Archivos para junio, 2020

Pues sí que les gusta a los chinos meter las narices durante horas en los cagaderos…
Vaaale… Es que si no lo hacen les pegan un tiro en la nuca y la familia paga la bala, el comunismo chino es lo más parecido al fascismo español.
Si leen esta noticia los Caudillos del Régimen Español, Sánchez e Iglesias; decretarán el uso de mascarillas en el culo y a ver qué pasa.
Por supuesto, se crearán puestos de trabajo para supervisar como caga la peña en las casas, si cierran la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena o simplemente, dado el nivel de cobardía español, no tirarán agua y dejarán que se deseque con el tiempo y paciencia.
Sea como sea, a la nueva normalidad del fascismo español del coronavirus, le espera tareas muy escatológicas en el control y represión de la ciudadanía.
En cualquier caso, me siento hoy filántropo y buen tipo en general: ofrezco exclusivamente a las mujeres mi lengua potente, sabia, rápida, orgásmica e intrépida para su profilaxis íntima (abarcaría del ano a la vagina en largas sesiones de obscena higiene). Sin costes.

No es por homofobia.
Es una cuestión de estética, me la pela que sea maricón el tatuado; pero qué mal gusto hay que tener para tatuarse al indigente ese de la tele, el de las peroratas diarias del coronavirus y héroe de los llorones cobardes españoles en encierro domiciliario.
Repito, hay que ser imbécil…
Y luego hablan de la exquisita sensibilidad de los homos.

Un ejemplo de programación televisiva amarillista en Cataluña (TV3): L’escola contagiada, com serà el retorn a les aules? (La escuela contagiada ¿cómo será la vuelta a las clases?
Obsérvese que va más allá de una hora y media de duración. Más que un programa parece un maratón navideño televisivo para estafar dinero a los incautos.
Seguramente que el regreso a las clases se realizará bajo severa vigilancia policial y una vez dentro, sellarán las puertas hasta la hora de la salida; si no se mueren dentro devorados por el coronavirus que acecha en todos los lugares y en todas las alturas durante meses y meses y meses…
Seguramente concluirá ese programa basura que lo ideal es pegar fuego a la escuela contagiada; y si es con los niños contagiados dentro, mejor.
Recordad, no le deis de comer al coronavirus pasada la medianoche, que no se moje y no lo expongáis a la luz del sol. Si cumplís estas sencillas reglas, será vuestro mejor amigo para siempre o forever.

A ver idiotas:
Disparar contra fotos de personajes públicos no es amenazar, y mucho menos cuando se hace a cara descubierta y públicamente. O sea, con dos cojones.
Disparar contra esas fotos es broma, cachondeo, burla, crítica…
Es libertad de expresión.
La misma que esa feria de “arte” Arco Madrid, suele exponer.
Una foto no es un tirano o un vividor elegido democráticamente. Además, sus imágenes son de uso público, ya que nos las meten hasta por el ojo del culo todos los días a todas horas en televisión, prensa e internet.
Así que hago lo que me sale de los huevos con lo que me meten en casa.
Incluso en alguna ocasión he meado sobre rostros famosos que el viento arrastra a lugares insospechados. Y he sonreído con bendito candor.
Así que los tiroteados en fotografías no se las den de tan valientes y víctimas. No son héroes de mierda.
Ocurre que ahora todos esos taifas cobardes del Régimen Español del coronavirus se las quieren dar de valientes y de grandes defensores de una democracia que han usado de felpudo para sacarse las cagadas de perro de las suelas de los zapatos.
Todos esos cobardes pretenden ahora lavar su cara fascista con valentías vanas.
El taxista que se lo pasa tan bien haciendo puntería con cosas divertidas, debería ser acogido en la feria de Arco Madrid, con su tan adrenalínica y euforizante performance.
No solo hace falta humor en el mundo, también esperanza (carita angelical).
Que la policía lo haya detenido, es normal. Están tan viciados a detener gente inocente durante la cuarentena española por coronavirus que, simplemente por inercia se deslizan hacia el lado oscuro del fascismo como la mierda de gato resbala sobre el linóleo en vertical.

Una mierda se ha suspendido el estado de alarma por coronavirus.
Millones de jetas cubiertas por mascarillas de papel y trapo lo niegan.
Ahora con un eufemismo ofensivo para cualquier inteligencia por mínima que fuera y la hubiera, al estado de miedo y represión (sobre todo en España) lo llaman: “nueva normalidad”, una normalidad de mierda.
Solo buscan eternizar su dictadura a través del miedo que inoculan a la ignorante chusma votante y crédula. Es la nueva normalidad real: la dictadura de los hipócritas, mezquinos y oportunistas políticos de las redes sociales.
Han conseguido inocular un miedo tan visceral entre el rebaño, y de una forma tan infantil; que es kafkiano que tantos borregos tengan esa ciega fe en ellos y no sean capaces de ver la realidad.
La cobardía y la infantilidad de los adultos es asfixiante.

Cuando la mente se hace pedazos el cuerpo no atina en ningún movimiento, ni en la articulación de las palabras.
No sé porque no se sincroniza la muerte del cuerpo con la de la mente.
Es pornográfico que vaguen cuerpos con el cerebro podrido.
¿Es acaso una última forma de la naturaleza para dar alimento a los que no han tenido un buen día de caza?
Tal vez sea eso.
Un cuerpo descontrolado, excretando, abonando…
Un cuerpo que vagabundea para servir de comida.
Pero nadie caza esos cuerpos.
Ése es el problema.
No es una noticia feliz.
A veces, los que tienen las mentes hechas pedazos aciertan a follar de forma accidental. Sin pretenderlo, tal vez en sus cerebros podridos guardan la reminiscencia de un episodio sexual y consiguen encontrar sus genitales en su cuerpo idiota.
Y nacen bebés con la mente hecha pedazos, obedientes pero inoperantes.
Y crecen, se eternizan sin control.
Los cuerpos idiotas son un peligro en cualquier especie, la estropean.
La pudren.
Las mentes hechas pedazos han nacido de una endogamia azarosa e inevitable en el hacinamiento.
Las grandes concentraciones de seres de cualquier especie acaban degenerando las líneas genéticas por los graves efectos consanguíneos de un follar ebrio e idiota.
Hay animales que no han nacido para vivir en rebaño; pero no lo saben por desidia, por cobardía, por ignorancia, porque nacieron así de defectuosos…
Una tara pegada a otra tara, a otra tara, a otra tara…
Las mentes hechas pedazos no pueden impedir que los cuerpos sin control rellenen sus propios agujeros con materiales orgánicos e inorgánicos. Los anos han perdido su función para sacar y son para meter, las vaginas son meros estuches portaobjetos, los penes son orgánicos enemas de esperma y orina. Toalleros obscenos que nadie usaría, ergo patéticos.
Los cuerpos idiotas se cortan las venas, o se tiran desde decenas de metros al vacío.
Sin saber por qué.
Si sus mentes no estuvieran hechas pedazos, sabrían que se matan por frustración de la más alta pureza.
No hay cementerios para las mentes y ese cadáver se queda en los cuerpos torpes infectándolos con su descomposición.
El dios de las mentes hechas pedazos solo supo hacer cosas semejantes a él.
Murió el dios y sus creaciones ahora yerran sin padre, gimoteando imbécilmente.
Estamos abandonados…

Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

Estas mierdas son las que se pueden ver y leer en las noticias de internet a todas horas, en la televisión es peor y en la radio, te pueda dar un ataque de diabetes con las voces idiotas de los vendidos que las recitan al micro.
La prensa se la mama al poder con sensacionalistas titulares de noticias, que de noticias no tienen nada.
Es la propaganda que ha pagado el Régimen Español de los Caudillos Sánchez e Iglesias para que la chusma de su reino piense que gracias a ellos están a salvo.
La prensa anuncia, en definitiva: “Ellos, vuestros Caudillos son vuestros salvadores. Mirad lo que pasa si no os robamos libertades y pudrimos la economía: os moriríais en cuestión de horas”.

En los bosques se ve más muerte que vida.
La vida ruge; pero raramente se deja ver. La ocultación es una simple e instintiva cuestión de supervivencia que debe cumplirse.
Es tan triste y trágica la muerte de los pequeños seres, tan trascendente en su soledad que yo también quiero ser un anónimo y pequeño drama nemoroso.
Algunos ni llegan a crecer por una mala suerte, un viento o una lluvia.
Pobrecito…
Es más pequeño que mi dedo pulgar…
Y se lo comen las moscas.
Todos los seres sin nombre mueren sin lágrimas de nadie en el bosque.
Que borren mi nombre y nadie lo recuerde.
Sé que no es así; pero quiero creer que mueren valientemente. Ahora que nadie observa mi tristeza aquí, tan adentro del planeta.
Somos tantos en el mundo que no importamos y alguien debe llorar las mínimas tragedias.
Misericordia…
El bosque es tan íntimo, que arranca de mí esas defensas tan bien creadas y me coloca una pena.
Una penita en el pensamiento cuando menos lo espero.
Piedad…
Y le dedico unos minutos de tristeza que se merece el pequeño héroe.
Adiós, pequeño.
Un beso de luz para el oscuro camino.

Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

He visto a un gordo corriendo por un parque solitario, con sus vibrantes mantecas subiendo y bajando como gelatina y con una mascarilla negra en el hocico.
He pensado de una forma natural e instantánea: si el obeso cobarde hubiera oído que cubriéndose el morro con excrementos, estaría a salvo del coronavirus; ahora vería trotar al cerdito con tres trozos de cagarro: uno para cada agujero de la nariz y otro en la boca.
Y quien dice el gordo, lo mismo ocurre con esas patéticas familias multimascarilla (tan felices, que parecen estar protagonizando un anuncio risueño de compresas o tampones) que pasean con sus hocicos cubiertos con mucha dignidad; ejemplos vivientes de ciudadanos ejemplares.
No he conocido una época más indigna que la actual. Tres o cuatro décadas de una educación, formación y cultura venenosas han creado los auténticos cabestros que hoy han llorado en sus casas por miedo al coronavirus y aplaudido a su caudillo y secuaces. La política del analfabetismo ha dado sus frutos que, han florecido ahora como gordas y podridas manzanas sin cerebro.
No solo ha sido una docencia siniestra y pútrida. Internet ha sido decisiva para propagar la ignorancia y las mentiras institucionales. La velocidad con la que han entrado en los cerebros lisos de esas ovejas con mascarillas ha sido el gran triunfo tecnológico en lo que va de siglo. El sueño dorado y cumplido de los jefes de estado actuales, esos que han brillado fosforescentemente como nadie en la historia con una cobardía nauseabunda.
Y como a lomos de la ignorancia cabalga el miedo, ahora las ovejas tiemblan a pesar de sus mascarillas.
Sí, se ha creado un nuevo carácter psicológico en la especie humana: el miedo analfabeto.
De una cosa estoy más convencido cada día: es necesaria una violencia sin precedentes, una guerra mundial con sangre y balas reales para que la especie humana se renueve.
Para que no corran gordos con el morro cubierto con un pedazo de papel por los parques solitarios.
Ya es cuasi insoportable la vida en sociedad para alguien que tenga un pensamiento libre, crítico e independiente de cualquier medio de comunicación doctrinal actual.
Un conflicto bélico con millones de personas muertas es la única esperanza para una especie, la humana, inmersa en un grave proceso degenerativo mental y físico.
¿Y si fabricaran las mascarillas con veneno? Eso ayudaría; pero no sería suficiente. Las balas matan más rápidas y mejor.
Además, como la especie humana es plaga, en pocos meses (al igual que las ratas) nuevas generaciones nacerían inmunes al veneno.
Y ante todo no olvidar a los actuales responsables y redactores de los medios de comunicación y “periodísticos” que han vendido sus culos a los tiranos que han emergido como bolitas de mierda flotantes junto al coronavirus.
El coronavirus, necesita refuerzos urgentemente o la humanidad está acabada.

Iconoclasta