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Captura de pantalla de un celular con la imagen de un hombre

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Leer de la ascensión del nazismo en Alemania es terrorífico, roba toda esperanza a la humanidad de tener algún tipo de bondad, ni siquiera elegancia; todo es mezquindad y felaciones al amo o estado/dios personificado en un “mesías”. Por muchas cosas buenas que haya hecho algún ser humano, es un error adjudicarlo a la especie humana. Es un insulto para el creador y una ruin usurpación por parte de la humanidad. No puede una obra de gran belleza o un avance importante de la medicina o la tecnología justificar bondad o sensibilidad en la humanidad tras sacar calcinados de un horno los huesos de un ser humano indefenso asesinado tras una agonía de tortura, sed, hambre y enfermedad. Tras cada asesino genocida jefe de estado hay millones de mezquinos apoyándolo, aclamándolo, votándolo. Denunciando a otros que piensan y actúan decentemente para obtener mezquino beneficio de su encarcelamiento o asesinato.

China comunista. Mao Zedong con su Revolución Cultural asesinó a veinte millones de personas en diez años, 1966-1977.

La especie humana no tiene inteligencia, sólo una maldad congénita que algunas religiones le han llamado “pecado original”. Escupe veneno y bilis en cada uno de sus actos y servilismo, lo hace con frecuencia: aupar al poder a las bestias más repugnantes y colaborar con el estado/dios asesino.
No ha ocurrido una vez, han sido y son aún hoy muchas en muchos lugares.

Holocausto judío 1933-1945. En la Alemania Nazi o Tercer Reich de Hitler. Entre once y doce millones de asesinatos, la mitad judíos y la otra mitad distintas razas y discapacitados psíquicos y físicos. Todo ello con la inestimable ayuda de toda la población alemana.

La especie humana no es inteligente ni destaca por su capacidad de hablar, destaca por ser mala y repulsiva, para ella misma y el resto de las especies animales. Es el hijoputismo mezquino lo que la define y merece, como ninguna otra especie animal del planeta, una pronta extinción.
Que una peste acabe con toda la humanidad antes de que un nuevo Hitler, Stalin, Leopoldo II, Idi Amin, etc., llegue al poder para enriquecerse con sus genocidios tan recurrentes y más que probables.
Esta degenerada, degradada y malnacida especie humana volverá a apoyar a los asesinos que están en ciernes o que aún no han nacido. Es algo tan seguro, tan infalible como la muerte.
Es imposible e incluso inmoral admirar a la especie humana. Odiarla es tan fácil como cortar un flan con una navaja de afeitar.
La filantropía debería considerarse complicidad con los genocidas. Y no hay genocida sin una masa humana que lo adore.

Genocidio del comunismo soviético. URSS de1922-1991. Régimen genocida: estalinismo (por Stalin): cien millones de asesinatos.

Y por muchos humanos que mueran en guerras y catástrofes naturales o civiles, hay una gran desgracia e injusticia en ello: nunca mueren los suficientes, ni en número ni en frecuencia como para extinguirse. Esta injusticia es la conclusión lógica que surge de revisar la historia.
La Mona Lisa, la capilla Sixtina o la Sagrada Familia no justifican los cadáveres que siembran los genocidas electos y aupados por millones de seres humanos mezquinos que actúan de cómplices, como el pueblo alemán con Hitler, el soviético con Stalin, el español con Franco…

Cruzada albigense 1209 y 1244. El 21-7-1209: de siete mil a ocho mil asesinatos. “Matadlos a todos, dios reconocerá a los suyos”, se dice que jaleó Arnaldo Amalric, legado papal e inquisidor.

Toda esa cháchara sensiblera de que la especie humana puede hacer lo más horrendo y lo más bello es una falacia, un mentira podrida. Lo más bello no lo hace la humanidad sólo lo pudre. Y sólo un par de excepciones de siglo en siglo entre millones de bestias ciegas y hambrientas de ser tocadas por su líder-dios-amo, son creadoras a las que la humanidad les ha robado su belleza y creación, adjudicándosela a sí misma. Esas excepciones confirman la regla de que la especie humana es un acto fallido y una peste que se ha de erradicar de la faz de la tierra. Sin juicios finales, con el fogonazo nuclear de un meteorito destructor o una guerra nuclear total. Excepciones que confirman mi regla misántropa y justa para con los inocentes que murieron y morirán y los dos o tres creadores que nacen cada cientos de años para que la globalidad humana parasite su arte y su inteligencia.
Caterva de sádicos hijos de puta los que matan, los que obedecen, los que miran, los que aplauden, los sordos de mierda…
Hay tantos indigentes mentales dispuestos a odiar y matar obedeciendo a su líder-estado-dios, que no es extraña esta náusea con la que me despierto cada día desde que tengo uso de razón. Desde que leí a Juan Salvador Gaviota una, y otra y otra y otra vez.
Y no mueren, no suficientemente rápido y en cantidad. Es algo que me mortifica, la mayor injusticia y error: sus vidas, pululan por el planeta como cucarachas ansiosas de dejar sus babas necróticas allá por donde se arrastran y dejan sus cadáveres.

Estado libre del Congo, 1885 a 1908. Propietario: el rey Leopoldo II de Bélgica. De dos a quince millones de asesinatos durante el régimen.

Fueron tantos millones de cerdos babosos alemanes odiando, humillando y matando a judíos que un día antes de que el retrasado mental de Hitler decretara el odio, eran amigos y vecinos; que mejor hubieran bombardeado toda Alemania con bombas atómicas y no hubiera quedado ningún mezquino vivo que transmitiera su piojoso mensaje genético.
Yo no he hecho nada parecido, ni siquiera he llevado el puto bozal nazi del coronavirus o mascarilla en jerga nazi “en exteriores” como hacían todos los cobardes serviles. Mucho menos hubiera denunciado a alguien por no llevarlo. Y más impensable sería que los no vacunados despertaran odio y miedo en mí, como tanto causaron entre la panda de bestias envidiosas, cobardes obedientes y aplaudidores del fascismo de la covid 19 que obedecían al puto estado “democrático” de mierda con fervor religioso cagón.
Puta chusma asquerosa…

Siglo XIII en Bukhara. Gengis Kan ordenó el exterminio de los mongoles Tata y todos los hombres Kankalis que fueran más altos que una rueda.

Si algo bueno tiene morir, es que dejas de estar entre tantos puercos.
Al final, la esclavitud resulta ser una especie de justicia que se aplica la humanidad a sí misma por ese hijoputismo que la pudre.
Y el estado/dios sabe como yo que su valor como especie es nulo, y por ello unas veces mata a los de izquierdas y otras a los de derechas, a blancos o negros, a moros o cristianos; como cerdos con peste porcina, sin remordimiento, sin escrúpulos. Matar cucarachas a nadie le pesa lo más mínimo. Sin embargo, siempre deja algunos vivos que le produzcan riqueza esclavizados.
La muerte es tan perezosa cuando de mezquinos, envidiosos y cobardes se trata…
Te das cuenta de que la muerte también es imbécil. Absolutamente idiota, incapaz de hacer su trabajo.

Masacre de Haití 1804. Entre febrero y abril fueron asesinados entre tres mil y cinco mil criollos franceses.

Misantropía para calmar la desesperación de pertenecer a esta despreciable especie humana. Este conocimiento, esta conciencia turbadora es el estigma con el que nací.
Y la mísera agua que un cura derramó en mi cabeza no la pudo lavar.
La chusma ignorante y servil no puede concebir y le ofende, que otros actúen sin pedir permiso. Que vivan sin el permiso de la ley del estado/dios, sea para bien o para mal. Y exclaman alarmados y furiosos de envidia: “¡Pero eso no es normal!” o “¡Está prohibido!”. La violencia contra esta gente debe ser instantánea porque su merma y degeneración cerebral arrastrará a otro nuevo genocidio.
La ponzoña que circula por las venas de la gente mezquina sin valor, que no sabría qué hacer con la libertad si la tuviera; hace que se revuelvan como ratas contra los que piensan y actúan libremente. Suelen ser los delatores que se meten en la boca los genitales de sus dictadores y muestran la sonrisa sucia y láctea de placer a sus amos.

República Dominicana, Masacre del Perejil, en seis días del 2 al 8 de octubre de 1937, treinta mil asesinatos.

En lugares como España y casi todas las naciones hispanoamericanas (por poner un ejemplo, porque las maneras se repiten en todos los continentes, en Extremo Oriente y el Medio) sometidos durante décadas a dictadores o caciques-generales corruptos y asesinos, países donde el estado/dios fascista (entiéndase falangismo, estalinismo, comunismo o liberalismo y conservadurismo, gobiernos religiosos de toda índole, etc.) ha matado a los individuos libres y sólo se han reproducido los que agasajan al asesino genocida o dictador. En estos lugares, la población actual es el resultado de una selección genética como la que se realiza con el ganado de crianza para el consumo humano. De ahí, que haya pueblos inclinados a mantener un dictador, lo llevan en la sangre y no lo pueden evitar. En cincuenta años de fascismo franquista, los españoles han sido sometidos a una grosera selección ganadera para que sólo sobrevivan los más mansos y serviles; los delatores que se enriquecieron con los que mataron traidoramente, quedándose con sus propiedades tras comerle la polla a un ministro, alcalde o un comisario de algún cuartel rural. Es algo que insisto, se repite en toda nación o región del planeta.

Genocidio camboyano cometido por Pol Pot de ideología estalinista-maoísta dirigiendo a sus Jemeres Rojos, escuadrones de la muerte. De un millón y medio a tres millones de asesinatos entre 1975 y 1979.

Razas humanas de distintas regiones del planeta que precisan en el día a día que un dictador les indique qué pensar, qué hacer, qué decir y sobre todo, cuándo y dónde pagar los diezmos al estado/dios. Ya sea en un banco o institución como en tiempos fascistas franquistas, o en la web adecuada con el fascismo estalinista actual surgido con el coronavirus en el 2020 D.C.
Realmente, desde los inicios de la historia sólo ha cambiado el decorado, la chusma es la misma. Y aunque hoy saben leer no acaban de entender el significado y precisan de emojis que les dé una pista de cómo se han de sentir al descifrar algunas palabras.
Y así es cómo han ido avanzando las dictaduras, tecnificándose para que el estado/dios reciba puntualmente sus diezmos y tener sometido a control a las reses o contribuyentes serviles, sumisos, crédulos en que esa papeleta que meten en una urna no sirve para limpiarse el culo, sino para otros fines menos escatológicos.
Una chusma seleccionada genéticamente que cuando el estado/dios y su mesías decrete que se debe odiar, se odie ciegamente y asesine en nombre de la patria, su ley, su justicia y a la puta que los parió a todos.

Primer genocidio documentado para algunos historiadores: Destrucción de Cartago 149-146 A.C. Tercera guerra púnica. 450.000 muertos y 50.000 esclavizados.

Cuando los abuelos dicen en “mis tiempos no era así” los nietos se sienten afortunados, ante un espejismo de modernidad y progreso comparándose con los abuelos. Es sólo atrezo, utillaje, oropel…
La ignorancia siempre lleva consigo el infantilismo adulto y su inmadura ingenuidad.
Respecto al carácter de la chusma o globalidad, es todo tan igual que lo ideal sería vivir en coma, ya que los sueños son interesantes y extraordinarios; cosa que en la vida tal como la entienden todas las civilizaciones del planeta, es todo mediocridad y los días se confunden porque son idénticos para los nacidos en cautividad (en una tiranía o pseudo democracia), la inmensa mayoría de la población de la Tierra ha sido parida en ciudades y pueblos, castrada de toda posibilidad de vivir en libertad, como los animales nacidos en un zoo.
Si en la antigüedad agitaban verduras, ramas podridas y basura para aclamar a su rey/amo/dios; hoy hacen clic en un iconito “me gusta/no me gusta” o bien “carita feliz/carita triste”. La iconografía de las actuales sociedades se ha adaptado a ese infantilismo con el fin de mermar más el intelecto de las reses explotadas. Se sienten infantilmente dichosos de haber practicado ese “salvaje” acto de libertad con la firme creencia de que han dado su opinión o aprobación. Es el problema de la ingenuidad antes citada, son tan tontos como si hubieran sido fabricados con plástico.

Masacre de Srebrenica, durante la guerra de Bosnia (el mayor asesinato masivo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial) ejecutada por el general serbobosnio Radilav Kristić. Del 13 al 22 de julio de 1995. Asesinó por fusilamiento a 8372 musulmanes bosnios, incluidos los asesinatos de niños, adolescentes y ancianos para conseguir la definitiva limpieza étnica de la ciudad.

Por supuesto, el teléfono móvil es ni más ni menos que un cencerro para reses humanas en las granjas de explotación donde nacen y son criadas; también conocidas como ciudades, pueblos, barrios, guetos, asentamientos, campamentos… En las que viven estabuladas y verticalmente apiladas en unos míseros metros cuadrados que pagan a precio de cocaína y de putas y chaperos de lujo que compra y contrata su estado/dios amado cada día, parasitando su vida y esfuerzo.
Es indecente que los jerarcas de las naciones sean tan longevos. Una cuestión ésta que me hace chirriar los dientes durmiendo. Odio que la mala hierba nunca muera y odio que ya no exista un solo caballo que al pisar la tierra la convierta en páramo o desierto.
Todo son malas noticias, aciagos acontecimientos y una constante sodomía; es lógico que se prodigue tanto el cáncer de recto y boca.
La misantropía es mi única e inviolable libertad e inteligencia.
Mi conocimiento y experiencia.
Mi sabiduría.

Dios, si existes mátalos a todos, lo hiciste todo mal.

Carta

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Escribo lentamente para no desangrarme también rápidamente (como los segundos pasan) y así tener tiempo para describir lo que padezco y siento.
Cuanto más rabio, más adrenalina, la presión arterial sube y la sangre brota en obscenos borbotones casi negros por nariz, lagrimales y entre uña y carne.
Sí, todo la hostia puta de sórdido.
Así que sin apretar, lenta y sedosamente derramo en el papel mi hastío y la mezquindad humana que me pringa la piel como un mal hongo.
Hay un motivo de amor y miles de millones de odio, indiferencia absoluta por sus vidas cuando me siento bienhumorado. Como ellos la sienten por la mía, no soy especial.
Es lógico, incluso legal, sentirse agraviado por toda esa caterva de mezquinos, gritones y malolientes.
Comprendo que los dibujantes de cómics crearan primero al villano que desea destruir a la humanidad, y luego al super héroe para hacer feliz a la chusma lectora. El dibujante busca lo mismo que yo escribiendo: aniquilar la mezquina humanidad, cáncer de sí misma.
Es inevitable que casi todo mi cerebro piense en ella. Y esa pequeñísima parte de mi seso, la que controla por ejemplo, el cagar o las náuseas, piensa además en esos miles de millones sin rostro; en su erradicación como primer sueño o deseo vehemente.
Es más fácil odiar que amar. Es la razón de que el odio exija tan poco cerebro para ser gestionado.
El amor es una galaxia inabarcable en el espacio profundo que precisa la inmensa mayoría de mis neuronas para gestionarlo.
El deseo es una bestia voraz de conexiones sinápticas y quema neuronas como una tostadora averiada el pan.
Pensando en ella no sufro hemorragias, pero me desoriento en su cosmogonía y cosmología. O en la inmediatez de un “te amo” irrefrenable. Sí que pierdo el control de la realidad soñando con ella, amándola desbocadamente. Y por ello, para proteger mi integridad mental, acabo de nuevo en la casilla de salida odiando. Pero no con furia, sino fríamente. Tomando un café entrecerrando los ojos por el humo del tabaco; observando a la humanidad e incinerándola sin ningún tipo de alegría, como quien realiza su mal pagado trabajo diario. Meditando sobre el espacio que nos dejaría la extinción, su silencio y cadencia temporal.
No los necesito. Ni siquiera en mi imaginación desbordada cabe otro ser, algo ajeno a ella.
Al final te tengo a ti ocupando todo mi pensamiento y al resto del planeta para ubicarme en un lugar concreto para sobrevivir, cosa imposible en tu infinita esencia.
No debería odiar, con la indiferencia bastaría; pero no soy budista o un beato religioso y requiero cometer excesos para liberar la presión de tu posesión.

Pienso que con tantos millones de humanos presionando la corteza terrestre hasta la ruptura, no hay suficientes muertes.
No tardará en faltar espacio para expandir los pulmones y respirar.
Es necesario que la muerte haga su trabajo.
Que surja una especie animal cuyo alimento sea exclusivamente la carne humana.
O eso, o que en los transportes públicos, cines y edificios-colmena; en asientos, paredes y mamparas se instalen pantallas de Rayos X camufladas con publicidad, a la altura adecuada para que radien constantemente los genitales de los usuarios y vecinos. Sería una solución incruenta.
Pienso que hay demasiado amor en el mundo, amores infundados y fabricados según las circunstancias y que se confunden con reproducción por una cuestión de ignorancia y una vanidad injustificada.
Yo sólo quiero a dos o tres personas, no es por elitismo o ser celosamente selectivo. Es fisiología, mi cerebro tiene un estrecho canal afectuoso. Y el puto Amazonas como canal de libertad y fascinación por los espacios libres.
Llegan fechas institucionales de paz y mierda, con los arrebatos angelicales de bondad en todo su esplendor hipócrita y mezquino tan propios de la eufórica y alcohólica narcosis navideña. Y yo me retraigo hacia el negro tumor de mi cerebro, donde el exceso de azúcar no puede penetrar y sólo caben los muy pocos que quiero.
Aquel mendigo mitológico, Jesucristo, murió por “nosotros”.
Bien, tanto celebrarlo con lloriqueos de ternura y empatía; pero nadie toma ejemplo y se deja destripar y crucificar.
Se celebra paranoicamente la vida y se ofrecen los mejores deseos a los millones de desconocidos e indiferentes seres que hay en el mundo. Y la pragmática y sincera muerte se asfixia entre bisturís, vacunas, pastillas, oxígeno en lata y otros tratamientos médicos. Con los edictos fascistas de los “padres bondadosos” que velan por la salud y productividad de sus millones de reses contributivas. Que salmodian como villancicos lo mala que es la libertad para la salud y que un cigarrillo mata más que los asesinos que ellos dotan de armas y misiles, recompensan y aúpan a su nazista órbita de poder.
El amo nazi adoctrina a sus borregos que aquellos que degüellan, aplastan con coches y revientan con explosiones a seres humanos en el nombre de Alá, son ahora sus amigos del alma. Que el islam, a pesar de decir que hará de todas las naciones su reino mediante el terror y la muerte, es amigo navideño. Se les debe amor a los asesinos sectarios, dice su ilustrísima nazi del coronavirus.
Mágicamente, de la noche a la mañana, aquellos que odian a los que no rezan a su dios, se han convertido en seres de luz. ¿No es precioso, después de siglos de matanzas, que de repente se obre el milagro merced a un líder nazi de una falsa “democracia”?
Y los borregos decadentes y serviles del amo nazi se apresuran a salir a la calle con todo su amor y banderas que no son suyas, a dar el aleluya a sus nuevos y amados amigos.
Cada pueblo tiene el líder nazi que se merece, y por tanto la muerte que se merece también.
La propia conciencia insectil de la humanidad, pide a gritos su propia muerte porque se reconoce venenosa y plaga. Asqueada de sí misma a nivel instintivo.
Desde mi tumor, el que siempre protegí de curas y tratamientos, soy el megáfono del oculto y oscuro pensamiento del hombre sin doctrina y sin amo.
Hay tanto amor, que irremediablemente voy a ir a vomitar al cementerio, el mejor sitio para ello. Si no los amé en vida, mucho menos sus esqueletos.
Tal vez sean ellos, los asesinos sectarios, la nueva especie animal que se alimentará exclusivamente de seres humanos.
Me parece una buena idea que la chusma sea asesinada por la mano amiguísima de quien ama. Es una ternura que dejará espacio.
No importan los medios, importa el fin, generar espacio e higiene para mis pulmones.
No pueden hacer daño unas navidades oscuras como este tumor, este refugio anti hipocresía desde el que divago. No a mí, claro.
Más vale una docena viviendo dignamente que millones lloriqueando frente a sus móviles y sus mensajes de blanca imbecilidad.
Blanca pornografía de corridas níveas….
Desde el negro tumor de mi cerebro: feliz navidad y sus millones de muertes. Y el más kilotónico y aterrador fin de año.
Y si comienza otro, que sea el año uno garabateado con un pedazo de uranio en las paredes de una caverna gélida y oscura.
Hay quien discutirá que sería el año cero. Bien, me suda la polla, al fin y al cabo el cero es el símbolo de la nada, me parece genial también.
Siempre vi problemas cerebrales en mis profesores en sus salmos cuando intentaban castrarme y adoctrinarme en la escuela. Siempre veo problemas mentales de subnormalidad en los decretos de paz y amor del jerarca y su fascismo que no cesa, como un parásito que me amenaza desde mi nacimiento.
Y exhibo con orgullo ese fracaso “escolar” cuando me apetece acariciándome el rabo.
Soy humano, tengo mis vanidades.
No podían ellos saber de mi poderoso tumor y refugio anti amor gratuito e indiscriminado.
Lerdos…

Si la humanidad fuera un organismo, un cuerpo; yo estoy alojado en su ponzoñoso corazón.
Un corazón que hace lo que debe; pero es infeliz y bombea la sangre enfadado, con presión excesiva por ser envidioso e ignorante. Y hace la sangre espesa como el engrudo.
Yo soy su infarto, el infarto de toda la humanidad; a la espera de hacer mi trabajo con rápida y entusiasta diligencia.

El alma desciende a los pies para alejarse cuanto pueda de la destructora ira, tiene miedo a ser desgarrada.
Es por ello que dicen de los violentos que son desalmados.
El forense no les examinó bien los pies.
En el alma tradicionalmente habitan las actitudes altas y nobles, las emociones amables. Sin embargo el alma es un velo sutil que se deshilacha fácilmente cuando los puños se cierran o la boca saliva abundantemente por una ira. Se desliza hacia abajo, hacia las patas; porque sabe que moriría si se interpusiera en el camino de la violencia o del odio extático, irracional.
La superchería o religiosidad de rebaño, cómo no, educa a mantener el alma bien alta para que aceptes todo mandamiento y castigo con resignación. Que el alma te proporcione una beatitud digna de morir con un homenaje y liturgia que se pueden meter en el culo.
El alma quiere hacer de ti un mártir.
No existe el bien y el mal.
Existe la ira, el miedo y la obediencia servil. Es el único bagaje humano para vivir y sobrevivir. Las tres actitudes que mantienen una lucha dogmática en la mente de los seres humanos civilizados, castrados ya de su naturaleza.
Jade Negro se ríe y dice “yo tengo el alma en el chocho”. Arriba le da dolor de cabeza y náuseas. Y como el alma es suave, los rabos le resbalan mejor.
–Quiero tu alma amarga, como los hígados que desgarro y devoro –cuando Jade habla parece que lo hace con los ojos, con sus grandes ojos.
–Soy un agujero negro, no tengo alma, soy de metal corrupto -le respondo con un sarcasmo poco convincente.
Pienso que la misantropía pudiera haber devorado mi alma si alguna vez existió.
Me escucha con el ademán de quien ha oído algo lejano e ininteligible, con expresión de “me ha parecido oír algo y no sé qué”, aleteando sus maquilladas pestañas rápidamente.
Tal vez sea ella mi alma porque me ha provocado una sonora carcajada. ¡Qué cabrona! En un segundo ha hecho mierda mi hastío vital, donde dormita la ira.
También le gustaría probar mi sangre; pero le da miedo beber demasiada y que no “te quede la suficiente para poner la polla bien dura”.
Sopeso contestarle que tampoco tengo polla, no una que se merezca.
–Te romperías los dientes –me arriesgo a no ser humilde.
Y ríe estruendosamente.
Continuamos charlando de almas, iras y alegrías; mientras sorbe ruidosamente un Bloody Mary que por sugestión le calma la sed. Y yo fumo como si la besara.
Jade es una hermosa criatura. Y todas las cosas bellas exhiben un cultivado descaro y desenfado que las hace ingenuas e irresistibles, una trampa para atraer a sus víctimas.
Porque es sabia y ancestral como un dios. Su ingenuidad es solo un arte cinegético.
Hace maravillosa la vida cuando aparece iluminando mi oscuridad.
Sin ella no podría sonreír.
No amarla calladamente con el pesar de la imposibilidad, es imposible.
Y lo lee en los jirones de mi alma que parecen colapsar el corazón. Lo sabe…

Iconoclasta

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Vivir es absurdo, todo es lo que no parece.
Y al final sí era lo que parecía.
Te das cuenta demasiado tarde de que la envidia, la ambición y la falta de inteligencia son tan grandes, que no tienes esperanza de sobrevivir al enemigo: la humanidad.
Es inabarcable, incuantificable la sordidez y mezquindad humanas.
Por esto no me fío de la sequedad de los pies, aunque los sienta calientes. Será por infección, por fiebre.
Es de una magnitud tal la vileza y cobardía que ni siquiera la imaginación podía prever semejante estercolero de humanos que se ha formado, cada escarabajo da vueltas a su bola de excrementos y son felices así.
La única lógica que existe es vida-muerte. Afortunadamente todos mueren, aunque tarados y ambiciosos, mucho más tarde que la gente que sirve para algo y se le puede tener aprecio. Al menos un sincero respeto.
La capa sólida que piso, la de La Tierra, flota sobre una compota formada por todos los cadáveres de la historia y excrementos amasada con agua y orina. Por eso hay terremotos, porque esa podredumbre se agita y rompe la tierra.
Hay tantos cadáveres enterrados que empieza a rezumar el infecto veneno al exterior.
Lo que está podrido en vida, es podrido al cuadrado como cadáver. Y así no hay quien mantenga los pies secos.
De hecho, me da asco que las botas estén mojadas y envuelvan irremediablemente los pies.
Existe el arte y la literatura para crear mundos y situaciones, sino mejores, más intensas para combatir esta mezquindad estranguladora que pudre los pies y el alma, si existe semejante vapor. Soñé que una vagina me arrancaba la polla con sus dientes, luego quise meter la lengua porque estaba muy caliente y me arrancó la lengua y los labios… No olvidaré aquella intensidad que no existe en ningún lugar del universo más que en mí mismo. Soñé que mi padre muerto estaba cansado de verme en los sueños y me despreciaba con gesto evidente. Lo creí, y me esforcé en no soñar con los muertos por mucho que los amara.
La podredumbre sobre la que flotamos no es intensa, es de una devastadora mediocridad y previsibilidad.
El planeta es una fosa séptica llena de cadáveres y rebosa. Al mundo le faltará tiempo para convertir todos esos miasmas en combustible fósil; porque la especie humana si no ha muerto, agoniza. Está perdiendo la capacidad de ser individuo creador y el coraje para juzgar y equivocarse. Y por ello perderá el uso de la razón.
Ya se puede afirmar que la masa humana es una cosa híbrida entre insecto y mamífero con la habilidad de votar al criminal o imbécil que más aparece en la televisión y en las pantallas de sus móviles.
Por cerdo que sea.
Es mentira, no tengo los pies secos, están tan mojados que siento el frío pudriéndome las arterias y el tuétano de los huesos, como una baba invasora. Y como eufemismo le llaman tumor, cáncer, condrosarcoma, osteosarcoma, mierda en bote…
Todo es lo que parece, no hay sorpresa.
Todo lo sabía, no ha habido suerte.
Ni magia.
Ni ilusión alguna.
Las botas están tan mojadas como mis pies.
Qué desolación de realidad…

Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

Dicen los gurús del buen rollo y la filosofía de cariz homosexual que no se puede vivir amargado.
Y una mierda.
YO vivo amargado desde que tengo conciencia de MI propia existencia. Ya de muy pequeño me escapé de mis padres siguiendo a un payaso hasta su camerino en un circo. Decidí que aquello que hacían era aburrido de cojones, así que me puse a investigar al payaso a ver de dónde coño salía.
No sé qué estarían haciendo mis progenitores, si estaban fumados ambos o qué; pero me escapé de ellos; y seguí al payaso que una vez en el camerino me dijo ¿Y tú qué haces aquí? Yo tenía apenas dos años y no supe que decirle porque era lerdo y tenaz no hablando. Hasta que llegó mi padre resoplando a buscarme, tras él cacareaba mi madre. Debí ser muy veloz y por ello esa respiración enfisematosa de papá. Gracias a mi padre en aquel entonces, nació mi amor por el tabaco, que en cuanto cumplí los trece (pasó muy lento el tiempo) comencé a fumar y hacerme cada vez más hombre, más perfecto, fuerte, poderoso y follador.
Ya empiezo a divagar…
Quiero decir que si me dan por culo, no le invito al estado a que me la clave otra vez.
Y que si alguien me pega una bofetada, le arranco sus mejillas con una navaja hasta dejar el hueso limpio.
En fin, que me paso por el nabo todas aquellas catequesis franquistas de los curas que tan de moda están ahora en las pseudo democracias fascistas y homosexuales del coronavirus, el cambio climático y la puta que parió al estado en pleno que surgió como un mal franquismo en aquel aciago catorce de marzo del 2020.
Claro que se puede vivir amargado, y ser guapo, inteligente, elegante, artista, fotógrafo, hijo de puta como nadie, fumador carismático, impaciente y cuando hay una tía buena y esperanza de follar, sacar la mejor de mis sonrisas también.
Soy el hombre definitivo. Y todo gracias a esa amargura tan mía que me hace tan desconocido de mierda a todo el mundo. Tan absoluta e impunemente anónimo.
Cagándose en Dios, vuestro puto servidor de mierda: Iconoclasta (como si queréis llamarme iconocojones).

Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

Pareciera que de sus grandes fauces, fuera a vomitar otras tablas de piedra, con más mandamientos.
Y he pensado en Moisés y su paranoia.
El mito era un hombre enfermo que se drogaba.
Que sometió a un pueblo mendigo con las mentiras de sus delirios.
Y el pueblo prometido, lo mismo que los habitantes de hoy día, una manada de lerdos quejumbrosos y cobardes, con un pánico patológico a la libertad y a valerse por sí mismos.
La nube debería tener dientes (y bombas nucleares) para devorar a todo aquel que se encuentre bajo ella, aunque me matara a mí también.
Sería un buen trato. ¿Verdad, nube feroz?
Hazlo, nube voraz, mátalos a todos, que no quede ni una sola estirpe humana en La Tierra. Sin más mandamientos de mierda, métetelos en tu caníbal y monstruoso culo.
Mátalos en silencio, y si existe un Moisés, asegúrate de que su muerte sea dolorosa, que se quede atrapado entre dos de tus dientes y muera lentamente con cada movimiento de tus carnívoras fauces.
Y a pesar de todo, eres de una fascinante belleza.

Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

¿Qué ocurre cuando sabes de memoria dónde está cada mancha de la pared? Hay conocimientos que humillan.
La vida es demasiado larga y corres el riesgo de convertirte en coral.
¿Sería valioso entonces? No lo creo, no creo en nada bueno que pueda ocurrir.
¿Por qué no se callan? Que dejen de hablar y reír sus banalidades.
Tengo un límite.
Y no suelo ejercitar la paciencia.
Hay días que agradecería morir y esos días no muero. Cuando agradezca vivir, moriré.
Con los demás no ocurre, solo me pasa a mí; y sinceramente, agradezco la exclusividad aunque me dé mierda.
Es que hay tanta vulgaridad… Se agradece también la muerte de los otros.
Me gusta mi nula capacidad para respetar y soportar al prójimo. Me hace algo menos humano, más digno a juzgar por lo que sé de la chusma.
Es más fácil no ver que no escuchar. Aunque tampoco hay mucha diferencia, porque si tienes los ojos cerrados al final los abres para conocer a los idiotas que hablan, para identificar con precisión a quién debes despreciar y así comenzar tu nueva lista del día de aciagos deseos.
También pienso que los filos están infra utilizados, deberían dedicarse a tareas más higiénicas.

Iconoclasta