigue siendo hoy España. Si un dictador decreta que sobornar, corromper, asesinar y torturar es constitucional y ajustado a pleno derecho, no hay duda alguna de que es legal porque está avalado además, por una caterva de jueces que cobran multimillonarios sobornos; como así ocurría en la España Franquista y ahora en la España del rey Sánchez I el Arribista. Actualmente en España, toda mierda, humillación y crimen llevado a cabo por el Estado es constitucional, legal y avalado por sus corruptos jueces. Esto significa, ni más ni menos, que la constitución española es un documento podrido en su redacción, pergeñado para todo dictador o esquizofrénico que se hiciera con el poder. Una putrefacción ética en bucle sin fin que se alimenta de la sangre asalariada no funcionaria, eminentemente ignorante, cobarde y servil. La constitución española se creó como un manual para dictadores genocidas, y liturgia y catequesis de la corrupción. Porque la constitución española permite la impunidad de todo político criminal y las perversiones legales que requieran para que el dictador permanezca en el poder. La constitución española es el cheque en blanco para un asesino elegido “democráticamente”. Esta revista pornográfica que es la constitución, un conjunto de leyes y “derechos” redactado por endogámicos y próceres de la oscura España en pro de la corrupción y el fascismo asesino, se le hizo votar al pueblo endogámico español como un dechado de ética y equidad de mierda. Por eso hoy, un esquizofrénico atormentado por su homosexualismo, ha podido comprar su presidencia constitucional y legalmente. Dejando de lado la constitución de mierda, lo que está claro es que no mueren con la necesaria cantidad y frecuencia los suficientes jerarcas para eliminar la peste fascista ibérica. Estamos abandonados en un nicho de infecto fascismo, en una península milenariamente aislada del conocimiento y la ética.
Hay una grave psicosis, una demencia colectiva. La chusma cree, hoy más que nunca, en charlatanes sectarios políticos y religiosos. Como en el inicio de las sociedades humanas, cuando se hizo el primer pacto social por el que la especie humana se degradaría miserablemente hasta convertirse en la masa amorfa, quejumbrosa y cobarde que es hoy. La chusma se queda encantada mirando a su líder ladrón que le dice cosas estúpidas, mentiras que quiere oír, sin asomo alguno de madurez intelectual, sólo genital; cree las mentiras de un político ladrón y asesino. Y lo hace con los ojos muy abiertos y con las orejas tiesas prestando toda su atención al telepredicador. Leyendo infantiles mensajes en las redes sociales de sus dioses, que no superan las veinte palabras, el máximo entendimiento del humano tipo en la actualidad. Esperan expectantes, esperanzados y boquiabiertos mirando al líder que raja desde el púlpito, que les eche en sus rostros ignorantes e imbéciles su caliente lluvia dorada. Su sermón genital. Como desde los inicios de los tiempos… Para una especie animal, sesenta o treinta mil años son breves etapas en su evolución e historia. La especie humana ha fallado en su inicio, la cobardía de aquellos que sellaron el primer pacto social, su legado, es el único y real pecado original con el que nacemos. Y ese pecado original, es la castración de la verdadera especie que fuimos, su aniquilación. Y luego, acto seguido, se inventó la palabra magnicidio, como si asesinar al líder político o religioso fuera matar a un ser superior. El magnicidio convirtió en vulgares cerdos nacidos para el sacrificio a los que no formaran parte del Estado. Está tan sucia la especie humana que ya sólo sirve para combustible.
Si el ser humano retornara a su naturaleza, aquella que le llevó a sobrevivir en un mundo hostil y evolucionar. Si olvidara las mentiras de dioses, paraísos, resurrecciones y reencarnaciones haría su presente, su vida mejor. Que es lo único de lo que puede disfrutar hasta que muera y desparezca del universo. Esto llevaría también a la incredulidad hacia seres soberanos y líderes políticos, ambos encarnando actualmente, en pleno siglo XXI como en el medievo, un carácter divino, la encarnación de un dios. El problema de que la especie humana degenerara, siempre ha sido la religión y su evolución: la política. Ambas han arrastrado a los humanos a cohabitar adocenados en pequeños espacios, vivir miserablemente en pro de una vida post mortem paradisíaca y un futuro engañoso y venenoso que no vivirán. Ni siquiera sus nietos. Si el ser humano retornara a su naturaleza libre, los corruptos codiciosos y ambiciosos políticos y líderes religiosos; sus cráneos vaciados y pulidos servirían para cocinar, incluso en modernas cocinas de inducción. El ser humano perdió su libertad y gracia por aceptar por cobardía una protección mafiosa: el Estado. Primero creyó al hechicero charlatán de la tribu, éste se convirtió en sacerdote, luego en dios-emperador, siguió como rey o papa y actualmente en líder político de una formación de moda, básicamente un telepredicador dirigiéndose a una chusma de pocas luces, crédula como sus antepasados y tan cobarde como ellos. Y ahora en pleno siglo XXI la especie humana es poco más que una variedad porcina. Apenas se distingue de un cerdo de granja en el tratamiento que le da el Estado a su mísera vida. Ha sido tan escrupulosa y secular la selección ganadera que el Estado ha realizado en las distintas razas humanas, eliminando las reses libres y no obedientes por variedades mansas, que ya no existe posibilidad alguna de que la especie humana vuelva a ser digna. La humanidad adulterada por dioses y Estado, hoy es una especie insectil y sin alma. Lo cual es gracioso, porque creen tenerla y por ello rezan a toscos muñecos, símbolos y libros vacíos de interés e inteligencia. Y por supuesto, se arrodillan y venden a sus hijos al primer telepredicador “demócrata” que les miente con paternalismo, con voz flojita y falsa de meapilas.
Ahora sólo espera sin saberlo, una gran extinción: las reses de superávit que al Estado le sobran por cuestiones de logística y así purificar con más precisión genética las razas humanas con reses más mansas y obedientes que coman menos, las que el Estado permitirá vivir. O dios.
Lo repugnante e indigno de esta sociedad consumista “democrática” (sus ciudadanos, porque la casta político-estafadora está en otra órbita que nada tiene que ver) que alardea de conocimiento y tecnología, está en que pide y suplica como en los tiempos oscuros (sin electricidad), un dictador y un dios que la castigue y pastoree indignamente: que le dicte qué pensar y qué decir si tiene permiso para ello. Esta sociedad cobarde de afeminamiento, infantilismo y haraganes quiere ser cuidada y alimentada, depender como ganado del Estado Agrícola. Para ello, vende su dignidad, libertad y a sus hijos para que los jerarcas “democráticos” los conviertan en cosa como ellos, sus padres. La sociedad de hoy, ciega y dependiente hasta el sectarismo del Estado, es la misma que la de hace ciento cincuenta años, y espera que el gobierno le sirva para su comodidad y descanso unas brazadas de forraje para comer a través de los barrotes de una jaula. La misma sociedad tipo que en España entronó a Franco como norte de sus vidas, entrona al corrupto arribista Sánchez de hoy. O a cualquier otro iluminado que llene sus orejas cobardes y temblonas de ratón, de unas pocas palabras estúpidas y sin sentido surgidas de los belfos ambiciosos y babosos de los políticos curalotodo que, les enseñan también a follar como es debido en su “democracia” bastarda. Ya no se mueren los ciudadanos de hambre en las calles, de momento; pero caminan con un coma cerebral atiborrados del pienso del Estado, buscando en el teléfono una salida a lo que son realmente sin conocer la palabra que los define: mezquinos o serviles. Están cerebralmente muertos mirando idiotamente videos de gatitos, accidentes, coños y pollas, putas, judíos y palestinos, políticos corruptos de izquierda y derecha de su democracia idiota (ambos nazis o fascistas), etc… Esperando el mensaje o noticia de su amo, un político del gobierno, para tener algo de que hablar cuando llegan a sus guaridas porque son incapaces, por la dificultad de su nulo vocabulario, de explicar cómo ha sido su día laboral o escolar. Necesitan las demencias paranoicas e ignorantes de un gurú, charlatán o jerarca para que los guíe por la oscuridad de su analfabetismo y mezquindad. La democracia es el gobierno de los tiranos con el plácet en forma de voto o aplausos de los mendigos mentales, de los cobardes del esfuerzo, de los despojados de su propia naturaleza y determinación. De aquellos que sienten fatiga por trabajar si no se trata de ser ejecutivo de un grupo empresarial, en el colmo de sus sueños palurdos de grandeza. La democracia es el gobierno de la humillación y de los parias miserables y serviles que esperan con la boca abierta el trozo de mierda, que como un sacerdote la hostia, su líder político les deposita en la lengua. La democracia es el gobierno de unos millones de bestias que humillan a unos pocos libres y con inquietudes éticas, operativos intelectualmente. Una población decente, humanamente digna, no precisa ideólogos de la mierda; sólo administradores y gestores que, de tener alguna idea o pauta conductual o de la hipócrita moralidad, se la apliquen a sus hijos o se la metan por el culo. Las ciudades están llenas de luces y colores; pero los parias son gris mate, sin brillo que refleje la luz, como el hormigón, vacíos como las palabras llenas de estafa de sus líderes políticos. Su semen y óvulos son también grises sin brillo y nacen hijos del color de la tristeza y lo anodino para convertirse en cosas obedientes que votan a la misma grisentería secularmente: la gentuza que más los humilla y los despoja del conocimiento y su naturaleza. Ya ni siquiera saben de qué les sirven los agujeros de sus cuerpos. Confunden los meatos y ya los hay que creen que los bebés salen por el culo. Hordas de mendigos mentales haciendo lo mismo, al mismo tiempo, en el mismo lugar, con los mismos “me gusta” que es lo único que entienden: frases de no más de tres palabras y monosílabos. Que sueñan que en sus países no puede haber guerra a pesar de que en el vecino se están descuartizando los cuerpos. Que le lloran al Estado su permiso para follar, comer y cómo educar a sus hijos. Millones de bestias carentes de la mínima capacidad instintiva e inteligencia para reconocer a un loco asesino que los devorará por ambición y codicia. El amado líder que ha hecho del asesinato y la muerte una industria automatizada, ideológica y religiosa. Cada pocos años la historia se repite asquerosamente, idénticamente, podridamente, desesperanzadamente… La sociedad se derrumba por el peso de la desidia, de la ignorancia y su ingenuidad, la de los grises. Adultos que sueñan con ser niños, aún con reyes magos y santas claus, de bondadosos mesías que nacen en míseros establos de una madre con el coño impoluto. Adultos que creen en las sonrisas podridas de la ambición y la codicia de un líder en descomposición ética, como Dorian Gray, como Hyde. Ahora los hitler escogidos democráticamente no matan judíos, sólo peroran que a ningún ciudadano se le ocurra pensar. Si alguien debe pensar, son ellos, los hitler elegidos en una democracia humillante por un absurdo fanatismo de la ignorancia e indolencia borreguil de una chusma degradada. Los hitler descendientes de sangres sucias de endogamia por la que nacen ambiciosos, codiciosos, ajenos a la inteligencia; sólo poseen un fugaz y azaroso oportunismo, que no populismo. Los que hacen de la ética y la lógica, una tosca lavativa matinal todos los días. Sólo administradores y gestores, nada más. Los gurús e ideólogos deberían ser colgados por el cuello en las farolas de las grises ciudades. Con las ideologías que hagan lo mismo que hacen con la ética y la lógica todos los días al despertar. La democracia no debería haber existido jamás; pero la especie humana carece de la suficiente capacidad intelectual o instintiva para no depender de morder un pedazo de mierda a cambio de indignidad y preservar su desidia y comodidad de decadentes romanos clásicos sin clase. Las democracias se han convertido en criaderos de dictadores, de palurdos e ignorantes psicópatas ambiciosos. La honestidad ha dado paso a la codicia desmedida en la misma medida que la sociedad ha degenerado. Los líderes políticos de las democracias son perezosos y han descubierto con las redes sociales el engaño fácil a la población, influyendo en sus seguidores con alguna frase corta y graciosa con la que ganan grandes estercoleros de dinero sin dar un palo al agua. Tramando grandes imbecilidades como los traductores de españoles para españoles; el colmo del ridículo y el delito, de la decadencia, la vergüenza y la prostitución que una población absolutamente abducida por la imbecilidad no ve. Condenan a los niños a pasar encarcelados cinco años más en colegios e institutos para aprender todos los lenguajes y dialectos de la España corrupta, imbécil, ladrona y fascista que han “reeditado”, como gusta de decir hoy como si fuera un cultismo. Porque no se reedita nada, una dictadura instaura y crea más pobreza donde la había, y humilla nuevas dignidades todos los días. En un país en el que se han creado feudos no sólo fascistas, sino de verdadero nazismo en el que cada Cacique Nazi Autonómico impone sus ritos, impuestos e idiomas sin piedad, extorsionando a la población que no ha tenido la menor oportunidad de nacer en un lugar decente. Presidentes y ministros cocainómanos que por su privilegio tienen acceso fácil y gratuito a la farlopa, sus ojillos inquietos de comadreja los delata como su oratoria lenta, dificultosa, de bajo tono porque les falta la determinación que la farlopa devora. Las democracias se han convertido en el gran fracaso y la forma más gansteril de totalitarismo. Una sistema de gobierno en el que cualquier palurdo provinciano con el suficiente dinero y firmas influyentes puede presidir una nación contratando a miles de “expertos” porque es incapaz de leer un solo documento con claridad. Y hacer de esa nación mierda ante la pasividad de una población decadente, degenerada y cobarde que se asusta de un resfriado hasta el punto de dejar su sustento vital en manos del narco dictador que ha votado y sigue sus mensajes en las redes sociales. Las democracias están en manos de linajes viejos y endogámicos, corruptos. Son el gran fracaso del inicio del siglo XXI y las que originan las nuevas guerras civiles e internacionales. Aunque sean universos paralelos la casta política y la casta paria o trabajadora, ambas han ido degenerando de la mano en proporción directa: a más idiotas (la población), más ladrones (el Estado). Y si un pueblo tiene el gobierno que se merece, el gobierno democrático, colosal en número de ministros, secretarios y funcionarios; tiene en la población el dinero que codicia y hará todo lo necesario para sangrarla con una mano y con la otra, meterse un tubo para aspirar sus rayas de farlopa en sus palacios de narco traficantes.
GENPHOCS: Gobierno Español Nazi Penitenciario Homosexual Clima-sanitario CENPHOCS: Caudillo Español Nazi Penitenciario Homosexual Clima-sanitario
No me puedo quejar, vi acabarse una dictadura en la infancia, la franquista, y hoy asisto al nacimiento de otra. Tiene mucho morbo observar la implantación de una tiranía, la mezquindad que rodea a ese acto es hipnótica como ver a los gusanos retorcerse en la carne podrida de un cadáver. Así de fascinado por la podredumbre, he vivido y vivo la implantación de la narco dictadura española por el CENPHOCS, la he visto eclosionar y crecer como un tumor cancerígeno y venenoso semana a semana desde el año 2018. El 14/03/2020 nos metieron por el culo un encarcelamiento y toda clase de reglas para obedecer y acatar la dictadura, luego llegó la prohibición de respirar libre y sanamente, incluso a cielo abierto (una dictadura española siempre es provinciana e ignorante hasta límites absurdos por definición). Fue mediante aquel decreto que, en una homilía televisiva, maquillado con ojeras el CENPHOCS decretó encarcelamiento para todos los asalariados por la epidemia de coronavirus y, que no le temblaría la mano para acabar con todo aquel que no obedeciera esa prisión domiciliaria. Y sacó al agresivo ejército y a la furiosa y fascista policía a la calle para extorsionar a las clases trabajadoras. Más adelante, se extorsionó otra vez a las castas parias o trabajadoras con la vacuna (si no te vacunabas te dejarían sin trabajo y por ello sin casa y comida), se impuso la segregación con un brazalete nazi o pasaporte covid entre vacunados y no vacunados que se saldó con un contagio masivo de solo vacunados. Los caciques nazis autonómicos que hoy gritan por la democracia, se convirtieron en feroces alcaides de campos de concentración, era ver a hombres y mujeres convertidas en bestias sedientas de la libertad, como si devorarla les diera vida eterna. Pero lo que más éxito tuvo fue el bozal de la humillación, en todo momento sin descanso durante tres largos años de acoso y extorsión policial y militar, la chusma aprendió a respirar incluso por las orejas; pero lo que aprendió de verdad fue a callar y caminar con la cabeza gacha gracias a ese bozal nazi que bautizaron como mascarilla. Y como ocurre con todo dictador, no sólo se aplaudía la represión desde las casas, sino que se vitoreaba al Caudillo que más adelante se convertiría en el rey Sánchez I el Arribista. Hasta tal punto, que al igual que a Franco, al actual Caudillo en funciones se le ama y se le vota con desquiciado fanatismo; algo que comparten los grandes dictadores del siglo XX, el amor del pueblo al que somete y estafa. Esto ocurre hoy mismo, a 10/11/2023, cuando tras cinco años de minar y eliminar toda libertad, pervertir la biología humana, la historia y acabar definitivamente con la honestidad y la ética; el CENPHOCS en funciones, con minorías de ultraderecha o nazionalistas formadas por criminales o exconvictos, se asocia mafiosamente para crear mediante corrupción, manipulación judicial y mercadeo de votos basados en la estafa y la mentira al votante, una narco dictadura de corte hispanoamericana, de claras simpatías musulmanas. De tal forma que, gran parte de la ciudadanía europea, cree tener una Venezuela en el culo del continente. A partir de ahora, a la división entre clases sociales: políticos, altos funcionarios, realeza, empresariado y clase paria o trabajadora; en ésta última el CENPHOCS ha declarado que habrá habitantes de más baja categoría según donde vivan; con un claro mensaje de que si no es su GENPHOCS el que gobierna en ese territorio, se humillará y empobrecerá a la población sistemáticamente, sin que le tiemble la mano (expresión que usó el caudillo y sus caciques autonómicos para mostrar su capacidad para aplastar toda libertad, que resultó ser enfermedad según estos nazis). Lo más colosal, es la natural y coloquial corrupción: para acceder al poder el CENPHOCS decreta que los criminales políticos son impunes desde el año 2012, impunidad sólo para los que son de su PSOE, socios mafiosos y cómplices. Y además, podrán formar gobiernos y ser indemnizados por haber sido acusados en su momento por los crímenes o delitos cometidos. Nunca se había decretado ante un público feliz y completamente alelado semejante corrupción e impunidad para las castas criminales políticas. Esto es una novedad sobre la dictadura franquista, una novedad que casi la mitad de la población española no solo admite, sino que incluso agradece festivamente cuando se le escupe en la jeta aduciendo que es por la convivencia y la concordia nacional y constitucional. Todo acaba en anal… No puedo parar de reír, lo que nace en España es siempre defectuoso, el español lleva el estigma del fascismo y la corrupción como seña genética. ¡Cómo ama la mitad de los españoles a su corrupto presidente! Es fácil, viendo esto, entender porque Hitler llegó a su gobierno, también “democráticamente” y respetando la cochina constitución. Sinceramente, me considero un privilegiado por haber asistido a estos dos momentos de la repugnante historia de la humanidad (capítulo España). Esta eclosión nuclear de la avaricia y su corrupción, el arribismo indigno, la mezquindad y la mansedumbre de una población endogámica, es un fenómeno histórico que pocos saben ver y mucho menos apreciar como un valioso conocimiento de la subespecie humana española o ibérica. Esa ceguera que da la ignorancia y lleva al amor y obediencia de millones de borregos hacia un dictador criminal y su estado o gobierno; experimentarla en persona es un auténtico tesoro antropológico para cualquiera que tenga inquietudes culturales, intelectuales o filosóficas. Sólo falta ver escupir a los españoles a los judíos por las calles como lo hicieron los alemanes en lúdico festival. Esa suciedad congénita de los jueces avalando la corrupción es toda una cátedra, una clase o lección magistral de lo sórdido e inmundo. Pocos individuos gozan de mi indiferencia absoluta a patria, ley y dios; cosa que me convierte en un cronista perfecto rodeado del mal, entre millones de obedientes votantes y devotos del líder o Gran Hermano que decía Orwell. Soy un romántico… Está resultando tal y como suponía, he anticipado cada paso del dictador, con bastante precisión. Incluso la reacción de la población que es incapaz de identificar a un timador o criminal que la asfixia y humilla, llenando ese “Hitler” los espacios vacíos de su cerebros con frases sin sentido y chabacanas, y dicen al no entender nada: ¡Qué se le va a hacer! La actitud servil y posicionamiento de la población del franquismo para aguantar mierda en cantidad. España ha vuelto al siglo XX en el que surgieron los grandes dictadores aupados por la población como enviados de dios: Hitler, Mussolini, Franco, Stalin, Mao Zedong… Han sido cinco años horadando el GENPHOCS como termitas la ley, adoctrinando incluso a los niños en las escuelas, en la perversión biológica del sexo con deformaciones y parafilias de “género” para crear seres dependientes (incluso de su biología natural) del Estado. Cinco años minando y manipulando la tan cacareada “constitución” el GENPHOCS, como una trituradora de basura, eliminando libertades y ofreciendo privilegios e impunidades a su gigantesco gobierno de carácter soviético. El anodino ex caudillo Zapatero, negligente, inútil, arruinador profesional de la economía y de una tarada e infantil retórica, informando con susurros al oído del Caudillo Sánchez, cómo se lleva a cabo la implantación de una narco dictadura hispanoamericana y estrechando lazos con los narco dictadores sudamericanos. El avance de la dictadura del CENPHOCS no ha sido nada sutil, porque los políticos lo son gracias a que han nacido de padres adecuados para ello con el suficiente dinero, no por inteligencia y mucho menos formación. De la dictadura franquista, recuerdo que mi padre me repetía tras hablarme de quién era Franco y lo que hacía: “Nunca cuentes lo que hablamos en casa, ni en el colegio ni con los amigos”. En San Andrés, un barrio de Barcelona, un sábado ya casi de noche, entramos en una papelería que parecía cerrada ya. El vendedor se metió en la trastienda y apareció con un paquete envuelto en periódico, mi padre le pagó se dijeron algunas cosas cordiales cuchicheando y nos fuimos. Era un libro de Henry Miller, Trópico de Cáncer. También había algunos días que me llevaba con él al aeropuerto del Prat. Sus quioscos de revistas y prensa eran los únicos que tenían en algunos momentos, buenos cómics, porque en las calles aún no había nada que excitara medianamente el intelecto. Y cuando murió Franco (ya tenía yo trece añazos), cuánto tardó el hijoputa, se corrió el velo gris del aire y empezaron a llenarse quioscos y librerías de revistas y tebeos o cómics apasionantes, como brotan las hojas de los árboles en primavera. La muerte del dictador fue un momento maravilloso. El camino a la narco dictadura española actual, ha sido de una absoluta mediocridad, gris sobre gris, evidente, sin imaginación, ostentosamente corrupto. Avanzan la mezquindad y la prevaricación impunes mientras la chusma indolente, aun cagada de miedo por el resfriado del coronavirus, mira la pantalla de su móvil para dar su “me gusta” a la mierda que esté mirando, como las consignas para que madres, padres y “educadores” (apóstoles de la dictadura) vigilen muy bien que los penes de los niños o las vaginas de las niñas no sean un error en un cuerpo al que no le corresponden esos órganos genitales. El CENPHOCS, un tipo de una espantosa vulgaridad e iletrado, arribista y con la ambición escurriéndosele por la cara en cada ademán, sin vocabulario adecuado, ni siquiera decente para expresarse por escrito; es el prototipo de parásito insignificante que encuentra las venas necesarias para infiltrarse en el organismo y pudrir la sangre. Ha sido la más triste subida al poder de un dictador. Sin ruido, sin pasión. Con una población ya nacida para la dictadura, ha sido coser y cantar. Se ha repetido lo mismo que en la segunda república, pero más rápido gracias a la tecnología. Y lo mismo es nada, sólo prohibiciones y decretos para favorecer la delincuencia del Estado. A partir de hoy, se resuelva de una forma u otra en un futuro incierto, el hecho es que hoy a 10/11/2023 (fecha para la historia antes de que el GENPHOCS la pervierta de nuevo) estrenamos dictadura. La diferencia está en que en la España del 36 había muerte por hambre y miseria de magnitudes vergonzosas, como en ninguna otra parte de Europa, lo que podría dar un desarrollo diferente a lo que se puede inferir tras leer la historia: podría no ser necesaria hoy una guerra ante una sociedad mansa y servil, decadente, cobarde, indolente, acomodada y mezquina como la actual. Si hay hambre, la mejor y única opción es la violencia, la guerra. Hoy, de momento, no es el caso. En estos momentos hay un número importante de gente que está dispuesta a que el golpe de estado, al CENPHOCS y su corte de criminales y corruptos no le salga gratis. Y es posible que algunos generales estén pensando en derrocar al narco caudillo Sánchez para gobernar alguno de ellos, como es también tradición; pero yo apostaría a que estamos ante una corrupta y narco dictadura incruenta, a la que durante años irá minando el terrorismo tan propio que surge paralelo a todo despotismo. España o la península ibérica (para no herir susceptibilidades patrioteras) no saldrá nunca del pozo de mezquindad, es una tierra sucia que infecta a los gobernantes y al pueblo de ignorancia y fascismo. Lo único que no cambiará, es que seguiré pensando y escribiendo como me salga de la polla.