Posts etiquetados ‘Reflexiones’

El narco gobierno español del queer Sánchez I el Arribista y su partido (de su propiedad el PSOE) es una pesadilla nazi trans-homosexual-carcelaria-sanitaria-climática-estalinista-islámica.
Es tan corrupta y podrida España (su estado e instituciones) como para que algo tan alarmantemente ilegal y prevaricador (como dice el titular, la simple inteligencia y una mínima honestidad) como es la Amnistía Corrupta 2024, siga su curso y se apruebe como un milagro de bondad mientras todos los políticos e instituciones de España hacen el teatrillo de la protesta y oposición; pero se soplan las uñas mirando a otro lado, con el anhelo de volver a una nueva ola de toques de queda y encarcelamientos para disfrutar de su esencia podrida de narco fascistas y sacar a sus perros a la calle para acosar y extorsionar y encarcelar sin amnistía a la casta paria asalariada (no funcionaria).
Es en esencia, un golpe de estado incruento pactado como pura prostitución con la realeza, el ejército, todos los jueces avaladores y grandes empresarios o grupos empresariales españoles; con absolutamente todas las instituciones que se benefician del robo del estado de esta narco dictadura hispanoamericana-islámica a la casta paria asalariada (no funcionaria).
Es el más grosero golpe de estado y muestra de corrupción jamás visto desde el franquismo. A nivel mundial, habría que volver a la Alemania nazi tras haber sido elegido Hitler democráticamente y convertirse en Amado Padre de los alemanes con un golpe de estado también incruento.
Nadie se asombra en España de la corrupta impunidad de la casta política, porque la española es una raza tan adaptada al fascismo de un caudillo, que ninguna corrupción o asesinato la incomoda o sorprende. Si la raza española humana debe ser homosexual, transexual o trans especie que así sea; cosa que no dificulta para que sea absolutamente idiota y por tanto ignorante y servil. Lo importante es el platolentejas y el móvil sobre la mesa cada día.
De la misma forma que nadie se ha asombrado de la repugnante telenovela del CENPHOCS, en la que durante una semana ha escenificado un pesar que lo llevaría a dejar su poltrona. Sólo los pobres lelos de siempre han creído esa posibilidad. Quien tiene un mínimo de cultura y conocimiento de la especie humana sabe que las serpientes no abandonan sus agujeros tan fácilmente, es necesario cogerlas por debajo de la cabeza con fuerza y tirar de ellas.
Aun así, que nadie se crea que está a salvo de una guerra civil, es más que posible que haya alguna facción del ejército a la que no le cuadre ser sudaca, venezolana o mora en España. Y mucho menos, ser sexualmente rara.
Es el momento de recordar que los hijos de puta y su hijoputismo de estado son los animales humanos más longevos de todas las especies y los que mayor tasa de reproducción (endogámica) ostentan. Afortunadamente, están muy lejos de ser inmortales.
Así que, o las cosas se arreglan por las malas, con la violencia; o nos esperan otros cincuenta años más de dictadura corrupta a partir de ya.
La historia, la no manipulada, perdió la esperanza de la honestidad hace ya siglos.

GENPHOCS: Gobierno Español Nazi Penitenciario Homosexual Clima-sanitario
CENPHOCS: Caudillo Español Nazi Penitenciario Homosexual Clima-sanitario
NEPHCS: Nazismo Español Penitenciario Homosexual Clima-sanitario

Soy el triste escribiente funerario de las actas de muerte no humanas.
¿Cuánto tardó en morir el polluelo que el viento arrancó del nido, pobrecito mío, y no pudo ver sus alas crecidas?
Qué bonitas plumas para morir.
Qué puta penita.
Alguien debería preocuparse por los seres pequeños que mueren con un piar aterrado que nadie escucha, ni la angustia de los padres que no tienen manos para subir al pequeño al nido que se muere de frío y hambre. Piaba que lo llevaran a casa y los progenitores revoloteaban frenéticos cerca de él sin poder hacer nada más que escuchar y ver su muerte.
Alguien tiene que decir que su vida importaba, que su muerte me duele.
Yo lo he visto antes, es una tragedia cotidiana; pero si te acostumbras a las tragedias y dices que es normal, también dices que su vida vale una mierda. Y a eso se le llama mezquindad.
No hay pequeñas muertes que sean tiernas. No hay dulzura en los pulmones que no pueden aspirar aire o en esos minutos que el corazón, tras detenerse y con la suficiente sangre en la cabeza, revela la certeza de lo definitivo en una inocente incomprensión.
Soy la voz fúnebre de las pequeñas muertes que no se ven porque parecen montoncitos de hojas desde nuestra altura.
Soy el pensamiento de los muertos, la certeza negra de que la naturaleza no es perfecta y mucho menos sabia.
No hay armonía en ella.
La naturaleza, en tanto ente, es una soberbia desquiciada bella y cruel, estremecedora e insensible.
Tanto es así, que no entiendo la palabra naturaleza. No sé qué es lo natural ¿la mierda tal vez?
Soy la fúnebre voz que escribe en nombre de las pequeñas y anónimas muertes.
Y digo que la naturaleza es un cuento, un límite impuesto por el Dios/Estado a los humanos nacidos en esclavitud en las ciudades. La naturaleza nada tiene que ver con ellos, es sólo un parque para pasear un fin de semana con unas horas libres de su explotación ganadera.
La misma invención de dioses, cristos y líderes para hacer creer a una humanidad gris y abotargada, que hay lugares maravillosos donde todo es armonía y un perfecto plan establecido de equilibrio. Cuando mueran accederán a él como premio a su servilismo.
Dicen que hay un plan biológico divino.
Perfecto de mierda.
Pero al pequeño no le llegaron a crecer las alas.
Los grandes animales lloramos a nuestros muertos con histriónicos gritos y aspavientos, algunos fariseos se rasgan las vestiduras ante el hijo muerto después degollar a un amigo o mutilar a su hija en nombre de un cochino dios. Todos ellos dignos de un Oscar a la cobardía e hipocresía interpretando su miseria.
Lloran el miedo de que la muerte ha rondado cerca de ellos.
Los pequeños seres mueren y pierden a sus hijos con apenas audibles lamentos, con tanta dignidad…
“Nosotros sí que sufrimos y no los animales del bosque que viven en el paraíso”, dicen muy doctos los fariseos, los engañadores y los crédulos. Y si los matan, te untan su sangre en el rostro y luego dicen alguna estupidez en tono de plegaria y bendición.
Qué puta misericordia.
Tan lerdos…
Soy la voz fúnebre que silenciosamente degrada escribiendo a las grandes bestias que creen ser las únicas en sentir dolor y pena. Que su muerte será la gran tragedia de la humanidad.
Soy la voz que pone en evidencia a las bestias cobardes a salvo de que el viento los arranque de su nido.
Que nadie se engañe, la naturaleza no es perfecta y es madre de nadie.
Mirando al suelo se comprende de una forma, ahora sí, natural; que el concepto de naturaleza es un romanticismo infantil y puritano por la cruda realidad de una aleatoriedad caótica.
Ningún ser muere feliz.
Si existiera una madre naturaleza o dios, sólo se podría pensar de ambos que son entes negligentes, unos extraños retrasados mentales.
He visto serpientes pequeñitas como pulseras de irisados rombos inertes en los caminos. No tuvieron tiempo de hacerse grandes y su cabecita como la punta de un flecha se dirige aún al otro lado de la senda.
Hay que observar la bella tragedia de los “seres de la naturaleza” como lo que es: lanzar una moneda al aire y esperar la suerte.
Porque si hubiera un plan, una naturaleza sabia el ser humano no se hubiera convertido en la cosa que es hoy.
La muerte usa la misma fuerza para acabar con un animal grande o uno pequeño. Por ello es más trágico el cadáver de los pequeños que el de los grandes seres, que es feo y huele peor.
No puedo evitar ser la voz fúnebre que se pregunta cómo puede caber tanta muerte en algo tan pequeño.
La muerte es tan colosal para los desamparados…
Madre Naturaleza es un cuento para conjurar la prohibición y cobardía a vivir libremente. No es perfecta; sólo una muñeca sin ojos en un vertedero.
El ser humano se hizo ajeno a la naturaleza cobardemente, como si de un letal cosmos se tratara, se alejó tanto de las pequeñas muertes que miró al cielo para evitar la tragedia que pisaba sin darse cuenta; pero las nubes son limpias y gaseosas, no sostienen lo muerto por mucho que el cura diga lo contrario.
He visto una mariposa aletear en el suelo sin fuerza para alzarse, en agonía final.
A un ratoncito que inmóvil entre la hojarasca parecía rezar con las patitas juntas, sin respirar. Y al jabato de piel aún rosada, que no consiguió llegar al otro lado de la carretera. Pobre…
Y yo digo que a pesar de esos dramas, hay una belleza inconmensurable que cautiva.
Y sentir una pena es más honesto que decir que han ido al cielo.
A ningún ser se le debe negar su última tragedia, ni el inmenso valor que tenía su vida; no existe un cielo o dios que valga semejante precio. No quisieron morir, se equivocaron o los cazaron. No son como nosotros las bestias grandes que como retrasados mentales corren a la muerte por un Dios/Estado, por un mesías; los animales de la libertad son infinitamente más nobles y más dignos muriendo.
Soy la fúnebre voz, el notario de las muertes que no importan, que no se escuchan.

Foto de Iconoclasta.

Podrían haberse destruido los cimientos de esta sociedad degradada durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la masa trabajadora estaba armada. Debieron haber aprendido de la Primera. Nadie supo hacerlo.
La Segunda Guerra Mundial fue la gran oportunidad perdida para que los habitantes de las naciones vieran en su propio Estado a quien los empujaba a la muerte que la tenían en el frente o en sus espaldas. Y hubieran evitado además de su muerte, la de sus familias por hambre, enfermedad y genocidio.
La próxima guerra mundial, ya muy cercana, será mucho peor y morirán cientos de miles de jubilados (por su abundancia) por hambre, ya que no se pagarán pensiones y la supervivencia será para los más rápidos y astutos. O bien armados.
Y es de esperar que la degenerada o degradada población actual, sea mucho más sumisa y obediente. Con lo cual, el eje vencedor (a todas luces musulmán y asiático oriental) con sus jerarcas moros y amarillos instaurará una extensa dictadura feroz y asesina con sus lógicas e inevitables limpiezas étnicas.
Los soldados, de nuevo, se dejarán matar píamente para agotar con su organismo las balas del enemigo. Sus armas no les habrán servido para salvar la vida, sino para preservar la riqueza de sus Estados (jerarcas) que los envían a la muerte tras un nacimiento en cautividad y una vida esclava.
A grandes y ciertos rasgos:
De los errores es incapaz de aprender nada el ser humano.
Y mucho menos de su cobardía.
Y mucho menos aún de su ignorancia.
¿Dónde está la cacareada inteligencia? ¿O es esta que hizo a la especie humana nacer para siempre en cautividad y vivir en esclavitud?

Con mucho cuidado te agachas para recoger la moneda que ha caído, y al primer crujido de la cadera te cagas en dios por tu mezquina avaricia.
Que los cojos tengan fama de malhumorados es lo que menos les importa.

(Memorias de un lisiado cojo)

Y si follas con alegría, calambre…

(Memorias del mismo lisiado en otro momento embarazoso)

Foto de Iconoclasta.

Monstruosidades en miniatura son los besos y palabras que minan a través de los intersticios moleculares de los tejidos anímicos los diques de contención, consiguiendo desbordar las emociones.
Pequeñas son las lunas de plata que se deshacen como mercurio tras emerger por los lagrimales, derramando el veneno del amor en los labios durante la íntima noche de los recuerdos amontonados. Lanzándonos al mundo sin espacios, esperas y límites que nos convierten en materia onírica prácticamente perfectos, sin ansiedades, donde todo es. Ajenos a nosotros mismos.
Primorosas las palabras que tan rápidas se leen y, como cargas de profundidad, explosionan en el corazón acelerándolo a cien por hora sin pensar en la posibilidad de que se rompa.
Como muñequitos irrompibles porque no tienen huesos…
Mágico el papel de las cartas nunca enviadas que crujen como tristes fracasos entre los dedos: el amor escarificado con la presión del anhelo, tatuadas las mortificaciones con la tinta de la pasión.
Áspero como el semen seco en mi vientre.
Alegres las oraciones que se dirigen al alma y su cuerpo tan palpable y lejano en las probabilidades. Y sin embargo, como un aire fresco cierra los ojos como si hubiera paz y la vida te acariciara.
Acogedora soledad que cerca la intimidad necesaria para que lo llene todo de ella que la amo.
Una perinola en miniatura en el bolsillo para hacer girar el mundo, cuando de tan quieto parece muerto. Para fascinarme con un equilibrio que sólo ella posee y con vanidad gira y gira y gira… Y luego, asistir a su tristeza al verse abatida con un agónico y último roce contra la superficie.
Y pienso que descanse en paz, aunque podría hacerla girar y que de nuevo vibre de alegría. No soy Jesucristo, no tengo un interés especial en la dicha de las cosas sean orgánicas o no. Cuando me apetezca.
La ambición, ya saciada, es un juguete que adorna la estantería de los recuerdos y las certezas de amar y ser amor.
Unos pequeños dados en el bolsillo, la aleatoriedad de la vida y la muerte. Y apuesto a un doble seis de amor mis últimos cinco minutos de oxígeno en el espacio, esperando sus labios salvadores.
He buceado en su mundo líquido durante horas sin necesidad de respirar. O tal vez, he respirado su agua; pero estaba pendiente de su existencia y no de la mía. Qué pequeñitas subían las burbujas hacia la superficie, contentas de haber hecho su trabajo y llevarse el aire de los pulmones y así, llenármelos de amor líquido extra fuerte.
Soy la toma un trillón y… ¡Acción!
Una orden innecesaria para amar sin horizontes, infinitamente. Donde la entropía me lleve. Soy un neutrino atravesando la coraza subatómica del cuántico amor.
El microbio ganador asaltando el palacio de tu principio creador de carne y sueños.
De fluidos y gemidos.
De ropas rasgadas sin ultrajes mediante.

Foto de Iconoclasta.

Temo que ante tantas palabras que escribo el papel se rasgue como los muros erigidos sobre cimientos podridos, como en los que se asienta el mundo que inevitable y aciagamente habito.
Tengo tantas pesadillas que escribir, que temo desangrarme por los dedos.
Y tantos sentimientos… Amarte ocupa toda la onírica fascinación e inspiración. Las melancolías son sinfonías compuestas con los bellos momentos que no importa si ocurrieron o los imaginaste. Todo sueño tiene una razón de ser. La añoranza de lo ocurrido o sus posibilidades es una banda sonora de desidiosa tristeza.
Podría arañar las palabras con las uñas en un muro y nadie las entenderá, y mucho menos la angustiosa gravedad y urgencia del pensamiento vertido. Se epatarán con repugnancia por los trozos de uñas ensangrentadas. Y en juicio sumario seré ejecutado in situ por terrorismo biológico ante la mirada cobarde que se ajusta correcta y obsesivamente un bozal nazi sobre la nariz.
Derramarse en palabras, en actos…
Entiendo a los borrachos y yonquis: no soportan la realidad que son. Y ahí radica el peligro suicida de que se derramen las palabras en el papel.
No es popular.
Y tienes que ser un adulto formado o llegarás a viejo con la sonrisa de una piadosa virgen renacentista. No es digno.
Se me derraman en el papel las emociones como el agua liberada de una presa cubre la tierra devastadoramente.
Incluso las más bellas ideas duelen en la punta de los dedos por la velocidad y presión conque son vertidas a la pluma.
El papel absorbe lo espiritual y lo hace tangible dándole así trascendencia y durabilidad. Y como no tiene tripas no se pudrirá.
Escribo agua y cadáveres flotando. Luego me doy cuenta de que podría ser sed y vida; pero las palabras se derraman así, con un fatalismo y sinceridad no apta para esos yonquis y borrachos evocados hace miles de neuronas muertas, unas líneas arriba.
Escribo el polvo y sus torbellinos girando en los páramos, son mágicos.
El astuto viento no se puede llevar lo que guardas en el bolsillo.
Porque de eso se trata, guardar ese tesoro que derramaste en la cartera o en un bolsillo y, en algún momento de tristeza vital, desplegarlo y releerlo; conjurando una angustia sin necesidad de dios y el diablo.
Soy yo escribiendo, mi propia esperanza e higiene.
Derramas el mundo en el papel y parece extraño que alguien viva fuera de tu pensamiento, porque si el mundo existe es porque yo lo escribo.
Y así, derramas mapas y tierras que no tienes tiempo de conocer.
Si el ser humano no naciera en cautividad no tendría tiempo para el turismo.
Así se derrama una verdad humillante y lastimosa para la especie de lo banal y el adocenamiento insectil: la humanidad ha perdido su esencia luchadora, su amor propio como lo pierden las putas.
Y yo, derramándome banalmente en el papel, soy otra muestra de la ausencia de pureza humana y degradación. Lo que no debería haber nacido de haberse hecho las cosas bien: con valor, denuedo y determinación.
Se me derrama dolor y la aspirina; pero la aspirina no surte efecto.
No es inusual.
No puedo escribir claramente felicidad; pero se me derrama en el papel una diosa y mi desesperación por ella.
Escribo soledad; pero no es perfecto, hay interferencias y pienso en la jaula de Faraday y su aislamiento. Follarla ante todos dentro del cercado enrejado y conectado a tierra, a salvo de sus lujuriosas interferencias de envidia de allá afuera.
Un exhibicionismo irreverencial y un voyerismo sudoroso de dientes apretados.
Cuando escribo hijo, también pobre. ¿Cómo pude entregarlo a este lugar y tiempo? Lamento lo que un día derramará en el papel.
Como yo.
Escribo nubes y su incertidumbre, un destino no manifiesto. Tampoco es necesario ser nube para ignorar hacia dónde te arrastra la vida o la entropía atmosférica. Las nubes tienen la forma graciosa del vapor y no pueden morir más de lo que ya están.
Los animales morimos sólo una vez y se acaba el movimiento que sólo podemos demostrar andando.
Escribo Kafka y la incapacidad, un proceso mediocre y como en todos los procesos, un sangrado de mediocridades que nadie entiende; salvo los que derramamos palabras y le damos con demasiada generosidad un sentido que no se merece.
Derramar palabras es llenar espacios en blanco…
Escribo generosidad y su injusticia.
Escribo espejo y rotura como definición. Tiene sentido aunque no pueda parecer lógico. Ese reflejo es una mierda, y la escribo.
A veces me siento tentado de masticar los pedazos rotos del espejo y hacerme un autorretrato de sonrisa sangrienta.
Escribo muerte y nada.
Me gustaría que la aspirina, inusualmente surtiera efecto. No me gusta que la muerte duela. En cambio, al miedo no le tengo miedo.
Con lógico se me derrama con indecencia y en grandes letras deformes mediocridad, monotonía. Porque la imaginación es la ausencia de la terrible previsibilidad.
Escribo esperanza y ya es tarde.
Escribo adiós y te seguiré soñando a pesar del espejo roto y los cimientos podridos.
Escribo pluma y majestad.
Y escribo mi nombre y lejano, una luz que se extingue en el espacio.

Foto de Iconoclasta.

A pesar de los años que llevo rondando por el planeta, me sigue pareciendo fascinante cómo se embrutece la chusma con el Carnaval.
Yo porque soy valiente, hermoso y aguerrido; pero si los extraterrestres no llegan a la Tierra, se debe al Carnaval.
Sienten terror de los neuróticos terráqueos perdiendo el control de sí mismos y la elegancia en las famosas rúas y orgías correspondientes.
Cuando se aproximan estas fechas, cuando ya salen los panfletos anunciando los tres días de las super rebajas del Carnaval, niños y adultos padecen movimientos oculares erráticos, los giran de un lado a otro, en círculos excéntricos y muchas veces se les quedan en blanco como a la niña de El exorcista.
Y cuando los sueltan, que les dan libertad para desfilar, gritar y correr descoordinadamente, parecen feroces indígenas de tribus caníbales.
Como si esperar el dichoso Carnaval los hubiera dejado hambrientos y neuróticos, angustiados y neuróticos, histéricos y neuróticos. Incluso los que no asisten a las rúas, por empatía y solidaridad de mierda dan cabezazos en su confinamiento.
Muchos de estos seres tribales, se quejan en el día a día de los mínimos ruidos que provocan coches, motos, niños y borrachos gritando con los pantalones y las faldas meadas. Sin embargo, cuando lanzan sus furiosas carrozas con esas ondas sonoras que emiten rompiendo los cristales de las ventanas, son más felices que mierda en bote.
Nunca vendrán a vernos los extraterrestres y dejarnos su tecnología mágica.
La neurosis del Carnaval acojona al Universo infinito.
Y claro, todo lo empeora la música escogida para desatar la neurosis incontrolada; lo más granado y adocenado de las listas de éxitos hispanoamericanas, el cansino reguetón imposible de diferenciar uno de otro. Siempre parece la misma canción repetida que se oye hasta en Ganímedes.
Siempre me he sentido 100% antropólogo en estas celebraciones tribales.
¿No podrían tratar los estados (como cuando contagiaron de coronavirus a la ciudadanía) el agua de red para consumo humano con grandes dosis de tranquilizantes y ansiolíticos un par de meses antes de que salgan los carteles publicitarios del Carnaval en las distintas aldeas del planeta? Incluso en las pozas de agua podrida donde beben los pobres, que también tienen derecho a la serenidad.
Tanto cacarear sobre la tolerancia, bondad, fraternidad y dar dinero a los pobres para que los ricos se lo puedan robar; y nadie tiene en cuenta a los vecinos del infinito universo, los grandes olvidados y su hartazgo.

Hay quien tiene lagunas mentales.
No es por alardear; pero yo desciendo y habito con frecuencia en simas tan profundas de mi miseria que cuando emerjo fuera de mí, no puedo dejar de sentir la repugnante viscosidad de mi intestino. Y en el rincón más penumbroso de mi caverna me froto paranoicamente las manos una y otra vez en los muslos desnudos para limpiarlas.
Luego me pregunto qué habrá pasado durante mi ausencia. Tras encender el cigarro y toser con una risa torcida como el cuello de un ahorcado, me respondo: ¿Y qué cojones quieres que pase? Esto ya estaba muerto y detenido antes de bucear en tu mierda.
Y escupo el filtro del cigarrillo. Si no fumara me habría cortado la lengua hace años.
Muchos.
Es esta ira que me lleva a apretar los dientes hasta romperlos, mejor que sea el filtro que alguna parte de mí lo que partan.
No sé porque habito en mis abismos, ni es terapéutico, ni los perros mean a dos patas como yo.
Simplemente hago lo que puedo.
Un día esta acidez gangrenará mis tripas.
Algo no hicieron bien cuando me concibieron. Tal vez les dio la tos y se salió en el momento más lácteo.
No sé…
Yo no quiero que el mundo se detenga, eso ya lo sé hacer y lo hago perfecto.
Quiero que el mundo se hunda, se doble sobre sí mismo y se convierta en una enana blanca que, emitirá al cosmos millones de mezquinos convertidos en fotones de efímero y tísico brillo. Aunque yo los veo más como esa materia oscura que dicen los religiosos de la cuántica que hay en el espacio.
También quiero que a mi hijo le vaya mejor que a mí; esta es toda la piedad que soy capaz de desarrollar. Yo tuve mejor padre que él; pero no puedo hacer nada al respecto.
Me limito, en mis ratos de ocio, a descender es puro vicio de mortificación.
Aunque eso me salva de pudrirme ahí fuera.
Y como ocurre tan fácil, tan habitual; hay momentos que no puedo distinguir si navego en la mierda de mis intestinos o estoy ahí fuera, en el mundo mezquino.
Hay quien no entiende a los francotiradores… Como si fuera difícil, como si fuera el misterio de dios, su hijo lelo y su espíritu sucio como una paloma de ciudad comida por las pulgas.
Las trinidades suelen ser sucias, siempre usan la misma argamasa: vanidad y mezquindad para hacer altos y espesos muros de codicia, ambición y envidia. O, ignorancia, miedo y servilismo. O, adoración, humillación y sacrificio. O, hambre, sed y muerte. Toda la mierda de este mundo civilizado va de tres en tres, mínimo.
Yo no tengo trinidades de mierda, no soy una piojosa civilización.
He visto un bulto en el intestino y no me sorprende.
Tal vez esperaré aquí a que se haga grande y se extienda como los tentáculos de uno de esos pulpos que son la hostia puta de inteligentes por sus cantidades de cerebro (nos dicen los profesores y biólogos del estado para que comprendamos que un pulpo es más valioso que nosotros). Y no acudiré a morir a un hospital, sólo curan bien a los ricos, a los pobres les mueven el bulto a otro lugar y cierran rápidamente; incluso escatiman en anestesia para que te jodas. A veces el cáncer se lo meten al paciente por la nariz si el cirujano tiene prisa; pero no es efectivo, el bulto se muere sin un cerebro al que aferrarse y al paciente le darán el alta igual de vacío que como entró en quirófano.
Los mezquinos no son pulpos, ni yo los comería.
No sé porque cojones me he limpiado las manos si me he caído otra vez dentro de mí…
No estaré mucho ahí, me gusta fumar con o sin filtro, me la pela.

Foto de Iconoclasta.

No sé qué pensar y definir concretamente cuando de las selváticas montañas se elevan jirones de vapor hasta formar nubes que ascienden expandiéndose en una libertad celestial.
Haciéndose una…
El vapor envuelve las ruinas de una ermita y no puedo concluir si es un azar o las nubes buscando salvación.
¿Es el calor acumulado en la tierra el que forma el vapor? ¿O son almas que exhalan los cadáveres y la fronda seca del bosque que, al fin han aceptado la muerte al sentir sus restos ya siempre fríos?
No creo en las almas, creo en los cerebros y sus cualidades, si las tuvieran.
Como estilismo y retórica, volver a imaginar el vapor como alma y jugar con ella no puede hacer daño. El mundo humano está tan lleno de maldades que es inevitable que el pensamiento divague alejándose de la macabra realidad como las almas ascienden al cielo amando rasgadamente a sus montañas.
Almas arrastrándose por las nemorosas laderas, perezosas caricias ascendentes sin prisas. Susurrándoles sus últimas confidencias antes de llegar al cielo y fundirse.
Secretos…
No tengo secretos, sólo vergüenzas pasadas que no puedo olvidar. Errores, defectos, ignorancias…
Los secretos son cosas extraordinarias que por tu seguridad escondes escrupulosamente. Yo jamás he ostentado semejante poder.
El amor no es secreto, es dramático porque los ideales son efímeras mariposas que mueren aplastadas por la esclavitud humana y su multitudinaria mediocridad, los pecados originales con los que nacen los pobres bebés en la civilización.
Ahora estoy seguro de que el vapor son almas escapando de la esclavitud.
Todo encaja en la contemplación solitaria y silenciosa, en el íntimo frío desapacible.
El amor duele porque se define con las precisas palabras dolientes de esperas y ansias; si no se definiera sería un instinto.
Soy el dios ignorado de la simplicidad, del minimalismo filológico.
Del pensamiento rápido.
Y afilado si pudiera ser.
En una sola palabra cabe un universo.
Si fuera vapor ascendería por su cuerpo susurrándole confidencias como hacen las nubes a sus bosques… Emergiendo de su monte de Venus, dejaría parte de mí en su piel, como ella con sus uñas trazaba líneas quebradas en mi pecho cabalgándome.
Jadeando…
Extendería un rocío cálido en su vientre y difuminaría con mi niebla las endurecidas cimas de sus vibrantes montañas. Y al fin, me enfrentaría a su rostro e inundando de mi vapor su boca, le suspiraría lo mucho que la amo, a tan solo un instante de fusionarme con otras almas y ya no reconocerme, ser nada…

Foto de Iconoclasta.