Posts etiquetados ‘misantropía’

Hay que ser prácticos y evitar sentimentalismos anales.
Si los humanos pudieran comprarse y venderse (no necesariamente para ser esclavos), la especie humana mejoraría y las malas madres y padres no causarían tanto daño a sus hijos.
Hay que empezar a invertir en buenos ejemplares de crías humanas y sus reproductores.
Porque dejando de lado moralismos falaces e hipócritas (como lo son todos desde que el hombre tuvo la infeliz idea de votar en una piojosa urna buena para nada, que instaló alguna hija de puta- en inclusivo-): ¿Por qué no comprar y vender seres humanos en lugar de torturarlos, esclavizarlos, violarlos, aplastarlos, machacarlos, quemarlos, matarlos, arrancarles las uñas o educarlos para ganado llorón, víctima hasta el martirio, pacífico, manso y de buen talante obediente?
El comercio es mucho más humanitario que cualquier gobierno que haya existido, exista o existirá.
Porque si quieres vender hay que cuidar el producto (los productos de bazares chinos no encajan con esta filosofía, es una rara excepción que triunfa dada la pobreza del trabajador).
¿Para cuándo un adolescente sin granos, de buena genética y con un cerebro medianamente operativo por dos mil novecientos noventa y nueve euros en cuarenta y ocho meses sin intereses? O un rollizo y simpático bebé de tres años para usarlo en videos de juegos tiernos entre animales y niños, de esos que a la chusma se le cae una baba espesa mirándolos. Los bebés tal vez sean más caros; pero triunfar en yutup, aunque sea efímeramente, bien lo vale.
Incluso habría una sección de saldos: padres y madres que han matado a sus crías a palos, o bien los han cebado con droga y veneno hasta tornarlos azules o violetas. Se podrían vender a precio de leña para usarlos en las hogueras de San Juan en las verbenas familiares. La leña grita ardiendo y junto a los sonidos de los petardos se crea así una noche mágica. Es una cuestión de saber vender, hasta la mierda se vende. Precioso…
Qué emoción, estoy hasta nervioso.

 
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Iconoclasta
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Yo y Mi razón reduc

Escribir es el más fascinante acto de egoísmo.
Todo deja de importar salvo el propio pensamiento. Cuando escribo solo existo Yo y solo existe Mi razón, mis ideas precisas y perfectas.
Impúdicas y sórdidas como los sueños de un enfermo mental.
La realidad que me rodea carece de importancia, porque la verdad la creo yo dentro de mi cerebro.
Las personas se convierten en cosas inferiores y sacrificables o utilizables en mis manos.
La moralidad es una hipocresía inconcebible en mi pensamiento y la ética es absolutamente despiadada.
Hay quien usa su habilidad literaria para alentar el intelecto, educar o emocionar. Bien por ellos, pero no son ejemplos que me gustan o me sienta tentado de seguir.
Yo soy otra cosa.
De hecho, no existe nada que me sirva de ejemplo.
Es fácil ser dios sabiendo plasmar precisa y claramente el pensamiento de forma tridimensional haciéndolo duradero, táctil e inviolable en el tiempo.
Escribir me eleva por encima de cualquier ser humano y cualquiera de las leyes humanas.
Soy absolutamente amado y envidiado.
Y nada ni nadie, puede impedir mi divinidad. Nadie…
Ninguna ley, ningún dictador, ninguna sociedad.
Siempre seré absolutamente libre e indomable, sea cual sea la situación. Los líderes de cualquier índole mueren en el mismo instante que nacen en mi ano; el excretor de miserias de todo tipo.
Mi vanidad es absolutamente impermeable a cualquier contaminación ajena a mi pensamiento hermético.
Acabo siempre concluyendo que todo está mal hecho (incluyendo humanos) porque no nací antes.
Y firmo mi pensamiento ajeno al mundo, con el humo de un cigarro cegando interesantemente mi ojo.
La ceniza ha caído sobre el papel y por tanto mi pensamiento, me gusta; da carisma. Soy perfecto hasta el final.

 

 

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Iconoclasta
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La verdad de las cosas hermosas

La verdad de las cosas hermosas se muere entre los embates de mil imágenes y sonidos vulgares, entre ingenuas, indignas e imposibles ambiciones.

La nobleza y el valor sucumben ante ídolos de plástico sin mérito, marcados con muchos logos.

Y el vuelo de un águila apenas llama la atención cuando se mira con ojos idiotas la pantalla de un teléfono. Un animal bebe en el arrollo y provoca una ternura que es todo lo contrario (de una forma muy tóxica) de lo que siento por la humanidad.

Se crean de la nada, como malos hongos, los malos escritores de una frase y aparecen acomodados e indignados defensores de la libertad y la justicia, que teclean sentados sobre sus gordos y fofos culos.

Las cosas bellas son arrolladas por aludes de mierda que bajan veloces por un vertedero.

Y los que no deberían haber nacido babean por el coño de una puta de revista que no pueden pagar. Sufren por el coche que no tendrán jamás sin vender el ojo del culo a un banco.

Yo vomito en la intimidad del bosque, me purgo todos los días de tanta mierda que me hicieron tragar y cuido e hidrato el ano que tantas veces me rasgaron.

Solo que no aprendí, yo no aprendo, no lo necesito. Nací sabiéndolo todo y deseaba buenos días con una sonrisa a quien quería ver muerto.

Pido y deseo la guerra, el hambre y la enfermedad en todos los rincones del planeta.

Que los muertos bajen como troncos río abajo, a centenares por minuto.

Que todos los humanos sufran como la verdad de las cosas hermosas agoniza entre la hipocresía, la cobardía y la estupidez.

Si Dios existiera, sería YO. Y no estaríais leyendo esto, bajaríais putrefactos río abajo, con los ojos comidos por los cangrejos.

La verdad de las cosa bellas no da serenidad a mi ánimo; no aplaca la ira, el odio y el asco. Los magnifica hasta crear una apasionante literatura misántropa.

Y me gusta, ya hay demasiados filántropos en el mundo, hay que equilibrar tanta bondad de mierda.

 

 

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Iconoclasta
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Recitad  rápido, sin piedad, que apenas sea audible, en un susurro seseante.

Aunque no respiréis, me da igual…

Entrecortado de ira.

Entreverado de odio y asco, de la más pura aberración.

Y vuestros deseos se cumplirán…

YO os lo juro.

Os arrancaré los pulmones, cuando todo se cumpla. Cuando ejecute todos y cada uno de los horrores que me son rogados.

Lindas noches, monos míos, no quedara nada de vosotros al final de esta salmodia.

Una simple y usual declaración de intenciones, tampoco se crea nadie que es un asqueroso Credo, como los maricones ángeles se inventaron para Dios.

Que duerma y muera, que ya no despierte.

Que sus riquezas se conviertan en tumores, que sus hígados estallen y envenenen sus venas.

Que sus hijos nazcan con la piel del revés y su dolor no cese nunca.

Primate mío, te aseguro que te cantaré la nana de la peste negra.

Que se arruinen, que coman los excrementos que yo defeque en la calle y se les caigan los dientes con hemorragias imparables.

Que sus testículos queden vacíos y sus úteros secos como odres de vino.

Que en la noche lloren sangre y sus muertos sufran ante ellos.

Primate mío, te prometo que la bondad no la verás jamás, solo mi rabo sucio en tu boca.

Que sus noches todas sean de horror. Que se odien entre sí, como toda su vida han envidiado.

Que sus ojos se cristalicen y se rompan.

Que cien deficientes mentales violen y preñen a sus hijas, que sus hijos no puedan cagar sin rechinar los dientes por el dolor.

Primates míos, adoro a vuestros hijos porque son y serán fuente de vuestro dolor.

Que tosan su vida entre sangre y mocos, que el café de las mañas se haga asfalto. Amargo como la hiel.

Que su vida sea el infierno y yo lo vea.

Que los fantasmas de la noche les arranquen las uñas.

Primates míos, morid sin cariño ni consuelo, sabiendo que todo lo que desciende o viene de vosotros, será aniquilado. No habrá ni un solo gen vuestro en toda la capa de la tierra.

Que sufran en las noches ante un futuro de sed y sequía, que solo se cumplan sus más podridos sueños.

Que hablen los muertos sus penas en una letanía eterna y cansina en sus oídos.

Que el llanto de la desgracia sea el sonido de sus noches.

Primates mías, abrid las piernas, que vuestra menstruación sea el alimento de vuestros hijos. Y el mío.

Que sus sueños sean mortales y les llenen la piel de bultos y sus cerebros se ahoguen en sangre.

Que sus perros se mueran encogiendo los belfos de dolor, lanzando locas dentelladas al aire.

Primates míos, venid a mi comunión: ¿Quién será el primero que beba mi semen negro?

Los pájaros vuelan haciendo el picado de la muerte.

Están tan vacíos de vida como corrupto es Su pensamiento.

Que se mueran, que se mueran los ponzoñosos amantes el uno en los brazos del otro, antes de que sus labios puedan rozarse, antes que puedan darse los ansiados besos.

Que se mueran y se pudran.

Perdida la gracia de la divinidad del Dios cabrón, que irrumpan vuestros odiados seres en la inhóspita vereda de un bosque negro como boca de apestado; donde el coro de los niños cantores muertos, lanzan serpentinas de intestinos humanos llenos de mierda a los que inician su viaje al dolor eterno.

El camino al calvario está lleno de cristales rotos, una pendiente por la que sus hijos se dejan caer sajando su abdomen y dejando resbaladizos restos de sí mismos.

Mirad las sonrisas que se abren en sus vientres, es la gracia de mi Señor Oscuro.

Es hora de sufrir… Más.

Deseo cada noche vuestra plena de sufrimientos, hasta que pidáis muerte como el hambriento pide pan.

Os espera la aterradora nada. No es liberadora, es el tormento definitivo, la suma de los miedos de toda la humanidad.

Soñaréis todas las muertes y todos los dolores. Los cigarros se hacen hierros al rojo en los labios.

No seréis privados del miedo.

Os arrancaréis los ojos para no ver y las cuerdas vocales con garfios para no gritar; porque sentiréis terror de vuestros propios alaridos.

Yo te prometo, odiado mío, que a tu mujer le haré tanto daño en el ano, que morderá sus propios dedos y se los arrancará. Con sus muñones ensangrentados se hará el orgasmo más grande que en su vida hubiera podido imaginar.

Malditos trasgos y duendes de la noche, que portan agujas afiladas en los meatos de sus penes y el dolor los enloquece como a los animales rabiosos.

Pequeños trasgos que hieden a muerte y animal podrido. Acompañarán los sueños de vuestros niños.

Y malditos vuestros bebés que yacen lívidos y congestionados de sangre en sus cunas, con los puñitos cerrados.

¿Quién dijo que algo o alguien podía estar a salvo del dolor y la muerte?

Es hora de sufrir, los que disfrutáis de riqueza y los que sois pobres.

Los que sois bondadosos y los que sois idiotas.

Pudríos, primates, si podéis. Porque de sufrir no os libráis.

Éste es mi deseo, que le ruego a mi Señor Oscuro.

Recitad esto hasta que sangréis por los ojos y las encías, y se cumplirá.

No lo dudéis.

Es hora de sufrir de pagar el tributo de sangre por vuestra existencia apestosa.

Siempre sangriento: 666

Iconoclasta

Nueve grados de temperatura es frío, pero no lo suficiente para que se congelen y queden como feas estatuas, quietos con su último latido presionando contra la ropa helada, con la boca abierta exhalando el aire en forma de inmóvil voluta; lo que quiera que hiciesen décimas de segundo antes de morir.

Todo lo malo se preserva y perdura; como si este asqueroso planeta deseara estar atiborrado de necedad.

No hay un calor suficientemente potente para que deseque a los niños (son peligrosos, se harán adultos), a los hombres y a las mujeres.

El planeta es una mierda (como todo lo que se deja al azar resulta) y si tuviera creador, su forma sería la de una sucia botella de cerveza medio llena de miserias fermentadas.

Dios es una puta cerveza con restos agrios. Yo tiro a Dios a la basura tantas veces… Y no se acaba el hijo puta.

Me hago una paja y derramo el semen en la botella (lo que entre, porque la tengo demasiado gorda para una botella tan pequeña) para que se lo beban los indigentes, los hambrientos, los borrachos y los niños que de todo quieren.

No existe el buen frío o el buen calor. La sensación térmica de millones de idiotas coreando sus estúpidos deseos y esperanzas, creyendo que en otra vida todo irá mejor, es desesperanzadora.

Vivo en un rango de temperaturas que no mata a nadie. Es la uniformidad perfecta y eterna, un presidio perpetuo. Tengo miedo que la muerte sea una extensión de esta porquería.

No mola. No me gusta así.

Solo acepto el calor de mi pluma, es el único consuelo en la soledad.

Cuando fluye la tinta, el plumín atempera los recuerdos gélidos y abrasadores en un color que esplende vívido en el papel. Podría dar vida a lo que está muerto por congelación y por desecación; pero no hay muertos así.

Los muertos mueren a manos de vulgares y de su propio organismo, de una vejez injustamente larga. Solo doy gracias a que al final, después de una eternidad, mueren.

YO soy Dios y no esa sucia botella de cerveza color mierda.

Yo tengo forma de polla para hacer sentir mal al cosmos. Derramo mi esperma con la certeza y seguridad de que no colaborará en la creación de nuevos imbéciles. Quisiera agotar el semen de mis cojones, pero soy como Diosbotellacerveza: no se acaba nunca lo que llena mis huevos.

Ser Dios es devastador para la moral, demasiados deseos y poca capacidad de actuar. Hay una importante dosis de decepción ahí.

La humanidad se reproduce como los roedores y no hay velocidad suficiente para superar la ratonil reproducción. Me harían falta veinte dioses más y tal vez en este siglo acabaríamos con la plaga. Enviaríamos con potentes refrigeradores temperaturas cercanas al cero absoluto y jugaríamos a los bolos con los seres congelados.

Romperlos… Romperlo todo  en mil pedazos.

O con enormes calefactores desecaríamos grandes zonas superpobladas del planeta, para luego soplarlos alegremente y ver como se deshacen y son llevadas sus pieles por el viento.

La jodida realidad es que soy un dios con toda la mediocridad que conlleva lo sagrado: no puedo congelar ni desecar a nadie en un instante.

Y no hace ni frío ni calor, estoy metido en una transparencia aséptica y mi organismo no se sobresalta por nada. Tal vez por ello, los enfermos me dan hambre causada por el aburrimiento.

Soy el misantropóstata del universo y ésta es mi voluntad (estoy seguro de que alguno la hará suya por alguna cuestión de fe; hay mucho cerebro podrido necesitado de dogmas):

No dejéis que los niños se acerquen a mí.

No honraré a mi madre porque su coño está ennegrecido y aún así tiene esperanzas. No honraré a mi padre porque tiene la polla tan pequeña como el cerebro.

No respetaré a los muertos porque algo estropearon. Vivieron demasiado tiempo.

Santificaré las fiestas derramando mi esperma en el polvo y modelaré un feto muerto.

Me amaré a mí mismo sobre todos los demás, tanto que se sentirán perros.

No mataré, solo eliminaré, limpiaré lo sucio y degradado, son demasiados restos enterrados y al aire.

No robaré porque no soporto tocar lo que otro ha tenido entre sus manos, soy higiénico. No me gustan las cosas de ocasión.

No necesito los bienes ajenos, los pueden enterrar a todos con sus asquerosas joyas y relojes.

No tomaré el nombre de dios en vano, porque es vano y no tiene nombre.

Congelar y desecar seres no es un pensamiento impuro, se puede pensar, se debe hacer si hay posibilidad de ello.

No levantaré falsos testimonios ni mentiré, solo diré la puta verdad. Lo que hay, lo que sois.

Mis pensamientos y mis deseos no son impuros, comportan la pureza absoluta con la esperanza de un mundo mejor: vacío. No hay nada en mi pensamiento que sea obsceno, solo mi rabo lo puede ser en la boca de una bella mujer.

No… Las temperaturas mediocres no me ponen de buen humor.

No se acaba nunca lo molesto, no hay esperanza de un mundo gélido o abrasador.

La temperatura está mal regulada.

El termostato está fabricado por un idiota: por Dios.

Queda la esperanza de que el esperma en la cerveza se haga arsénico.

Y mueran los necesarios, todos.

Que mueran un millón de veces y dejen espacio a mi pensamiento. A mí y a mi feto moldeado con tierra y semen.

Han de morir más y rápidamente. Y si no puede ser: ¿no podrían permanecer callados en su madrigueras?

Señalaré a quien de ellas puede salir para que me la chupe y me ayude a rellenar el envase de cerveza color mierda. Para que así pueda estar en vosotros y congelaros de alguna forma desde dentro, o envenenaros.

Hace una temperatura ideal para la vida y no tengo consuelo.

Me cago en Dios y en mi imposibilidad de dominar la temperatura de todo el universo.

Ego semper impío..

Iconoclasta

Iconoclasta, la bestia

Publicado: 23 febrero, 2012 en Reflexiones
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He decidido no existir, he decidido que toda vuestra mierda no me atañe. Conjuro el cáncer de pulmón y de garganta para hacerme miseria ante vosotros y que sintáis asco. Que sepáis que os puede ocurrir, que vuestros sueños sean gobernados por el miedo a la decadencia del cuerpo y de un alma corrupta como la mía. Soy un ejemplo de miseria y quiero que sigáis mi camino.

Si yo me jodo, que se joda la humanidad.

Es justificable sentirme infectado, es lógico que os infecte también. El respeto y el amor por mis semejantes (que no lo son) es una tira de papel de periódico que me salva cuando no hay del suave para limpiarme el culo.

Los muertos no hablan y yo he de demostrar mi odio antes de morir.

Iconoclasta, la bestia.

Iconoclasta

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Girar

Publicado: 15 febrero, 2012 en Absurdo
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Soy un hombre que intenta hacer girar muy rápido el mundo, todo lo que cae entre mis dedos de una forma u otra acabará girando sea cubo o esfera. O un simple papel. Los cuerpos…

Deseo que todo rote a gran velocidad, que todo salga disparado al espacio, al vacío asesino donde solo respiran planetas y cometas.

Ha de haber movimiento para que el tiempo corra más veloz y salir cuanto antes de este círculo vicioso que es la vida.

Para que ocurra el fin del mundo más angustioso que se me pueda ocurrir ha de girar La Tierra a una velocidad tres mil veces mayor.

Un tiempo rápido. Porque lentamente nadie se va. Siempre están delante de uno, molestando, dejándose ver sin que podamos hacer nada para apartarlos de nuestro horizonte, pudriendo la imaginación, clavando en una cruz la libertad y la creación.

Los nichos son inamovibles, ellos los enterrados, siguen ahí durante siglos y milenios. Quietos y demostrando que en la vida hay escaso movimiento, ergo un tiempo demasiado largo.

Quieren descansar de pudrirse y simplemente desintegrarse con rayos gamma en algún lugar del cosmos. Alguna novedad no puede hacerles daño.

Si el tiempo del placer es breve. ¿Por qué el del dolor dura siempre?

Hay un error con la concepción del tiempo. Dios es un hijoputa que lo ha hecho mal. Si existiera, le metería mi reloj por su Sagrado Ano.

Este tiempo que me pudre con su inamovilidad…

¿Por qué vive tantos años lo que no me gusta? ¿Por qué se reproducen? Una fuerza centrífuga los tendría que arrancar de su coito mutilando los genitales y que se congelen o ardan por los rayos cósmicos en el espacio.

Veo cosas que son peonzas en potencia; seres racionales e irracionales. Se me ocurren innumerables formas de hacerlos girar. Si les pego un buen tiro con postas del doce en un hombro, girarán sobre sus pies. Rotarán entre sangre, carne y huesos destrozados. Si los tiro por un barranco rodarán alcanzando cada vez más velocidad. No importa que giren alejándose o a mi alrededor.

Quiero un tío vivo girando con mil cadáveres ensangrentados subiendo y bajando en los caballos.

Soy un sol en busca de su sistema planetario, localizo planetas vulgares y apagados para que giren en mi poderosa atracción. En mi locura.

Podría cortar las cabezas y meterles un grueso palo en el muñón para hacerlas girar como trompos.

No es por asesinar o por odio. Son imágenes que me pudren el ánimo con su necesidad de hacerse realidad.

Pudiera ser que el amor fuera una frecuencia del movimiento, como lo es el tiempo. Un efecto-causa-efecto-causa-efecto-causa… No entiendo, no soy cuántico.

No necesito amor, lo hago por moverme más rápido.

Sin movimiento no hay tiempo y los segundos cuelgan pesados de mis párpados, solo sé eso. Eso ocurre en mi mente, a mi alrededor.

Cuando todo gire no me sentiré tan decepcionado con la vida. No observaré lo que me irrita por demasiado tiempo. Seré libre de ellos y permaneceré tranquilo en el vórtice del ciclón de seres y de cosas deformadas por la velocidad del movimiento que me dará armonía con el planeta. Con lo que quede de él.

En lugar de hastiarme, me veré reflejado en las pupilas de los rostros que giran asustados y congestionados por una sangre con demasiada aceleración.

No basta que solo los objetos se muevan, los edificios son espectaculares desintegrándose con la velocidad de la rotación; pero no sienten vértigo y dolor. Los gritos y los temores imprimen más velocidad rotativa-creativa. Cuando se vacían de sangre dejando rojas coronas circulares en el suelo, la belleza se suma a la velocidad giroscópica. Y si hay belleza, mi muerte será más soportable.

Es hora de girar, de morir. De salir expulsados de la vida por una potente fuerza centrífuga.

Que giren cuerpos y cabezas con pasión.

Hay que amputar extremidades para que el giro sea uniforme y elegante.

Los perros tienen demasiadas patas. Una vagina es un buen agujero para clavar un pivote al cuerpo, siempre y cuando cortes las piernas. Los cuerpos no son perfectos, tienen cosas molestas innecesarias. El tiempo no las usa para correr más deprisa.

Los anos también son un buen alojamiento, pero requiere cortar el pene para lograr simetría.

Lo que no gira está muerto, congelado. Como mi pensamiento en el filo de un vaso con agua que se mantiene inclinado y no se decide a derramarse. Es horrible…

No hay desenlace y observo el mundo detenido, las horas enmoheciéndose en el filo de la saeta de un reloj. Tal vez se haya agotado la batería…

Tal vez mi imaginación es inmensa para un mundo tan vulgar y decadente.

Tengo un dado que hacer girar y demasiado tiempo para hacerlo, no es bueno vivir tanto. No es bueno para la humanidad, un día podría hacer girar cosas y seres.

Y no les gustaría.

Iconoclasta

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