Vivo como los gatos: entre los humanos y lo salvaje, sin merma de su condición de cazadores natos, sin dependencia humana alguna. Así, razono las posibilidades y las imposibilidades las sueño. Sólo que no soy gato y mis mundos son inconciliables y mi adaptabilidad gatuna es cada día más rígida. Jamás he deseado ser buen hombre o ciudadano. Cuando pierda el dominio de mi mente caeré en el mundo imposible. El de la razón me da jaqueca. Así que cuando enloquezca moriré en el acto, porque no seré de este planeta y su atmósfera irrespirable para mi naturaleza onírica.
No hay tragedia en el árbol tumbado por el viento. Incluso es motivo de alegría por su leña. Con los seres humanos anónimos ocurre lo mismo, por el espacio libre que dejan. Los árboles no lloran por sus muertos y los humanos se angustian porque el cadáver les recuerda cuál es su destino final. Los hay que lloran por perder a un ser amado; pero la práctica es que la indiferencia es una absoluta mayoría; la vida es corta y solo los estafadores y maníacos sienten dolor por cada humano muerto en el mundo. Son los únicos que tienen tiempo para las indiferentes muertes. Los antílopes no lloran por el que devoran los leones a pocos metros de donde pastan y no hay nada que reprochar. El mundo gira a la misma velocidad cuando muere un árbol, un humano o un amor. Los amores muertos no dejan residuos y sus vapores no afectan más que a los amantes, es una tragedia íntima que todo ajeno ignora y de poco alcance radiactivo, no más de tres o cuatro centímetros desde la piel. No hay responsos por los árboles, humanos y amores muertos, no para todos los cadáveres. Solo puedes sinceramente, observar los restos y las tristezas que evaporan y razonar que no es tu momento. Que ya lloraste a los que debías y que la vida es una mecha rápida e imprevisible. Podría ser amable y desearle buen viaje al árbol caído (como el ángel…); pero no pide ni necesita hipocresías. No puedo regalar un tiempo que se me escurre rápido entre los dedos. No pierdo el tiempo con los muertos porque son demasiados y no todos fueron buena gente cuando respiraban. Soy selectivo. Existentes ciertas insensibilidades que se desarrollan con la praxis vital, herramientas necesarias para que los forenses puedan hacer su trabajo relajadamente. Y para que yo la siga amando sobre todos los cadáveres de La Tierra. Así que cierro los ojos ante la repentina ráfaga de aire fresco que relaja mi piel y el tabaco templa mis pulmones rudos y experimentados. Buen viaje, arbolito. Tampoco cuesta tanto saludar a los muertos si te apetece cuando nadie te ve. Y podría sonar Spiegel im Spiegel es un buen momento; pero nada es perfecto.
Los hay, dicen, que se miran el ombligo. A mí no me pasa. Me hipnotiza el tuyo e imaginar que lo penetro con la lengua inundándolo de mi baba animal espesa y cálida, cuyo río verterá en tu coño arrastrándome. Con tus dedos aferrados a mi pelo contienes el aliento en el lento descenso a lo inevitable, mortificándome. Provocando el hervor de la leche en mis huevos pesados, doloridos por la presión del atávico deseo acumulado. Me importa una mierda mi anodino y estúpido ombligo. Estoy caliente y la tengo dura ¿Cómo cojones voy a mirarme el ombligo, si mi rabo colapsado de venas y espasmos domina la horizontalidad y verticalidad de la bestia abriéndose paso hacia tu alma carnal? Quien se mira el ombligo no alcanza a intuir el acto de follar. No lo entiende. Amarse uno mismo es el consuelo de los incapaces. Un dinero metido en un coño a cambio de la vejación de ambas partes. Un consuelo sórdido y patético de fracasados. Solo miro tu ombligo, el camino directo a tu coño.
Primero he tenido que ir a vomitar por las náuseas que me ha provocado el subidón de azúcar. Incluso he temido, por unos segundos, padecer diabetes repentinamente. Es un fotograma de un video montaje que circula por las redes sociales como tictoc, tuiter o feisbuc ¡mayormente para adultos! Y son muchos bodrios por el estilo. Entendería que fuera para niños de meses de edad hasta los tres años en una web Disney o un streaming con apartado infantil. Pero cuando algo así se expone para adultos, solo puede tratarse de una secta como la de Midsommar (2019), muy bucólica al principio; pero luego, a meterse ácidos y beber vasos de brebajes de menstruación y pelos de coño, por decir lo mínimo de la película (grandiosa en su dureza y descripción precisa y exhausta de las sectas del mal). Pues con el conejito, el patito y las fresas perfectas pasa lo mismo. Como paseo habitualmente por el bosque, sé que lo que más se ve son animales muertos. Por una simple ley de supervivencia, la vida tiende a esconderse para protegerse. Necesitas muchas horas en el bosque para empezar a distinguir vida. Eso ocurre cuando tu olor extraño de colonia, desodorante y ropa con suavizante se ha diluido. Cuando tu ropa y piel huelen a bosque. Mientras te adaptas o te diluyes en la naturaleza salvaje (no en una reserva para turistas), salvo las inalcanzables aves, la naturaleza mayor y habitualmente te muestra (28/04/2023):
Y observar la tragedia y constatar las leyes de la naturaleza es fascinante y emotivo como pocas obras pueda realizar ningún artista. Y es tu mundo, tu planeta, tu realidad indiscutible. O sea, que la proliferación de imágenes y videos alegóricos para adultos solo lleva a una conclusión: la infantilización de los adultos, adoctrinarlos en que viven en un paraíso. Y lo que es peor, que el paraíso es obra y gracia del Nazismo poscoronavirus. Y como en todo paraíso, el árbol prohibido, son las fresas (que oportunamente o han subido una burrada el precio o no encuentras por la “sequía”). Es planetario el mensaje ideológico, adaptable a cada país. En el caso del nazismo poscoronavirus español el conejito es el Caudillo Español Nazi Pedro y el patito la Vice Caudillo Española Nazi Yolanda. Las perfectas fresas son el fruto que le roban al trabajador, porque el trabajador debe comer cosas agrias y feas que sean ecológicas y cumplan con los requisitos de la agenda climática 2030 de extorsión y humillación a las clases pobres o trabajadoras. Las fresas hermosas y perfectas son solo para los jerarcas que se sacrifican por ti. Porque si comes las fresas prohibidas, tu salud se resentirá y el Estado vela por ella mientras seas capaz de tributar. Y cuando llegue el momento, se te encerrará en un geriátrico donde morirás de humillación o hambre por un coronavirus que han decretado. No comas fresas, come grillos cocidos, porque lo frito es malo también para tu salud. O tal vez el mensaje sea que, si eres tierno y blandito, se te permitirá un día comer fresitas en el bosquecito; sé cariñoso y tierno para con tu Estado. Nada ocurre por casualidad y cuando las redes se inundan de mierda, es que excrementos quieren que comas. En esta época de nazismo, extorsión al trabajador, adoctrinamiento en el homosexualismo, robo de libertades y necesidades biológicas y, coacciones para que te metas en la sangre los productos de las grandes corporaciones farmacéuticas del Estado (por las acciones que han invertido sus jerarcas en ellas), es algo que de verdad huele a podrido por muy tiernos que sean los peluches. Te harán tragar pelos púbicos con azúcar y sangre sucia. Y verás pollos asados moverse diabólicamente en la mesa de navidad. 😀😀😀😀 ¡Jajajaja! Aunque no es de risa, es un terror tan invisible como el cáncer oculto y comiéndose tu cuerpo desde dentro. Qué coño… ¡Jajajajajajajaja! Patitos, conejitos y fresitas. No mames, wey….
He pensado en la roca seca que el río no moja y en las bocas polvorientas sin besos. He meditado sobre el amor y su hidratación. Y el odio y su combustión. He elegido el odio porque es gratificante y fácil. Muy fácil… Por mucho que mientan miles de veces; odiar es más fácil que amar. Hay más seres odiosos que fascinantes. Es una cuestión de probabilidades, de oportunidades. Soy un animal que razona con la boca llena de besos incinerados, imposibles. Y antes me arranco la cabeza que perder mi impía animalidad penetrante y superviviente. Indiferentemente homicida. En el universo solo hay una boca, y rocas a millones. Es una guerra perdida, solo puedo aspirar a arrastrar conmigo al río seco a cuantos pueda. Para evitar sufrir el ansia de la boca seca debes odiar. Polvo de besos muertos… El odio es un mercurio que llena los espacios vacíos que crea el amor y te hunde con seguridad en la tierra real y sórdida. Cruel sin pecado concebida. Odio por razones terapéuticas y mi inevitable irracionalidad animal. La muerte es un acto cotidiano y yo puedo ser consecuencia y portador. Puedes elegir si no eres dado a puritanismos fariseos. Los humanos tenemos esa libertad salvaje que ni las divinidades nos pueden arrebatar. Es un hecho. Soy alérgico a la depresión… No puedo llorar tristezas, solo odiar al mundo que me las clava. Soy la injusticia premeditada y cultivada. Y unos labios ajados. Es un acto de justicia salvaje gritar por la violencia y la destrucción, la muerte y el sufrimiento de todo lo vivo y establecido suciamente desde los inicios de la civilización. Exijo y busco la aniquilación de quienes sustentan los pilares de la civilización y de los que lamen sus pies, abonando, eternizando la podredumbre. Lo exijo con la boca polvorienta de besos marchitos. Como escucho a la piedra arrasada por el sol e ignorada por el río, blasfemar violentamente contra su cochina existencia. Tragos de sílex hiriente… Las vísceras húmedas… Es hora de morir, animales. Un gran festín para los buitres. Odiar es sólo biología e ira. Cacao para los labios cortados. Nada personal. Tan solo es mi puta boca seca de ti… Una contracción brusca de la esperanza. Tenía que pasar.
Fueras mujer u hombre, en los 40 del siglo pasado, no era ni peligroso ni irreverente fumar. Fumar es peligroso hoy en cualquiera de las pseudo democracias del planeta que ha abrazado ya para siempre el nazismo penitenciario homosexual clima-sanitario que se instauró con el coronavirus o covid-19. En esas democracias (la puntera en ello es España, líder en estado penitenciario y extorsión a la respiración libre contra la población trabajadora) todo habitante suele ser un cabestro obediente que odia el tabaco por orden de su amo Caudillo y dice que la marihuana es más sana. En estas pseudo democracias de la mascarilla y la vacuna (como actos de fe y comunión nazis) todo cabestro se ha habituado tanto a las dictaduras, que acaban haciendo como sus amos políticos: prohibir y pedir que se prohíba todo. Incluso que les prohíban a ellos ser ellos (la cosa más fácil del mundo, por cierto). Básicamente estas pseudo democracias se basan en la mezquina envidia con la que los cabestros no pueden soportar que otro ejercite su libertad cuando ellos son unos obedientes serviles. Y fumar es en estos estados nazis un gran estigma social porque al no ser un hábito narcótico, como el alcohol o las drogas duras, no le sirve al Estado Nazi, de ningún país. Por eso, la fumadora, carece de mérito alguno salvo ser guapa. Otra cosa es que se hubiera atrevido a posar fumando para una revista en la actualidad: la hubieran ejecutado. Pero no se puede negar que la gente que fuma es gente guapa y con clase… No como estos pringaos que votan socialismo y luego se enteran de que su voto lo ha regalado su partido a unos chorizos o terroristas.
Hay toda clase de peligros y precauciones que tomar. Incluso la gente que no dispone de un traje anti fuego se queda en casa esperando buenas nuevas del gobierno que nos encarceló, acosó, segregó, pudrió la respiración y enfermó con vacunas que no vacunan hace menos de un par de años. Lo de llevar agua cuando vas a pasear en verano… Pasa como con la teta de tu madre, la mamas sin que nadie te enseñe. Vamos, si no te falta algún tornillo. Debería haber muchos más días de pico de calor, es todo un placer no cruzarse con nadie… Es una gozada que roza lo sexual. Quiero decir para los que no se enteran allá arriba en el gallinero: Que se me pone dura quiera que no. Es un asco cremoso ser tan macho. Un paseo vacío de gente es como aquella tarjeta bancaria que se anunciaba: no tiene precio. 😀😎😀😷😀😀😀 Y si disfrutas del día con un cigarro de la risa bien cargado o unos gramitos de coca por cada agujero de la napia, vas a ver un día infernal fascinante y precioso. De película.
Se juntan, reúnen, asocian y compiten. Se solapan bellezas y coloridos unos sobre otros en un caos de hermosa psicodelia. Tanto que me hacen ajeno al planeta. Me pregunto qué cojones hago yo aquí, tan gris, tan incoloro… Tan neutro y anodino. Corporativistas orgullosas… No comprendo mi existencia en el planeta ante la Corporación de la Belleza y el Color.
La grisentería me sienta bien, mejor que el color. De una forma natural nací gris. No me parece mal. Soy el hombre cemento por dentro y por fuera. Y mi superpoder es hacer ceniza del mundo con mi visión de rayos anodinos. Porque si mi pellejo es gris, mi pensamiento y su visión, es gris cobalto. Consigo contrastar, incluso, el gris con el gris… Soy un artista de la grisentería y todos sus mediocres matices. Podría decir que soy un mierda también, pero odio la teatralidad y la falsa humildad. Nunca aprenderé a callar a tiempo. Es algo natural, denigrarse uno mismo con desparpajo nace de esa grisentería. Todo yo soy una incongruente rebeldía monocromática a un mundo policromático. Qué anarquía más idiota la mía, coño. Como si le dijera al sepulturero que no se apure, que me entierro yo solo. Pero bueno, en este mundo, follas quieras que no. Con hermosas daltónicas…