Archivos para marzo, 2022

¿Me creerías si te confieso que no soy un dios?
No soy de tu estirpe, mi hermosa divinidad.
¿De qué parte del universo llegaste en tu nave invisible?
No sé qué hago a tu lado, cuando de repente apareces cabalgando un rayo de luz.
Amándote y soportando titánicamente el peso de tu amor.
Los huesos parecen partirse, estallar como troncos de madera podrida con un golpe cuando pienso en tu rostro y en tu boca que me come, me absorbe, me arranca el alma que ahora sé que es blanca como la leche.
No sé cómo ocurrió, por qué motivo te enamoraste de mí, es absurdo…
Tal vez el error de una diosa que erró su rumbo interestelar.
O es tu juego.
Tu capricho divino.
Un coño palpitante y hambriento que viaja milenariamente en el espacio-tiempo…
No sé, no entiendo, no comprendo.
Pero no soy como tú.
El peso de tu amor es abrumador y siento que he usurpado un lugar y un tiempo que no me corresponden.
¿Y si descubres que soy un mierda?
Lo sabes, ¿verdad?
Debe ser tu misión: observar fascinada (porque tu sonrisa es celestial y cósmica, una piedad dolorosa) la sordidez de mi vida acariciándote ese inmenso clítoris que llena mi boca hasta la asfixia, destilando un néctar denso y dulzón en mi lengua, en mis labios. En mis cojones que me duelen.
Hasta que tus dedos los consuelan.
Lanza un rayo protónico divino y mata al humano obsceno que ha hecho un altar para ti en su sucia y triste habitación, donde se masturba con gritos cuando no te manifiestas. Que al despertar se levanta pisando infecciosas jeringuillas sucias de sangre y caballo.
Tengo tanto alcohol en la sangre que temo arder cuando enciendo la pipa de crack.
Busco putas para humillarme, para ser indigno de ti y me abandones.
Y si me abandonaras, me abriría los muslos desde las ingles verticalmente para desangrarme en un instante cuántico…
No puedo evitarlo, les clavo la navaja en la nuca cuando me comen la polla. Mueren como los toros en el descabello, quedan inmóviles con este rabo que es tuyo en la boca y luego, mutilo sus cuerpos mortales; sus pezones no son como los tuyos. Y odio todo lo que no es tú.
Sus coños están tan secos que me duele cuando las jodo.
Coños de madera astillada que gotean la sangre de mi glande lacerado…
No soy un dios y el problema es que para merecerte no debo solo parecerlo, debo evolucionar a una deidad maligna que elige quien vive y quien muere.
Tú la diosa cosmonauta del amor y yo el divino de la muerte, solo así podría soportar el tormento de amarte.
Formaremos el Olimpo más sórdido y obsceno desde la creación del mundo.
¿Cuántos insignificantes mortales como yo tendré que sacrificar para ser como tú?
¿Cómo si no, se hace dios un mierda?
Amarte, siendo solo lo que ves, me está llevando a la desintegración.
Y tal vez es tarde ¿verdad? Tienes los datos, ahora ya sabes lo que dura un humano entre tus brazos.
Te irás en ese rayo de luz para siempre.
Puta diosa, te amo más que al jaco que pudre mi sangre.
Siempre fue tarde para mí ¿verdad?

Iconoclasta

Lleva lloviendo tres semanas.
Dan ganas de quejarse como Sarah:
“– ¡Esto parece más surf que patinar! Podría dejar de llover por una vez”.
Y que alguien como Eric Draven nos responda también, con tristeza y esperanza:
“–No llueve eternamente”.
El Romanticismo y su feroz existencialismo murió devorado por la vulgar y cobarde sonrisa cultivada en el buen y manso ciudadano. Y de alguna forma hay que recrearlo para que el coraje no sea devorado por la cobardía.
No ha habido en la historia de la humanidad causa alguna de optimismo que justifique la sonrisa mansa, el frívolo y artificioso optimismo como el que hoy inunda la decadente sociedad para conjurar sus miedos ignorantes.
Todo comenzó con la banal y caníbal sonrisa optimista de los que han pervertido la historia y la nobleza hasta hacerla mierda: reyes, políticos y sacerdotes de cualquier pelaje.
(Entrecomillado, diálogo de El Cuervo, 1994)

Prosigue la doctrina del miedo, la fe en los jerarcas de las democracias occidentales (sobre todo europeas) convertidas al neonazismo, la mansedumbre, la obediencia y la resignación de la población ante su ruina económica.
Primero con el coronavirus se ablandó a los habitantes; incluso a lo que no tenían fe en el neonazismo: durante dos años los evangelios del coronavirus nazis no han cesado de difundirse en medios de comunicación y redes sociales.
Ahora para que siga blandita la masa amorfa que es la población, le meten la guerra incluso por vía rectal: convierten a los ucranianos en patrimonio de la humanidad (por la Unesco) y cada día hablan de lo muy duro que va a ser vivir con tanta crisis debida ahora a la guerra (que no es más que de Ucrania y Rusia) y sumada a la estafa fascista del coronavirus .
Y así, mientras pasan películas de guerra y peluches preciosos en las noticias; la decadente sociedad obediente y crédula, piensa en adoptar ucranianos, sacude la cabeza con resignación ante la nueva pobreza de la clase trabajadora que están preparando y entre ellos se dicen: “No nos podemos quejar, mira cómo están en Ucrania”.
Y así el crimen perfecto del neonazismo que surgió por medio del coronavirus se extiende en el tiempo como otra mancha de mierda más sobre la faz del planeta.

Hay formas elegantes y elitistas de vivir; pero morir no tiene ningún romanticismo ni sensualidad. Quien fue elegante en vida, muerto será la misma carne fría y cérea que la del mendigo.
Hay cierta poética justicia en ello, contra la vanidad desaforada.

Por si me convirtiera en fantasma tras morir, ya tengo una pequeña lista de hijos de puta a los que atormentar hasta llevarlos al suicidio si no tuviera la suficiente materialidad para decapitarlos.
No son mucho cerdos; pero lo malo es que algunos han muerto y otros morirán muy pronto. Es igual, sabré como torturarlos en el más allá. Y según dicen, allá no podrán morir más de lo que estarán; así que seré su infierno.

He abierto la vena para aliviar presión en la arteria indiferencia.
Y se ha derramado polvo rojo en mis zapatos, con terrorífico vértigo.
No podía imaginar cuán seco estoy.
Misericordia…
He rezado por la coagulación de los muertos y sus venas embozadas.
Porque soy árido como un desierto, como la mojama…
El vidrio irregular y sucio de mi polvo rojo destella una burla demente al sol.
Y pensamos, el ladino vidrio y yo, que ya que estamos, seguimos.
Lo que no duele ¿por qué no hacerlo?
El vidrio corta el pezón en vertical y aflora una baba espesa como la grasa.
¿Por qué no duele la obscena herida?
Un proyecto de coño húmedo en mi pecho.
Estigmas y llagas son vaginas… Tan bellas, tan húmedas, tan gimientes…
Mi lengua húmeda llenó su coño. Y se aferró a mi cabello, me asfixiaba contra su coño. Desesperada, con las ingles tensas como cables para que entrara cuanto pudiera en ella. Cuando la penetré, caí a la caverna más húmeda y resbaladiza del universo y sentí las pulsaciones salvajes de su corazón en mi pijo henchido de sangre a punto de derrame.
Y me corría líquido en ella. Jadeaba y de la boca se me escurría la baba animal del celo atávico en sus tetas.
Quisiera que la muerte fuera así, precipitarme en su coño hirviente y elástico. Pulsátil…
Temo a esta analgesia y que mi alma se haya coagulado como un tumor en un inhóspito rincón de mi cerebro.
Lo que ocurrió se secó también. Y no sé que pensar, porque no duele.
Me parece correcta cualquier cosa. No importa.
Al masturbarme ha asomado por el meato una piedra erizada, una sangre hecha costra envuelta en gelatina blanca.
El vidrio castiga la obscenidad y hiere la mano que aferra el pene. Y hiende también las venas de la carne dura que portan la última sangre líquida del cuerpo, la que circulaba veloz hacia el glande.
La sangre ya triste en su coagulación emerge como una perla de rubí, dura y tímida entre mis dedos y la polla.
Un jugo natural de muerte, con pajita y sombrilla. ¡Y una aceituna, por favor!
Me río porque no duele, si la muerte no duele, dos veces bien.
Si no duele, la destrucción es más fácil que la construcción.
Y no hay nada que te frene en el descenso al paraíso de la analgesia.
De lo indoloro y seco.
Porque lo sórdido si no duele, es fascinante. Hipnótico.
Rozo el aire negro que me envuelve con dedos horrorizados, latidos vanos y boca seca.
Y pido con una tos a la divina coagulación que se extienda por toda la humanidad y cese su dolor de indignidad.
Beso sin ningún cuidado el vidrio como quien besa la cruz del nazareno, con labios cuarteados como barro seco. Derraman harina escarlata… Y si mi estómago no estuviera seco, vomitaría una bilis corrosiva.
Una vez vi un loco que se cortaba los labios con un cristal de una ventana rota del manicomio; pero su sangre era líquida y brillante. Qué envidia ¿no?
Yo sé que los muertos son fríos y derraman líquidos que no tienen fuerza para retener.
Y en algún momento me he meado.
¿Cuánto tiempo llevo muerto? Me pregunto sin ningún tipo de alegría.
Ni de miedo.
Por que el miedo es temor al dolor y si no hay dolor, soy el más valiente del universo.
¿En qué momento el agua del arroyo se llenó de ojos muertos flotantes?
Rezo por la divina coagulación y los ojos de un río ciego que en el mar devoran los peces.
Los cuervos graznan hostiles a mi pensamiento, esperando que cese mi movimiento, el más mínimo.
Y así picar.
Y así mortificar.
Los doctores cuervos son burócratas de la muerte.
Peritos tornasolados con actas de defunción abiertas como tijeras.
Bendita sea la divina coagulación de la sangre y el alma.

Iconoclasta

Pronto veremos multitud de sábanas colgando con una mancha roja en las ventanas de las casas gitanas y payas.
¿Y ahora que les pasa con la memoria histórica de Cervantes, Mecano y Escobar? ¿Los van a desenterrar y llevar a un vertedero? ¿No tiene trabajo de verdad que hacer el gobierno penitenciario fascista español del coronavirus? ¿Por qué no enseñan a los niños a leer y escribir correctamente de una vez por todas?
¿Prepararán a las niñas payas para sus próximas bodas?
Y esperemos que en el próximo curso, además de aprender a ser gitanos, los niños españoles deban llevar una alfombrilla para orar en dirección a la meca a la hora del recreo, por supuesto con bozal.
Porque la historia universal, mejor no leerla, porque podrían sacar conclusiones, si se les permitiera tal cosa.
Como actividad extraescolar, aprenderán a cocinar mono (o rata) con suela de zapato, una aproximación a la gastronomía africana que los preparará para la nueva crisis del coronavirus/guerra ucraniana.

Incluso los grandes y prestigiosos estudios cinematográficos se han volcado en realizar malos telefilms. De los peores que se han visto nunca en televisión.
Todo lo que no sea superhéroes y animación infantil, o sea, para todos los públicos, está vetado.
Cine, difusión cultural y literatura inteligentes, o al menos para adultos formados intelectualmente, han muerto.
Son vergonzosos los diálogos y fotografía. Los actores son meros aficionados de asociaciones de padres de alumnos.
Toda la industria mundial de cine y televisión se ha volcado en fabricar series televisivas y crean títulos que llenen los menús de ofertas de entretenimiento para que los abonados tengan mucho que elegir entre ingentes cantidades de basura.
Los reportajes han quedado sepultados por una gran avalancha de mierda. El canal Viajar ha desaparecido (de Disney por increíble que parezca; se habrán dado cuenta de que tenían un exceso de cultura) de las plataformas de televisión de pago en España. Sus reportajes eran demasiado buenos (y caros) y en algunos de ellos, se hacían críticas sociales y políticas, exponiendo algunos momentos críticos de la historia del lugar o de algunos de sus personajes más abyectos. Y la pobreza no se ocultaba.
En su lugar han encajado un canal de viajes puramente comercial, de factura casera, de calidad de televisión de barrio realizado por aficionados; donde emiten grabaciones caseras de blogueros que no tienen formación, técnica y ni siquiera vocabulario para comentar lo que mal graban: esos espantosos videos caseros.
La alternativa son los docu-dramas de national geografic, discoveris, canal historia y toda esa mierda que repite la misma escena entre cortes publicitarios constantes. El reality show de la difusión cultural o cultura para mansos sin inquietud intelectual alguna.
¿De verdad no les da vergüenza cómo están prostituyéndose a la mediocridad? Lo cierto es que Disney (el Vaticano de EE.UU.) es una de las grandes corporaciones que apoyan el neonazismo al que se han convertido las democracias occidentales.
De hecho, no son necesarios los censores, los programas de cultura y difusión son tan banales e incapaces de toda crítica que, ya funcionan autocensurándose sin que nada ni nadie los controle. Ocurre lo mismo con la prensa, se ha prostituido tanto al poder del neonazismo que muchos de sus “periodistas” accederán a altos cargos políticos sin necesidad de ser elegidos en votaciones. Se ha contaminado de innumerables blogueros que llenan los espacios en blanco de las ediciones y se usan para ensalzar esta nueva cultura del analfabetismo, consumismo, cobardía, indolencia y mansedumbre de un occidente muerto en su decadencia de circo romano.
Un Occidente que caerá bajo el poder un nuevo Oriente, como indican los hechos de la actual política internacional basada en la conversión de libertad y democracia a un fascismo de control tecnológico-sanitario e ideológico del adocenamiento, gracias a la herramienta perfecta del control de masas: el coronavirus. La globalización siempre consistió en repartir la pobreza, no la riqueza ni la cultura. Consiste en clonar la intelectualidad, comportamiento y necesidades de la masa trabajadora, repitiéndolas en todo el planeta. Y se ha conseguido con bastante acierto y aproximación, crear el ciudadano perfecto que paga (un único pensamiento en millones de reses humanas trabajando) trillones de billetes en impuestos a los jerarcas neonazis en Occidente, o a los burócratas fascistas comunistas de Oriente.
Ahora hay un enfrentamiento entre el fascismo comunista y la incongruencia semántica que es el fascismo-liberal de las viejas y acabadas democracias occidentales.
Por eso ha sido necesario pudrir la información, la cultura y las artes; para que la chusma o plebe, no sepa discernir. Y si se le ocurriera algo semejante al análisis o razonamiento, que piense lo que se emite constantemente.

Iconoclasta

Y aquí tenemos la primera santa del nuevo santoral español del segundo acto de la estafa del coronavirus: la guerra de Ucrania.
La prensa prostituta va a destajo con sus ediciones de catequesis y hojas parroquiales neonazis.