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Hay charlatanes comprados por las cadenas de televisión para sus programas que hablan con romanticismo de la inmigración actual, evocando lo buena que fue la que se inició a principios del siglo pasado, sobre todo tras la Primera Guerra Mundial. No tiene nada que ver aquella que se prolongó hasta bien entrados los setenta del siglo pasado con la actual que, con una más que notable frecuencia, su fin es el terrorismo, el narcotráfico y delincuencia común.
Los inmigrantes del siglo pasado tenían tanta hambre como algunos de los de hoy, surgían de la voracidad y tiranía de los distintos imperios y tantas guerras.
Había muchas cosas que reconstruir y construir sobre todo tras las dos guerras mundiales.
Con aquella inmigración se consiguió el crecimiento de la industria y trabajo. También una notable mejora de la clase asalariada.
La actual inmigración, en algunos casos y muy importantes porque afectan contundentemente a la seguridad y el bienestar, busca un enriquecimiento rápido por los medios que sea. Inmigrantes que huyen de las leyes y condenas de sus países e intentan evangelizar su violencia y supremacía de ser hijos de su dios. El narco tráfico es tan habitual que casi es un trabajo reglamentado entre cierto y frecuente tipo de inmigrantes con la aquiescencia de los actuales pseudo democracias occidentales del nazismo pos coronavirus.
Comparar la inmigración del siglo pasado con la actual, es un insulto para los muertos.
Porque actualmente, no se trata de casos aislados, forma verdaderos clanes mafiosos que anidan en las ciudades importantes donde es difícil controlar sus madrigueras y zulos, donde incluso se canibalizan a sí mismos ante la indiferencia del estado. O cuando no, para dar impulso a sus sectas religiosas criminales y nazistas en sus maneras; racistas, incluso en tierra ajena.
Así, que el romanticismo y la piedad está muy bien; pero no vivimos en Disneylandia y aquel siglo no volverá. Las actuales sociedades son voraces y decadentes consumistas acomodadas en la ley del mínimo o ningún esfuerzo. Muchos de los actuales inmigrantes llegan para ser lo mismo de una forma mucho más rápida, sin dar un palo al agua.
Sin generalizar, se ve con la simple mirada al día a día en toda ciudad.
Que algunos individuos nativos sean peores que los visitantes, no es excusa para nada. Las sociedades han degenerado globalmente y la inmigración también.
Y si los políticos no fueran unos degenerados también, nadie tendría que hablar de ponerse un velo si la religión te importa una mierda. Cosa que en la práctica, quien no se pone el velo, será apedreada hasta morir, abofeteada en público por un macho en el más leve de los casos. Y eso es lo que se debe aceptar según el “progresismo” estalinista narco hispanoamericano e islámico.
Por lo que se ve, la tendencia para evitar apaleamientos y navajazos tiene que pasar por desbautizar a los hijos para que no queden expuestos a algunos de esos románticos inmigrantes. El interés del estado por la actual inmigración en las pseudo democracias, radica en su admiración por las represivas y asesinas dictaduras moras: quieren tener ese control total de la población. Con el coronavirus, los jerarcas pseudo democráticos cataron el control total y quieren más.
Y así las maras, y así los narcos y así los timadores telefónicos. Y así los telepredicadores.
Hay que informarse antes de comparar los movimientos migratorios en distintos tiempos, la ingenuidad y la sensiblería infantil sólo arrastran una ignorancia que pudre la convivencia en las granjas humanas que son las ciudades. Y ponen en juego sus vidas acomodadas.
“Adonde fueres, haz lo que vieres”. El populismo estalinista (actual progresista de izquierdas), se empeña en predicar (en nombre de la bondad y la convivencia) que debes aceptar y aprender del inmigrante sus costumbres e incluso su idioma. Inmigrantes que entran en el país para ser privilegiados por algún tratado sucio que ha pactado el estado pseudo democrático con otro régimen o narco dictadura ideológicamente afín, con intereses particulares compartidos entre ambos jerarcas y burócratas.
La ingenuidad e infantilismo bondadoso de las sociedades decadentes y consumistas de las pseudodemocracias occidentales, es una poza de hipócritas dogmas para llenar los bolsillos de sus corruptos y criminales jerarcas.
Es la gran ignorancia e inmovilidad de un occidente como Europa, viejo y muerto, agotado en su determinación y coraje para trabajar y luchar.

Cada año se me hace más difícil mantener mi sonrisa cínica durante la festividad del puto año nuevo del Estado, en el que en su primer día de mierda soltará sus cochinos decretos de las nuevas extorsiones que entran en vigor desde el uno de enero, nuevos robos, usuras, humillaciones, prohibiciones y prevaricaciones. Tal vez te digan, que tu padre tenía los cojones trasplantados, que no nació hombre. Y que tu madre llegó a tener una barba que le cubría los pezones y su leche era rancia.
Porque, de eso va celebrar el año nuevo administrativo del Estado. Festejar y brindar borregamente y en multitud los robos y la humillación del puto gobierno. La última noche y con la última campanada, lanzarán sus programaciones de robo y extorsión. Y con la tripa llena y la resaca, el primer día del año nuevo asqueroso lo pasarás imbécilmente anestesiado.
Y el día dos te pondrás a trabajar para esa caterva de ladrones impresores de decretos o puros excrementos que servirán para cebarlos otro año más; sin dejar de sentir difusamente que algo ha ido mal en la última noche del año y su primer día. Que en un momento de lucidez no entiendes por qué cojones tanta celebración para una mierda de noche vulgar como la puta de los viernes en la zona de discotecas del extrarradio.
A menos que hayas nacido en un uno de enero, no entiendo qué coño hay que celebrar.
Cada año nuevo es más asfixiante, más hipócrita, más imbécil… Más humillante.
Más asesino y eucarísticamente fascista totalitarista.
Doce campanadas y doce uvas envenenadas.
Doce balas.
Doce cuchilladas.
Doce robos a tu nómina (de cada cerdo ministerio).
No hay suficientes uvas del asco, del odio y la ira para celebrar otro nuevo y repugnante año administrativo del mierdoso Estado.
Antes de brindar, mucho antes del porro de maría o hachís, o de la rayita de coca. Antes de meter la mano en el coño de vuestra cuñada bajo la mesa, ya estabais ciegos.

Primero he tenido que ir a vomitar por las náuseas que me ha provocado el subidón de azúcar. Incluso he temido, por unos segundos, padecer diabetes repentinamente.
Es un fotograma de un video montaje que circula por las redes sociales como tictoc, tuiter o feisbuc ¡mayormente para adultos! Y son muchos bodrios por el estilo.
Entendería que fuera para niños de meses de edad hasta los tres años en una web Disney o un streaming con apartado infantil.
Pero cuando algo así se expone para adultos, solo puede tratarse de una secta como la de Midsommar (2019), muy bucólica al principio; pero luego, a meterse ácidos y beber vasos de brebajes de menstruación y pelos de coño, por decir lo mínimo de la película (grandiosa en su dureza y descripción precisa y exhausta de las sectas del mal).
Pues con el conejito, el patito y las fresas perfectas pasa lo mismo.
Como paseo habitualmente por el bosque, sé que lo que más se ve son animales muertos. Por una simple ley de supervivencia, la vida tiende a esconderse para protegerse. Necesitas muchas horas en el bosque para empezar a distinguir vida. Eso ocurre cuando tu olor extraño de colonia, desodorante y ropa con suavizante se ha diluido. Cuando tu ropa y piel huelen a bosque.
Mientras te adaptas o te diluyes en la naturaleza salvaje (no en una reserva para turistas), salvo las inalcanzables aves, la naturaleza mayor y habitualmente te muestra (28/04/2023):

Y observar la tragedia y constatar las leyes de la naturaleza es fascinante y emotivo como pocas obras pueda realizar ningún artista. Y es tu mundo, tu planeta, tu realidad indiscutible.
O sea, que la proliferación de imágenes y videos alegóricos para adultos solo lleva a una conclusión: la infantilización de los adultos, adoctrinarlos en que viven en un paraíso. Y lo que es peor, que el paraíso es obra y gracia del Nazismo poscoronavirus. Y como en todo paraíso, el árbol prohibido, son las fresas (que oportunamente o han subido una burrada el precio o no encuentras por la “sequía”).
Es planetario el mensaje ideológico, adaptable a cada país. En el caso del nazismo poscoronavirus español el conejito es el Caudillo Español Nazi Pedro y el patito la Vice Caudillo Española Nazi Yolanda. Las perfectas fresas son el fruto que le roban al trabajador, porque el trabajador debe comer cosas agrias y feas que sean ecológicas y cumplan con los requisitos de la agenda climática 2030 de extorsión y humillación a las clases pobres o trabajadoras. Las fresas hermosas y perfectas son solo para los jerarcas que se sacrifican por ti. Porque si comes las fresas prohibidas, tu salud se resentirá y el Estado vela por ella mientras seas capaz de tributar. Y cuando llegue el momento, se te encerrará en un geriátrico donde morirás de humillación o hambre por un coronavirus que han decretado.
No comas fresas, come grillos cocidos, porque lo frito es malo también para tu salud.
O tal vez el mensaje sea que, si eres tierno y blandito, se te permitirá un día comer fresitas en el bosquecito; sé cariñoso y tierno para con tu Estado.
Nada ocurre por casualidad y cuando las redes se inundan de mierda, es que excrementos quieren que comas.
En esta época de nazismo, extorsión al trabajador, adoctrinamiento en el homosexualismo, robo de libertades y necesidades biológicas y, coacciones para que te metas en la sangre los productos de las grandes corporaciones farmacéuticas del Estado (por las acciones que han invertido sus jerarcas en ellas), es algo que de verdad huele a podrido por muy tiernos que sean los peluches.
Te harán tragar pelos púbicos con azúcar y sangre sucia. Y verás pollos asados moverse diabólicamente en la mesa de navidad.
😀😀😀😀 ¡Jajajaja!
Aunque no es de risa, es un terror tan invisible como el cáncer oculto y comiéndose tu cuerpo desde dentro.
Qué coño… ¡Jajajajajajajaja! Patitos, conejitos y fresitas.
No mames, wey….

Ciudadanía tipo: ejemplo de selección ganadera nazi poscoronavirus.


Algo debe romperse en esta civilización o sociedad ya planetaria de pensamiento insectil y servilismo sectario. La gran carga de docilidad humana y su indigno adocenamiento van contra la idiosincrasia primaria de la especie humana. Su presión debe liberarse y cuanto más se demore, más explosiva y cruel será la violencia.
Porque la única forma de liberar la asfixiante presión del Nazismo Poscoronavirus implantado en todas las falsas democracias del planeta, es luchando.
Se han acumulado muchos rencores contra los jerarcas nazis desde la pandemia del coronavirus o covid 19. Se deben vengar las humillaciones sufridas y las extorsiones cometidas por el Estado.
Se siente la violencia pulsar como un corazón hipertrofiado en el tejido social por la gran cantidad de crímenes que, desde los grandes encarcelamientos de la clase trabajadora con el coronavirus, ha aumentado no solo en los lugares donde era habitual el asesinato indiscriminado contra grupos humanos en centros de educación, supermercados, parques públicos, calles, establecimientos comerciales, contra vecinos, etc… Se asesinan personas a puñaladas o tiroteadas en masa en países donde nunca se había visto semejante cosa.
La violencia criminal contra la unidad familiar también se ha elevado marcando un antes y un después tras la humillación de la clase trabajadora con los encarcelamientos y extorsiones que le infligió el Estado.
La violencia crece por semanas.
Nunca antes la violencia familiar había sido tan homicida y la infancia se había suicidado con tanta frecuencia.
Los asesinos de masas han pasado a convertirse en animales habituales de las noticias.
En definitiva, los muertos claman venganza y con ella, más muertes y crueldad.
Biológica y humanamente hablando, la venganza es el más elevado acto de justicia y libertad.
Y ahí radica lo malo para el Estado y que no había previsto: la venganza hace innecesaria la existencia de jueces, su negligencia, dejación y corrupción.
Es la razón por la que desde el primer contrato o pacto social de la historia, se adoctrinó a niños y adultos en poner la otra mejilla para recibir otra bofetada; deben esperar que el “sagrado juez” haga la justicia que crea conveniente, según le paguen, según su humor, según la disponibilidad de bellas prostitutas o prostitutos.
Si crees en las leyes y sus ejecutores, crees en el Estado. El adoctrinamiento de las masas y su fe en el gobierno nazi poscoronavirus es absolutamente simple y efectivo con semejante corolario sectario.
En torno a la legalidad (hipócritamente llamada “justicia” por el Estado) hay cientos de miles de funcionarios en todo el mundo viviendo con gran comodidad y riqueza de las prevaricaciones dictadas, condenadas y sentenciadas con corrupciones, trabas e incompetencias del sistema judicial.
La venganza les quitaría su fácil sueldo y riqueza.
Dejar de creer en la legalidad, provocaría también rechazar al Estado que la controla.
El Estado para salvar su dinero y riquezas, responderá matando a muchos trabajadores y a sus hijos, y estos a su vez querrán la sangre de los jerarcas de nuevo. Cuando arranca la violencia, solo se detiene cuando uno de los contendientes destruye a su enemigo a nivel molecular.
La imbecilidad congénita de carácter endogámico de los jerarcas y burócratas del Nazismo Poscoronavirus, no les deja ver la posibilidad de miles de millones de reses humanas enfurecidas usando su arma más primigenia, la violencia desbocada, contra los dogmas implantados por el Estado como sacrificios y mandamientos religiosos de estricta observancia, y sus sacerdotes.
Dan por descontado los jerarcas y burócratas nazis, que volverán las masas a aplaudir al Estado alegremente encerradas en sus apartamentos-prisión.
A la asfixia que provoca la legalidad del Nazismo Poscoronavirus que avala todo encarcelamiento, acoso, extorsión, discriminación y humillación cometidas contra la casta paria o clase trabajadora. Se suma la constante emisión audiovisual de índole sectaria del apocalipsis climático, con sus impuestos de usura, privaciones de libertad y negación de las mínimas necesidades biológicas; como la prohibición del acceso a los ámbitos naturales, una de las medidas estrella de represión del Nazismo Poscoronavirus, la que tendrá la más fuerte carga y daño psicológico en la población sojuzgada.
O el constante lavado de cerebro para evitar el consumo de proteínas y glucosa en la masa trabajadora y así debilitarla física y mentalmente. Las castas parias, por el bien del planeta y de los que aún no han nacido, deben comer grillos en lugar de carne y jugo de piedra amarga en lugar de bebidas refrescantes durante o tras la jornada de trabajo mal pagado.
Sin embargo, el consumo multitudinario y narcótico de alcohol es buenamente tolerado por el Estado y su Veterinaria Sanidad en adolescentes y adultos.
Los niños no deben comer golosinas, es la peor idea del mundo. La infancia no debe ser feliz, sino fervientemente crédula y dócil; tolerante con el acoso y extorsión de las “sagradas instituciones”, deben ser buenos esclavos de los Estados Nazis del Poscoronavirus.
Es lógico que haya infancia suicidándose por causa del Estado ante la presión de la doctrina que reciben en el colegio y perciben en el desánimo y confusión de sus progenitores castrados mentalmente.
La obligación doctrinal de que en toda producción audiovisual televisiva, de internet o cinematográfica, deba aparecer inevitablemente una idealizada e ingeniosa pareja homosexual besándose o follando, está tensando la cuerda del hastío hacia la intolerancia más agresiva.
Una cosa es promover el respeto a toda persona como la más elemental regla de urbanidad. Otra muy distinta es que el Estado imponga por decreto el homosexualismo y sus derivados en todo medio informativo, lúdico y académico. Y que además, lo normalice como ejemplo a seguir porque ministros, presidentes, reyes y todo tipo de jerarcas y burócratas sean mayormente homosexuales.
Al Estado (pseudo democrático) se le llena la boca de flores pregonando que los votos de la mayoría son los que dictan qué camino debe seguir: ¡El pueblo ha decidido!
La minoría no cuenta.
Y una mierda.
El Estado pervierte su soflama democrática y humilla a la mayoría con una ínfima minoría homosexual a la cual se dirige todo favor y medio técnico, sanitario, privilegio social y económico.
Es la más aberrante perversión de la ética y de la democracia si la hubiera.
El resultado es que a quien antes no le importaba como y con quien follara cada cual, ahora empieza a asquearse de esta doctrina invasiva de homosexualidad, decadencia, abulia, cobardía y obediencia ciega en el Estado homosexual. Empieza a ver el homosexualismo como una agresión a su naturaleza humana.
Eso sin contar con que los homosexuales más cultos, se ven a sí mismos expuestos y adocenados por unos pocos, ya que el secreto o discreción de sus relaciones sexuales formaban parte de la privacidad en sus vidas y tal vez, un íntimo y necesario acto de subversiva rebeldía contra la mayor parte de una sociedad imbécil e infantilizada.
Por el analfabetismo de la clase política del Nazismo Poscoronavirus se está creando una gigantesca masa de gas que más pronto que tarde, va a explotar.
Al final, todo indica que este Nazismo Poscoronavirus tiene su objetivo final, su botín; en los impuestos cargados a los trabajadores u obreros con la profecía del cambio climático y sus supuestas millones de muertes por las denominadas “olas de calor” que conducen, con toda probabilidad al inminente fin de la humanidad. Una profecía y sus impuestos que los Estados Nazis Poscoronavirus emiten y decretan ininterrumpidamente día tras día, impunemente tras la humillación a la que sometió a estos parias trabajadores con el coronavirus o covid 19, sus asesinatos masivos de viejos en los geriátricos y abandono de enfermos crónicos, encarcelamientos masivos de la casta trabajadora y extorsiones, etc…
El cambio climático y su agenda, es el más grande robo jamás cometido en la historia de la humanidad.
Se equivocan como subnormales los jerarcas nazis homosexuales, porque no es razonable pensar que alguien trabaje como esclavo durante doce horas al día para conseguir tan solo un miserable plato de verdura sin sal (“superalimento” lo llama la prensa prostituida al Nazismo Poscoronavirus) para comer y la educación homosexual gratuita de sus hijos.
Para esa mierda no se necesita trabajar, basta con salir a pastar en familia.
Sólo la violencia puede frenar el timo del sectarismo humillante y ruinoso para las castas parias o trabajadoras del planeta que, los Estados Nazis Poscoronavirus están llevando a cabo desde finales de los sesenta del siglo pasado, ilustrados e iluminados por aquellos grandes y multitudinarios rebaños de sucios y narcotizados jipis y su constatada facilidad para pastorearlos hacia el lugar que los jerarcas y burócratas creían que les rendirían beneficios.
Se debe añadir que la narcosis es una eficaz herramienta de gobierno político-social que se ha convertido a su vez, ni más ni menos, en pura y simple ganadería humana. Una masa humana adocenada, de conciencia insectil y embriagada es el unicornio dorado de todo político o religioso.
La violencia con sus multitudinarias muertes rebajará la presión demográfica en las granjas humanas o ciudades. Y sacará de la ciénaga nazi a la sociedad asfixiada; pero sólo durante el tiempo en el que Estado tarde en crear otra, perfeccionada con lo aprendido en la anterior.
Es pura praxis de la historia de la humanidad. Un ciclo sin fin hasta su extinción o cancelar el podrido contrato social de una vez por todas.
El mal cosido al mal, cosido al mal, cosido a un Estado homosexual (parafraseando el Frankenstein de Mary Shelley, 1994 de Kenneth Branagh).
Como epílogo y a modo de ilustración de este ensayo, sobre el poder de manipulación y la corrupción que reina en los Estados Nazis Poscoronavirus, en este caso España, reseño una noticia que es mera propaganda gubernamental. Una de tantas con las que el Nazismo Penitenciario Homosexual Español bombardea a la población con absoluto descaro e impunidad, a pesar de los poco más de tres años que han transcurrido desde la pandemia de la covid 19.
Hoy a 15 de junio del 2023 en España (uno de los países junto con China que más acosos, extorsiones, discriminaciones ciudadanas de corte racial, asesinatos de ancianos y enfermos crónicos, e inútiles vacunaciones de covid 19 por medio de chantaje ha cometido), ha declarado un jerarca del Gobierno Nazi Poscoronavirus Penitenciario Homosexual Clima-sanitario, como delegado del gobierno (un tal Francisco Martín) que un partido nazionalista vasco proterrorista (llamado Bildu) ha hecho más por España que cualquier otra formación política o político al apoyar el Estado de Alarma de la Covid 19 prestándole sus votos (realmente un alquiler e intercambio de corruptelas) al Caudillo del Gobierno Español Nazi Poscoronavirus, el 13 de marzo del 2020. Proclamando además con gran sentimiento el jerarca nazi en cuestión que, con ello habían salvado innumerables vidas y evitado la ruina económica a millones de españolas, españoles y españolos.
Como se puede ver, la hipocresía enfermiza y el complejo mesiánico de salvadores de la humanidad, es proverbial; ya todo un clásico en los políticos nazis poscoronavirus.
En realidad, ese “Estado de Alarma por la covid 19” al que hace referencia el jerarca o burócrata nazi de la propaganda estatal citada, fue un acto de terrorismo de estado. Un golpe de estado a las más básicas libertades constitucionales, personales y privadas; así como a las necesidades biológicas de la casta paria o clase trabajadora. Cuyas bondades fueron: por decreto, cerrar las puertas de los geriátricos aislando dentro a los viejos, negándoles sus tratamientos médicos, sin cuidados, sin comida y prohibiendo el acceso a las familias para que pudieran sacarlos de la trampa mortal, hasta conseguir que murieran decenas de miles y con ellos sus pensiones. Por decreto a los enfermos crónicos de graves enfermedades se les dejó morir abandonados, se les negaba el tratamiento, porque solo existía atención médica para los enfermos de aquel resfriado llamado la covid 19. Por decreto se abocó a la población trabajadora al terror psicológico y a empobrecerse durante más de tres meses ininterrumpidos de prisión domiciliaria con un férreo control, acoso y extorsión militar, policial y judicial. Por decreto se obligó a respirar con bozal (mascarilla en jerga nazi) durante tres años, incluso a cielo abierto y en plena naturaleza, con el constante acoso policial, militar y judicial; una medida de humillación y una forma psicológica de acallar a las masas y que no solo se sintieran enfermas, sino que se resintiera su salud por medio de una constante respiración podrida. Los pobres tontos que obedecieron ciegamente al uso del bozal nazi, se infectaban de la covid 19 cada cuatro semanas a pesar de las tres dosis de vacuna. Por decreto se ordenó mediante los brazaletes nazis del coronavirus (pasaportes covid 19), prohibir el acceso a muchos lugares a aquellos que no se habían vacunado con una vacuna que no vacunaba; una discriminación de auténtico corte racial.
Miente el jerarca de la noticia, miente más que habla, miente más que respira, miente más que caga.
La violencia es la única esperanza para la supervivencia de la especie humana en este momento, en esta aciaga época.
Y tal vez, cuando estalle, no sería extraño que se extinguiera a sí misma porque ha tardado demasiado en responder, en defenderse de un Nazismo Poscoronavirus venenoso, incluso para la imaginación y la ilusión.

Iconoclasta

Han pasado más de dos años desde que he dejado de ver los telediarios y hoy he decidido poner un canal de televisión pública o privada gratis; pero no porque sea pobre ¿eh? Yo pago por no ver lo que el gobierno penitenciario fascista español homosexual sanitario predica y miente.
Y nada ha cambiado en este tiempo de nazismo y su sanidad, nazismo y su encarcelamiento, nazismo y su respiración venenosa con el bozal, nazismo y los días difíciles del caudillo español maricón, nazismo y el pasaporte covid o brazalete nazi, nazismo y las vacunas que no vacunan, nazismo y la cobardía de la chusma, nazismo y la delación de la chusma, nazismo y la ignorancia, nazismo y el oscurantismo, nazismo y la impunidad delictiva del estado, nazismo y los robos del estado y sus taifas… No acabaría nunca.
Siguen dando por culo con la guerra ruso-ucraniana. Una añagaza del fascismo español para que nadie se piense que la crisis acabará un día, que aún nos tienen que robar mucho más dinero. Todo.
Las noticias de esta guerra, por repetición, se parecen a anuncios del patrocinador del programa, nadie le hace puto caso.
Y por otra parte, han anunciado que tras tantos meses de prohibir la respiración sana con el bozal (mascarilla en jerga nazi) como era lógico, han debilitado las defensas de muchos niños que no pudieron respirar un aire decente para que el cuerpo adquiriera como en toda temporada los anticuerpos contra los microbios habituales que viven entre nosotros. Entre encarcelamientos, represiones y pudrir la respiración con el bozal, ha creado el gobierno penitenciario fascista español homosexual sanitario, millones de seres humanos indefensos y débiles a cualquier enfermedad de las que antes ni sentían los síntomas. Algunos niños mueren por una bacteria, los más débiles; pero en general es una infección leve, dice la maciza de la tele. Es de imaginar que los subnormales del gobierno penitenciario fascista español homosexual sanitario, pensarán que es un mal menor por salvar a toda la humanidad. Son así de hijoputas creyéndose putas madres salvadoras mariconas.
La cobardía es la enfermedad y no la libertad como siempre ha anunciado el nazismo sanitario español desde aquel día en que dio el golpe de estado a la democracia, el 14/03/2020.
Por muy crítico que quiera parecer un medio de comunicación con el estado, no puede dejar de lado un estilo doctrinal cursi maricón que se ha implantado con el nazismo que ha tomado el poder en la España de las longevas dictaduras. Así que han preparado una noticia muy tierna que dice que en Galicia, meten a los viejos de una residencia en una camioneta para que contemplen las luces de navidad.
¡Qué chocho, no jodas!
Si a mí me quieren llevar a ver lucecitas, les digo que me chupen la polla, y verán si soy un retrasado mental o no.
¡Qué vergüenza de noticias!
Y entre tanta imbecilidad, solo puedo alabar a las presentadoras del informativo, parecen las conejitas de playboy. Están buenas, voluptuosas, macizas, apretadas hasta las ingles. Se lucen como diosas.
Me importa una mierda lo que cuentan, incluso bajo el volumen para que no me molesten con palabrería asexuada y para idiotas.
Y me dedico a una furiosa masturbación.
No hace falta calefacción, el frotamiento es la más antigua forma de combatir el frío e incluso sudar.
Joder con las conejitas… ¡Ñam, ñam!
¡Eseso-eseseso-esesostodo amigos! (Porky Pig).

Iconoclasta

Actualmente es tan fácil engañar a los adultos sobre el pretendido cambio climático fotografiando el bosque y las hojas secas en verano, como engañarlos sobre lo mortífera que es la libertad para la salud. Y digo (y dicen) de la libertad de la chusma y su salud. Porque los políticos no se encarcelan a sí mismos, de la misma forma que una serpiente no envenena a otra. No tienen problema alguno con su libertad que es absoluta e impune.
Y de la misma forma que los pseudo periodistas fotografían lo seco, obvian el real verdor de los árboles para crear el horror y el miedo en sus votantes o reses: el llanto y crujir de dientes global.
Hay cosas básicas que el periodismo desempeña desde hace ya veinte años con verdadera codicia y sin ningún tipo de ética, esta misma y corrupta prensa y medios de comunicación actuales y quienes viven de su prostitución al régimen al que son afectos.
Las premisas básicas de los medios de comunicación, mal llamados periodísticos, consiste en la manipulación, perversión y desinformación de la realidad al servicio del estado que les paga por cada amaño.
Bulos y mentiras que sirven para que el estado pueda llevar a cabo sus estafas recaudatorias con una dogmática impunidad, ante la ignorancia y la confusión de una sociedad consumista decadente, cobarde e ignorante.
El Estado se hace rico y sus secuaces, prensa y medios de comunicación entre otros muchos, consiguen pingües beneficios por una mentira que se escribe teletrabajando cómodamente desde casa.
De hecho, desde la creación del primer periódico, la prensa ha sido siempre un instrumento de los políticos y jerarcas para difundir la desinformación y manipulación de la realidad entre las manadas humanas que pastorean. Claro que, no con la difusión actual con la que a las reses humanas se les envía directo a sus bolsillos donde guardan su teléfono, los bulos creados más de veinte veces al día; cumpliendo así con otra premisa político-religiosa o el dogma de los criadores humanos: la mentira repetida mil veces se convierte en verdad en el escaso y limitado imaginario de la sociedad.
Y así con la medicina, y así con la cultura, y así con el arte, y así con la educación, y así con los hábitos, y así con la moda y así con la dignidad y la honestidad.
Hace decenios que la libertad y la realidad informativa que pudiera haber fueron erradicadas de los medios periodísticos y comunicadores.
Y así es como la chusma actual se comporta igual que la de la edad media: matarían con fanatismo a pedradas o incinerarían a una mujer u hombre acusado de brujería por el estado o el predicador electo. Y sería festividad para adultos y niños como antaño.
Es horrible, retuerce las tripas la indignidad y mezquindad social; pero alguien tenía que decirlo: yo, el último hombre libre e independiente (libre mentalmente, por supuesto, porque estoy sometido al capricho de lo hijos de puta quiera que no).
Resumiendo, dios no ha alterado el clima. Si algo arde, alguien del gobierno o estado le pega fuego para ganar dinero.
Bueno, y si hace calor, no te pongas plástico encima. Eso debería formar parte del sentido común humano. Y de la educación que el estado proporciona a los niños ¿no? Los golpes de calor suelen nacer de la ignorancia. Y en algunos casos, de una forma física o salud debilitada.
Nada nuevo bajo el sol, ni las muertes ni el calor; solo lo cuentan deformemente para los que han perdido la memoria que son miles de millones.
Gracias a los medios de comunicación, y pongamos prensa por llamarla de algún modo; la ignorancia y la cobardía, ya constituyen la globalización implantada, tan perseguida por los nuevos estados fascistas surgidos con el coronavirus.

Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

Las madres mueren y es tarde para decirles todo aquello que sentías.
Y nos queda esa presión dentro.
La muerte de la madre es la menos dolorosa, porque no muere. Es imposible.
El hecho de ser madre es eternidad, ser padre es efímero.
Nunca podrá haber igualdad de sexo, sus diferencias son insalvables, como su biología.
Sus instintos son distintos e indispensables para la vida de ambos, para hacer lo que deben por lo que son.
La sociedad se ha ensuciado con ingenuidades doctrinales de predicadores de feria. Las reses humanas integradas y obedientes han asumido la dictadura de la secta que pervierte la verdadera y única naturaleza de machos y hembras.
No pueden ser iguales, y si lo fueran, me quisiera morir.
Hay una religiosidad sectaria en toda época. Una secta que llena el pensamiento de la chusma de tal forma que queden ciegos a lo que van a padecer y cómo van a ser condenados a la miseria, su hambre y la inevitable violencia.
Por ello, los estados quieren reses confusas, acobardadas, ignorantes que asienten y dicen amén llevándose a la boca la hostia envenenada de la ignorancia y la mentira al paladar.
Las niñas imitan a las mujeres adultas y los niños a los hombres; pero es solo un juego instintivo que se da en todo animal de La Tierra, necesario para su desarrollo. Luego niñas y niños, se expandirán en su adultez, se diversificarán y serán según su carácter y necesidades fisiológicas. Como ha sido siempre en el desarrollo y evolución de la especie humana y de la única forma posible. De la única forma para que evolucionara la especie, y sobreviviera.
Atacar las bases primigenias de la naturaleza es violar lo más íntimo de cada ser. Es extirpación de la razón pura.
No dejan de envenenar a la chusma votante, la pervierten y castran sus instintos. Los políticos y religiosos son criadores de cerdos preocupados por seleccionar los marranos que más les convienen en las grandes granjas o ciudades.
Y los cerdos no lo saben y venden sus hijos al diablo, al matarife aturdidor; que los sacrificará de la misma forma sean machos o hembras.
Luego, a la fábrica de alimentos procesados, patés de cerebros vacíos aromatizado con la más sectaria ignorancia e ingenuidad infantil adulta.

Iconoclasta

La dictadura de la ignorancia, la pereza, el arribismo, la indolencia, la vanidad (injustificada), la de los monstruos sexuales, el de las mujeres-hombres, la de los temerosos, los mansos cabizbajos, los adultos infantilizados.
La dictadura de los decretos del estado de extorsiones, acosos y ruina avalados por la “justicia”.
La dictadura de la policía que acosa a la población con saña y entra en casas a patadas.
La dictadura de los delatores del fascismo penitenciario, chivatos aplaudidores por una caricia en las orejas.
La dictadura sectaria que pervierte y envenena el conocimiento, la razón y la historia.
La dictadura que decreta que los hijos se han de educar por el estado, son del estado. Y aparta a los progenitores como mierda apestosa, lo intenta con toda pasión.
La dictadura que decreta y adoctrina comidas y placeres. La que pervierte sexual e intelectualmente a la infancia y la procreación, la básica y única reproducción.
La dictadura que acosa y restringe la biología humana y sus instintos.
La dictadura que debilita y enferma.
La dictadura que segrega, extorsiona, encarcela e inyecta cosas en el cuerpo de los españoles.
La dictadura que estafa, la narco dictadura…
La dictadura de otra nueva ruina económica, eterna en la profunda y endogámica España de políticos sucios e inoperantes. De próceres de rancio abolengo fascista.
La dictadura de la prensa prostituida al estado penitenciario español vendiendo sus mentiras y dogmas putos en todo teléfono móvil de todo español.
La dictadura que entró con el coronavirus un catorce de marzo del dos mil veinte y lo propagó.
La asfixiante dictadura del insano y fetichista símbolo neonazi: el bozal.
El Nuevo y Normal Estado Penitenciario Fascista Español del coronavirus, la guerra ruso-ucraniana y el crack económico de la clase baja o trabajadora por los impuestos delictivos por el cambio climático; ha sido preciso y omnipresente llevando su dictadura a todos los ámbitos de la población española, robando las más mínimas libertades y pensamientos incluso. Pero sobre todo, creando miseria.
Habrá de verse pronto donde se quedan todas las liturgias, doctrinas y catecismos del Caudillo Penitenciario Español y sus secuaces ministros y Caciques Autonómicos; cuando estalle la guerra civil en forma de “revuelta social”. Porque mejor morir a tiros que de hambre e indignidad.
Tan solo cuarenta y siete años han podido vivir los españoles sin un caudillo dictador.
Y ante tanta indignidad, asfixia y religiosidad penitenciaria/fascista-comunista, mejor la guerra y su libertad salvaje.
Además, es necesario destruir para crear algo nuevo, está todo tan podrido que nada vale ya. Y eso incluye morir a quien le toque, lo que realmente es la guerra (lo digo por el extendido infantilismo).

Iconoclasta

Por tercera vez desde que estoy vivo, el socialismo ha creado una gran crisis y hundido la economía en España.
El socialismo en una secta evangelizadora de la hipocresía de una población controlada brutalmente por una burocracia millonaria en costos, con las emociones contabilizadas y legisladas. Una secta que pretende legislar incluso los momentos más íntimos de las familias y destruir al individuo para crear una conciencia insectil donde el sumo sacerdote será la reina de la colmena, el líder que gobierna.
La actual crisis no es causa de la guerra ruso-ucraniana, es lo de siempre, el socialismo es una secta destructiva de la libertad y la nobleza que empobrece a su plebe hasta el ascetismo.
El evangelismo socialista centra sus ideología en la banal difusión y adoctrinamiento de los sexos y sus perversiones o enfermedades, en los presuntos cambios climáticos (recaudación usurera), en el vegetarianismo (la ingesta de carne no es buena para mantener la mansedumbre del pueblo), los azúcares (demasiada energía para el cuerpo y la mente) y el tabaco, por ser reflexivo y no narcótico y olvidadizo como el consumo de alcohol y cocaína (tan extendido entre las clases política y alta).
Hay una película donde unos soldados encierran a todo un pueblo en una iglesia y, tras atrancar sus puertas y ventanas, le prenden fuego.
Es una idea aproximada de lo que pienso que debería ser una buena política en estos momentos: incinerar como vulgares cadáveres a los sectarios y continuar viviendo más o menos estafados; pero sin que nadie te toque los cojones diciéndote que eres una buena vaca mansa, hijoputas.

Iconoclasta

(Policía patrullando en las vacías calles de la España Nazi de los días y noches de cárcel para la población)

Australia es una república islámica fundamentalista sometiendo a su ciudadanía a la prisión y asfixia por el cuento del coronavirus. Tiene el récord de ser el país más cobarde del mundo.
China podría serlo; pero como es una dictadura con muchísimos años ya, lo que más la define es genocida, porque le es más fácil matar un chino que curarlo.
España es una alumna avanzada de China; pero debido a ser un país de gran tradición dictatorial y un folclore propio, los jerarcas actuales o gobernantes nazis españoles pertenecen a las generaciones sucias y son de otras maneras de acosar y encarcelar a la población; aquellas generaciones cuyos padres, abuelos y bisabuelos, decían que con Franco se vivía bien.
Aquellas generaciones de españoles que eran decididamente alérgicos al trabajo (la corrupción de Franco era descendente, empezaba en él y bajando por todos los jerarcas, contagiaba al obrero en su indignidad y desidia; se premiaba lo oral en lugar del trabajo); y al: “Bueno, si lo han metido en la cárcel, lo han torturado o lo han fusilado, algo habrá hecho”.
Mi principal “síntoma” de coronavirus consiste en una inflamación de la memoria: las noches grises del nazismo del coronavirus y sus serenos son idénticas a las del franquismo con sus grises asesinos y sus serenos delatores.
Y la actitud de la gente con su miedo a cuestionar los decretos de prisión y asesinato, también es la misma que en la gloriosa era franquista (para ellos): “Si no se vacuna, que lo maten o lo metan en la cárcel”.
Con Franco estaba prohibida la palabra “comunismo” y con el Nuevo y Normal Caudillo Penitenciario Fascista Español del Coronavirus (también conocido con el eufemismo de presidente español), están prohibidas “libertad” y “respirar”.
De hecho el lema universal de la Nueva Normalidad es: La libertad es enfermedad y respirarás como tu Caudillo decrete.
Franco y el presidente nuevo y normal tienen el mismo fin: el poder absoluto y eternidad ejerciéndolo sin importar los muchos muertos, enfermos y hambrientos.
Hay millones de españoles que no quieren ver el golpe de estado que el Nuevo y Normal Caudillo Penitenciario Fascista Español del Coronavirus, cometió a mediados de marzo del 2020 en una aparición televisiva, maquillado teatral y burdamente con ojeras; decretó que no le temblaría la mano para poner freno al coronavirus y a los que no obedecieran a los decretos de prisión, acoso y represión del Nuevo Régimen Español.
Se impuso el bozal (vulgarmente mascarilla) con la aberración de que fuera obligatorio para respirar a cielo abierto. El bozal tiene tres fines: dada la dificultad que conlleva expresarse con bozal, no solo fonéticamente, sino por la ausencia de las líneas de expresión del rostro; es el método más eficaz para evitar que los españoles entre sí, pudieran criticar el nuevo régimen nazi, o hacerlo en menor medida. Y por otra parte, llevar bozal es inculcar el miedo en la población y hacerla sentir que la rodea la muerte. El miedo es la otra herramienta más eficaz. La que queda, la humillación es la más obvia; un pueblo humillado es la prueba de sumisión a su amo. Sin lugar a dudas, el bozal (vulgarmente mascarilla) es el saco de alfalfa del burro (la población) y sus riendas: no deja hablar, no permite donde ir libremente.
El Nazismo Español es líder mundial en prohibir la respiración y con ello enfermar a su población que respira sus propios deshechos biológicos en todo momento. Un resfriado se convierte así, automáticamente en coronavirus o algo peor.
Y ahora, los que se abrazaron acobardados a las rodillas del Nuevo y Normal Caudillo, no pueden dar marcha atrás en su indigno y mezquino desprecio a la libertad, ya que fueron también los primeros en aplaudir al dictador en las tardes de los días de prisión que siguieron al golpe de estado nazi: la policía acudía a los barrios para jalear a la población a que eufemísticamente, aplaudiera a los sanitarios y a sus mismísimos carceleros como protectores de sus vidas. Fueron tantos los que aplaudieron que era imposible esconderse de la vergüenza que luego llegaría y conduciría a sentir un odio feroz hacia los no vacunados (como los alemanes a los judíos) porque aquellos les delataban con su libertad, la miseria y cobardía de servidumbre profesada al nuevo régimen instaurado.
Esa vergüenza de la cobardía y sumisión de una sociedad mayoritariamente decadente en su cobardía e infantilismo, la Nueva Normalidad Nazi gracias sobre todo a una potente y e inescrupulosa red nacional y regional de jueces corruptos, la combatió psicológicamente con el pasaporte sanitario-veterinario de vacunación de coronavirus. A la mayoría se la dotó de una nueva identidad y su código que les permitía, tras mostrar con orgullo patriótico su obediencia al régimen, acceder a lugares vetados a los disidentes o no vacunados (por la razón que fuera). Un “pasaporte” que es ni más ni menos que la copia de la cartilla de razonamiento y cupones de ahorro del franquismo. Si no estabas de alguna forma inscrito en el sistema franquista, no podías acceder al alimento o su ahorro. Simplemente cambia el formato de analógico, al actual digital mediante teléfono móvil.
Y así, nuevamente, se creó una moral que canibalizó todo asomo de ética, como ocurrió con la Santa Inquisición y sus festivas torturas y cremaciones de personas en las plazas de los pueblos y ciudades, atiborradas de mezquinos sedientos de muerte.

Tal vez, en un futuro no muy lejano, el pasaporte sirva también para reclutar con diligencia y precisión individuos aptos para las próximas guerras que se avistan en el horizonte. Porque realmente, en el momento en el que se escribe esta historia de la Nueva Normalidad, la geopolítica está tendiendo hacia un controlado y motivado belicismo (expulsar de sus poltronas a viejos dictadores ineficaces en el nazismo sanitario) para reajustar a los Nuevos y Normales Caudillos a una nueva organización mundial más eficiente.
No tan notoria, dura y millonaria en seguidores como en España; pero así se relata la vuelta al nazismo de las democracias, sobre todo europeas y occidentales.
Al final la Unión Europea se ha convertido en una federación de dictadores y la todopoderosa OMS (la Sanidad Nazi Mundial), es el órgano de arbitraje y recursos para la implementación del nazismo del coronavirus; así mismo reparte proporcionalmente (más o menos, según la amistad) el botín monetario de los contratos con las farmacéuticas inventoras de las vacunas entre los dictadores guardándose su comisión. Usa recursos como, por ejemplo, hacer de los que han optado por no vacunarse los monstruos que buscan la perdición de la humanidad. Y de los vacunados, los mártires beatos que han dado incluso su vida por los demás (el Papa elevó a acto de fe y santidad la vacuna y prometió el cielo a los vacunados a mediados del 2021), es literal, así como suena. Los vacunados forman ya una gran hermandad que cree profundamente ser auténticos ángeles protectores de la humanidad (es necesario este ejercicio de fe para distraer la atención de una mansedumbre y cobardía indigna mostrada a sus líderes nazis); como si vacunarse no fuera un acto personal y único de protección que protege al vacunado y a nadie más; se ha elevado a rango de filantropía beata. La OMS sabe cómo hacer las cosas y vender su saber hacer a los líderes fascistas adscritos a ella.
Negar estos hechos ya históricos sería (ahora sí, con todo academicismo) negacionismo.
A los mal llamados negacionistas que no se han vacunado, que son disidentes por definición (el negacionismo que proclama como herejía el nazismo del coronavirus es una grosera ostentación de analfabetismo) les espera el hambre o que sus cadáveres aparezcan en las cunetas de las carreteras secundarias con un tiro en la nuca (la OMS calla los datos que pueda haber al respecto), como ocurría en las carreteras franquistas.
Porque todo fascismo vive inevitablemente gracias al asesinato, el hambre y la analfabetización de la población.
Solo hay que leer la historia; pero los hay que en lugar de leer (la inmensa mayoría que ha votado al Nuevo y Normal Caudillo como votarían a Hitler) han preferido aplaudir los simplones mensajes de la catequesis nazi del coronavirus, su profilaxis y sus consignas de “libertad es enfermedad” y con un bozal (vulgarmente llamado mascarilla por el régimen) en la boca, besar la mano del Caudillo con un pinchazo en el brazo de una vacuna que no vacuna y necesita muchas, muchas más dosis de refuerzo semestralmente.
Vacunarse debería haber sido un acto tan cotidiano y relajante como no vacunarse; pero en cuestiones de fascismos, es necesario demonizar a unos y santificar a otros, según le vaya bien al Caudillo en el momento que crea oportuno: crea sectas y vencerás. Y así ha sido fácil y de una lógica fascista aplastante, implantar una segregación racial (por la brutalidad) contra los disidentes.
El Neonazismo del coronavirus se ha globalizado gracias a una prensa y medios de comunicación prostituidos y absolutamente volcados a la implementación del cariño y sumisión a los líderes de un nazismo homicida que exhibe un rancio paternalismo, al que han llamado Nueva Normalidad. Un fascismo tan dañino, moralista, represivo y asesino, que incluso ha sublevado los ánimos de la ultraderecha.
Valga decir por último que el viejo nazismo, el de Hitler, tardó casi quince años en implantarse. La Nueva Normalidad Nazi, se ha implantado tan solo en veinte meses. Los golpes de estado a las libertades comenzaron globalmente a mediados de marzo del 2020.
Y está ya tan arraigado en las decadentes sociedades occidentales que solo una gran y devastadora violencia podría devolver las mínimas libertades biológicas que han sido robadas.

Iconoclasta