Tras cada dios y estado hay una caterva de hijos de puta pregonando el sacrificio, pobreza y humildad o humillación al dios/estado para que ellos, administradores de su dios/estado maricón y psicópata, recauden todo el trabajo y esfuerzo y parasiten la vida de la plebe, prometiéndoles la grandiosidad del cielo o un futuro mejor para sus tataranietos cuando mueran secos, miserables, obedientes y engañados. Que su muerte sea el gran viaje a nueva vida y un mundo mejor para los que quedan. El paraíso para los retrasados mentales ni más ni menos. Esta es la base común a toda religión/estado sólo cambia la liturgia, retórica y las mutilaciones corporales de los crédulos o plebe para que follen menos y produzcan más beneficios al dios/estado. Y entre toda la liturgia, el cambio de horario entre invierno y verano es otra de las eucaristías y mandamientos del cochino y maricón dios/estado muy común en muchos países del mundo. Una medida que ayuda a que las gallinas y gallos humanos pongan más huevos y se engorden más rápidamente; pero ante todo que aprendan de una puta vez que es el dios/estado quien ordena salir y ponerse el sol. Algo básico en la plebe insectil o cariñosa y eufemísticamente conocida por globalidad. Sólo que las gallinas humanas carecen de la vistosidad de las reales y decentes gallinas y pollos y no sé si se sienten ofendidas por el símil de las gallinas humanas.
Soy la cosa sucia y molesta que las divinidades maldicen. Quieren esconderme porque soy la comprometida prueba de su torpeza y falibilidad. Soy una sólida y opaca constatación de la inexistencia de los seres superiores como los dioses y otros carroñeros. Me pisan la cabeza con sus pies idiotas para aplastarme, para eliminar su negligencia que mi existencia avala y también su sagrada y divina incapacidad. Dios vomita borracho en las esquinas del universo. Yo lo he visto, aunque no exista. A veces mea sangre. Los lugares más hermosos de la Tierra los estropean sus gentes amontonadas que no mueren nunca en la cantidad y frecuencia adecuada para preservar la belleza que surgió por sí misma en un azar. No deberían estar ahí, hay lugares más idóneos para esos humanos creados a imagen y semejanza de dios. Eriales… Páramos… El cosmos. Dios es un prevaricador sin escrúpulos y por ello, reconocido corrupto. Y es penosa y venenosa su pseudo existencia para la ilusión que, se pudre en algún rincón de mi pensamiento hostil y entre la piel de toda esa masa animal de sangre caliente a imagen y semejanza de los divinos fraudes. Soy un hombre sin afabilidad y los dioses piden misericordia. Una mierda. Temo que si viviera suficiente, no sería el buen abuelo. Dios no me infundió virtudes decorativas morales. Cuando un equipo cualquiera juega a la pelota y gana, soy incapaz de sentir júbilo alguno y escupo displicentemente pensando que hay algo sucio atorado en mi garganta. Luego fumo porque es pecado de dios, como el dinero de mi bolsillo; que debería tenerlo el estado con los hijos que también le pertenecen. Si no practicas la imbecilidad todos los días, te darás cuenta de que el estado es tan sagrado como dios. Tan podrido y prevaricador. Tan divino como el humo de mi orina en el invierno. Soy un hombre sin alma porque dios no tiene nada que insuflar a cada bebé que nace para vivir sometido a los mandamientos y leyes de su fraude. Las almas suben a dios, pero yo sólo veo que se deshacen ante el sol como un vapor más, humillantemente impersonal. No queda nada de lo vivido, no hay destellos de emociones en las almas que suben tontamente a dios. Se sacrificaron y comieron hostias rancias para ni siquiera llover. Cuando los ajenos son felices y bailan siento la absoluta indiferencia que me hace hombre, la misma que hacia la muerte de los muertos y de los vivos. Soy un hombre sin creador. Cuando alguien se hace rico por un azar pienso “que lo jodan”. Soy un hombre sin alma y sin dinero. Y dios rentabiliza para sus arcas mi pobreza. Dios pide humildad. Una mierda. Soy un hombre apócrifo. Un evangelio molesto. Deseo la muerte de algunos seres humanos desconocidos y conocidos de la forma natural y coloquial con la que me place un cruasán relleno de chocolate. La indiferencia es la única semejanza que pudiera tener con un ser superior o creador de basura cosmogónica. Dios exige una piedad que no me supo incrustar en el pensamiento. Pues yo no puedo sacar de donde no hay. No necesito dios y exijo que no salve a quien debe morir. No amo los hijos, sino el placer de su creación; así pues su nacimiento es producto de mi hedonismo y un error cuando nos corrimos. Los nacimientos son accidentales como algunas muertes que no son por cáncer o vejez. Cuando follo no amo, es una lucha por arrancar placer del coño en un mundo desesperadamente mezquino, aséptico hasta quitar el hambre. El placer es el cebo de la reproducción en una chapucera creación. Dios quiere contribuyentes. Yo eyaculo en el cagadero para que eso no ocurra. Nadie nace del amor y dios es el cero absoluto. La ausencia de. Soy el arquetipo de la vacuidad funcional. Dios no es amor, si fuera algo, sería simple esclavitud o humillación como el follar breve y fallido del adolescente. Amar está en la luz y en la mirada. Un láser incruento. No en una paleonto-sábana sucia de milenios de mentiras. Doy fe de ello, hija mía de poderoso coño, ven con tu dios. Porque Yo soy díos, ante su inexistencia total y tranquilizadora. Soy la prueba palpitante del fraude cometido por los autores criminales de los pecados y las leyes, de las condenas y sanciones que no existieron jamás hasta que una puta ya enferma y apenas fértil los parió para que escribieran cosas así. Y mi pene palpita con cada pecado enumerado con cada ley escrita codiciosamente. Soy un fetichista tan impúdico… Una polla atea. ¿Desde cuándo odiar es malo? Es mi don más preciado y acoraza mi dignidad y seguridad. Si no odias, estás muerto para amar. Los ecos de las mentiras durante la infancia es una mitología que se debe desempolvar de vez en cuando para no olvidar lo que quisieron hacer contigo cuando estabas indefenso a ellos, a esos dioses modelados con mierda; el tiempo que te robaron para hacerte cosa y destruirte como humano; debías ser otro lelo que se sacrificaría bondadosamente por el grupo y por el estado porque vales una mierda. No jodas… Faltan guerras y las cabezas de los dioses, pinchadas en bayonetas. Añoro lo que no podrá ser, porque nunca fue. Si quieres dios, paga generosamente a la puta, ella sabrá…
Dios debería reverenciar al ser humano que lo creó. Y no al revés de mierda. Un hijo de puta vago y débil lo creó basándose en los idiotas que lo rodeaban, la manada a la que pertenecía. Y acertó, aquellos simples se creyeron toda la basura que se inventó para convertirse en el que “cotorrea con dios”. Y claro, se repitió la mentira durante tantos millones de veces durante miles de años que, se convirtió en un vapor milagroso en el cerebro podrido de una masa humana infectada por el charlatán. No fue más que un gran tumor que llevo a la indignidad a la humanidad. Y al ridículo. Esto explica la actual sociedad y degradación como especie en el planeta. Como última reflexión, explicado el origen de la perversión de la actual especie humana respecto a la original: ¿Creen, influenciados por aquel primer paria hechicero, que los gusanos que se comen la carne de los cadáveres son ángeles que conducen las almas al cielo? La verdad de la vida y la muerte debe decorarse con plumas y oropel para que la chusma no llore toda la vida temiendo, ya que deprimida, rinde menos al estado/dios. Dios debería lamer mis pies, o su hijo, me da igual. O el jerarca de cualquier nación elegida al azar. Y si fuera hembra, una mamada estaría bien. Así es como Dios debe reverenciar al ser humano, como por ejemplo a mí.
Cada año se me hace más difícil mantener mi sonrisa cínica durante la festividad del puto año nuevo del Estado, en el que en su primer día de mierda soltará sus cochinos decretos de las nuevas extorsiones que entran en vigor desde el uno de enero, nuevos robos, usuras, humillaciones, prohibiciones y prevaricaciones. Tal vez te digan, que tu padre tenía los cojones trasplantados, que no nació hombre. Y que tu madre llegó a tener una barba que le cubría los pezones y su leche era rancia. Porque, de eso va celebrar el año nuevo administrativo del Estado. Festejar y brindar borregamente y en multitud los robos y la humillación del puto gobierno. La última noche y con la última campanada, lanzarán sus programaciones de robo y extorsión. Y con la tripa llena y la resaca, el primer día del año nuevo asqueroso lo pasarás imbécilmente anestesiado. Y el día dos te pondrás a trabajar para esa caterva de ladrones impresores de decretos o puros excrementos que servirán para cebarlos otro año más; sin dejar de sentir difusamente que algo ha ido mal en la última noche del año y su primer día. Que en un momento de lucidez no entiendes por qué cojones tanta celebración para una mierda de noche vulgar como la puta de los viernes en la zona de discotecas del extrarradio. A menos que hayas nacido en un uno de enero, no entiendo qué coño hay que celebrar. Cada año nuevo es más asfixiante, más hipócrita, más imbécil… Más humillante. Más asesino y eucarísticamente fascista totalitarista. Doce campanadas y doce uvas envenenadas. Doce balas. Doce cuchilladas. Doce robos a tu nómina (de cada cerdo ministerio). No hay suficientes uvas del asco, del odio y la ira para celebrar otro nuevo y repugnante año administrativo del mierdoso Estado. Antes de brindar, mucho antes del porro de maría o hachís, o de la rayita de coca. Antes de meter la mano en el coño de vuestra cuñada bajo la mesa, ya estabais ciegos.
Primero he tenido que ir a vomitar por las náuseas que me ha provocado el subidón de azúcar. Incluso he temido, por unos segundos, padecer diabetes repentinamente. Es un fotograma de un video montaje que circula por las redes sociales como tictoc, tuiter o feisbuc ¡mayormente para adultos! Y son muchos bodrios por el estilo. Entendería que fuera para niños de meses de edad hasta los tres años en una web Disney o un streaming con apartado infantil. Pero cuando algo así se expone para adultos, solo puede tratarse de una secta como la de Midsommar (2019), muy bucólica al principio; pero luego, a meterse ácidos y beber vasos de brebajes de menstruación y pelos de coño, por decir lo mínimo de la película (grandiosa en su dureza y descripción precisa y exhausta de las sectas del mal). Pues con el conejito, el patito y las fresas perfectas pasa lo mismo. Como paseo habitualmente por el bosque, sé que lo que más se ve son animales muertos. Por una simple ley de supervivencia, la vida tiende a esconderse para protegerse. Necesitas muchas horas en el bosque para empezar a distinguir vida. Eso ocurre cuando tu olor extraño de colonia, desodorante y ropa con suavizante se ha diluido. Cuando tu ropa y piel huelen a bosque. Mientras te adaptas o te diluyes en la naturaleza salvaje (no en una reserva para turistas), salvo las inalcanzables aves, la naturaleza mayor y habitualmente te muestra (28/04/2023):
Y observar la tragedia y constatar las leyes de la naturaleza es fascinante y emotivo como pocas obras pueda realizar ningún artista. Y es tu mundo, tu planeta, tu realidad indiscutible. O sea, que la proliferación de imágenes y videos alegóricos para adultos solo lleva a una conclusión: la infantilización de los adultos, adoctrinarlos en que viven en un paraíso. Y lo que es peor, que el paraíso es obra y gracia del Nazismo poscoronavirus. Y como en todo paraíso, el árbol prohibido, son las fresas (que oportunamente o han subido una burrada el precio o no encuentras por la “sequía”). Es planetario el mensaje ideológico, adaptable a cada país. En el caso del nazismo poscoronavirus español el conejito es el Caudillo Español Nazi Pedro y el patito la Vice Caudillo Española Nazi Yolanda. Las perfectas fresas son el fruto que le roban al trabajador, porque el trabajador debe comer cosas agrias y feas que sean ecológicas y cumplan con los requisitos de la agenda climática 2030 de extorsión y humillación a las clases pobres o trabajadoras. Las fresas hermosas y perfectas son solo para los jerarcas que se sacrifican por ti. Porque si comes las fresas prohibidas, tu salud se resentirá y el Estado vela por ella mientras seas capaz de tributar. Y cuando llegue el momento, se te encerrará en un geriátrico donde morirás de humillación o hambre por un coronavirus que han decretado. No comas fresas, come grillos cocidos, porque lo frito es malo también para tu salud. O tal vez el mensaje sea que, si eres tierno y blandito, se te permitirá un día comer fresitas en el bosquecito; sé cariñoso y tierno para con tu Estado. Nada ocurre por casualidad y cuando las redes se inundan de mierda, es que excrementos quieren que comas. En esta época de nazismo, extorsión al trabajador, adoctrinamiento en el homosexualismo, robo de libertades y necesidades biológicas y, coacciones para que te metas en la sangre los productos de las grandes corporaciones farmacéuticas del Estado (por las acciones que han invertido sus jerarcas en ellas), es algo que de verdad huele a podrido por muy tiernos que sean los peluches. Te harán tragar pelos púbicos con azúcar y sangre sucia. Y verás pollos asados moverse diabólicamente en la mesa de navidad. 😀😀😀😀 ¡Jajajaja! Aunque no es de risa, es un terror tan invisible como el cáncer oculto y comiéndose tu cuerpo desde dentro. Qué coño… ¡Jajajajajajajaja! Patitos, conejitos y fresitas. No mames, wey….
Votar es el mayor error que una persona con inquietudes de libertad y honestidad pueda cometer. Con ese aparente acto festivo y frívolo, cada voto es una autorización a la dictadura para que el estado ¡con tu permiso y sonrisa! robe y destruya tus más necesarias libertades y necesidades biológicas. Porque votar, en definitiva, es creer en el estado y pedirle que haga de ti lo que le plazca. Es un acto terrible y suicida contra la libertad y la dignidad. El voto autoriza al tirano a hacer tu vida gris e invadir tu intimidad. A erradicar la ilusión de tu día a día para llenarlos con sus dogmas de prohibición y castigo. Porque lo que llama el estado “civismo” es contrario a tu supervivencia: votar al enemigo para que haga contigo lo que quiera con tu permiso y fe religiosa en él. Firmar un cheque en blanco y dárselo al criminal. Depositar tu voto en la urna que te ordenan, es comulgar con la dictadura, recibir en toda la boca su hostia de usura y tiranía, eternizándolas para joder el nacimiento de próximas generaciones. Es una frivolidad digna de una infancia no formada aun intelectualmente. El voto es la aberración de la libertad y la voluntad. Si tú has votado, es tarde ya. Solo, si se diera el caso, podrías educar a tus hijos para que no cometan tu error, que no voten jamás, que no se ahorquen gratis ante el tirano.
Que ya no fuera necesaria la fe, ni imaginarlo como ahora, con la imagen que cada uno cree que tiene. Que existiera con rostro y cuerpo, grande o pequeño; pero táctil, opaco. Lo que existe no tiene magia ni misterio. ¿Es que nadie lo entiende? Tener a ese Dios sería como ver siempre, durante toda la vida al mismo jerarca. Sus superpoderes e impunidad provocarían el odio hacia él. El miedo y siempre el mismo rostro, como un castigo durante toda la vida llevaría al hastío. La gracia de Dios está en su inexistencia inofensiva, protectora y bonachona de quienes le rezan por sus penas y banalidades. Crédulos… Es aterrador el infantilismo mezquino de la masa humana. Si Dios existiera te haría daño, te arruinaría, te asesinaría por tus errores que son pecados en su ley. Solo una vez mueras, se apiadaría de ti. Sus cochinos volubles designios… Devoraría a tus hijos para poner a prueba tu obediencia a sus órdenes, decretos, mandamientos. La existencia de Dios sería la absoluta humillación y esclavitud de la especie humana. Un rostro vulgar, una hipócrita y venenosa voz, una mirada malvada. Ver todo eso todos los días, sin poder escapar de él… Desearías asesinarlo antes de morir. Su existencia sería el infierno, con millones de miserables adorándolo. Algo tan sucio y grotesco como el cerdo que se folla a la puta en las películas enfermas. Así de obsceno sería ese Dios y sus creyentes. Un tirano inmortal que pasaría de padres a hijos, a nietos, a bisnietos… ¡Qué desesperanza de vida! El Dios que te hundiría la cabeza en mierda porque tu vecino reza más. ¡Hijo de puta! Imagina a Dios palpable, audible y visible destruyendo tu vida ocupándola en cada segundo con su mierdosa omnipresencia, hurgando en tu pensamiento. Destruyendo a los que amas por sus humores inescrutables, paranoicos y depravados. Favoreciendo a los indeseables, ignorantes, ruines y cobardes, colocándolos en el poder terrenal político. Desearías no nacer en semejante mundo. E imagina que naces, que ya estás en él. La tristeza y la grisentería en tu piel como un aceite ácido que te deshace día a día lentamente, sin cura.
La podredumbre de los actuales políticos es tan nauseabunda como esas orugas peludas y urticantes retorciéndose entre las viscosidades de sus nidos. Es tan repugnante observarlos que causa fascinación, una hipnosis que impide apartar la mirada de esa asquerosidad pulsante. En su pornógrafa vanidad, arribismo e hipocresía, se han autoproclamado los auténticos mesías salvadores de vidas y almas. Pero sus fauces babean de pura codicia de dinero y poder. Esa obscena voracidad viscosa de la riqueza fácil, de una pornográfica y publicitada impunidad que pringa toda dignidad. Y apenas unos pocos ven esa malignidad. En el año 2020 esta plaga de vomitivas orugas se expandió e infectó el planeta con el coronavirus o covid, retorciéndose impúdicas en sus nidos-poltronas, esperando que la seda del nido se rasgara para devorar la ética, la decencia, la libertad y todo asomo de razón. Jamás la plaga de políticos procesionarios fariseos había sido tan grande, tan numerosa. Lo han infectado y ensuciado todo, incluso a la especie humana. Los nidos de orugas políticas llenaron e infectaron las calles y el bosque mismo como nunca antes se había visto en ninguna era. Y pudrieron el clima y el agua. Mientras nos subían arcadas del estómago, ellos, los políticos-orugas, engordaban y erigían nuevas dictaduras analfabetas y usureras creando crisis con burda y obvia alevosía ante una masa humana ciega de miedo e ignorancia, de inmovilismo y amén. Oscurantismo y expolio… Cada día y a cada minuto las repugnantes orugas se retuercen lujuriosas de poder y mentiras en las pantallas de televisores, teléfonos y ordenadores, en las páginas de los periódicos. Y nadie las mata, nadie las extermina cuando dicen que la libertad es enfermedad y usan la doctrina evangelizadora del homosexualismo y su esterilidad para frenar la reproducción humana en las ciudades superpobladas por humanos y ratas. Las asquerosas y voraces orugas exigen más espacio que infectar. No pararán a menos que las quemen o envenenen en sus nidos. Y lo peor que podía ocurrir está pasando, que la mayor parte de esta sociedad decadente, infantilizada, superficial, asexuada, cobarde y analfabeta ha desarrollado amor, respeto y fe hacia ese horror repulsivo de las venenosas y voraces procesionarias. En algún aciago momento la repulsión y lo sucio se convirtió en adoración, como ocurre con toda religión. Sucede aquí y ahora. En todas partes. Estamos abandonados…
Algún semi hombre impotente frente a una hoguera prehistórica nocturna con un collar de abalorios modelados con excrementos secos, predicó a aquellos monos humanos de la tribu que, se folla con la misión de procrear. Gozar es pecado, promiscuidad. A medida que la civilización adquiría asentamientos fijos, los pecados, faltas y leyes se predicaban en templos construidos con el esfuerzo y la sangre de los creyentes para el brujo o sacerdote. Y más adelante, una casta de sacerdotes se hizo política. Pocos hicieron caso de este follar reproductivo y gozaban; pero por mansedumbre, por miedo a las leyes de los dioses inventados por brujos y sacerdotes, aceptaron con falso arrepentimiento el pecado. Y por ello el castigo por el placer. La humanidad es una especie imbécil y ha sobrevivido y evolucionado físicamente durante miles de años porque es plaga, como los insectos. Por muchos humanos que mueran, quintuplican sus nacimientos insectilmente. Esta prédica religiosa y política, sobre la obediencia y el pecado de gozar se graba en las mentes de los niños con ejemplos de virtud, como pueden ser las hormigas y las abejas que trabajan hasta morir y sin lamentarse (de ahí también el uso actual del bozal o mascarilla en jerga nazi o fascista), para engordar a la puta reina. Es un concepto llamado ahora “trabajo en equipo”, que se inculca desde tiempos inmemoriales en las mentes de los niños, para convertirse en la madurez en un mantra laboral siempre en boca del insecto u obrero productor humano. El trabajo en equipo consiste en anular la creatividad humana para evitar que ningún insecto sobresalga y usurpar el equipo de idiotas la inteligencia del individuo. Al final, el 99,99 % (la minoría restante son líderes políticos religiosos y millonarios) de los cerebros humanos útiles solo trabajan como receptores de timos, dogmas y mandamientos fascistas, todo entra y nada sale de ellos. Y como los líderes del panal u hormiguero son humanos, también son imbéciles; pero gracias a la enfermiza ambición genética y una paranoica codicia, han desarrollado instintos para convertirse en putas reinas del sucio termitero, con su imbecilidad intacta. Es la denominada suerte de los tontos, a los que se les aparece dios o la virgen y se consideran mesías de la mierda. En fin, este pequeño ensayo explica que la especie humana, a pesar de los miles de años que holla sobre La Tierra, no pueda evolucionar: su reproducción insectil irremediablemente eterniza el gen imbécil.
Eres un maravilloso accidente en mi vida. Y te llamo accidente por lo sorprendentemente fácil que es amarte; como caer por un tropiezo y darse cuenta de que estás perdidamente enamorado. De la forma más ilógica e inmadura. Si tú eres un accidente elegante, ingenioso, irónico (cómo me haces reír), con unas sofisticadas clavículas y unos pechos hermosos y lamibles. Yo me siento como una piedra en tu camino. O en tu zapato, irritantemente adentro (es mi fetichismo). Y siento mucha angustia, temo por ti, por tu salud. ¿Y si tienes un agresivo astigmatismo, miopía o alguna patología como un absurdo daltonismo que en vez de cambiar los colores, cambia las formas y los rostros? No creas que pretendo cuidar tu salud. Te quiero enferma si ese fuera el caso. Deseo que sigas viendo lo que no soy, que mi vejez y decrepitud sigan ocultas a tu amor. Ruego porque jamás acudas al oftalmólogo. O al psiquiatra, aunque sea más grave. Si pudiera, te mantendría engañada todo lo que me queda de vida. Porque si te pierdo ¿qué me queda? Este egoísmo mío es una lógica secuela del accidente que representas para mí. De amarte. Y constituye una constante lucha por reparar este engaño al que estás sometida. Temo algún día estropearlo todo y ser sincero. Llevarte yo mismo al oftalmólogo. No puedo reprimir estos accesos de ética que me sobrevienen. Temo clavarme yo mismo el puñal y perderte. Aunque también existe la posibilidad de que esté loco y tú no me ames. Tú no existas. Entonces no te haría daño, no tendría la pesada carga de tenerte engañada. Mi locura es la única posibilidad para seguir siendo tu piedra, solo a mí corresponde concertar cita con el especialista. Así que no puedo ni quiero reparar este hermoso accidente, mi amor. No sé si estoy loco o tú estás ciega, pero el mundo está bien así. Te amo, bella miope.